¿Qué es la asertividad?
Entre las habilidades para la vida más preciadas y que más favorecen el desarrollo sano de una persona se encuentran la asertividad y las habilidades sociales. La asertividad no sólo mejora las relaciones humanas, sino que puede ayudar a prevenir el suicidio como veremos en el presente artículo.
Antes de nada y para comprender la relación entre ambos, puede ser adecuado definir los conceptos de forma concreta.
Las habilidades sociales son un conjunto de conducta que aprendemos para relacionarnos con el resto de personas de nuestro entorno. Tienen una finalidad instrumental en el sentido de cumplir un objetivo y son coherentes al contexto social y al momento en el que aparecen. Este concepto engloba habilidades tan diferentes como las de decir que no ante una petición, iniciar una conversación, responder a una queja, solicitar ayuda, reconocer errores, negociar… Tener un nivel adecuado de este tipo de instrumentos sociales nos ayuda a integrarnos de forma adecuada en los grupos sociales y tener mejores relaciones personales.
La asertividad es un concepto más amplio y abstracto que conlleva una expresión adecuada de las emociones y los pensamientos, actitudes y deseos. Conlleva darles a estos un peso en la relación para que sean tenidos en cuenta, respetando sensiblemente los derechos de los demás. En las relaciones humanas podemos adoptar diferentes posiciones, según hayamos aprendidos en nuestros recorridos vitales. Por un lado podemos mantener conductas agresivas, imponiendo a los demás nuestras maneras de ver el mundo y nuestros deseos y por otro ser pasivos y valorar las opiniones de los demás y sus necesidades por encimas de las nuestras. Frente a estas dos maneras de actuar, la asertividad presenta claras ventajas.
Ventajas e inconvenientes de la asertividad
La asertividad tienen importantes beneficios frente a las conductas agresivas o pasivas. Las personas que muestran conductas agresivas en las relaciones sociales suelen obtener beneficios a corto plazo. A la larga, sin embargo, la agresividad conlleva el rechazo del resto de personas y cursa con un alto grado de soledad, sentimientos de culpabilidad y baja autoestima. De la misma forma, cuando soluciono los problemas en las relaciones con conducta pasivas, a corto plazo obtengo un mayor reconocimiento social, pero a largo plazo se daña la autoestima y el autoconcepto. Poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras nos hace sentir mal y nos convierte frecuentemente en la «diana» de personas que aprovechan nuestra debilidad para beneficiarse de la relación.
Ser asertivo no te asegura el éxito en todas las confrontaciones sociales. Sin embargo, mejorará tu autoconcepto y tu autoestima. Además disminuirá los problemas en las relaciones en el presente y en el futuro. Ser uno mismo y defender tus derechos personales te hará más feliz a largo plazo. Sin embargo, como todo en la vida no sale gratis. La asertividad conlleva cierto grado de soledad a corto plazo. Tomar una posición clara en determinados asuntos y que sea contraria al parecer general te hará blanco de algunas críticas. En el largo plazo las personas más respetadas y con mayor grado de integración en los grupos sociales son las que se muestran asertivas. Ser asertivo o asertiva en el 100% de las ocasiones es un ideal. La asertividad es una manera de situarse frente a las relaciones sociales que favorece una vida mental más sana, una forma de proceder y posicionarse frente al mundo social.
Si nos queremos y respetamos, seremos capaces de querer y respetar al otro. Y la única forma de hacerlo es desarrollando una sana autoestima que nos permita estar seguros de nuestra valía única y personal y nos ayude a hacer valer nuestros derechos sin pisar los del otro. ¿Cómo hacerlo?
Olga Castanyer Mayer-Spiess – La asertividad: expresión de una sana autoestima
La asertividad y la prevención del suicidio
Como el resto de habilidades para la vida que hemos ido publicando en nuestro blog, la asertividad ayuda a disminuir la probabilidad de aparición de conductas suicidas en general y de suicidios en concreto.
Muchas personas con ideas suicidas tienen claras dificultades en las habilidades sociales que les impide una adecuada integración en sus grupos de referencia. De esa forma se ven privados del apoyo social necesario y afrontan altos grados de soledad. Frecuentemente presentan conductas agresivas o pasivas que les hace tener una visión negativa de sí mismo y de los demás. En consecuencia aumentan los conflictos personales y familiares. La autoestima se ve dañada y se favorece la aparición de comportamientos negativos y desesperanza. Se deja de creer en las propias facultades para resolver los problemas y se desconfía de los demás.
En conclusión señalamos como la asertividad es fruto del aprendizaje y por lo tanto susceptible de ser adquirida. Prevenir el suicidio en las escuelas y en las consultas conlleva el acompañar a las personas afectadas a resolver los conflictos en las relaciones de una forma más adaptativas que permitan un mayor ajuste personal y una mayor integración en los grupos sociales de referencia como la familia la escuela o el entorno laboral.