Con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio que se celebra cada 10 de septiembre, leí una noticia que me llamó mucho la atención. Se trata de la iniciativa de la ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD (OMS) de pedir ayuda a Hollywood para romper el tabú que existe en torno al suicidio, animando a la gente a buscar ayuda.
Con esto se pretende que tomemos conciencia de este grave problema de salud pública dado que los datos son verdaderamente alarmantes: 800.000 personas mueren al año por esta causa, una cada 40 segundos. En España se producen 10 suicidios al día: uno cada dos horas. Se trata de un problema especialmente alarmante entre los jóvenes: es la segunda causa de muerte entre personas de entre 15 y 29 años.
De esta manera la OMS le ha dado a Hollywood unas recomendaciones sobre cómo abordar esta temática de forma correcta: señalando la importancia que no sea un acto romántico, ni sensacionalista, tampoco debe enseñarse directamente ni simplificarse. Así que películas como Romeo y Julieta donde los protagonistas se suicidan por amor no constituyen un ejemplo de lo que quiere la OMS.
El suicidio es un tema recurrente en el cine, ya sea en menores o en adultos y que no siempre se aborda de una forma adecuada. Por tanto desde esta organización quieren que se traslade el mensaje de que el suicidio es algo más complejo y un grave problema de salud pública. En esta guía que recibirán los directores de cine y otros profesionales del sector, también se recomienda mostrar personajes que en lugar de optar por esa vía consiguen superar sus problemas. Diferentes estudios científicos en torno a películas y programas de televisión muestran que cuando éstos presentan detalles de suicidios hay quien intenta imitarlos, como declaró en rueda de prensa Alexandra Fleischmann, experta del departamento de salud mental de la OMS.
Una de los casos que actualmente causo mayor polémica fue el de la serie “13 Reasons Why”, original de Netflix. Esta serie presentó en su primera temporada la historia de Hannah Baker, una adolescente que termina suicidándose por diversos acontecimientos que sucedieron en su vida, de los cuales somos testigos a lo largo de los episodios de esta producción. Esta serie rápidamente recibió severos ataques debido a que se comenzó a especular que esta fomentaba el suicidio, ya que cifras revelaron que durante el mes en que se estrenó la serie, hubo un 30% más de suicidios de jóvenes de entre 10 y 17 años en Estados Unidos, así lo concluyó un estudio publicado en el “Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry”.
Por otro lado Fleischmann destacó que es importante trabajar con los jóvenes dentro de las escuelas y enseñarles cómo superar problemas y situaciones estresantes, además de señalar el importante papel que tienen los medios de comunicación en la prevención del suicidio, por lo que no
deben darle un aura romántica o sensacionalista.
Como una gran apasionada del cine inmediatamente al leer esta noticia me han venido a la memoria multitud de películas donde el suicidio ha sido una temática de interés de muchos cineastas y uno de los que mejor lo ha tratado desde el punto de vista “terapéutico” ha sido el genial Frank Capra
con su maravillosa película “Qué bello es vivir” (1946).
Por tanto esta película podría ser un claro ejemplo de lo que la OMS le pide ahora al sector cinematográfico. Por cierto aprovecho para recomendárosla para aquellos que todavía no la hayáis visto y pido disculpas de antemano por hacer spoiler. Está considerada una obra maestra del cine clásico, imprescindible en navidad. En esta película Frank Capra va desgranando la historia del protagonista George Bailey, hasta llegar a un punto de inflexión cuando está a punto de suicidarse el día antes de Nochebuena porque cree que su vida carece de sentido y que el mundo sería un lugar mejor si él no estuviera. Justo en ese momento aparece su ángel de la guarda que le irá mostrando como habría sido la vida en el lugar donde ha vivido siempre si él no hubiera nacido y los efectos que tendría en las personas que él quiere. Metafóricamente aquí el ángel representa a la figura del terapeuta que acompaña y guía al paciente en esos momentos difíciles de visión en túnel donde la persona no puede ver más allá del dolor y por consiguiente su percepción está totalmente distorsionada.
El trabajo terapéutico es hacerle ver que existen más opciones. De esta manera hacen un recorrido vital desde sus primeros años de vida y así van repasando escenas donde el ángel le va mostrando una parte de sí mismo que él no recordaba, escenas donde sus acciones aportaron algo positivo a otras personas, en definitiva le va ayudando a tener una mirada compasiva hacia sí mismo y a tomar conciencia de su valía como ser humano, dejando de centrar su atención únicamente en la faceta de hombre fracasado y sin salida.
Comparto con vosotros estas palabras que le dice el ángel: “Curioso, ¿eh? La vida de cada hombre afecta a muchas vidas y cuando él no está deja un terrible hueco, ¿no crees?”.
La película es un verdadero canto a la vida donde podemos rescatar que aunque estemos atravesando momentos de gran angustia y desesperación la vida por encima de todo merece ser vivida.
Como curiosidad me llamó la atención hasta dónde llego la influencia de este mensaje de esperanza que quiso transmitir Capra que en el año 1987, 41 años después de que se estrenara, un juez de Florida impuso como parte de la condena, la obligación de ver la película a un hombre que había matado a su esposa enferma, tratando de suicidarse él después. Este juez argumentó que quería mostrarle al reo el valor de la vida.
Desde aquí me gustaría dedicar este artículo a todas las personas que con su profesión se ponen al servicio del otro: psicoterapeutas, psiquiatras, médicos y también a aquellos voluntarios/as de asociaciones que cada día tienden una mano a personas que necesitan ayuda.
¡Gracias a todas y a todos!
Carolina Ratia Ceña
Licenciada en Psicología y habilitada para el ejercicio de la psicología general sanitaria. Especialista en Tratamiento psicológico de la obesidad y trastornos del comportamiento alimentario. Máster en Gerontología. Psicoterapeuta humanista con orientación gestáltica y tutora en la formación de Terapia Gestalt en el centro Syam en Cádiz. Psicóloga voluntaria en Ángeles de Azul y Verde.