Suicidio, coronavirus, medios de comunicación digital y ciencia

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coronavirus y suicidio
Foto de cottonbro en Pexels

COVID-19, ¿vuelta a la nueva normalidad?

Existen diferencias en el momento que en cada país estamos en cuanto a la epidemia de COVID-19. Cuando la curva de fallecimientos y personas contagiadas desciende, aparecen otros problemas de enorme gravedad económica y social. Es entonces cuando los medios destacan otros aspectos dolorosos de esta época que nos ha tocado vivir.

En las últimas semanas, los medios de comunicación digital de diversos países se hacen eco de la aparición de casos de suicidio relacionados con la epidemia. Y es que parece que existen diferentes razones por las cuales ambas situaciones se relacionan de forma estrecha. 

Pero, el suicidio es un fenómeno complejo y multicausal. En la descripción de los casos frecuentemente se confunde el precipitante o hecho que empuja a la conducta con su causalidad. Sin embargo, en muchos casos este solo es el hecho más visible de una situación con diferentes causas que la persona vive como insostenibles y que la precipitan a tomar una decisión errónea.

La OMS estima que cada 40 segundos fallece una persona por suicidio en el mundo. Las circunstancias de cada caso son muy específicas y concretas y envuelven un amplio abanico de variables. Los medios de comunicación no solo narran la realidad, sino que ayuda a construirla. El suicidio es un reto global de salud pública en el mundo, antes y después de la pandemia. Aunque esta pueda relacionarse con un aumento de la aparición de este tipo de conductas podría deberse al aumento de las desigualdades sociales en salud que ya existían previamente. La pobreza o el desempleo, la desesperanza o el empeoramiento de los problemas psicopatológicos en personas vulnerables por ejemplo por el confinamiento o miedo a padecer enfermedades, pueden ser las verdaderas causas. ¿Qué puede estar ocurriendo en realidad?

 

¿Cómo puede relacionarse la epidemia del COVID-19 y la conducta suicida?

Si nos atenemos a la información sobre casos de coronavirus y suicidio que han aparecido en medios de comunicación hispanoamericanos, parece que la relación puede deberse a diferentes variables. 

En una serie de artículos publicados, se destacan casos de personas concretas contagiadas y con miedo a contagiar a personas queridas. También existen casos de personas que piensan erróneamente que están contagiadas. En ambos, parece jugar una baza importante el miedo por anticipación o un riesgo por un mal que les hace la situación como inabarcable. 

Por otro lado, también están los incidentes relacionados con el estrés sostenido en profesionales sanitarios. Esto puede ser debido tanto a las  jornadas maratonianas de trabajo, al miedos al contagio, o al contacto estrecho con el dolor y la muerte. Han sido varios los casos de este tipo en Italia y EEUU de profesionales de primera línea. Incluso en Alemania se ha descrito el suicidio de un político relacionado en los medios con su incapacidad para superar la responsabilidad sobre las consecuencias económicas y sociales de la pandemia.

Solo en un caso parece que haya una relación directa entre el coronavirus y la conducta suicida. Este caso registrado en México nos habla de una persona que a causa de la desorientación y los síntomas provocados por la enfermedad intentó acabar con su vida, para acabar muriendo más tarde a causa de la enfermedad.

 

La opinión de expertos

A través de medios digitales, diversos organismos han destacado el posible repunte de suicidios en esta época, por ejemplo, relacionado con el confinamiento. Sin embargo, no dan mayores datos  y se basan en opiniones de profesionales versados en el tema.

Otros artículos ofrecen datos sobre el aumento de la atención en niños y adolescentes relacionados con la violencia física, psicológica y sexual dentro del ámbito doméstico durante el confinamiento. Esta información parece ser consistente con estudios previos.

En otro medio, la psicóloga murciana Laura pilar Moya indica la necesidad de hablar y comunicarse cuando existe presencia de ideas suicidas que relaciona no solo con no salir a la calle, sino con el miedo al contagio, el duelo y la incertidumbre laboral, social y económica.

 

¿Qué sabemos de otras pandemias?

Es pronto para encontrar en la literatura científica estudios de amplio calado sobre el tema. Por la gravedad de la situación necesitamos movernos según lo ocurrido en diversas situaciones anteriores. La última pandemia de este tipo se sufrió a principios del S. XX , hace ahora un siglo, durante la mal llamada gripe española. 

Si bien existen analogía entre ambas epidemias, en otros sentidos son incomparables. La pandemia de 1918 se llevó al vida de entre 50 y 100 millones de personas y coincidió con uno de los períodos mas luctuosos de nuestra historia, la Primera Guerra Mundial. La evolución socioeconómica también era muy diferente. Durante este período los medios de comunicación hablaron de la presencia de conductas violentas y suicidios achacados judicialmente a una «psicosis o delirio durante la influenza».

 

Pero, ¿qué dice la ciencia?

El estudio de la relación entre los coronavirus  y el suicidio no es algo nuevo, aunque aún queda mucho por investigar. Author links open overlay panelOlaoluwa Okusag (2011) destacó la falta de estudios sistemáticos sobre este tema ante la presencia de casos que vinculaban ambos trastornos en el último siglo. En especial, la relación entre la influenza B y coronavirus con los trastornos del estado de ánimo y con la conducta suicida. 

Ya durante este año, existen publicaciones que hablan sobre este tema. Reger, Stanley y Joiner (2020) advierten sobre las posibles consecuencias del distanciamiento social sobre la muerte por suicidio. Los autores lo  relacionan con el estrés económico, el aislamiento social y la falta de accesibilidad a recursos de apoyo comunitario, religioso y de salud mental. También a problemas de salud, ansiedad, incremento de suicidios entre personal sanitario, incremento de venta de armas de fuego (EEUU) e incrementos debido a la estacionalidad (finales de la primavera e inicios del verano en el hemisferio norte).

Para abordar este problema, los autores recomiendan diferenciar entre distancia física para evitar el contagio y distancia social, usar medios telemáticos de salud mental, aumentar accesibilidad de estos servicios, los programas de prevención del suicidio basados en la evidencia y seguir escrupulosamente las indicaciones para la publicación de noticias sobre suicidios en medios de comunicación.

 

Comunicación responsable y preventiva del suicidio

En conclusión, todo parece señalar un posible repunte (prevenible) de conductas suicidas provocado por las consecuencias psicosociales de la pandemia (aislamiento social, desempleo, cierre de negocios, problemas económicos, aumento de la violencia intrafamiliar…). Esto indica claramente la necesidad de tomar medidas preventivas en esta dirección para el control de esta consecuencia en la que, como siempre, debemos estar todos.

Dada la universalidad del fenómeno suicida independientemente de la cultura o estratos socioeconómicos y su complejidad en su vertiente social, los medios de comunicación juegan un papel esencial en su prevención.

Los medios de comunicación social son una parte esencial de este puzzle, y deben comunicar en estos casos siempre desde la mayor responsabilidad y evitando en todo momento el sensacionalismo que puede provocar inseguridad o refuerce la imitación de este tipo de conductas (efecto Werther), o aumente el dolor de los supervivientes.

Para ellos es recomendable seguir los códigos deontológicos y guías de estilo de los periódicos, así como las recomendaciones de los organismos nacionales e internacionales sobre esta cuestión.

Si necesitas ayuda contacta con nuestro WhatsApp de atención: 633 169 129 o a través de correo electrónico prevencion@papageno.es

También podrás encontrar para afrontar conductas suicidas en España y en latinoamérica 

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