Archivo el mayo 29, 2020

El sacrificio en la ópera

El suicidio en el arte
Tiempo de lectura: 2 minutos

Representación del Suicidio en la obra operística

El próximo sábado 13 de junio, a las 19:00 se celebrará en el Claustro de Santo Domingo de Pollença una actividad que tiene como objetivo debatir el sentido filosófico del sacrificio y el suicidio en las obras operísticas.

El acto, se iniciará a las 19:00 con una mesa redonda donde participarán Xisca Morell, Presidenta de La Asociación de Familiares y Amigos Supervivientes por suicidio de las Islas Baleares (AFASIB), Nicole Haber, responsable del Observatori del Suicidi del Govern de les Illes Balears (ambas miembros también de papageno.es), Natanael F. Pacheco, doctor en filosofía y Guiomar Cantó, soprano.

El objetivo de la actividad es dar visibilidad a uno de los principales retos de salud pública de nuestra sociedad: el suicidio. La conducta suicida es responsable de una muerte cada cuarenta segundos en el mundo. Se estima que a lo largo de cada año el número de intentos podría ser de  de 10 a 20 veces superior, afectando emocionalmente por cada muerte a unos seis familiares y allegados que verán su vida cambiadas para siempre. En España en 2018 fallecieron por esta causa 3.539 personas. El número de víctimas en Illes Balears fue de 71 personas con una tasa de 6,91 x 100.000 habitantes 

 

Concierto

Después de la mesa redonda, habrá un concierto que ofrecerá obras de Luigi Cherubini (Dei tuoi figli – Medea), Gaetano Donizetti (Al dolce guidami -Anna Bolena y Com’è bello – Lucrezia Borgia), Georges Bizet (Entr’acte de Carmen – piano sol), Vincenzo Bellini (Eccomi, in lieta vesta – I Capuleti e i Montecchi y Casta diva – Norma), Pietro Mascagni (Intermezzo de Cavalleria Rusticana – piano sol), Giuseppe Verdi (Addio del passato – La traviata) y Giacomo Puccini (Signore ascolta – Turandot).

El lugar del acto es un edificio emblemático en las islas. El Convento de santo Domingo en Pollença fue construido por los frailes dominicos durante casi 60 años en el ecuador entre los S. XVI y XVII. El edificio ha tenido varios usos (hospicio, cuartel de la Guardia Civil, escuela, biblioteca y museo). La iglesia del convento es de planta basilical y cuenta con diez capillas laterales, decoradas con retablo, entre los que destaca por su importancia el realizado por el escultor mallorquín Joan Antoni Oms, dedicado a la Virgen del Rosario. El claustro es de estilo barroco y es la la sede del Festival de Música  de Pollença

Si deseas asistir puedes conseguir tus entradas y el programa de la actividad en euroclassic.es. 

 

AFASIB

AfasibLa ASOCIACIÓN DE FAMILIARES Y AMIGOS SUPERVIVIENTES POR SUICIDIO DE LAS ISLAS BALEARES (AFASIB), fue creada por y para los supervivientes de las Islas Baleares, para dar soporte, información y voz a todas las personas que están sufriendo o han sufrido una pérdida por suicidio.

¡Te esperamos!

¿Incrementará la crisis del COVID-19 el número de suicidios?

COVID-19 y suicidio
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COVID-19 y factores de riesgo de suicidio

En los últimos tiempos, los medios de comunicación se han hecho eco de algunos casos de conductas suicidas relacionadas con la crisis provocada por el COVID-19.

Son diversas las variables que relacionan ambos fenómenos. Por un lado, están la angustia, el miedo a contagiarse o morir por la enfermedad, la afectación emocional del confinamiento y los duelos complicados. Esta relación también podría estar causada por la afectación neurológica que la propia enfermedad puede producir. Además, el aumento de demandas de divorcio, de conflictividad familiar y violencia dentro del hogar o las consecuencias económicas y el desempleo son factores de riesgo que tradicionalmente se han relacionado con un mayor número de suicidios. 

Algunos autores, alertan en el mismo sentido sobre las consecuencias del distanciamiento social, la soledad y el confinamiento. También sobre la crisis social y económica que pueden acabar disparando la tristeza, preocupación, miedo, enfado, frustración, culpa, soledad…

Foto de NEOSiAM 2020 en Pexels

Ahorsu et al., (2020) en un estudio sobre el miedo a padecer el COVID-19 define el suicidio como la última reacción de un ser humano que siente que no puede afrontar el sufrimiento mental que está padeciendo. En muchos países, el miedo a padecer COVID-19 puede estar detrás de algunos de estos luctuosos hechos. Este miedo puede ser también prevenible. 

 

Pero, ¿qué dice en este sentido la ciencia?

La gravedad de la situación ha provocado un cambio radical en nuestros estilos de vida y ya suma 236.259 casos diagnosticados por PCR y  27.117 muertos en España (a 27 de mayo). Pero no es una situación totalmente nueva. El caso más cercano lo tenemos en el primer tercio del siglo pasado: la mal llamada gripe española. 

Sorprende la similitud en muchas de las circunstancias vividas en aquél caso, pero también las diferencias. Una prueba más de que además de ser capaces de cometer los mismos errores, aún así, la vida ha ido a mejor. Entonces en España la mitad de sus habitantes eran analfabetos y la probabilidad de muerte en la infancia duplicaba la de los países más pobres en la actualidad. Entonces la terrible pandemia provocó  186.184 muertes solo en España (1918 a 1920) cuando nuestro país rondaba los 20 millones de habitantes. Entonces afectó sobre todo a jóvenes sobre los 20 años y ahora se ha cebado con nuestros mayores.

Estudiar lo que ocurrió en esa pandemia respecto a la conducta suicida podría ayudarnos a prevenir lo que, si no hacemos nada, ocurrirá tras esta. En 1992, Wasserman escribió un artículo que con el título «The Impact of Epidemic, War, Prohibition and Media on Suicide: United States, 1910-1920» tuvo como objetivo estudiar la influencia de la epidemia de influenza, la I Guerra Mundial y la prohibición del consumo de alcohol en EEUU. Los resultados fueron concluyentes. Mientras los efectos de la I Guerra Mundial parece no tener influencia sobre la tasa de suicidios, la pandemia si afectó negativamente aumentando el número de muertes por esta causa, y la reducción del consumo de alcohol tuvo un impacto positivo disminuyendo la tasa.

Esta relación no solo fue establecida durante esa epidemia. En Hong-Kong, en 2003 también parece haber existido. En esa ocasión se estudió el aumento de suicidio entre personas mayores. La crisis de salud fue acompañada de un aumento de los suicidios durante ese año y afectó también al año siguiente. Entonces fue la soledad y la desconexión social las causas esgrimidas para explicar el aumento de muertes. Los autores del estudio en el que se basan estas afirmaciones para evitar muertes innecesarias recomiendan manejar los miedos y la ansiedad, sobre todo en los grupos más vulnerables durante el período de la epidemia. 

Foto de Aleksandar Pasaric en Pexels

El suicidio es un problema de salud mental prevenible

Parece pues a tenor de estos resultados, que sería necesario implementar medidas para reducir este impacto. Y ahí tampoco tenemos por qué ir a ciegas. Ya en 2020, Gunnell et al han señalado una serie de medidas que podrían ayudar a prevenir el problema. Entre las intervenciones que recomiendan:

  • Implementan de medidas para acompañar a los equipos de sanitarios que han estado expuestos a situaciones límite,
  • realizar recomendaciones para personas con conductas suicidas,
  • crear recursos digitales y guías,
  • abrir líneas de ayuda en crisis,
  • llevar a cabo medidas económicas destinadas a facilitar acceso a comida, vivienda y para combatir el desempleo,
  • reforzar la lucha contra la violencia de género,
  • sensibilizar sobre el consumo seguro de alcohol,
  • establecer medidas contra el aislamiento social y la soledad,
  • restringir accesibilidad a medios letales
  • y aumentar la responsabilidad en la publicación de suicidios en los medios de comunicación.

 

Conclusiones

Si bien parece que podemos esperar un aumento de las tasas de suicidio esto no es un hecho determinado sino que está condicionado a las medidas que seamos capaces de implementar para evitarlo.

Por eso es importante que las administraciones sanitarias contemplen la activación de planes de prevención de la conducta suicida, que provocan cada años 800.000 muertes y 20 veces más intentos con consecuencias que afectan a aspectos sanitarios, económicos y sociales. 

España aún no cuenta con un plan nacional de prevención, que podría salvar vidas y que ahora sería muy útil implantar. Este plan debe contemplar medidas de amplio espectro para combatir las consecuencias económicas y desigualdades sociales de la pandemia, con especial atención al desempleo.

La Asociación de Trastornos Depresivos de Aragón se adhiere a papageno.es

Asociación de Trastornos Depresivos de Aragón
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Asociación de Trastornos Depresivos de Aragón

La asociación y sus valores

AFDA es una asociación de utilidad pública dedicada al tratamiento psicoterapéutico de la ansiedad, el estrés, la depresión y las crisis adaptativas. Para ello, enmarca sus objetivos en valores como la accesibilidad, asequibilidad, apoyo mutuo, cooperación y la responsabilidad, con el elemento nuclear de las relaciones entre personas.

La asociación, en sintonía con la definición de la OMS, defiende un concepto amplio de la salud que incluye el bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. La salud es un elemento que nace de la construcción de todos y que pasa por un cambio social, incidiendo en sus determinantes y en las desigualdades sociales en salud. Para ello, se centra en mejorar la accesibilidad a servicios especializados de salud mental con métodos contrastados y de calidad.

 

Objeto social

AFDA es un proyecto que integra asociados, familiares y profesionales de diferentes disciplinas sanitarias y técnicas. La multidisciplinariedad e interinstitucionalidad son herramientas que han llevado a esta asociación a tener un importante reconocimiento por su labor durante más de una década. 

Su objeto social es mejorar la salud anímica y emocional de la población, sensibilizando a la ciudadanía y promoviendo el bienestar y la calidad de vida de las personas afectadas y de sus familiares. Con esta finalidad, ha generado un proyecto solidario y de apoyo, basado en la calidad humana de sus socios y en un modelo de tratamiento dentro del marco de la evidencia científica. Para promover la mejora de los tratamientos, también promueve estudios e investigaciones sobre diversos temas. 

 

Centros de servicios sanitarios

Con motivo de mejorar la atención que presta a la sociedad, AFDA cuenta con dos centros de servicios sanitarios integrados en Zaragoza y uno en Huesca. Su principal proyecto es el centro de salud asociativo para el tratamiento de la ansiedad y depresión. Este centro de apoyo y tratamiento interdisciplinar está abierto a colaboraciones sanitarias, empresariales, educativas y sociales buscando dar mayor amplitud y un tratamiento más integral.

 

Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención de la Conducta Suicida «Papageno»

 

Papageno: una ventana abierta a la prevención y postvención del suicidio

La “Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención de la Conducta Suicida – Papageno” nació en marzo de 2019 fruto de la colaboración de profesionales de contrastada experiencia de diferentes disciplinas (psicología, medicina, educación social, sociología, criminología..).  decididos a dar una respuesta firme a este problema.

Todo ello desde un modelo de proyecto abierto y de carácter no lucrativo que aspira a ser una ventana a la prevención del fenómeno suicida y donde todo el mundo tiene cabida. La asociación busca promover el trabajo multidisciplinar y multinivel entre los agentes implicados. Aspira a convertirse en un referente de la prevención de la conducta suicida en el marco hispanoamericano, utilizando internet y las redes sociales como medio de difusión. En la actualidad cuenta con 24 profesionales no remunerados en todo el territorio nacional, en México y Ecuador.

 

Sectores de intervención

Papageno.es es una entidad no gubernamental sin ánimo de lucro que tiene como objetivos la formación, sensibilización, tratamiento y postvención de la conducta suicida contando con un punto de actuación en Cádiz que atiende supervivientes de toda la provincia y de Sevilla.

Participa en colaboración con otras asociaciones y entidades en la organización de cursos y eventos formativos y sensibilización y alfabetización en salud. Además, promueve la creación de otros grupos de supervivientes asesorando en un proceso de formación continua.

Desde el convencimiento de que hablar del suicidio es preventivo, recoge materiales de autoayuda, documentos científicos y todo tipo de materiales para promover aquellas iniciativas relativa a la prevención, la investigación, el tratamiento y la postvención en conducta suicida.

Todo ello con honestidad y con la única finalidad de aportar su granito de arena en el control de este problema de salud pública que la OMS ha señalado como una de las principales amenazas a nuestra sociedad y estilo de vida.

 

La necesidad de colaboración en proyectos de prevención del suicidio

Trabajo en red prevención suicidioEl suicidio es un problema biopsicosocial complejo y multicausal que constituye un importante problema de salud pública. En España, el suicidio es la primera causa de mortalidad externa por delante de los accidentes de tráfico.

A nivel mundial el panorama es aún más desolador. Se estima que una persona fallece por suicidio cada 40 segundos en el mundo. El número de intentos podría ser de 10 a 20 veces superior y cada muerte trae importantes consecuencias emocionales para alrededor de 6 familiares o allegados (supervivientes). Podemos decir sin duda que el suicidio es una de las mayores amenazas a la salud pública y un importante problema social y económico.  Los trastornos psicológicos y especialmente la depresión y la ansiedad y su atención deficiente son uno de los más importantes factores de riesgo de suicidio.

En pleno Siglo XXI la conducta suicida sigue estando estigmatizada. Como conducta tabú, queda muchas veces oculta, contribuyendo de forma directa a la falta de políticas claras de prevención y de actuación. Además, el suicidio está rodeado de múltiples mitos, que evitan entenderlo como un problema prevenible, enterrándolo en el terreno de “lo moral”. Prevenir el suicidio implica no sólo hablar de él, sino hacerlo de forma responsable.

 

Adhesión a Papageno.es

Con esta adhesión ambas asociaciones acuerdan apoyar los objetivos comunes y aprovechar las sinergias entre ambos objetos sociales. El suicidio es un problema de salud pública pero principalmente es un problema social que requiere la colaboración de todos y de la sociedad en su conjunto. En este sentido necesita de la acción de grupos políticos, profesionales sanitarios, periodistas, sindicatos, movimientos sociales, entidades locales… En consecuencia la colaboración se convierte en la piedra angular del control del suicidio.

 


Para más información

AFDA

Página web de AFDA

Datos de contacto:

AFDA (Asociación de Trastornos Depresivos de Aragón)

C/ San Blas, 37
50.003 [Zaragoza]
976 44 37 54 | 691 846 596
info@asociacionafda.com


Papageno.es

Si deseas adherirte a la iniciativa como asociación o institución puedes hacerlo desde este link. Si deseas asociarte individualmente aquí encontrarás el formulario de contacto.

Recuerda que puedes seguirnos por las redes sociales o suscribirte a nuestro blog para recibir las nuevas entradas en tu correo cómodamente. También puede contactar a través del WhatsApp 633 169 129 o el correo electrónico prevencion@papageno.es

Manejo de problemas y conflictos en la prevención del suicidio

Tiempo de lectura: 3 minutos
Manejo de problemas y conflictos en la prevención del suicidio
Manejo de problemas y conflictos, habilidades para la vida en la prevención del suicidio

Habilidades para la vida

Las habilidades para la vida son destrezas relacionadas con el desarrollo de las personas. Permiten un afrontamiento efectivo de las situaciones a las que te expone la vida diaria. 

Como tales, son recursos personales que aumentan tu resiliencia y son factores protectores ante el consumo de drogas, las conductas suicidas u otros comportamientos con consecuencias negativas.

Estas destrezas o estrategias puedes agruparse en tres diferentes categorías: habilidades sociales (comunicación, negociación, confianza, cooperación y empatía), cognitivas, (solución de problemas, comprensión de consecuencias, toma de decisiones, pensamiento crítico y autoconocimiento) y sobre el control de emociones (estrés, sentimientos…).

En esta entrada nos centraremos en la resolución de problemas y los conflictos interpersonales.

 

Puedo resolver mis problemas

La resolución o manejo de problemas es una habilidad cognitiva con diferentes pasos o fases. No puedes controlar lo que sientes, pero si como respondes ante lo que sientes.

Muchas veces nuestras preocupaciones tienen un carácter difuso y poco delimitado por lo que en primer lugar suele ser útil identificar claramente el problema y su origen.

En el siguiente paso conviene contemplar diferentes soluciones para dar respuesta al problema (lluvia de ideas). Compáralas hasta encontrar la mejor, o sea, aquella más coherente con el problema que minimice las consecuencias negativas del problema, con sus pros y sus contras. 

Para realizar este proceso puedes pedir ayuda a aquellas personas que puedan aportarte información. Te ayudarán a encontrar la mejor solución. No todos los problemas tienen una solución fácil o deseable, pero recuerda que lo importante no es lo que ocurre en tu vida, sino como lo afrontas.

Cuando le hayas dado esa solución, evalúa que ocurre con el problema, las consecuencias que tiene en tu vida y en los demás. Si se ha solucionado, toma nota para próximas ocasiones. Si no, reevalúa y busca una solución alternativa.

No te canses, el proceso puede ser tan duro y largo como gratificante… Los problemas o crisis son inevitables y consustanciales con la vida, pero ofrecen la oportunidad de mejorar y aprender de ellos.

Hay muchas personas que aprendemos a anticipar los problemas. Como consecuencia, sentimos ansiedad provocada por la falta de certeza de lo que nos deparará el futuro.  Es importante aprender a vivir el presente. Ante los problemas lo importante es ocuparse de ellos cuando lleguen. Preocuparse continuamente, no solo que no los soluciona, sino que aumenta nuestro sufrimiento de manera innecesaria. 

 

Conflictos interpersonales

Una categoría principal de los problemas provienen de las relaciones interpersonales. La felicidad se relaciona directamente no solo con una sana relación con uno mismo, sino con el establecimiento de relaciones sanas con los demás.

Nuestra salud mental tiene que ver esencialmente con el apoyo social que recibimos. Somos seres sociales e independientemente de si somos más introvertidos o extrovertidos, las relaciones sociales nos ayudan a sentirnos bien.

Los conflictos son choques entre diferentes necesidades, motivaciones, pensamientos o formas de entender la vida. Afrontarlos de forma adecuada y en equilibrio entre mi derechos y necesidades y los de los demás, establece relaciones fuertes y sanas.

Los conflictos interpersonales deben ser abordados. Para esto la mejor herramienta que tenemos es la comunicación. La comunicación es especialmente adecuada cuando te sientas mal. 

 

Pide ayuda

En consecuencia, si tienes ideas suicidas, comunícate. Busca ayuda a tu alrededor. Elige a personas que pienses que pueden ayudarte en esto y si no las encuentras, busca ayuda profesional a través de los servicios de salud mental públicos y privados de tu país. También existen servicios concretos para atender a personas conductas suicidas en España o en latinoamérica

Si al principio no te sientes comprendido, sigue buscando a la persona adecuada. Las crisis suicidas tienen una duración limitada. Si consigues pasar la crisis podrás aprender habilidades para afrontarlas adecuadamente cuando aparezcan.

Alcohol y Suicidio desde la perspectiva estadística

Tiempo de lectura: 10 minutos
Alcohol y suicidio

 

 

Autor: Rogelio González Weiss

Criminólogo y analista. Representante de la Asociación Unificada de Guardias Civiles. Lleva a cabo estudios epidemiológicos sobre salud laboral y conductas suicidas en el ámbito de la Guardia Civil, para alertar del problema y para la adopción de políticas activas de prevención.

 

 

Introducción: consumo de alcohol, cirrosis y suicidio

No hace mucho reflexionaba en este mismo blog sobre las diferentes tasas de suicidio entre dos Regiones de España aparentemente similares: Asturias y Cantabria.

Buscando peculiaridades sociogeográficas en ambas regiones que lo explicaran, encontré en el Atlas Nacional de Mortalidad en España (ANDEES) una característica de salud que señala un comportamiento distinto entre ambas: el nivel de fallecidos por cirrosis.

 


(https://medea3.shinyapps.io/atlas_nacional/)

 

Existe una fuerte relación entre el consumo excesivo de alcohol y las enfermedades hepáticas crónicas. De hecho, han dado lugar a un cuadro clínico específico: la cirrosis hepática del alcohol. También hay bastante consenso científico en que el alcohol es una conducta asociada al fallecimiento autoinfligido, como también hay consenso entre el par depresión/suicidio como ya adelantaba en su entrada: Alcohol y suicidio, la pareja letal

Se podría escribir mucho sobre hábitos de consumo de alcohol en España y extraer información relevante a varios niveles con la información allí disponible: frecuencias de consumo, de consumo intensivo, borracheras, bingedrinking, etc. Invito a expertos y a profesionales sanitarios, psicólogos o sociólogos a que estudien este tema en profundidad, puesto que los hábitos de consumo de alcohol están íntimamente relacionados con muchas conductas suicidas.

Con mis limitadas posibilidades quiero centrar la presente exposición en un solo eje: Relación entre consumo de alcohol, depresión y fallecimiento por lesiones autoinfligidas.

 

Alcohol y género

Convendrán conmigo que hay algo que distingue con claridad una dolencia alcohólica de un cuadro depresivo: los efectos orgánicos del abuso del alcohol y el agravamiento de otras enfermedades. Y esas consecuencias, matan. Eso sin olvidar el elevado coste en accidentes de tráfico o en actos violentos. La OMS estima que son más de 3 millones de muertes las que ocasiona el alcohol cada año en todo el mundo.

Recordarán l@s más veteran@s aquel anuncio, en los años 60/70, de un brandi cuyo eslogan era: “Es cosa de hombres”. Pues resulta que aquel prototipo del machismo debió calar (mucho) y el consumo excesivo de alcohol en España hace honor a aquella publicidad aún hoy en día. El alcoholismo sigue siendo cosa de hombres. Como consecuencia, también lo son las enfermedades crónicas del hígado y las muertes que provoca por diferentes medios.

 

No es posible establecer en este trabajo si el fruto envenenado de este “modelo de masculinidad” asociado al consumo de alcohol es suficiente para explicar los cuadros depresivos y las conductas suicidas, pero si creo posible valorar si el deterioro físico y mental resultado de consumo crónico, puede ser un factor de riesgo para el suicidio.

 

Método

Animado por los resultados obtenidos a partir de las series de datos de Andees, intenté localizar otras fuentes sobre consumo de alcohol, asistencias sanitarias provocadas por alto consumo de alcohol, fallecidos por cirrosis alcohólica y prevalencias de cuadros depresivos que apoyaran esos datos. Además de las ya conocidas sobre fallecidos por causa de la muerte que se pueden obtener de Sanidad y del INE, he tenido en cuenta datos sobre ingresos hospitalarios clasificados por el diagnóstico principal. Aparte, he recopilado los resultados de las encuestas de salud que se publican en ambas webs (Encuesta Europea de Salud del INE y Encuesta Española de Salud del Ministerio de Sanidad).

Encontré datos sobre fallecidos por cirrosis alcohólica en la web de Sanidad (codificado CIE-10 “K70”), discriminando por Comunidades Autónomas, género y grupos de edad (15-64 años) entre 1999/2018. De la misma fuente obtuve los datos de fallecidos por lesiones autoinfligidas (codificado CIE-10 “X60-X84).

El propio Ministerio de Sanidad ofrece datos sobre ingresos hospitalarios con motivos Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de alcohol” (CIE-9 ”660”), por “Enfermedad alcohólica del hígado” (CIE-9 “571”) y “Cuadros depresivos” (CIE-9 “296”, “300” y “311”), en el periodo 1997/2015 desglosados también por CCAAs, género y edad.

Los datos pueden también obtenerse del INE a través de su portal estadístico.

La misma web de Sanidad nos ofrece una larga batería de datos sobre modos de consumo de alcohol recogidos en el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad y en el INE obtenidos mediante encuestas (Encuesta EDADES del PND y Encuesta Europea de Salud y prevalencias sobre cuadros depresivos en el INE (Encuesta Nacional de Salud).

Con los datos detallados por año, Comunidad Autónoma, género y grupo de edad, obtuve una larga serie de tasas:

  • Fallecidos por cirrosis alcohólica por cada 100 mil habitantes.
  • Fallecidos por lesiones autoinfligidas por cada 100 mil habitantes.
  • Ingresos hospitalarios por trastornos mentales asociados al alcohol por cada mil personas asignadas.
  • Ingresos hospitalarios por cirrosis alcohólica por cada mil personas asignadas.
  • Ingresos hospitalarios por cuadros depresivos por cada mil personas asignadas.

Por otro lado, dispuse los resúmenes de dichas tasas para cotejarlas (por CCAA y género) con los datos disponibles de las encuestas sobre los modos de consumo de alcohol del Plan Nacional de Salud y Encuesta Europea de Salud, mediante correlaciones de Pearson. La falta de concordancia de los años de las encuestas y el periodo de los datos de las series largas nos obligan a considerar con reservas sus resultados.

Es necesario destacar que no he encontrado información detallada sobre prevalencias de consumo de alcohol o depresión más allá de las citadas encuestas. Los datos sobre ingresos o fallecimientos son “puntuales” en cada uno de los años analizados, lo que en estadística se denomina como incidencia. Este hecho no desvirtúa, en mi opinión los resultados, pues la incidencia de un problema de salud que, razonablemente, podemos suponer crónico o de larga duración nos indica directamente el nivel de implementación de la enfermedad, de forma asimilable a la prevalencia.

El plan de trabajo pretendía abordar un análisis descriptivo, mostrar esos datos mediante gráficas de barras de error y realizar cotejos sencillos mediante el coeficiente de correlación de Pearson, para determinar groseramente el nivel de relación entre las variables.

Las tasas de mortalidad que se expresan a edades avanzadas y la diversidad de sus causas nos invitan a dejar de lado el grupo de población de más de 65 años para tratar de simplificar el estudio.

Como enfermedad degenerativa, es raro encontrar muertes por cirrosis en edades tempranas. Pese a haber incluido en el estudio el grupo de edad “15 a 24 años”, solo se registran tres casos: Galicia en 2012, Navarra en 2007 y Asturias en 1999. Mi recomendación para quienes profundicen en el estudio es estrechar el límite de edad entre los 25 y los 65 años.

 

Resultados

Las series de datos de cada grupo de encuestas parecen concordar bien entre sí y, en menor medida, también con los series de las otras encuestas cuando analizan los diferentes patrones de consumo de alcohol. Ello es así incluso con las dificultadas intrínsecas del modelo de adquisición de la información y el número limitado de datos.

No hay una relación estrecha entre fallecidos por cirrosis del alcohol y los consumos expresados en las encuestas nacionales de salud.

  • Hay mejor relación entre cirrosis como causa de muerte y los consumos declarados en las encuestas europeas de salud.
  • Se observa que los cuadros de depresión menor y los cuadros severos de depresión moderada son los que más se asocian al consumo excesivo de alcohol.
  • La variable que mejor predice los ingresos hospitalarios, las muertes y los suicidios es la de personas que manifiestan no haber consumido alcohol en el último año (mediante correlación inversa).
  • Considerando las tasas de ingresos hospitalarios por trastornos mentales provocados por consumo de alcohol, dolencias orgánicas por abuso alcohólico, muertes por cirrosis alcohólica y muertes por suicidio, del periodo 1997/2018 segregando por CCAAs, sexo y grupos de edad obtenemos los siguientes resultados:

 

 

Existe una alta correlación entre los ingresos por dolencias somáticas y por trastornos mentales asociados al alcohol. También muy clara entre los ingresos hospitalarios y las muertes por cirrosis alcohólica. Es asimismo muy alta la correlación entre fallecidos por cirrosis y suicidio. En menor medida se corresponden ingresos hospitalarios por depresión con ingresos hospitalarios por enfermedad alcohólica. Curiosamente, no se evidencia a este nivel ningún tipo de relación entre depresión y muertes por problemas hepáticos o por lesiones autoinfligidas. Ojo, que no se muestre no significa que no exista. Recordemos la necesidad de explorar las capas que puedan enmascarar esa relación.

De hecho, con tan solo separar por géneros empezamos a visualizar signos de vinculación de la depresión con el alcohol y el suicidio.

Una característica reseñalable respecto al género es que los ingresos hospitalarios por cuadros depresivos es más alto para las mujeres que para los hombres, contrariamente a lo que ocurre con todos los demás conceptos.

Otra forma de ver hasta que punto se ajustan las variables suicidio y cirrosis es mediante la representación de la nube de puntos. Sirva de ejemplo la gráfica relativa a Hombres mayores de 25 años, de la que he excluído las Regiones menos pobladas (La Rioja, Ceuta y Melilla) para evitar la acumulación de valores 0 de la variable “Cirrosis”:

 

 

Cuando separamos por grupos de edad (además de por géneros), se siguen mostrando correlaciones, pero expresadas en niveles más bajos. Deduzco que se debe a la reducción en el número de datos que permiten aflorar la influencia del resto de variables que influyen en el suicidio y que se reflejan en la enorme variabilidad entre regiones.

De hecho, cuando despreciamos la capa “CCAAs” y agrupamos al global de España, los datos para el grupo de edad de 25 a 34 años muestra unas correlaciones muy elevadas para las variables Suicidio, Cirrosis, Ingresos por trastornos alcohólicos e Ingresos por dolencias alcohólicas.

 

 

Al expresarlo mediante barras de error comprobamos el comportamiento similar de las variables “muertes por cirrosis” y “muertes por suicidio”:

 

 

El caso de Asturias y Cantabria

Armados con nuevos datos, volvemos a encarar las diferencias en las tasas de suicidio entre regiones con el ejemplo de Asturias (color verde apagado) y Cantabria (color rojo).

De entrada, los fallecidos por cirrosis alcohólica compaginan bien con los de suicidio. Asturias se destaca como la Región con mayores tasas de cirrosis y la segunda por suicidios, mientras Cantabria se sitúa en niveles bajos de suicidios y en la zona media en cirrosis.

 

 

¿Pero ocurre igual con los demás parámetros?

En realidad no. La diferencia no es tan señalada para los ingresos hospitalarios por trastornos alcohólicos o por enfermedades hepáticas alcohólicas, aunque sí por ingresos por depresión.

 

 

Tan es así, que cuando estudiamos su comportamiento por género, en Cantabria las mujeres empiezan a destacarse por el alto número de ingresos por patologías relacionadas con el alcohol, superando a Asturias y rompiendo las conclusiones generales anteriores.

 

Dificultades metodológicas

Resulta complicado extraer conclusiones para determinar las bajas tasas de suicidio en Cantabria. No podemos entender las conductas autolíticas limitándonos a unos pocos parámetros estadísticos. Las motivaciones son tan complejas como los individuos y varían considerablemente de un municipio a otro. Hemos sido capaces de exponer razones que ayudan a explicar las altas tasas de Asturias. Ahora toca buscar cuales son las variables protectoras que hacen de Cantabria una región más amable con las pérdidas por suicidio. Me permito adelantar una hipótesis para los futuros investigadores: habrá que analizar las razones de que en Cantabria tengan unas tasas tan bajas de ingresos por depresión.

Los análisis matemáticos requieren su interpretación. Especialmente cuando tratamos de comparar variables físicas que no miden realidades idénticas.

Las encuestas de salud son muy interesantes para conocer los hábitos de consumo, pero su limitado número, la variabilidad de los términos en que se formulan las preguntas y disponer solo de los resúmenes de los informes, no facilitan su análisis estadístico ni relacionarlo con rotundidad con los fallecimientos por enfermedad hepática o suicidio.

Una encuesta, por bien realizada que esté y por muy alta que haya sido la muestra, está sometida a distorsiones por su carácter subjetivo. Más aún cuando se adentran en cuestiones íntimas, como la salud o nuestro comportamiento, con toda su carga de reproche social, culpa o auto censura que pueden inducirnos a ser condescendientes con nosotros mismos. Su análisis requiere un enfoque distinto al puramente matemático. Ni siquiera el dato objetivo de litros de alcohol consumidos reflejan la problemática asociada al abuso, al no considerar los patrones y usos sociales en su forma de consumirlo.

En cuanto a los datos sobre hospitalizaciones, y como señalaba al inicio, no es lo mismo disponer de una variable que señala fielmente el nivel de presencia de una enfermedad (prevalencia), que otras que muestren sucesos (hospitalizaciones) o aquellas que nos indiquen un resultado (fallecidos). Incluso así, las altas correlaciones encontradas refuerzan la asumida convicción de la relación entre alcohol/depresión/suicidio.

Aún con la directa relación causa/efecto que sabemos existe entre el abuso del alcohol y la cirrosis alcohólica, no cabía esperar un coeficiente de correlación perfecto en un cálculo que se basa en el cotejo dato a dato, pero que hemos visualizado cuando discriminamos por capas. Ello es debido a que al ceñirnos a determinadas variables (edad, género y región), no hemos tenido en cuenta la interacción con otros factores de riesgo y/o protectores, que acaban imponiendo su presencia al desaparecer las anteriores, especialmente cuando alcanzamos el nivel CCAA.

 

Conclusiones:

  1. Los datos globales confirman que el consumo patológico de alcohol es un factor de riesgo de primer orden para el suicidio (bien per se, como coadyuvante o como precipitador).
  2. Las correlaciones entre suicidio y patologías alcohólicas son especialmente elevadas para el grupo de edad entre los 25 y los 34 años.
  3. Se observa la firme relación alcohol/depresión y depresión/suicidio. Y aunque no sea posible establecer las direcciones de “causalidad” (por el método analítico empleado), todo apunta a que el motor principal en este juego de interdependencia pueda ser la conducta abusiva del alcohol.
  4. Existe un componente social del consumo excesivo de alcohol vinculado al género, pero también a patrones culturales en su forma de consumirlo que influye en el resto de conductas y cuadros patológicos.
  5. Los problemas psicológicos y orgánicos resultado del abuso del alcohol se acumulan con la edad y tienen su reflejo en el mayor número de ingresos hospitalarios, diagnósticos por depresión, en el nivel de fallecidos por cirrosis y en las tasas de suicidio.
  6. La complejidad y diversidad de las motivaciones suicidas hacen que cualquier elemento, como es en este caso el consumo de alcohol, sea solo uno más de los muchos factores de riesgo o protectores y no explica por sí solo el fenómeno en su conjunto.
  7. Que en base a las variables que hemos estudiado, y aunque se enfaden mis amigos asturianos, Asturias se asimila más a su vecina Galicia que a su vecina Cantabria.

 

Bibliografia alcohol y suicidio:

Suicidio, coronavirus, medios de comunicación digital y ciencia

Tiempo de lectura: 5 minutos
coronavirus y suicidio
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COVID-19, ¿vuelta a la nueva normalidad?

Existen diferencias en el momento que en cada país estamos en cuanto a la epidemia de COVID-19. Cuando la curva de fallecimientos y personas contagiadas desciende, aparecen otros problemas de enorme gravedad económica y social. Es entonces cuando los medios destacan otros aspectos dolorosos de esta época que nos ha tocado vivir.

En las últimas semanas, los medios de comunicación digital de diversos países se hacen eco de la aparición de casos de suicidio relacionados con la epidemia. Y es que parece que existen diferentes razones por las cuales ambas situaciones se relacionan de forma estrecha. 

Pero, el suicidio es un fenómeno complejo y multicausal. En la descripción de los casos frecuentemente se confunde el precipitante o hecho que empuja a la conducta con su causalidad. Sin embargo, en muchos casos este solo es el hecho más visible de una situación con diferentes causas que la persona vive como insostenibles y que la precipitan a tomar una decisión errónea.

La OMS estima que cada 40 segundos fallece una persona por suicidio en el mundo. Las circunstancias de cada caso son muy específicas y concretas y envuelven un amplio abanico de variables. Los medios de comunicación no solo narran la realidad, sino que ayuda a construirla. El suicidio es un reto global de salud pública en el mundo, antes y después de la pandemia. Aunque esta pueda relacionarse con un aumento de la aparición de este tipo de conductas podría deberse al aumento de las desigualdades sociales en salud que ya existían previamente. La pobreza o el desempleo, la desesperanza o el empeoramiento de los problemas psicopatológicos en personas vulnerables por ejemplo por el confinamiento o miedo a padecer enfermedades, pueden ser las verdaderas causas. ¿Qué puede estar ocurriendo en realidad?

 

¿Cómo puede relacionarse la epidemia del COVID-19 y la conducta suicida?

Si nos atenemos a la información sobre casos de coronavirus y suicidio que han aparecido en medios de comunicación hispanoamericanos, parece que la relación puede deberse a diferentes variables. 

En una serie de artículos publicados, se destacan casos de personas concretas contagiadas y con miedo a contagiar a personas queridas. También existen casos de personas que piensan erróneamente que están contagiadas. En ambos, parece jugar una baza importante el miedo por anticipación o un riesgo por un mal que les hace la situación como inabarcable. 

Por otro lado, también están los incidentes relacionados con el estrés sostenido en profesionales sanitarios. Esto puede ser debido tanto a las  jornadas maratonianas de trabajo, al miedos al contagio, o al contacto estrecho con el dolor y la muerte. Han sido varios los casos de este tipo en Italia y EEUU de profesionales de primera línea. Incluso en Alemania se ha descrito el suicidio de un político relacionado en los medios con su incapacidad para superar la responsabilidad sobre las consecuencias económicas y sociales de la pandemia.

Solo en un caso parece que haya una relación directa entre el coronavirus y la conducta suicida. Este caso registrado en México nos habla de una persona que a causa de la desorientación y los síntomas provocados por la enfermedad intentó acabar con su vida, para acabar muriendo más tarde a causa de la enfermedad.

 

La opinión de expertos

A través de medios digitales, diversos organismos han destacado el posible repunte de suicidios en esta época, por ejemplo, relacionado con el confinamiento. Sin embargo, no dan mayores datos  y se basan en opiniones de profesionales versados en el tema.

Otros artículos ofrecen datos sobre el aumento de la atención en niños y adolescentes relacionados con la violencia física, psicológica y sexual dentro del ámbito doméstico durante el confinamiento. Esta información parece ser consistente con estudios previos.

En otro medio, la psicóloga murciana Laura pilar Moya indica la necesidad de hablar y comunicarse cuando existe presencia de ideas suicidas que relaciona no solo con no salir a la calle, sino con el miedo al contagio, el duelo y la incertidumbre laboral, social y económica.

 

¿Qué sabemos de otras pandemias?

Es pronto para encontrar en la literatura científica estudios de amplio calado sobre el tema. Por la gravedad de la situación necesitamos movernos según lo ocurrido en diversas situaciones anteriores. La última pandemia de este tipo se sufrió a principios del S. XX , hace ahora un siglo, durante la mal llamada gripe española. 

Si bien existen analogía entre ambas epidemias, en otros sentidos son incomparables. La pandemia de 1918 se llevó al vida de entre 50 y 100 millones de personas y coincidió con uno de los períodos mas luctuosos de nuestra historia, la Primera Guerra Mundial. La evolución socioeconómica también era muy diferente. Durante este período los medios de comunicación hablaron de la presencia de conductas violentas y suicidios achacados judicialmente a una «psicosis o delirio durante la influenza».

 

Pero, ¿qué dice la ciencia?

El estudio de la relación entre los coronavirus  y el suicidio no es algo nuevo, aunque aún queda mucho por investigar. Author links open overlay panelOlaoluwa Okusag (2011) destacó la falta de estudios sistemáticos sobre este tema ante la presencia de casos que vinculaban ambos trastornos en el último siglo. En especial, la relación entre la influenza B y coronavirus con los trastornos del estado de ánimo y con la conducta suicida. 

Ya durante este año, existen publicaciones que hablan sobre este tema. Reger, Stanley y Joiner (2020) advierten sobre las posibles consecuencias del distanciamiento social sobre la muerte por suicidio. Los autores lo  relacionan con el estrés económico, el aislamiento social y la falta de accesibilidad a recursos de apoyo comunitario, religioso y de salud mental. También a problemas de salud, ansiedad, incremento de suicidios entre personal sanitario, incremento de venta de armas de fuego (EEUU) e incrementos debido a la estacionalidad (finales de la primavera e inicios del verano en el hemisferio norte).

Para abordar este problema, los autores recomiendan diferenciar entre distancia física para evitar el contagio y distancia social, usar medios telemáticos de salud mental, aumentar accesibilidad de estos servicios, los programas de prevención del suicidio basados en la evidencia y seguir escrupulosamente las indicaciones para la publicación de noticias sobre suicidios en medios de comunicación.

 

Comunicación responsable y preventiva del suicidio

En conclusión, todo parece señalar un posible repunte (prevenible) de conductas suicidas provocado por las consecuencias psicosociales de la pandemia (aislamiento social, desempleo, cierre de negocios, problemas económicos, aumento de la violencia intrafamiliar…). Esto indica claramente la necesidad de tomar medidas preventivas en esta dirección para el control de esta consecuencia en la que, como siempre, debemos estar todos.

Dada la universalidad del fenómeno suicida independientemente de la cultura o estratos socioeconómicos y su complejidad en su vertiente social, los medios de comunicación juegan un papel esencial en su prevención.

Los medios de comunicación social son una parte esencial de este puzzle, y deben comunicar en estos casos siempre desde la mayor responsabilidad y evitando en todo momento el sensacionalismo que puede provocar inseguridad o refuerce la imitación de este tipo de conductas (efecto Werther), o aumente el dolor de los supervivientes.

Para ellos es recomendable seguir los códigos deontológicos y guías de estilo de los periódicos, así como las recomendaciones de los organismos nacionales e internacionales sobre esta cuestión.

Si necesitas ayuda contacta con nuestro WhatsApp de atención: 633 169 129 o a través de correo electrónico prevencion@papageno.es

También podrás encontrar para afrontar conductas suicidas en España y en latinoamérica 

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