¿Incrementará la crisis del COVID-19 el número de suicidios?

COVID-19 y suicidio
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COVID-19 y factores de riesgo de suicidio

En los últimos tiempos, los medios de comunicación se han hecho eco de algunos casos de conductas suicidas relacionadas con la crisis provocada por el COVID-19.

Son diversas las variables que relacionan ambos fenómenos. Por un lado, están la angustia, el miedo a contagiarse o morir por la enfermedad, la afectación emocional del confinamiento y los duelos complicados. Esta relación también podría estar causada por la afectación neurológica que la propia enfermedad puede producir. Además, el aumento de demandas de divorcio, de conflictividad familiar y violencia dentro del hogar o las consecuencias económicas y el desempleo son factores de riesgo que tradicionalmente se han relacionado con un mayor número de suicidios. 

Algunos autores, alertan en el mismo sentido sobre las consecuencias del distanciamiento social, la soledad y el confinamiento. También sobre la crisis social y económica que pueden acabar disparando la tristeza, preocupación, miedo, enfado, frustración, culpa, soledad…

Foto de NEOSiAM 2020 en Pexels

Ahorsu et al., (2020) en un estudio sobre el miedo a padecer el COVID-19 define el suicidio como la última reacción de un ser humano que siente que no puede afrontar el sufrimiento mental que está padeciendo. En muchos países, el miedo a padecer COVID-19 puede estar detrás de algunos de estos luctuosos hechos. Este miedo puede ser también prevenible. 

 

Pero, ¿qué dice en este sentido la ciencia?

La gravedad de la situación ha provocado un cambio radical en nuestros estilos de vida y ya suma 236.259 casos diagnosticados por PCR y  27.117 muertos en España (a 27 de mayo). Pero no es una situación totalmente nueva. El caso más cercano lo tenemos en el primer tercio del siglo pasado: la mal llamada gripe española. 

Sorprende la similitud en muchas de las circunstancias vividas en aquél caso, pero también las diferencias. Una prueba más de que además de ser capaces de cometer los mismos errores, aún así, la vida ha ido a mejor. Entonces en España la mitad de sus habitantes eran analfabetos y la probabilidad de muerte en la infancia duplicaba la de los países más pobres en la actualidad. Entonces la terrible pandemia provocó  186.184 muertes solo en España (1918 a 1920) cuando nuestro país rondaba los 20 millones de habitantes. Entonces afectó sobre todo a jóvenes sobre los 20 años y ahora se ha cebado con nuestros mayores.

Estudiar lo que ocurrió en esa pandemia respecto a la conducta suicida podría ayudarnos a prevenir lo que, si no hacemos nada, ocurrirá tras esta. En 1992, Wasserman escribió un artículo que con el título «The Impact of Epidemic, War, Prohibition and Media on Suicide: United States, 1910-1920» tuvo como objetivo estudiar la influencia de la epidemia de influenza, la I Guerra Mundial y la prohibición del consumo de alcohol en EEUU. Los resultados fueron concluyentes. Mientras los efectos de la I Guerra Mundial parece no tener influencia sobre la tasa de suicidios, la pandemia si afectó negativamente aumentando el número de muertes por esta causa, y la reducción del consumo de alcohol tuvo un impacto positivo disminuyendo la tasa.

Esta relación no solo fue establecida durante esa epidemia. En Hong-Kong, en 2003 también parece haber existido. En esa ocasión se estudió el aumento de suicidio entre personas mayores. La crisis de salud fue acompañada de un aumento de los suicidios durante ese año y afectó también al año siguiente. Entonces fue la soledad y la desconexión social las causas esgrimidas para explicar el aumento de muertes. Los autores del estudio en el que se basan estas afirmaciones para evitar muertes innecesarias recomiendan manejar los miedos y la ansiedad, sobre todo en los grupos más vulnerables durante el período de la epidemia. 

Foto de Aleksandar Pasaric en Pexels

El suicidio es un problema de salud mental prevenible

Parece pues a tenor de estos resultados, que sería necesario implementar medidas para reducir este impacto. Y ahí tampoco tenemos por qué ir a ciegas. Ya en 2020, Gunnell et al han señalado una serie de medidas que podrían ayudar a prevenir el problema. Entre las intervenciones que recomiendan:

  • Implementan de medidas para acompañar a los equipos de sanitarios que han estado expuestos a situaciones límite,
  • realizar recomendaciones para personas con conductas suicidas,
  • crear recursos digitales y guías,
  • abrir líneas de ayuda en crisis,
  • llevar a cabo medidas económicas destinadas a facilitar acceso a comida, vivienda y para combatir el desempleo,
  • reforzar la lucha contra la violencia de género,
  • sensibilizar sobre el consumo seguro de alcohol,
  • establecer medidas contra el aislamiento social y la soledad,
  • restringir accesibilidad a medios letales
  • y aumentar la responsabilidad en la publicación de suicidios en los medios de comunicación.

 

Conclusiones

Si bien parece que podemos esperar un aumento de las tasas de suicidio esto no es un hecho determinado sino que está condicionado a las medidas que seamos capaces de implementar para evitarlo.

Por eso es importante que las administraciones sanitarias contemplen la activación de planes de prevención de la conducta suicida, que provocan cada años 800.000 muertes y 20 veces más intentos con consecuencias que afectan a aspectos sanitarios, económicos y sociales. 

España aún no cuenta con un plan nacional de prevención, que podría salvar vidas y que ahora sería muy útil implantar. Este plan debe contemplar medidas de amplio espectro para combatir las consecuencias económicas y desigualdades sociales de la pandemia, con especial atención al desempleo.

El 23 de abril, día del libro, regala vida

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https://papageno.es/colaboraciones-prevencion-suicidio/solicitud-de-inscripcion-para-profesionales-colaboradores-de-papageno-es
AMAZONA EN LA CENTELLA UNA BOLSA PARA AFRONTAR EL DUELO

Día Internacional del libro

El día 23 de abril de todos los años se celebra el Día Internacional del Libro. Y no es una fecha al azar. Esa fecha se escogió por su relación con la muerte de 3 grandes escritores de la literatura universal. En la misma fecha del año 1616 perdieron la vida Shakespeare, Cervantes y Garcilaso de la Vega. Estos autores no solo marcaron solo nuestra literatura, sino que han dejado su huella en nuestra cultura contemporánea. 

Y es que la literatura y el escribir tienen algo de mágico. Nos permiten aprender a través de las experiencias de otras personas, viajar sin movernos de nuestro salón o dormitorio y entender mucha de nuestras dudas existenciales más ancestrales. To be, or not to be, that is the question, en español “Ser o no ser, esa es la cuestión” se convirtió por ejemplo en una frase mítica. La hizo popular uno de los personajes de Shakespeare, protagonista de la obra teatral Hamlet, príncipe de Dinamarca, escrita en los albores del S. XVII (cuando aún no existía Netflix).

 

Biblioterapia: cuando un libro es más que un libro

Pero los viajes virtuales no son la única experiencia que puede regalarte un libro. Muchas veces los libros son un mapa para recuperar el camino cuando ya nada tiene sentido. Los libros, muchos libros, son brújulas que pueden ayudarte a encontrarte de nuevo como persona cuando ya has perdido la esperanza.

Y es que recetar un libro en muchas ocasiones puede sanar más que una pastilla o una vacuna. Porque no existe vacuna para combatir el dolor humano ante la pérdida de un ser querido. No existe pastilla que te permita vislumbrar la luz tras el precipicio que se abre frente a ti cuando la muerte te roza cerca.

 

Ser superviviente de suicidio

Cuando esta muerte es por suicidio, al dolor por la pérdida se une la vergüenza y la culpa del estigma y una insondable necesidad de encontrar una explicación a lo que ha ocurrido. Una necesidad que se mantiene en el tiempo y que muchas veces impide cerrar heridas.

Ser superviviente del suicidio no es una experiencia que pueda ser definida en pocas palabras, pero tampoco en muchas. Cada superviviente narra una historia única que pese a los matices comunes es específica y depende de muchas variables. Una experiencia dura que te hace transitar por un proceso tortuoso de la búsqueda de la aceptación de lo que ha ocurrido con toda su crudeza. Frecuentemente te obliga a perdonar y a perdonarte y que solo encuentra consuelo cunado abre la puerta a integrar la experiencia y a rehacer la vida. 

 

«Amazona en la centella», relato autobiográfico de Mª Jesús de León

Regalar vida: Amazona en la centella. Una bolsa para afrontar el duelo

Quizás estés cruzando en este momento ese desierto y a lo mejor te has planteado que no tendrá fin. Pero no cedas al desaliento. No estás sola ni solo. Algunos hemos tenido la suerte de conocer a personas que volvieron de la experiencia y aprendimos de ellas sobre la grandeza y la capacidad de los seres humanos para reinventarse, pese a sufrir las peores experiencias. 

María Jesús de León es una de ellas. Esta gaditana afincada en Grazalema sorprende por su humildad y dulzura. La vida la golpeó con una dureza aterradora y ella lo afrontó (lo afronta) iniciando su propia aventura de crecimiento personal. Entonces aprendió a flotar en la aguas turbulentas del temporal, a soportar los malos momentos y consiguió pintar de nuevo una sonrisa en su boca. Y todavía le dio tiempo a mostrar la mejor cara de si misma. Susi, que así le gusta que le llamen, decidió regalar al mundo su experiencia en forma de libro. Y de esta forma, hace unos años publicó  “Amazona en la centella. Una bolsa para afrontar el duelo”. 

En sus páginas, regala su particular forma de ver el mundo. La suya. Le gusta decir que cada persona tiene una diferente y que no existe una solución o camino, sino que cada persona tiene el suyo. Así que no esperes una receta mágica para encontrar el tuyo, un dibujo definido o unas instrucciones para conseguirlo. Es algo más. Su libro es un canto a la esperanza de alguien a quien convirtió la lucha en un estandarte, una herramienta para afrontar los reveses de la vida. Sus palabras son estrellas en la noche que te ayudarán a encontrar tu destino, que seguro no será igual que el suyo. Tenemos seguridad de que tú también puedes conseguirlo.

 

Regala vida

Con motivo de esta especial celebración, su editorial, Ediciones El Boletín, ha puesto en descarga gratuita alguno de sus libros. Entre ellos se encuentra el de Susi, que lo ofrece también con ilusión desde esta página dedicado en especial a su grupo de ayuda mutua y en general a todas las personas que deseen compartir su vivencia de aprendizaje. Ahora tú también te encuentras entre las personas elegidas. Puedes conseguirlo a través de la página de la editorial o en el siguiente enlace:

AMAZONA EN LA CENTELLA: UNA BOLSA PARA AFRONTAR EL DUELO

No te engañaremos el camino no será nada fácil, pero nosotros también te necesitamos y estamos dispuestos a estar ahí siempre que nos dejes acompañarte.

 

La soledad a veces es solo una opción

Si has perdido a una persona por suicidio y nos necesitas será un regalo poder acompañarte. Puedes contactar con nosotros a través del WhatsApp 633 169 129.

Papageno es una asociación nacional de profesionales de carácter gratuito y voluntario. Nuestro primer grupo de ayuda mutua se creó en 2019, gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Cádiz dentro del Plan Local de Salud. Soñamos con que no sea el último. Si quieres información sobre como crear grupos de este tipo también podremos asesorarte.

Si necesitas ayuda también puedes contar con otras asociaciones. Desde diferentes lugares de nuestra geografía las organizaciones están dando respuesta a este problema de salud pública al que desde la administración no se presta la atención suficiente.

 

España aún no cuenta con un Plan Nacional de Prevención de la Conducta Suicida. 

 

Además, si perteneces a una asociación de supervivientes y compartes nuestra filosofía de caminar juntos con libertad y responsabilidad, también puedes adherirte a nuestro proyecto. Y si eres un profesional interesado en asociarte, te estaremos esperando.

 

¡Feliz día del libro!

Pandemia por COVID-19, pensamiento apocalíptico y suicidio

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Esperanza COVID-19
Photo by Gustavo Fring from Pexels

Me confieso

Me confieso. Me propuse no escribir nada sobre el coronavirus. Lo conseguí durante todo este tiempo, pero hoy no me he podido resistir. Incluso llegué a eliminar borradores que nunca verán la luz. Hoy lo hago con la excusa de hablar de las consecuencias psicológicas y emocionales de la crisis, pero con el objetivo de compartir algunas reflexiones. Todas tienen el punto en común de abordar la crisis del COVID-19 desde el punto vista psicológico.

Hace algo más de un mes el panorama que ahora se presenta ante nosotros hubiera formado parte de una película mala de serie b. Una película, de esas distópicas, que nos presentan un mundo apocalíptico ahondando en nuestros miedos más ancestrales.

Ahora esa película de serie b se ha convertido en nuestra cotidianidad. Y en esta nueva realidad que estamos viviendo nos sobreponen las imágenes más dramáticas. Desde el Palacio de Hielo de Madrid que se convirtió en un improvisado almacén para poder albergar los cuerpos de los fallecidos por COVID-19 o las tremendas imágenes de nuestras residencias de ancianos hasta las colas de vehículos en algunas ciudades para desplazarse a sus segundas viviendas de ¿vacaciones?. Las dos caras más extremas de la crisis que transformará nuestro mundo irremediablemente.

 

Comunicación en tiempos de pandemia

A nadie se le escapa ya la gravedad del momento histórico que estamos viviendo. A la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 que está teniendo como consecuencia importantes pérdidas humanas se une la crisis económica fruto del confinamiento y la parada obligatoria de gran parte del entramado empresarial. Malos tiempos que cursan con miedo, dolor, ansiedad y preocupación por el futuro.

El mundo se enfrenta a un momento importante de su historia. Estamos viviendo cambios que seguramente cambien nuestra forma de ver y sentir la vida y nuestros hábitos. La pandemia viene en un momento de crisis de un modelo económico que se basa en la desigualdad de la riqueza y los recursos, en un modelo productivo insostenible basado en el crecimiento continuo, un modelo energético poco amable con la naturaleza y un estilo de vida que resuelve los conflictos y problemas desde la competitividad y no desde la colaboración. En este caldo de cultivo, cuesta trabajo vislumbrar una salida a esta crisis, no tanto porque no la haya, sino por estar inmersos y a veces bloqueados por la carga emocional y el estrés que está produciendo en gran parte de la población.

 

Y esto se ve reforzado por la aparición de visionarios, agoreros, nuevos especialistas y expertos, epidemiólogos de fin de semana y políticos a media jornada. Todos parecen en una alocada carrera en la búsqueda de notoriedad, sin perder la oportunidad de vaticinar los peores horrores incrementando el miedo. Un miedo que a veces se aleja del problema real y que se convierte en el vaticinio de la llegada del apocalipsis y en una maquiavélica forma de controlar nuestra conducta. 

 

Por otro lado, pocos se atreven a hablar de soluciones concretas y muchos se limitan a reforzar los malos datos con titulares grandilocuentes, cuando no es una crítica destructiva a todo intento de solución. «Actuamos demasiado tarde», «las medidas son demasiado pocas»,  o «las medidas son demasiado exageradas» son frases utilizadas de forma indistinta para expresar malestar por lo que está ocurriendo y que forman parte de la queja por la queja.

 

El lenguaje bélico

En ese sentido nos encontramos con la metáfora bélica. No nos es ajena la utilidad que en estos momentos pueda tener apelar al sentimiento patriótico para mantener la disciplina ciudadana y el sentimiento de unidad que pueda ser útil para afrontar estos duros momentos, pero esto no es una guerra. Esto es una crisis de salud pública y no un enfrentamiento armado y creo que hay que usar el lenguaje adecuado. Una crisis sanitaria requiere de medidas sanitarias.

El componente ideológico de la metáfora bélica tiene claros inconvenientes, porque permite tomar medidas de restricción de libertades apelando al enemigo común que corren el riesgo de mantenerse una vez acabada la crisis. El cierre de fronteras, la restricción de libertad de movimientos, el confinamiento y otras medidas como el distanciamiento social son justificables ante la previsión de una pandemia, pero en absoluto como medidas preventivas para evitarlo. Fomentan la xenofobia y la desconfianza y no tienen nada que ver con la realidad preventiva.

 

No alimentemos la desesperanza: un canto a la esperanza

Ahora es necesario centrarnos en las soluciones más que en los problemas. Sin duda, saldremos de esta. El cómo, sin embargo, está por escribir. Pensar en los problemas de forma reiterada nos consume las energías. Resérvalas para centrarte en qué puedes hacer para mejorar la situación que estás viviendo. Tienes muchos recursos personales por explotar y si buscas lo suficiente no estarás solo para conseguirlo.

No alimentes la desesperanza. La situación ya es suficientemente dura, como para crear un clima aún más negativo. Una de las emociones que más se repiten en las personas con conductas suicidas es la desesperanza. Aléjate de ella, es producto de tu mente. Hay cosas en la vida que no tienen una solución ideal, pero siempre podrás elegir como deseas vivirla. 

 

“No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede”

EPICTETO

 

Las crisis sacan lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Todos tenemos una oportunidad pero es una oportunidad que no podemos dejar pasar. Es más fácil de lo que crees o más difícil, lo que tu desees.

 

Efectos psicológicos de la pandemia y el confinamiento

Los efectos psicológicos de la pandemia y el consiguiente confinamiento aún están también por escribir. Como siempre, este tipo de situaciones afectará notablemente más a las personas y grupos más vulnerables. En ese sentido, cabe esperar poco efecto a largo plazo en la mayor parte de la población. Sin embargo, aquellas personas que han perdido personas cercanas, que han sufrido un confinamiento más duro, que sean afectados más gravemente por las consecuencias económicas negativas o que sufren trastornos psicológicos previos serán con mayor probabilidad víctimas de secuelas psicológicas posteriores.

Durante todo este tiempo he pasado de la incredulidad, al miedo y al dolor por ver a tantas familias sufriendo por la muerte de sus familiares. Y es que esta muerte no es normal. El coronavirus nos robará muchas cosas, muchas de esas superfluas, pero nunca tan dura como el derecho a enterrar a nuestros muertos y despedirnos de ellos de forma adecuada.

Una de las situaciones más graves que podemos vivir durante la pandemia  son las pérdidas de personas cercanas. Si has perdido a una persona querida o varias durante la pandemia, si la vida te ha robado la posibilidad de despedirte adecuadamente de ellas,  tu duelo puede ser más duro. Sin embargo, podrás aprender a afrontarlo adecuadamente y rehacer tu vida integrando los cambios que las pérdidas supongan en tu vida. 

 

«Murió solo, no pudimos despedirnos cuando estaba en su partido más difícil, ni velarlo… ni nada”.

Fernando Sanz, hijo de Lorenzo Sanz, expresidente del Real Madrid fallecido por COVID-19

Fuente: La Vanguardia

 

Otras situaciones relacionadas, como el distanciamiento social y la restricción de la libertad individual, también repercuten a corto plazo en nuestro estado de ánimo pero no necesariamente revertirán en consecuencias a largo plazo. Todos y todas tendremos que aprender a volver a la normalidad y encontrar el equilibrio entre la prevención por el contagio y la necesidad humana del contacto físico. No permitamos que el miedo se convierte en un instrumento para aumentar nuestra soledad. Cuando todo esto pase, recuperemos juntos el derecho a ser libre, pese a que seguro que habrá gente que deseará utilizar lo que ocurrió para sacar rédito político e imponer su contenido ideológico. 

 

Prevención del suicidio en el período post-epidemia

El suicidio es un problema complejo y multicausal de carácter prevenible. En las últimas semanas tanto en España como en los países latinoamericanos han aparecido noticias de personas con conductas suicidas que los medios han relacionado directamente con el COVID-19.

Atribuir los suicidios a una sola causa es poco preventivo y desacertado. Cada persona que emite una conducta suicida presenta un conjunto de causalidades que solo puede entenderse en su conjunto. El COVID-19 puede ser un precipitante, pero las causas son mucho más complejas. 

Durante esta etapa, quizás deberíamos plantearnos extremar la responsabilidad a la hora de comunicar conductas suicidas a través de medios de comunicación y redes sociales. Las indicaciones de la OMS y otros organismos son bastante claras en este sentido. Tan claras como poco seguidas en muchos casos…

Recuerda que no estás solo. Tanto si tienes ideas suicidas como si pierdes a un familiar por suicidio si busca, encontrarás a personas dispuestas a acompañarte en los momentos más duros. No temas pedir ayuda y permite que los demás decidan si desean o no acompañarte. Nunca te rindas, sigue buscando y las encontrarás.

niños héroes

De héroes y villanos

Acabo este artículo con otra reflexión que tiene que ver con la necesidad humana de señalar a los malos y a los buenos. Los momentos más traumáticos sacan de los seres humanos su peor y su mejor cara. Por desgracia en esta película no hay héroes ni villanos. Solo hay personas, personas que como el personal sanitario, las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, el de limpieza, el del transporte, el de supermercados y tiendas de alimentación, gasolineras, periodistas e incluso políticos (algunos de ellos) y otros cientos de profesiones…. que estuvieron ahí cuando tuvieron que estar.

También están Los niños y niñas y todas las personas que más han sufrido el confinamiento, nuestros mayores en quién más se ha cebado la enfermedad, aquellas personas anónimas que hicieron de esta etapa algo menos duro, que salieron todos los días a aplaudir u que de alguna u otra manera han hecho de la desgracia una oportunidad para cambiar.

Huyamos de los papeles que nos hacen héroes, seamos simplemente la mejor versión de nosotros mismos. Sobre todo en la etapa que nos queda por vivir. Ahora, más que nunca nos necesitamos.

Si necesitas ayuda puedes contactar con estas asociaciones españolas o con estas en latinoamérica

Despedida y duelo en tiempos de pandemia por COVID-19

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Duelo durante el confinamiento

La muerte como despedida

La muerte es una despedida de la vida en todos los aspectos, es un proceso de preparación no sólo a nivel biológico. El cuerpo se va apagando poco a poco, pero también a nivel emocional, a nivel social y a nivel espiritual. La muerte moviliza una gran cantidad de emociones, tanto para el que se está enfrentando a ella como para sus familiares así como para los profesionales que están a su cuidado. En función de cómo se movilicen estas emociones se incrementará o disminuirá el sufrimiento asociado al impacto emocional y el proceso de adaptación a la nueva situación del enfermo y sus familiares será más o menos difícil.

 

El duelo durante el confinamiento

En estos momentos lamentablemente vivimos una situación de excepcionalidad en la que  no es posible despedirse,  debido al aislamiento que sufren los enfermos. Estas  personas, sobre todo muchos mayores, mueren sin el calor de sentir cerca a sus seres queridos, sin tener cerca a alguien que  les coja la  mano, sin una caricia que los tranquilice. El personal sanitario debido a la  enorme saturación de los hospitales a duras penas puede suplir en estos momentos a la familia y acompañar a estas personas en este tránsito.  Me consta que lo hacen cuando  pueden y que  también están sufriendo por esto. El desgaste físico y emocional de esta crisis también les está dejando huella.

 

Humanización del proceso de duelo en situaciones de excepcionalidad

Con las medidas de seguridad  impuestas para evitar el contagio, las autoridades sanitarias no están teniendo en cuenta la importancia de humanizar el acto de morir. Mi pregunta es ¿con los medios de protección adecuados una hija o un hijo podría despedirse de su  madre o de su  padre? 

 

Poder estar con ellos en sus últimos momentos y decirle  “Gracias mamá o papá por haberme dado la vida y haberme cuidado, te quiero”.  

 

Y exactamente lo mismo con aquellos que tienen hermanos, pareja y  amigos a punto de fallecer. Estoy hablando de posibilitar una  despedida amorosa  para el que se marcha y para los que se quedan, con la que poder transitar el duelo de otra forma menos traumática.

En las actuales circunstancias muchas personas han ido viendo como su familiar entraba en un hospital para no verlos nunca más. Es una situación muy dolorosa, en la que las familias quedan sumidas en una gran tristeza al no haber podido acompañarlos, por tanto es frecuente que sientan  una montaña rusa emocional, que va desde la tristeza, la confusión, la impotencia,  la culpa,  el enfado, para tocar con el vacío que siempre deja el sentimiento de orfandad, en el caso de haber perdido  a alguno de los progenitores.

El  hecho de no poder ver el cuerpo de la persona fallecida  puede dificultar la aceptación  a la realidad. El no poder velar a su familiar o no saber cuándo podrán celebrar su funeral  supone para muchas personas entrar en un estado de enorme confusión e incertidumbre   que hace todavía más difícil el duelo. Las despedidas son necesarias para poder elaborar el duelo.

 

Despedidas simbólicas

Si bien es cierto que debido a la situación actual las despedidas con funeral están  restringidas o incluso aplazadas, las personas que han perdido al algún ser querido pueden ir haciendo otro tipo de despedidas. Estas despedidas se realizarán de forma simbólica hasta que pueda hacerse con un funeral o el ritual que decidáis los familiares.

A nivel individual, una opción es escribir una carta de despedida, en la que puedas trasmitirle cómo te sientes tras su marcha, si te quedó  algo pendiente por decirle y en definitiva todo aquello que sientas que te va a ayudar a despedirte de tu ser querido. En esta despedida  puedes ayudarte viendo una foto suya,  escuchando una canción que le gustase, recordando su olor,  o con cualquier objeto que te ayude a conectar.    

A nivel grupal, otra opción es hacer una caja de recuerdos en la  que cada  miembro de la familia pueda depositar algunas  fotos, cartas, o algún objeto de la persona fallecida que  sea significativo. Incluid a los niños en esta despedida,  pueden hacer dibujos o escribir cartas, ellos también necesitan despedirse,  no los dejéis al margen.

También se puede hacer un pequeño altar o dedicar un espacio en vuestra casa para poner  fotos, encender una vela, colocar flores y  objetos que sean significativos para recordar a vuestro ser querido.

Cuando terminen las medidas de confinamiento podréis compartir lo que cada uno ha ido colocando en la caja o en ese espacio que habéis creado, en una ceremonia de homenaje y despedida a vuestro ser querido. Podréis leer las cartas que le habéis escrito o bien dejarlas en el sitio donde vayáis a depositar sus cenizas en caso de cremación.

Mientras tanto es importante darse permiso para llorar  la pérdida, a veces será  en soledad en los momentos que así lo necesites  y otras también en compañía. Los abrazos y muestras de cariño también  ayudan a transitar el duelo. Es importante por tanto no aislarse más aún y apoyarse en la familia y amigos,  aunque ahora sea  de forma virtual también pueden acompañar  en estos momentos.

 

Búsqueda de ayuda profesional

El duelo en estos momentos es más difícil  de lo habitual, debido a la  complicada situación que vivimos  ya estamos atravesando por una pandemia a nivel global. Por tanto no dudes en pedir ayuda profesional  en caso necesario, un acompañamiento terapéutico puede ser de gran  ayuda para elaborar este tipo de duelos.

El colegio oficial de psicólogos de Madrid,  está ofreciendo atención psicológica para las personas que han perdido a un ser querido durante la emergencia del corona virus a través del correo ayudaduelocopm@cop.es

 

Carolina Ratia Ceña

Licenciada en Psicología y habilitada para el ejercicio de la psicología general sanitaria. Especialista en Tratamiento psicológico de la obesidad y trastornos del comportamiento alimentario. Máster en Gerontología. Psicoterapeuta humanista con orientación gestáltica y tutora en la formación de Terapia Gestalt en el centro Syam en Cádiz. 

El rincón del superviviente: la utilidad de los grupos de ayuda mutua

Senderismo recurso para mejorar tu salud mental
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Qué es ser superviviente de un suicidio

Los supervivientes son los grandes olvidados entre las víctimas del suicidio. Se denominan supervivientes a aquellas personas afectadas por la muerte por suicidio de un familiar o allegado.

Se calcula que cada muerte por suicidio afecta de seis a doce personas, convirtiéndolas en un grupo de riesgo por el impacto de la muerte traumática de su familiar y por el efecto contagio.

El duelo por suicidio tiene complicaciones emocionales por dicha naturaleza traumática. Aunque muchas personas encuentran recursos propios y apoyos sociales para afrontarlo, otras necesitan de un apoyo profesional.

Sin embargo, todas tienen un punto en común. El estigma y el tabú impide en muchos casos hablar del tema. Las reuniones de supervivientes son una herramienta útil que les permite tanto expresarse emocionalmente sin barreras, como encontrar recursos para reestructurar su vida, trabajar la culpa y seguir viviendo.

 

Los grupos de ayuda mutua

Para ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda a las asociaciones de supervivientes la creación de grupos de ayuda mutua. Según la OMS, un grupo puede proporcionar: sensación de comunidad y apoyo, ambiente de empatía y sensación de pertenencia, esperanza de volver a la “normalidad”, competencias para tratar con aniversarios u ocasiones especiales, nuevas formas de enfrentar los problemas y un lugar para expresar temores, preocupaciones y dolor de forma confidencial y sin ser juzgado.

 

El rincón del superviviente

Desde papageno.es queremos aportar un grano de arena dando voz a los supervivientes. Sus testimonios favorecen la visibilidad de su colectivo y son valiosos para la prevención del suicidio. Una prueba viva de que el colectivo existe y que la muerte por suicidio no acaba en los fallecidos, sino que provoca graves consecuencias entre familiares y amigos. La sociedad no puede darles la espalda.

 

Testimonios de supervivientes por suicidio

 

Yo soy superviviente por suicidio

«Mi nombre es Eva M. y soy superviviente de familiar fallecido por suicidio. Desde el principio, tras el fallecimiento de mi hermano querido, supe que nadie, ni siquiera un especialista de la salud mental, podría entender el camino de dolor inhumano que tendría que emprender.

Para quien pueda ayudar mi aporte, aquí lo dejo escrito».

 

La búsqueda de recursos: los primeros días

«No sé cómo, busqué y busqué información en las redes sociales acerca de mi dolor. Desde el primer momento supe que nadie que no estuviese en mi situación podría entenderme. Sin embargo, lo primero que sentí el primer día, es que no estaba sola. Solo eso es un mundo entero emocionalmente.

 

Mi grupo de supervivientes

«Más tarde pude acceder a un grupo de supervivientes. Allí nos encontramos personas en diferentes etapas del duelo. Algunos con los fallecimientos más recientes, otros con su duelo más elaborado.

Ellos han encontrado recursos y esos recursos son los que yo pongo en práctica. Solamente una frase, una palabra, te sirven de ancla para sobrevivir a tu dolor y desbancar un pensamiento que te ha estado atormentado desde el primer segundo desde el momento en que te dan la noticia».

 

La culpa

La culpa es devastadora, es la emoción que está presente cada segundo. Desde que participo en el grupo estoy aprendiendo a transitarla, aceptarla y viendo que puedo aprender de ella. Empiezo a manejarla, aún sabiendo que será mi compañera de viaje.

También estoy aprendiendo a protegerme de lo que considero que en estos momentos no puedo enfrentar, el grupo me enseña a darme cuenta de eso.

Nunca había leído sobre el tema y nunca imaginé estar aquí. Ahora sé que el suicidio es la primera causa de muerte no natural en España.

Pero así es y así es como lo estoy viviendo».

 

Eva M. participa en el Grupo de Ayuda Mutua de Apoyo al Duelo dentro del Plan Local de Salud del Ayuntamiento de Cádiz, gestionado por www.papageno.es


 

MÁS INFORMACIÓN

 

Eva M. participa en el Grupo de Ayuda Mutua de Apoyo al Duelo dentro del Plan Local de Salud del Ayuntamiento de Cádiz, gestionado por www.papageno.es

Nuevo grupo de ayuda mutua para supervivientes en Ibiza (AFASIB)

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Afasib, Familiars i Amics Supervivents per suïcidi de les Illes Balears organiza una visita a ibiza para crear un nuevo grupo de ayuda mutua para familiares y allegados de personas fallecidas por suicidio.

Si eres de Ibiza o Formentera y has pasado por esta experiencia contacta con AFASIB y podrás compartirla con nosotros. Los grupos de ayuda mutua son el sitio ideal para expresar tus emociones de forma segura en un ambiente cálido y aprender recursos para afrontar el duelo a través de la interacción con otras personas que también perdieron a un allegado por suicidio. ¡Te esperamos!

AFASIB
Llamar 657 71 63 40
asociacionafasib@gmail.com
Facebook: @afasib.supervivents.illes.balears

Abre el primer grupo de apoyo al duelo para familiares y allegados de personas fallecidas por suicidio en la provincia de Cádiz

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El próximo viernes 8 de noviembre a las 17:00 h dará inicio el primer grupo de apoyo al duelo para familiares y allegados que han perdido a alguien por suicidio. El grupo se desarrollará en la Fundación Municipal de la Mujer en la Plaza del Palillero de Cádiz y será dinamizado por profesionales voluntarios de papageno.es

La actividad, que cuenta con el apoyo del Plan Local de Salud de Cádiz, tiene como objetivo ofrecer un apoyo a las personas que sufren esta situación tanto a la hora de expresar emociones de forma libre y segura, como de encontrar recursos conjunto para afrontar la pérdida.

La OMS describe los Grupos de Ayuda Mutua como un instrumento útil para enfrentarse a este drama, que es la primera causa de mortalidad externa en España y supone una importante amenaza a la salud pública en nuestra provincia. 

El estigma produce en muchas ocasiones una doble victimización hacia los supervivientes que provoca una mayor dificultad para pasar esta dolorosa etapa caracterizada por una fuerte carga emocional. Los grupos contribuyen a la gestión emocional y ofrecen un apoyo importante para abordar este problema.

Para participar en el grupo se necesita solicitarlo previamente a través de nuestro WhatsApp: 633 169 129, por correo electrónico: prevención@papageno.es o a través de las redes sociales (Facebook: @papageno.es y Twitter: @EsPapageno).

 

 

Se crea el primer grupo de ayuda mutua de allegados de personas fallecidas por suicidio (supervivientes) en la provincia de Cádiz

Grupo de ayuda mutua supervivientes de suicidio
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El Ayuntamiento de Cádiz y papageno.es colaborarán para impulsar la creación del primer Grupo de Apoyo al Duelo para familiares y allegados de personas fallecidas por suicidio en la provincia de Cádiz.

El suicidio es un problema de salud complejo, multicausal y prevenible que provoca enormes consecuencias a la sociedad en general. Afecta no sólo a las víctimas mortales, sino a aquellas personas que lo intentan o viven en la ambivalencia que provocan las ideas suicidas. Durante 2017, fueron registrados 110 suicidios en la provincia y se estima que el número de intentos es 10-20 veces superior. Cada muerte trae además consecuencias emocionales graves a unas 6 personas de su entorno.

Con el propósito de afrontar el problema del duelo en estos casos, la OMS y otros organismos nacionales e internacionales, recomiendan la creación de Grupos de Ayuda Mutua (GAM). En España podemos encontrar este tipo de grupos en diferentes comunidades autónomas, que puedes consultar aquí.

 

«Bienaventurado el que sabe que compartir un dolor es dividirlo y compartir una alegría es multiplicarla»

Facundo Cabral

 

Con la creación de este grupo en Cádiz se viene a dar respuesta a la necesidad de muchas personas de encontrar un lugar para expresar sus emociones libremente y sin ser juzgadas. El Grupo de Apoyo al Duelo (GAD) será una actividad gratuita y confidencial. Contará con el apoyo de los profesionales de Papageno en su creación y en el desarrollo de actividades. El grupo será autogestionado por los participantes.

 

Si deseas participar llama o envía un whatsapp al 633.169.129 o un email a prevencion@papageno.es y responderemos a tus dudas. 

 


ACCESO A NOTICIAS (CREACIÓN GRUPO DE APOYO AL DUELO-CÁDIZ)

Hablar del suicidio en primera persona

Tiempo de lectura: 3 minutos

¿Hablar del suicidio? Sí, pero bien. 

Desde que en el año 2000 la Organización Mundial de la Salud publicara su informe sobre el impacto de los medios de comunicación al informar del suicidio y las recomendaciones de cómo informar correctamente sobre el suicidio en general o específico, se ha generado un debate continuo sobre los límites de la libertad de expresión, el interés periodístico y la responsabilidad de los medios en contribuir a la prevención del suicidio.

En líneas generales, y tal y como afirma la citada organización, existe evidencia suficiente para sugerir que algunas formas de tratamiento periodístico están relacionadas con un aumento estadísticamente significativo de suicidios, mientras que ciertos estilos de manejo de la información, útiles, exactos y apropiados, pueden ayudar a prevenir conductas suicidas. En este sentido, las recomendaciones del tratamiento de la información se basan en la interpretación cuidadosa de las estadísticas y el uso de fuentes fiables, evitar descripciones del método, las exageraciones y el trato sensacionalista, prescindir de explicaciones simplistas, y tener muy en cuenta el impacto sobre las familias u otras personas del entorno que se han visto afectadas por el fallecimiento.

 

Por todo ello es imprescindible la organización de acciones formativas a los profesionales de la comunicación por parte de profesionales de salud mental con amplios conocimientos y experiencia en conducta suicida, para que, de forma progresiva, se vayan construyendo nuevas formas de comunicar e informar sobre el suicidio.

 

En este contexto, se hace necesario reflexionar sobre los testimonios en primera persona, que han encontrado en los medios de comunicación una forma de compartir información y experiencias personales con un público amplio. Sin duda, la visibilización de las personas que han pasado directamente por la experiencia de la conducta suicida, está contribuyendo a la ruptura de estereotipos y tabúes, al aumento del movimiento asociativo y a generar nuevos espacios de cambio social. Por este motivo, parece lógico que esta exposición pública obligue, en cierta manera, a la necesidad de que estos testimonios conozcan y respeten las directrices antes mencionadas.

El problema surge cuando, de alguna manera, se entiende que someter los testimonios de primeras personas a recomendaciones institucionales pueden precisamente sesgar estas opiniones y estas vivencias. Como superviviente de suicidio, presidenta de AFASIB y psicóloga, me he encontrado con esta reflexión algunas veces contradictoria y confusa cuando desde la asociación hemos ofrecido nuestro testimonio sincero en entrevistas y reportajes.

Por un lado, es cierto que todas las personas tienen sus vivencias y su forma de describirlas, y por otro, el sentido de nuestra proyección pública va (o debería ir) más allá de nuestra propia historia, ya que nuestro objetivo es ayudar a otras personas que estén pasando por una situación muy similar, pero no la misma.

Así, la pregunta que debemos hacernos es precisamente esta: ¿Qué es lo que quiero transmitir al que me está escuchando, viendo o leyendo? ¿Qué sentido tiene para mí exponerme públicamente? Si la respuesta es ayudar a los demás, enviar un mensaje de solidaridad y empatía como “yo he estado allí, y el dolor se transforma, puedes encontrarle un sentido a lo que ha ocurrido, puedes integrarlo en tu vida, aunque duela”. Entonces tienes que plantearte tu responsabilidad como comunicador/a, encontrar la manera de expresarte sin perder de vista que el foco de atención no eres tú, sino la persona que te está escuchando, de qué manera tu experiencia puede ayudarle o reconfortarle. Se trata de encontrar un sentido a nuestra imagen pública y la de nuestro ser querido para que de esta exposición pública pueda surgir un cambio social, en nosotr@s y en l@s otr@s.

 

María Francisca Morell García

Psicóloga en intervención social de Cruz Roja Islas Baleares. Cursando el máster en psicología general sanitaria. Miembro del Grupo de Trabajo de Investigación, Prevención y Actuación en la Conducta Suicida del Colegio Oficial de Psicología de las Islas Baleares. Presidenta de AFASIB, familiares y amigos supervivientes por suicidio de las Islas Baleares.


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Aprender a decir adiós

Tiempo de lectura: 4 minutos

Nada hay más doloroso emocionalmente que la pérdida de una persona a la que se ama. Vivimos en una sociedad que potencia la idea romántica del «amor eterno». Esta falacia está detrás de muchas rupturas que no aguantan la tensión provocada por la idealización. Pinta la vida como un viaje que hacemos acompañados en todo momento de la gente a la que amamos tanto dentro de la pareja como en la vida familiar y social.

¡Mentira! El resto de personas entra y sale de nuestras vidas de forma más o menos abrupta y desaparecen del mismo modo. Cuanto antes aceptemos este hecho, antes estaremos preparados para transitar por el sendero de la felicidad. Quizás pienses que el mundo es un teatro y que el resto de figurantes sólo está ahí para darle sentido a tu vida, pero esto no es cierto. Nadie nació para hacerte feliz. Sólo tú

 

Con ella descubrí que hay amores eternos  que duran lo que dura un corto invierno…

Joaquín Sabina

 

La pérdida es consustancial a nuestra existencia y aprender a afrontarla quizás sea unos de los aprendizajes más útiles. Un camino de madurez que no se puede hacer sin ciertas dosis de sufrimiento que nos llevará a entender el trayecto como un viaje que hacemos con la única compañía de nosotros mismos. Cuando afrontamos pérdidas muchas veces nos resistimos a dejar ir a la otra persona. Confundimos nuestros deseos con lo que debería ocurrir y pensamos que la realidad es injusta cuando muy probablemente la realidad sea sólo lo que es. «Dejar ir» es una tarea complicada, pero obligada si deseamos recuperar nuestro equilibrio y respetar el curso natural de las cosas adaptándonos a los cambios que esto supone.

Haz un pequeño paréntesis en lo que estés haciendo y párate a pensar en cuantas cosas y personas estuvieron en tu vida y se marcharon para no volver. Por muy joven o mayor que seas las encontrarás. Quizás un día pensaste que serían para siempre. No lo fueron y eso no hace menos bonito lo que viviste. Puede que el ejercicio te provoque añoranza, pero puede también que te vuelva a hacer feliz. Nada ni nadie puede robarte tus experiencias, mientras que seas capaz de recordarlas. Intenta recuperarlas y vuelve a sentir lo de entonces. Los recuerdos son un tesoro que guardas en una caja y que puedes sacar cada vez que desees para disfrutarlos si eres capaz de entender que luego tendrás que devolverlos a su lugar. Ya no están. Acéptalo.

¿En qué has pensado? ¿Las amistades de tu niñez? ¿Tu primera pareja a la que juraste amor eterno? ¿Tu madre o tu padre que fallecieron? ¿Tu hijo o hija, tu hermano o hermana…? O quizás ¿La casa en la que pasaste tu niñez, tu primera moto, tu coche? Nada estará ahí para siempre. Saca el recuerdo de tu caja, permítete volver a disfrutar con su recuerdo y devuélvelo, no te pertenecen. Sólo tus emociones son tuyas.

Inevitablemente mientras escribo, mis recuerdos también me transportaron a mi pasado. Seguro que desvaídos por mis deseos y por el tiempo, me llevaron a la casa familiar de siempre, a una tarde de invierno soleada, al olor de tetina de goma y leche caliente (alrededor alguien corretea) y, como no, a la figura de mi madre. Casi puedo escucharla reír. Imagino que la existencia de la felicidad es incierta, pero en caso de que exista a mí me lleva a el estado de plenitud y seguridad de cuando ella estaba. Ya no queda nada de mis padres, la casa se vendió y ahora viven otras personas que la llenan con sus cosas. Mientras acabo esta línea sé que los tendré que devolver a la caja, no me pertenecen. Lo que sentí mientra los pensaba, eso, eso me lo quedo.

 

«…cuando te encariñas de una cosa, no con algo que no te pueden quitar sino con algo como una jarra para el agua o una copa de cristal. deberías tener en mente lo que es, para no sentirte afectado cuando se rompa. Lo mismo debe ocurrir con las personas; si besas a tu hijo, o a un hermano o a un amigo… debes recordar que amas a un mortal y que nada que ames es de tu propiedad; se te entrega durante ese momento, no para siempre ni indisolublemente, sino como un higo o un racimo de uvas en la estación adecuada del año, y si lo ansías durante el invierno, eres un loco. Asi que, si sientes añoranzas por tu hijo o por un amigo, cunado no te es dado tenerlo, debes saber que añoras un higo en invierno».

EPICTETO (Hierápolis,​ 55-Nicópolis, 135)

 

No soy superviviente y aunque conozco a gente con la que compartí experiencias que fallecieron por suicidio sólo puedo imaginar por empatía como se siente alguien que pierde a un ser querido y ve su vida destrozada por el terrible mazazo de perder a alguien de esta forma. Pero si tú has pasado por ese mal trago te invito a que este rato lo pasemos juntos. Sin límites. Tu y yo. Sin máscaras ni caretas. No como terapeuta y superviviente, sólo como personas. Te acompañaré a la caja de tus recuerdos. Te ayudaré a sacar los más felices y podrás revivirlos. Una persona es mucho más que la causa de su muerte. Cuando seas capaz de recordarlo sin añorarlo, cuando seas consciente que luego tendrás que volver a dejarlos, cuando tengas claro que no te pertenecen que no nacieron para hacerte feliz a ti, yo estaré ahí, silencioso. Sé que lo conseguirás. Ya hice el viaje otras veces y me fío plenamente en que tendrás éxito en tu tarea.  Luego, yo también me iré. Estaremos juntos sólo en ese momento, pero no para siempre. No nos pertenecemos. Con el paso del tiempo a veces tu presencia se volverá más nítida y recordaré lo que vivimos juntos. Ambos nos dejaremos marchar y recordaremos con alegría el haber pasado este instante juntos.

Este texto está dedicado a todas las personas que perdieron a alguien por suicidio. No estáis solos. Siempre habrá alguien dispuesto a acompañarte un trozo del camino. Búscalos, la vida es como una colcha echa con retazos que tú tejes. Sólo de ti depende el resultado, déjame estar también ahí para verlo.  

Este texto también está dedicado a todas las personas que amaron y perdieron lo que amaron, en especial a ella, que leerá este texto de las primeras. Que el miedo a perder lo amado no te prive de amar. Cuando ya no quede nada siempre quedarás tú dispuesta a seguir levantándote después de cada caída, cada vez más fuerte. La mejor versión de ti misma. Siempre.

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