La Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención de la Conducta Suicida «Papageno» y la Associació de Familiars i Amics Supervivents per Suïcidi de les Illes Balears «AFASIB», firmarán en este mes de junio un convenio marco de colaboración entre ambas entidades. El convenio contempla la organización de actividades formativas y de sensibilización con el objetivo de dar visibilidad al problema de la conducta suicida, concienciar sobre su importancia y dar cobertura a actividades de prevención y postvención del suicidio.
En el convenio firmado también declaran su voluntad de aumentar los vínculos entre sus miembros, uniendo los conocimientos de ambas asociaciones para mejorar la atención psicológica a las personas supervivientes por suicidio.
Plataforma de formación sobre conducta suicida «Dana»
Para hacer efectiva la iniciativa, el próximo viernes 19 junio, ambas asociaciones pondrá en marcha la plataforma de formación «DANA». Dana es una plataforma colaborativa sobre conducta suicida, para profesionales o público en general que busca mejorar la alfabetización en salud relativa a la prevención o postvención de la conducta suicida.
La plataforma toma nombre de una diosa celta. En dicha mitología esta diosa representa esencialmente a la vida, la sabiduría y la creatividad infinita. Es también la diosa de la regeneración.
I Hackathon internacional online sobre prevención y postvención de la conducta suicida en la infancia y la adolescencia (9-11 sept 2020)
Dentro de las actividades programadas, ambas asociaciones organizarán alrededor del 10 de septiembre de 2020, día Mundial de la Prevención del Suicidio, una actividad participativa para buscar soluciones creativas al problema del suicidio en la infancia y la adolescencia con especial protagonismo de Internet y las redes sociales.
La actividad tendrá dos partes: una de formación y otra de creación de proyectos.
¿Qué es un hackhaton?
Un hackathon es un evento de redes de trabajo, un espacio para crear y compartir ideas y conocimiento. Tiene como objetivo encontrar y construir soluciones creativas de forma colaborativa, dentro de un marco temporal y espacio compartido concreto. Un modelo que combina competición y colaboración para inspirar las mejores ideas.
La participación será preferentemente de forma online desde cualquier parte del mundo (lengua española). Los participantes, tanto individualmente como formando parte de equipos, podrán participar en la actividad de formación en streaming o en diferido y también podrán optar por la actividad de creación de proyectos.
Los equipos que participen en la actividad creativa trabajarán en proyectos que contribuyan a la prevención del suicidio en la infancia y la adolescencia. Para ello contarán con la formación y asesoramiento del equipo de tutorización a lo largo de todo el proceso.
Si la situación sanitaria por COVID-19 lo permite se podrá también participar presencialmente en la sede del evento, Mallorca, para lo que tendrán que inscribirse previamente
Trabajos premiados
Las mejores ideas seleccionadas por el jurado serán premiadas en las diferentes modalidades.
Todos los proyectos serán publicados a través de diferentes medios para darles la debida difusión. Los ganadores (mejor proyecto local, mejor proyecto nacional y mejor proyecto internacional) podrán optar a un año de formación gratuita por parte del equipo de papageno.es para implementar su iniciativa y participarán en estrategias de promoción específicas de su proyecto.
Los premios puede quedar desiertos a criterio del jurado que estará formado por miembros de las entidades participantes (50% del voto) y por los participantes en el evento (50% del voto)
¿Cómo me puedo inscribir? (sólo a partir del viernes 19 de junio)
Puedes inscribirte desde el siguiente ENLACE (A partir del viernes 19 de junio-aforo limitado). La inscripción tendrá un coste de 5€ en concepto de gastos de organización. Ésta será efectiva una vez se realice el ingreso en la cuenta. Recuerda seguir las instrucciones que encontrarás en dicho enlace.
El próximo sábado 13 de junio, a las 19:00 se celebrará en el Claustro de Santo Domingo de Pollença una actividad que tiene como objetivo debatir el sentido filosófico del sacrificio y el suicidio en las obras operísticas.
El objetivo de la actividad es dar visibilidad a uno de los principales retos de salud pública de nuestra sociedad: el suicidio. La conducta suicida es responsable de una muerte cada cuarenta segundos en el mundo. Se estima que a lo largo de cada año el número de intentos podría ser de de 10 a 20 veces superior, afectando emocionalmente por cada muerte a unos seis familiares y allegados que verán su vida cambiadas para siempre. En España en 2018 fallecieron por esta causa 3.539 personas. El número de víctimas en Illes Balears fue de 71 personas con una tasa de 6,91 x 100.000 habitantes
Concierto
Después de la mesa redonda, habrá un concierto que ofrecerá obras de Luigi Cherubini (Dei tuoi figli – Medea), Gaetano Donizetti (Al dolce guidami -Anna Bolena y Com’è bello – Lucrezia Borgia), Georges Bizet (Entr’acte de Carmen – piano sol), Vincenzo Bellini (Eccomi, in lieta vesta – I Capuleti e i Montecchi y Casta diva – Norma), Pietro Mascagni (Intermezzo de Cavalleria Rusticana – piano sol), Giuseppe Verdi (Addio del passato – La traviata) y Giacomo Puccini (Signore ascolta – Turandot).
El lugar del acto es un edificio emblemático en las islas. El Convento de santo Domingo en Pollença fue construido por los frailes dominicos durante casi 60 años en el ecuador entre los S. XVI y XVII. El edificio ha tenido varios usos (hospicio, cuartel de la Guardia Civil, escuela, biblioteca y museo). La iglesia del convento es de planta basilical y cuenta con diez capillas laterales, decoradas con retablo, entre los que destaca por su importancia el realizado por el escultor mallorquín Joan Antoni Oms, dedicado a la Virgen del Rosario. El claustro es de estilo barroco y es la la sede del Festival de Música de Pollença.
Si deseas asistir puedes conseguir tus entradas y el programa de la actividad en euroclassic.es.
En los últimos tiempos, los medios de comunicación se han hecho eco de algunos casos de conductas suicidas relacionadas con la crisis provocada por el COVID-19.
Son diversas las variables que relacionan ambos fenómenos. Por un lado, están la angustia, el miedo a contagiarse o morir por la enfermedad, la afectación emocional del confinamiento y los duelos complicados. Esta relación también podría estar causada por la afectación neurológica que la propia enfermedad puede producir. Además, el aumento de demandas de divorcio, de conflictividad familiar y violencia dentro del hogar o las consecuencias económicas y el desempleo son factores de riesgo que tradicionalmente se han relacionado con un mayor número de suicidios.
Algunos autores, alertan en el mismo sentido sobre las consecuencias del distanciamiento social, la soledad y el confinamiento. También sobre la crisis social y económica que pueden acabar disparando la tristeza, preocupación, miedo, enfado, frustración, culpa, soledad…
Ahorsu et al., (2020) en un estudio sobre el miedo a padecer el COVID-19 define el suicidio como la última reacción de un ser humano que siente que no puede afrontar el sufrimiento mental que está padeciendo. En muchos países, el miedo a padecer COVID-19 puede estar detrás de algunos de estos luctuosos hechos. Este miedo puede ser también prevenible.
Pero, ¿qué dice en este sentido la ciencia?
La gravedad de la situación ha provocado un cambio radical en nuestros estilos de vida y ya suma 236.259 casos diagnosticados por PCR y 27.117 muertos en España (a 27 de mayo). Pero no es una situación totalmente nueva. El caso más cercano lo tenemos en el primer tercio del siglo pasado: la mal llamada gripe española.
Sorprende la similitud en muchas de las circunstancias vividas en aquél caso, pero también las diferencias. Una prueba más de que además de ser capaces de cometer los mismos errores, aún así, la vida ha ido a mejor. Entonces en España la mitad de sus habitantes eran analfabetos y la probabilidad de muerte en la infancia duplicaba la de los países más pobres en la actualidad. Entonces la terrible pandemia provocó 186.184 muertes solo en España (1918 a 1920) cuando nuestro país rondaba los 20 millones de habitantes. Entonces afectó sobre todo a jóvenes sobre los 20 años y ahora se ha cebado con nuestros mayores.
Estudiar lo que ocurrió en esa pandemia respecto a la conducta suicida podría ayudarnos a prevenir lo que, si no hacemos nada, ocurrirá tras esta. En 1992, Wasserman escribió un artículo que con el título «The Impact of Epidemic, War, Prohibition and Media on Suicide: United States, 1910-1920» tuvo como objetivo estudiar la influencia de la epidemia de influenza, la I Guerra Mundial y la prohibición del consumo de alcohol en EEUU. Los resultados fueron concluyentes. Mientras los efectos de la I Guerra Mundial parece no tener influencia sobre la tasa de suicidios, la pandemia si afectó negativamente aumentando el número de muertes por esta causa, y la reducción del consumo de alcohol tuvo un impacto positivo disminuyendo la tasa.
Esta relación no solo fue establecida durante esa epidemia. En Hong-Kong, en 2003 también parece haber existido. En esa ocasión se estudió el aumento de suicidio entre personas mayores. La crisis de salud fue acompañada de un aumento de los suicidios durante ese año y afectó también al año siguiente. Entonces fue la soledad y la desconexión social las causas esgrimidas para explicar el aumento de muertes. Los autores del estudio en el que se basan estas afirmaciones para evitar muertes innecesarias recomiendan manejar los miedos y la ansiedad, sobre todo en los grupos más vulnerables durante el período de la epidemia.
El suicidio es un problema de salud mental prevenible
Parece pues a tenor de estos resultados, que sería necesario implementar medidas para reducir este impacto. Y ahí tampoco tenemos por qué ir a ciegas. Ya en 2020, Gunnell et al han señalado una serie de medidas que podrían ayudar a prevenir el problema. Entre las intervenciones que recomiendan:
Implementan de medidas para acompañar a los equipos de sanitarios que han estado expuestos a situaciones límite,
realizar recomendaciones para personas con conductas suicidas,
crear recursos digitales y guías,
abrir líneas de ayuda en crisis,
llevar a cabo medidas económicas destinadas a facilitar acceso a comida, vivienda y para combatir el desempleo,
reforzar la lucha contra la violencia de género,
sensibilizar sobre el consumo seguro de alcohol,
establecer medidas contra el aislamiento social y la soledad,
restringir accesibilidad a medios letales
y aumentar la responsabilidad en la publicación de suicidios en los medios de comunicación.
Conclusiones
Si bien parece que podemos esperar un aumento de las tasas de suicidio esto no es un hecho determinado sino que está condicionado a las medidas que seamos capaces de implementar para evitarlo.
Por eso es importante que las administraciones sanitarias contemplen la activación de planes de prevención de la conducta suicida, que provocan cada años 800.000 muertes y 20 veces más intentos con consecuencias que afectan a aspectos sanitarios, económicos y sociales.
España aún no cuenta con un plan nacional de prevención, que podría salvar vidas y que ahora sería muy útil implantar. Este plan debe contemplar medidas de amplio espectro para combatir las consecuencias económicas y desigualdades sociales de la pandemia, con especial atención al desempleo.
AFDA es una asociación de utilidad pública dedicada al tratamiento psicoterapéutico de la ansiedad, el estrés, la depresión y las crisis adaptativas. Para ello, enmarca sus objetivos en valores como la accesibilidad, asequibilidad, apoyo mutuo, cooperación y la responsabilidad, con el elemento nuclear de las relaciones entre personas.
La asociación, en sintonía con la definición de la OMS, defiende un concepto amplio de la salud que incluye el bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. La salud es un elemento que nace de la construcción de todos y que pasa por un cambio social, incidiendo en sus determinantes y en las desigualdades sociales en salud. Para ello, se centra en mejorar la accesibilidad a servicios especializados de salud mental con métodos contrastados y de calidad.
Objeto social
AFDA es un proyecto que integra asociados, familiares y profesionales de diferentes disciplinas sanitarias y técnicas. La multidisciplinariedad e interinstitucionalidad son herramientas que han llevado a esta asociación a tener un importante reconocimiento por su labor durante más de una década.
Su objeto social es mejorar la salud anímica y emocional de la población, sensibilizando a la ciudadanía y promoviendo el bienestar y la calidad de vida de las personas afectadas y de sus familiares. Con esta finalidad, ha generado un proyecto solidario y de apoyo, basado en la calidad humana de sus socios y en un modelo de tratamiento dentro del marco de la evidencia científica. Para promover la mejora de los tratamientos, también promueve estudios e investigaciones sobre diversos temas.
Centros de servicios sanitarios
Con motivo de mejorar la atención que presta a la sociedad, AFDA cuenta con dos centros de servicios sanitarios integrados en Zaragoza y uno en Huesca. Su principal proyecto es el centro de salud asociativo para el tratamiento de la ansiedad y depresión. Este centro de apoyo y tratamiento interdisciplinar está abierto a colaboraciones sanitarias, empresariales, educativas y sociales buscando dar mayor amplitud y un tratamiento más integral.
Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención de la Conducta Suicida «Papageno»
Papageno: una ventana abierta a la prevención y postvención del suicidio
La “Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención de la Conducta Suicida – Papageno” nació en marzo de 2019 fruto de la colaboración de profesionales de contrastada experiencia de diferentes disciplinas (psicología, medicina, educación social, sociología, criminología..). decididos a dar una respuesta firme a este problema.
Todo ello desde un modelo de proyecto abierto y de carácter no lucrativo que aspira a ser una ventana a la prevención del fenómeno suicida y donde todo el mundo tiene cabida. La asociación busca promover el trabajo multidisciplinar y multinivel entre los agentes implicados. Aspira a convertirse en un referente de la prevención de la conducta suicida en el marco hispanoamericano, utilizando internet y las redes sociales como medio de difusión. En la actualidad cuenta con 24 profesionales no remunerados en todo el territorio nacional, en México y Ecuador.
Sectores de intervención
Papageno.es es una entidad no gubernamental sin ánimo de lucro que tiene como objetivos la formación, sensibilización, tratamiento y postvención de la conducta suicida contando con un punto de actuación en Cádiz que atiende supervivientes de toda la provincia y de Sevilla.
Participa en colaboración con otras asociaciones y entidades en la organización de cursos y eventos formativos y sensibilización y alfabetización en salud. Además, promueve la creación de otros grupos de supervivientes asesorando en un proceso de formación continua.
Desde el convencimiento de que hablar del suicidio es preventivo, recoge materiales de autoayuda, documentos científicos y todo tipo de materiales para promover aquellas iniciativas relativa a la prevención, la investigación, el tratamiento y la postvención en conducta suicida.
Todo ello con honestidad y con la única finalidad de aportar su granito de arena en el control de este problema de salud pública que la OMS ha señalado como una de las principales amenazas a nuestra sociedad y estilo de vida.
La necesidad de colaboración en proyectos de prevención del suicidio
El suicidio es un problema biopsicosocial complejo y multicausal que constituye un importante problema de salud pública. En España, el suicidio es la primera causa de mortalidad externa por delante de los accidentes de tráfico.
A nivel mundial el panorama es aún más desolador. Se estima que una persona fallece por suicidio cada 40 segundos en el mundo. El número de intentos podría ser de 10 a 20 veces superior y cada muerte trae importantes consecuencias emocionales para alrededor de 6 familiares o allegados (supervivientes). Podemos decir sin duda que el suicidio es una de las mayores amenazas a la salud pública y un importante problema social y económico. Los trastornos psicológicos y especialmente la depresión y la ansiedad y su atención deficiente son uno de los más importantes factores de riesgo de suicidio.
En pleno Siglo XXI la conducta suicida sigue estando estigmatizada. Como conducta tabú, queda muchas veces oculta, contribuyendo de forma directa a la falta de políticas claras de prevención y de actuación. Además, el suicidio está rodeado de múltiples mitos, que evitan entenderlo como un problema prevenible, enterrándolo en el terreno de “lo moral”. Prevenir el suicidio implica no sólo hablar de él, sino hacerlo de forma responsable.
Adhesión a Papageno.es
Con esta adhesión ambas asociaciones acuerdan apoyar los objetivos comunes y aprovechar las sinergias entre ambos objetos sociales. El suicidio es un problema de salud pública pero principalmente es un problema social que requiere la colaboración de todos y de la sociedad en su conjunto. En este sentido necesita de la acción de grupos políticos, profesionales sanitarios, periodistas, sindicatos, movimientos sociales, entidades locales… En consecuencia la colaboración se convierte en la piedra angular del control del suicidio.
Si deseas adherirte a la iniciativa como asociación o institución puedes hacerlo desde este link. Si deseas asociarte individualmente aquí encontrarás el formulario de contacto.
Recuerda que puedes seguirnos por las redes sociales o suscribirte a nuestro blog para recibir las nuevas entradas en tu correo cómodamente. También puede contactar a través del WhatsApp 633 169 129 o el correo electrónico prevencion@papageno.es
Tiempo de lectura: 3minutosManejo de problemas y conflictos, habilidades para la vida en la prevención del suicidio
Habilidades para la vida
Las habilidades para la vida son destrezas relacionadas con el desarrollo de las personas. Permiten un afrontamiento efectivo de las situaciones a las que te expone la vida diaria.
Como tales, son recursos personales que aumentan tu resiliencia y son factores protectores ante el consumo de drogas, las conductas suicidas u otros comportamientos con consecuencias negativas.
Estas destrezas o estrategias puedes agruparse en tres diferentes categorías: habilidades sociales (comunicación, negociación, confianza, cooperación y empatía), cognitivas, (solución de problemas, comprensión de consecuencias, toma de decisiones, pensamiento crítico y autoconocimiento) y sobre el control de emociones (estrés, sentimientos…).
En esta entrada nos centraremos en la resolución de problemas y los conflictos interpersonales.
Puedo resolver mis problemas
La resolución o manejo de problemas es una habilidad cognitiva con diferentes pasos o fases. No puedes controlar lo que sientes, pero si como respondes ante lo que sientes.
Muchas veces nuestras preocupaciones tienen un carácter difuso y poco delimitado por lo que en primer lugar suele ser útil identificar claramente el problema y su origen.
En el siguiente paso conviene contemplar diferentes soluciones para dar respuesta al problema (lluvia de ideas). Compáralas hasta encontrar la mejor, o sea, aquella más coherente con el problema que minimice las consecuencias negativas del problema, con sus pros y sus contras.
Para realizar este proceso puedes pedir ayuda a aquellas personas que puedan aportarte información. Te ayudarán a encontrar la mejor solución. No todos los problemas tienen una solución fácil o deseable, pero recuerda que lo importante no es lo que ocurre en tu vida, sino como lo afrontas.
Cuando le hayas dado esa solución, evalúa que ocurre con el problema, las consecuencias que tiene en tu vida y en los demás. Si se ha solucionado, toma nota para próximas ocasiones. Si no, reevalúa y busca una solución alternativa.
No te canses, el proceso puede ser tan duro y largo como gratificante… Los problemas o crisis son inevitables y consustanciales con la vida, pero ofrecen la oportunidad de mejorar y aprender de ellos.
Hay muchas personas que aprendemos a anticipar los problemas. Como consecuencia, sentimos ansiedad provocada por la falta de certeza de lo que nos deparará el futuro. Es importante aprender a vivir el presente. Ante los problemas lo importante es ocuparse de ellos cuando lleguen. Preocuparse continuamente, no solo que no los soluciona, sino que aumenta nuestro sufrimiento de manera innecesaria.
Conflictos interpersonales
Una categoría principal de los problemas provienen de las relaciones interpersonales. La felicidad se relaciona directamente no solo con una sana relación con uno mismo, sino con el establecimiento de relaciones sanas con los demás.
Nuestra salud mental tiene que ver esencialmente con el apoyo social que recibimos. Somos seres sociales e independientemente de si somos más introvertidos o extrovertidos, las relaciones sociales nos ayudan a sentirnos bien.
Los conflictos son choques entre diferentes necesidades, motivaciones, pensamientos o formas de entender la vida. Afrontarlos de forma adecuada y en equilibrio entre mi derechos y necesidades y los de los demás, establece relaciones fuertes y sanas.
Los conflictos interpersonales deben ser abordados. Para esto la mejor herramienta que tenemos es la comunicación. La comunicación es especialmente adecuada cuando te sientas mal.
Pide ayuda
En consecuencia, si tienes ideas suicidas, comunícate. Busca ayuda a tu alrededor. Elige a personas que pienses que pueden ayudarte en esto y si no las encuentras, busca ayuda profesional a través de los servicios de salud mental públicos y privados de tu país. También existen servicios concretos para atender a personas conductas suicidas en España o en latinoamérica
Si al principio no te sientes comprendido, sigue buscando a la persona adecuada. Las crisis suicidas tienen una duración limitada. Si consigues pasar la crisis podrás aprender habilidades para afrontarlas adecuadamente cuando aparezcan.
Criminólogo y analista. Representante de la Asociación Unificada de Guardias Civiles. Lleva a cabo estudios epidemiológicos sobre salud laboral y conductas suicidas en el ámbito de la Guardia Civil, para alertar del problema y para la adopción de políticas activas de prevención.
Introducción: consumo de alcohol, cirrosis y suicidio
No hace mucho reflexionaba en este mismo blog sobre las diferentes tasas de suicidio entre dos Regiones de España aparentemente similares: Asturias y Cantabria.
Buscando peculiaridades sociogeográficas en ambas regiones que lo explicaran, encontré en el Atlas Nacional de Mortalidad en España (ANDEES) una característica de salud que señala un comportamiento distinto entre ambas: el nivel de fallecidos por cirrosis.
Existe una fuerte relación entre el consumo excesivo de alcohol y las enfermedades hepáticas crónicas. De hecho, han dado lugar a un cuadro clínico específico: la cirrosis hepática del alcohol. También hay bastante consenso científico en que el alcohol es una conducta asociada al fallecimiento autoinfligido, como también hay consenso entre el par depresión/suicidio como ya adelantaba Miguel Ruiz-Flores Bistuer en su entrada: Alcohol y suicidio, la pareja letal
Se podría escribir mucho sobre hábitos de consumo de alcohol en España y extraer información relevante a varios niveles con la información allí disponible: frecuencias de consumo, de consumo intensivo, borracheras, bingedrinking, etc. Invito a expertos y a profesionales sanitarios, psicólogos o sociólogos a que estudien este tema en profundidad, puesto que los hábitos de consumo de alcohol están íntimamente relacionados con muchas conductas suicidas.
Con mis limitadas posibilidades quiero centrar la presente exposición en un solo eje: Relación entre consumo de alcohol, depresión y fallecimiento por lesiones autoinfligidas.
Alcohol y género
Convendrán conmigo que hay algo que distingue con claridad una dolencia alcohólica de un cuadro depresivo: los efectos orgánicos del abuso del alcohol y el agravamiento de otras enfermedades. Y esas consecuencias, matan. Eso sin olvidar el elevado coste en accidentes de tráfico o en actos violentos. La OMS estima que son más de 3 millones de muertes las que ocasiona el alcohol cada año en todo el mundo.
Recordarán l@s más veteran@s aquel anuncio, en los años 60/70, de un brandi cuyo eslogan era: “Es cosa de hombres”. Pues resulta que aquel prototipo del machismo debió calar (mucho) y el consumo excesivo de alcohol en España hace honor a aquella publicidad aún hoy en día. El alcoholismo sigue siendo cosa de hombres. Como consecuencia, también lo son las enfermedades crónicas del hígado y las muertes que provoca por diferentes medios.
No es posible establecer en este trabajo si el fruto envenenado de este “modelo de masculinidad” asociado al consumo de alcohol es suficiente para explicar los cuadros depresivos y las conductas suicidas, pero si creo posible valorar si el deterioro físico y mental resultado de consumo crónico, puede ser un factor de riesgo para el suicidio.
Método
Animado por los resultados obtenidos a partir de las series de datos de Andees, intenté localizar otras fuentes sobre consumo de alcohol, asistencias sanitarias provocadas por alto consumo de alcohol, fallecidos por cirrosis alcohólica y prevalencias de cuadros depresivos que apoyaran esos datos. Además de las ya conocidas sobre fallecidos por causa de la muerte que se pueden obtener de Sanidad y del INE, he tenido en cuenta datos sobre ingresos hospitalarios clasificados por el diagnóstico principal. Aparte, he recopilado los resultados de las encuestas de salud que se publican en ambas webs (Encuesta Europea de Salud del INE y Encuesta Española de Salud del Ministerio de Sanidad).
Encontré datos sobre fallecidos por cirrosis alcohólica en la web de Sanidad (codificado CIE-10 “K70”), discriminando por Comunidades Autónomas, género y grupos de edad (15-64 años) entre 1999/2018. De la misma fuente obtuve los datos de fallecidos por lesiones autoinfligidas (codificado CIE-10 “X60-X84).
El propio Ministerio de Sanidad ofrece datos sobre ingresos hospitalarios con motivos “Trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de alcohol” (CIE-9 ”660”), por “Enfermedad alcohólica del hígado” (CIE-9 “571”) y “Cuadros depresivos” (CIE-9 “296”, “300” y “311”), en el periodo 1997/2015 desglosados también por CCAAs, género y edad.
Los datos pueden también obtenerse del INE a través de su portal estadístico.
La misma web de Sanidad nos ofrece una larga batería de datos sobre modos de consumo de alcohol recogidos en el Plan Nacional sobre Drogas del Ministerio de Sanidad y en el INE obtenidos mediante encuestas (Encuesta EDADES del PND y Encuesta Europea de Salud y prevalencias sobre cuadros depresivos en el INE (Encuesta Nacional de Salud).
Con los datos detallados por año, Comunidad Autónoma, género y grupo de edad, obtuve una larga serie de tasas:
Fallecidos por cirrosis alcohólica por cada 100 mil habitantes.
Fallecidos por lesiones autoinfligidas por cada 100 mil habitantes.
Ingresos hospitalarios por trastornos mentales asociados al alcohol por cada mil personas asignadas.
Ingresos hospitalarios por cirrosis alcohólica por cada mil personas asignadas.
Ingresos hospitalarios por cuadros depresivos por cada mil personas asignadas.
Por otro lado, dispuse los resúmenes de dichas tasas para cotejarlas (por CCAA y género) con los datos disponibles de las encuestas sobre los modos de consumo de alcohol del Plan Nacional de Salud y Encuesta Europea de Salud, mediante correlaciones de Pearson. La falta de concordancia de los años de las encuestas y el periodo de los datos de las series largas nos obligan a considerar con reservas sus resultados.
Es necesario destacar que no he encontrado información detallada sobre prevalencias de consumo de alcohol o depresión más allá de las citadas encuestas. Los datos sobre ingresos o fallecimientos son “puntuales” en cada uno de los años analizados, lo que en estadística se denomina como incidencia. Este hecho no desvirtúa, en mi opinión los resultados, pues la incidencia de un problema de salud que, razonablemente, podemos suponer crónico o de larga duración nos indica directamente el nivel de implementación de la enfermedad, de forma asimilable a la prevalencia.
El plan de trabajo pretendía abordar un análisis descriptivo, mostrar esos datos mediante gráficas de barras de error y realizar cotejos sencillos mediante el coeficiente de correlación de Pearson, para determinar groseramente el nivel de relación entre las variables.
Las tasas de mortalidad que se expresan a edades avanzadas y la diversidad de sus causas nos invitan a dejar de lado el grupo de población de más de 65 años para tratar de simplificar el estudio.
Como enfermedad degenerativa, es raro encontrar muertes por cirrosis en edades tempranas. Pese a haber incluido en el estudio el grupo de edad “15 a 24 años”, solo se registran tres casos: Galicia en 2012, Navarra en 2007 y Asturias en 1999. Mi recomendación para quienes profundicen en el estudio es estrechar el límite de edad entre los 25 y los 65 años.
Resultados
Las series de datos de cada grupo de encuestas parecen concordar bien entre sí y, en menor medida, también con los series de las otras encuestas cuando analizan los diferentes patrones de consumo de alcohol. Ello es así incluso con las dificultadas intrínsecas del modelo de adquisición de la información y el número limitado de datos.
No hay una relación estrecha entre fallecidos por cirrosis del alcohol y los consumos expresados en las encuestas nacionales de salud.
Hay mejor relación entre cirrosis como causa de muerte y los consumos declarados en las encuestas europeas de salud.
Se observa que los cuadros de depresión menor y los cuadros severos de depresión moderada son los que más se asocian al consumo excesivo de alcohol.
La variable que mejor predice los ingresos hospitalarios, las muertes y los suicidios es la de personas que manifiestan no haber consumido alcohol en el último año (mediante correlación inversa).
Considerando las tasas de ingresos hospitalarios por trastornos mentales provocados por consumo de alcohol, dolencias orgánicas por abuso alcohólico, muertes por cirrosis alcohólica y muertes por suicidio, del periodo 1997/2018 segregando por CCAAs, sexo y grupos de edad obtenemos los siguientes resultados:
Existe una alta correlación entre los ingresos por dolencias somáticas y por trastornos mentales asociados al alcohol. También muy clara entre los ingresos hospitalarios y las muertes por cirrosis alcohólica. Es asimismo muy alta la correlación entre fallecidos por cirrosis y suicidio. En menor medida se corresponden ingresos hospitalarios por depresión con ingresos hospitalarios por enfermedad alcohólica. Curiosamente, no se evidencia a este nivel ningún tipo de relación entre depresión y muertes por problemas hepáticos o por lesiones autoinfligidas. Ojo, que no se muestre no significa que no exista. Recordemos la necesidad de explorar las capas que puedan enmascarar esa relación.
De hecho, con tan solo separar por géneros empezamos a visualizar signos de vinculación de la depresión con el alcohol y el suicidio.
Una característica reseñalable respecto al género es que los ingresos hospitalarios por cuadros depresivos es más alto para las mujeres que para los hombres, contrariamente a lo que ocurre con todos los demás conceptos.
Otra forma de ver hasta que punto se ajustan las variables suicidio y cirrosis es mediante la representación de la nube de puntos. Sirva de ejemplo la gráfica relativa a Hombres mayores de 25 años, de la que he excluído las Regiones menos pobladas (La Rioja, Ceuta y Melilla) para evitar la acumulación de valores 0 de la variable “Cirrosis”:
Cuando separamos por grupos de edad (además de por géneros), se siguen mostrando correlaciones, pero expresadas en niveles más bajos. Deduzco que se debe a la reducción en el número de datos que permiten aflorar la influencia del resto de variables que influyen en el suicidio y que se reflejan en la enorme variabilidad entre regiones.
De hecho, cuando despreciamos la capa “CCAAs” y agrupamos al global de España, los datos para el grupo de edad de 25 a 34 años muestra unas correlaciones muy elevadas para las variables Suicidio, Cirrosis, Ingresos por trastornos alcohólicos e Ingresos por dolencias alcohólicas.
Al expresarlo mediante barras de error comprobamos el comportamiento similar de las variables “muertes por cirrosis” y “muertes por suicidio”:
El caso de Asturias y Cantabria
Armados con nuevos datos, volvemos a encarar las diferencias en las tasas de suicidio entre regiones con el ejemplo de Asturias (color verde apagado) y Cantabria (color rojo).
De entrada, los fallecidos por cirrosis alcohólica compaginan bien con los de suicidio. Asturias se destaca como la Región con mayores tasas de cirrosis y la segunda por suicidios, mientras Cantabria se sitúa en niveles bajos de suicidios y en la zona media en cirrosis.
¿Pero ocurre igual con los demás parámetros?
En realidad no. La diferencia no es tan señalada para los ingresos hospitalarios por trastornos alcohólicos o por enfermedades hepáticas alcohólicas, aunque sí por ingresos por depresión.
Tan es así, que cuando estudiamos su comportamiento por género, en Cantabria las mujeres empiezan a destacarse por el alto número de ingresos por patologías relacionadas con el alcohol, superando a Asturias y rompiendo las conclusiones generales anteriores.
Dificultades metodológicas
Resulta complicado extraer conclusiones para determinar las bajas tasas de suicidio en Cantabria. No podemos entender las conductas autolíticas limitándonos a unos pocos parámetros estadísticos. Las motivaciones son tan complejas como los individuos y varían considerablemente de un municipio a otro. Hemos sido capaces de exponer razones que ayudan a explicar las altas tasas de Asturias. Ahora toca buscar cuales son las variables protectoras que hacen de Cantabria una región más amable con las pérdidas por suicidio. Me permito adelantar una hipótesis para los futuros investigadores: habrá que analizar las razones de que en Cantabria tengan unas tasas tan bajas de ingresos por depresión.
Los análisis matemáticos requieren su interpretación. Especialmente cuando tratamos de comparar variables físicas que no miden realidades idénticas.
Las encuestas de salud son muy interesantes para conocer los hábitos de consumo, pero su limitado número, la variabilidad de los términos en que se formulan las preguntas y disponer solo de los resúmenes de los informes, no facilitan su análisis estadístico ni relacionarlo con rotundidad con los fallecimientos por enfermedad hepática o suicidio.
Una encuesta, por bien realizada que esté y por muy alta que haya sido la muestra, está sometida a distorsiones por su carácter subjetivo. Más aún cuando se adentran en cuestiones íntimas, como la salud o nuestro comportamiento, con toda su carga de reproche social, culpa o auto censura que pueden inducirnos a ser condescendientes con nosotros mismos. Su análisis requiere un enfoque distinto al puramente matemático. Ni siquiera el dato objetivo de litros de alcohol consumidos reflejan la problemática asociada al abuso, al no considerar los patrones y usos sociales en su forma de consumirlo.
En cuanto a los datos sobre hospitalizaciones, y como señalaba al inicio, no es lo mismo disponer de una variable que señala fielmente el nivel de presencia de una enfermedad (prevalencia), que otras que muestren sucesos (hospitalizaciones) o aquellas que nos indiquen un resultado (fallecidos). Incluso así, las altas correlaciones encontradas refuerzan la asumida convicción de la relación entre alcohol/depresión/suicidio.
Aún con la directa relación causa/efecto que sabemos existe entre el abuso del alcohol y la cirrosis alcohólica, no cabía esperar un coeficiente de correlación perfecto en un cálculo que se basa en el cotejo dato a dato, pero que hemos visualizado cuando discriminamos por capas. Ello es debido a que al ceñirnos a determinadas variables (edad, género y región), no hemos tenido en cuenta la interacción con otros factores de riesgo y/o protectores, que acaban imponiendo su presencia al desaparecer las anteriores, especialmente cuando alcanzamos el nivel CCAA.
Conclusiones:
Los datos globales confirman que el consumo patológico de alcohol es un factor de riesgo de primer orden para el suicidio (bien per se, como coadyuvante o como precipitador).
Las correlaciones entre suicidio y patologías alcohólicas son especialmente elevadas para el grupo de edad entre los 25 y los 34 años.
Se observa la firme relación alcohol/depresión y depresión/suicidio. Y aunque no sea posible establecer las direcciones de “causalidad” (por el método analítico empleado), todo apunta a que el motor principal en este juego de interdependencia pueda ser la conducta abusiva del alcohol.
Existe un componente social del consumo excesivo de alcohol vinculado al género, pero también a patrones culturales en su forma de consumirlo que influye en el resto de conductas y cuadros patológicos.
Los problemas psicológicos y orgánicos resultado del abuso del alcohol se acumulan con la edad y tienen su reflejo en el mayor número de ingresos hospitalarios, diagnósticos por depresión, en el nivel de fallecidos por cirrosis y en las tasas de suicidio.
La complejidad y diversidad de las motivaciones suicidas hacen que cualquier elemento, como es en este caso el consumo de alcohol, sea solo uno más de los muchos factores de riesgo o protectores y no explica por sí solo el fenómeno en su conjunto.
Que en base a las variables que hemos estudiado, y aunque se enfaden mis amigos asturianos, Asturias se asimila más a su vecina Galicia que a su vecina Cantabria.
Existen diferencias en el momento que en cada país estamos en cuanto a la epidemia de COVID-19. Cuando la curva de fallecimientos y personas contagiadas desciende, aparecen otros problemas de enorme gravedad económica y social. Es entonces cuando los medios destacan otros aspectos dolorosos de esta época que nos ha tocado vivir.
En las últimas semanas, los medios de comunicación digital de diversos países se hacen eco de la aparición de casos de suicidio relacionados con la epidemia. Y es que parece que existen diferentes razones por las cuales ambas situaciones se relacionan de forma estrecha.
Pero, el suicidio es un fenómeno complejo y multicausal. En la descripción de los casos frecuentemente se confunde el precipitante o hecho que empuja a la conducta con su causalidad. Sin embargo, en muchos casos este solo es el hecho más visible de una situación con diferentes causas que la persona vive como insostenibles y que la precipitan a tomar una decisión errónea.
La OMS estima que cada 40 segundos fallece una persona por suicidio en el mundo. Las circunstancias de cada caso son muy específicas y concretas y envuelven un amplio abanico de variables. Los medios de comunicación no solo narran la realidad, sino que ayuda a construirla. El suicidio es un reto global de salud pública en el mundo, antes y después de la pandemia. Aunque esta pueda relacionarse con un aumento de la aparición de este tipo de conductas podría deberse al aumento de las desigualdades sociales en salud que ya existían previamente. La pobreza o el desempleo, la desesperanza o el empeoramiento de los problemas psicopatológicos en personas vulnerables por ejemplo por el confinamiento o miedo a padecer enfermedades, pueden ser las verdaderas causas. ¿Qué puede estar ocurriendo en realidad?
¿Cómo puede relacionarse la epidemia del COVID-19 y la conducta suicida?
Si nos atenemos a la información sobre casos de coronavirus y suicidio que han aparecido en medios de comunicación hispanoamericanos, parece que la relación puede deberse a diferentes variables.
En una serie de artículos publicados, se destacan casos de personas concretas contagiadas y con miedo a contagiar a personas queridas. También existen casos de personas que piensan erróneamente que están contagiadas. En ambos, parece jugar una baza importante el miedo por anticipación o un riesgo por un mal que les hace la situación como inabarcable.
Por otro lado, también están los incidentes relacionados con el estrés sostenido en profesionales sanitarios. Esto puede ser debido tanto a las jornadas maratonianas de trabajo, al miedos al contagio, o al contacto estrecho con el dolor y la muerte. Han sido varios los casos de este tipo en Italia y EEUU de profesionales de primera línea. Incluso en Alemania se ha descrito el suicidio de un político relacionado en los medios con su incapacidad para superar la responsabilidad sobre las consecuencias económicas y sociales de la pandemia.
Solo en un caso parece que haya una relación directa entre el coronavirus y la conducta suicida. Este caso registrado en México nos habla de una persona que a causa de la desorientación y los síntomas provocados por la enfermedad intentó acabar con su vida, para acabar muriendo más tarde a causa de la enfermedad.
La opinión de expertos
A través de medios digitales, diversos organismos han destacado el posible repunte de suicidios en esta época, por ejemplo, relacionado con el confinamiento. Sin embargo, no dan mayores datos y se basan en opiniones de profesionales versados en el tema.
Otros artículos ofrecen datos sobre el aumento de la atención en niños y adolescentes relacionados con la violencia física, psicológica y sexual dentro del ámbito doméstico durante el confinamiento. Esta información parece ser consistente con estudios previos.
En otro medio, la psicóloga murciana Laura pilar Moya indica la necesidad de hablar y comunicarse cuando existe presencia de ideas suicidas que relaciona no solo con no salir a la calle, sino con el miedo al contagio, el duelo y la incertidumbre laboral, social y económica.
¿Qué sabemos de otras pandemias?
Es pronto para encontrar en la literatura científica estudios de amplio calado sobre el tema. Por la gravedad de la situación necesitamos movernos según lo ocurrido en diversas situaciones anteriores. La última pandemia de este tipo se sufrió a principios del S. XX , hace ahora un siglo, durante la mal llamada gripe española.
Si bien existen analogía entre ambas epidemias, en otros sentidos son incomparables. La pandemia de 1918 se llevó al vida de entre 50 y 100 millones de personas y coincidió con uno de los períodos mas luctuosos de nuestra historia, la Primera Guerra Mundial. La evolución socioeconómica también era muy diferente. Durante este período los medios de comunicación hablaron de la presencia de conductas violentas y suicidios achacados judicialmente a una «psicosis o delirio durante la influenza».
Pero, ¿qué dice la ciencia?
El estudio de la relación entre los coronavirus y el suicidio no es algo nuevo, aunque aún queda mucho por investigar.Author links open overlay panelOlaoluwa Okusag (2011) destacó la falta de estudios sistemáticos sobre este tema ante la presencia de casos que vinculaban ambos trastornos en el último siglo. En especial, la relación entre la influenza B y coronavirus con los trastornos del estado de ánimo y con la conducta suicida.
Ya durante este año, existen publicaciones que hablan sobre este tema. Reger, Stanley y Joiner (2020) advierten sobre las posibles consecuencias del distanciamiento social sobre la muerte por suicidio. Los autores lo relacionan con el estrés económico, el aislamiento social y la falta de accesibilidad a recursos de apoyo comunitario, religioso y de salud mental. También a problemas de salud, ansiedad, incremento de suicidios entre personal sanitario, incremento de venta de armas de fuego (EEUU) e incrementos debido a la estacionalidad (finales de la primavera e inicios del verano en el hemisferio norte).
Para abordar este problema, los autores recomiendan diferenciar entre distancia física para evitar el contagio y distancia social, usar medios telemáticos de salud mental, aumentar accesibilidad de estos servicios, los programas de prevención del suicidio basados en la evidencia y seguir escrupulosamente las indicaciones para la publicación de noticias sobre suicidios en medios de comunicación.
Comunicación responsable y preventiva del suicidio
En conclusión, todo parece señalar un posible repunte (prevenible) de conductas suicidas provocado por las consecuencias psicosociales de la pandemia (aislamiento social, desempleo, cierre de negocios, problemas económicos, aumento de la violencia intrafamiliar…). Esto indica claramente la necesidad de tomar medidas preventivas en esta dirección para el control de esta consecuencia en la que, como siempre, debemos estar todos.
Dada la universalidad del fenómeno suicida independientemente de la cultura o estratos socioeconómicos y su complejidad en su vertiente social, los medios de comunicación juegan un papel esencial en su prevención.
Los medios de comunicación social son una parte esencial de este puzzle, y deben comunicar en estos casos siempre desde la mayor responsabilidad y evitando en todo momento el sensacionalismo que puede provocar inseguridad o refuerce la imitación de este tipo de conductas (efecto Werther), o aumente el dolor de los supervivientes.
Autora: Marien Sosa Rojano es superviviente de suicidio y participa en un grupo de ayuda mutua.
En este artículo Marien narra su proceso de duelo personal tras la pérdida de un ser querido a través de las emociones a las que se enfrenta.
NO SABÍA.
No sabía que un día se me pararía la vida. No sabía lo que me iba a ocurrir. No sabía que ese día descubriría cuánto puede doler el alma. No sabía que mi alma se podía sentir así. No sabía que se podía romper tan fuerte, que cada trozo de mi alma podía doler tanto. No sabía que serían cuchillas penetrantes que me acompañarían mucho rato. No sabía que cada trozo cortaba, hería, sangraba y escocía con sólo respirar. No sabía que sólo respirar dolía. No sabía que el dolor que sentía se haría cada vez más intenso y me ahogaría. No sabía que me hundiría en un mar de lágrimas. No sabía que el dolor tenía color. No sabía que cuanto más sufría más oscuro se volvía mi mundo. No sabía que la penumbra envolvería mi vida. No sabía que mi ser se apagaría. No sabía cómo volverlo a encender. No sabía que estaría tan perdida, sin rumbo. No sabía el sentido de vivir. No sabía que mi mente me pediría abandonar. No sabía que mi corazón también quería parar. No sabía cómo dejar de caer. No sabía cómo dejar de crujir. No sabía qué encontraría al final. No sabía que volvería a tocar fondo, pero que éste sería diferente al que conocí. No sabía que lo necesitaba, que querría quedarme allí. No sabía que me levantaría y permanecería de pie, ahí. No sabía que me untaría de la sombra del lecho oscuro, no sabía cómo me haría sentir. No sabía que descubriría un momento, una reflexión, un rayo de luz. No sabía que querría salir de allí. No sabía cómo hacerlo, no sabía cómo ascender. No sabía que escalaría, no sabía que volvería a caer. No sabía que treparía y me quedaría a medias de bajar o subir. No sabía que había encontrado un camino y que debería seguir por ahí. No sabía que quienes me ayudaban, me acompañaban y guiaban, lo daban todo por mí. No sabía cuánto amor me rodeaba porque sólo pensaba en salir. No sabía que avanzaba, a pesar del peso que arrastraba. No sabía que crecía y aprendía, pero mientras me sanaba. No sabía que aún me curo, mientras gano fuerza y confianza. No sabía que en mi camino encontraría almas hermanas. No sabía que notaría claridad en mi mirada. No sabía que volvería a sentir. No sabía que este camino, aun acompañada, sola lo tenía que vivir. No sabía que cansada me tocaría seguir subiendo. No sabía que mientras subía, me estaba conociendo. No sabía que descubriría un ser que habitaba en mí, diferente al que fui. No sabía que lograría ver que estaba saliendo de allí. No sabía que aún me queda camino, pero la luz es cada vez más cálida al subir. No sabía que me daría cuenta que fue toda una oportunidad haberte conocido a ti. No sabía que serías un gran maestro de mi vida y yo solo tu aprendiz. No sabía que descubriría todo lo que te hacía sufrir. No sabía que me perdonaría por no haberte podido ayudar. No sabía que me perdonaría, y que podría encontrar la paz. No sabía que en mi camino me has acompañado siempre, aunque no te podía ver. No sabía que aprendería a sentirte, en otro modo, tu ser. No sabía que aceptaría que ya no estás conmigo, que ahora estás siempre. No sabía que te echaría de menos de tantas formas diferentes. No sabía que descubriría tu energía y me acompaña cada día. No sabía que serías mi luz, mi guía, mi razón para continuar. No sabía que serías un ángel azul de alas abatidas. No sabía que mi luz te alumbraría en tu oscuridad. No sabía que no pude alumbrarte lo suficiente y perdiste la batalla. No sabía que ahora donde estás me esperas y nos volveremos a abrazar. No sabía que mientras nos reencontramos a mí me queda mucho que caminar. No sabía que mientras avanzo aceptaré lo que me tenga que llegar. No sabía que aprendería otra forma de mirar. No sabía que ahora solo me apetece ayudar. No sabía que tú serías mi razón por la que estas frases escribir. No sabía que tenía en mi interior muchas cosas que decir. No sabía que esta tormenta me iba a destruir. No sabía que el paraguas no sirve de nada aquí. Pero mi tormenta me acompaña, aunque a veces parezca desaparecer. Ahora la acepto y la quiero, forma parte de mi ser. Ahora sé y te agradezco lo feliz que me hiciste sentir. Ahora sé que quiero que los demás te recuerden también así. Ahora sé que volveré a escribirte porque nunca me despedí. Ahora sé y te prometo que intentaré volver a ser feliz. Porque sé que es lo que tú querrías, volver a verme sonreír. Porque sé que tu sonrisa me daba ganas de vivir. Y ahora sé que con la mía me toca regalarla y compartir. Ahora sé y agradezco a la vida, que me tocara esto a mí. Porque sé que era el camino que me preparó para seguir. De todo ello he aprendido y ahora quiero continuar Aunque me enfadé con la vida, ya la puedo perdonar. No me importa quién no lo entienda, son mis zapatos, mi caminar. Quién me acompañe en este viaje aprenderá de mi lección Aunque sé que este trayecto es diferente en cada corazón.
Grupo de ayuda mutua supervivientes de suicidio en Cádiz
Grupos de ayuda mutua para supervivientes de suicidio
AMAZONA EN LA CENTELLA
UNA BOLSA PARA AFRONTAR EL DUELO
Día Internacional del libro
El día 23 de abril de todos los años se celebra el Día Internacional del Libro. Y no es una fecha al azar. Esa fecha se escogió por su relación con la muerte de 3 grandes escritores de la literatura universal. En la misma fecha del año 1616 perdieron la vida Shakespeare, Cervantes y Garcilaso de la Vega. Estos autores no solo marcaron solo nuestra literatura, sino que han dejado su huella en nuestra cultura contemporánea.
Y es que la literatura y el escribir tienen algo de mágico. Nos permiten aprender a través de las experiencias de otras personas, viajar sin movernos de nuestro salón o dormitorio y entender mucha de nuestras dudas existenciales más ancestrales. To be, or not to be, that is the question, en español “Ser o no ser, esa es la cuestión” se convirtió por ejemplo en una frase mítica. La hizo popular uno de los personajes de Shakespeare, protagonista de la obra teatral Hamlet, príncipe de Dinamarca, escrita en los albores del S. XVII (cuando aún no existía Netflix).
Biblioterapia: cuando un libro es más que un libro
Pero los viajes virtuales no son la única experiencia que puede regalarte un libro. Muchas veces los libros son un mapa para recuperar el camino cuando ya nada tiene sentido. Los libros, muchos libros, son brújulas que pueden ayudarte a encontrarte de nuevo como persona cuando ya has perdido la esperanza.
Y es que recetar un libro en muchas ocasiones puede sanar más que una pastilla o una vacuna. Porque no existe vacuna para combatir el dolor humano ante la pérdida de un ser querido. No existe pastilla que te permita vislumbrar la luz tras el precipicio que se abre frente a ti cuando la muerte te roza cerca.
Ser superviviente de suicidio
Cuando esta muerte es por suicidio, al dolor por la pérdida se une la vergüenza y la culpa del estigma y una insondable necesidad de encontrar una explicación a lo que ha ocurrido. Una necesidad que se mantiene en el tiempo y que muchas veces impide cerrar heridas.
Ser superviviente del suicidio no es una experiencia que pueda ser definida en pocas palabras, pero tampoco en muchas. Cada superviviente narra una historia única que pese a los matices comunes es específica y depende de muchas variables. Una experiencia dura que te hace transitar por un proceso tortuoso de la búsqueda de la aceptación de lo que ha ocurrido con toda su crudeza. Frecuentemente te obliga a perdonar y a perdonarte y que solo encuentra consuelo cunado abre la puerta a integrar la experiencia y a rehacer la vida.
Regalar vida: Amazona en la centella. Una bolsa para afrontar el duelo
Quizás estés cruzando en este momento ese desierto y a lo mejor te has planteado que no tendrá fin. Pero no cedas al desaliento. No estás sola ni solo. Algunos hemos tenido la suerte de conocer a personas que volvieron de la experiencia y aprendimos de ellas sobre la grandeza y la capacidad de los seres humanos para reinventarse, pese a sufrir las peores experiencias.
María Jesús de León es una de ellas. Esta gaditana afincada en Grazalema sorprende por su humildad y dulzura. La vida la golpeó con una dureza aterradora y ella lo afrontó (lo afronta) iniciando su propia aventura de crecimiento personal. Entonces aprendió a flotar en la aguas turbulentas del temporal, a soportar los malos momentos y consiguió pintar de nuevo una sonrisa en su boca. Y todavía le dio tiempo a mostrar la mejor cara de si misma. Susi, que así le gusta que le llamen, decidió regalar al mundo su experiencia en forma de libro. Y de esta forma, hace unos años publicó “Amazona en la centella. Una bolsa para afrontar el duelo”.
En sus páginas, regala su particular forma de ver el mundo. La suya. Le gusta decir que cada persona tiene una diferente y que no existe una solución o camino, sino que cada persona tiene el suyo. Así que no esperes una receta mágica para encontrar el tuyo, un dibujo definido o unas instrucciones para conseguirlo. Es algo más. Su libro es un canto a la esperanza de alguien a quien convirtió la lucha en un estandarte, una herramienta para afrontar los reveses de la vida. Sus palabras son estrellas en la noche que te ayudarán a encontrar tu destino, que seguro no será igual que el suyo. Tenemos seguridad de que tú también puedes conseguirlo.
Regala vida
Con motivo de esta especial celebración, su editorial, Ediciones El Boletín, ha puesto en descarga gratuita alguno de sus libros. Entre ellos se encuentra el de Susi, que lo ofrece también con ilusión desde esta página dedicado en especial a su grupo de ayuda mutua y en general a todas las personas que deseen compartir su vivencia de aprendizaje. Ahora tú también te encuentras entre las personas elegidas. Puedes conseguirlo a través de la página de la editorial o en el siguiente enlace:
No te engañaremos el camino no será nada fácil, pero nosotros también te necesitamos y estamos dispuestos a estar ahí siempre que nos dejes acompañarte.
La soledad a veces es solo una opción
Si has perdido a una persona por suicidio y nos necesitas será un regalo poder acompañarte. Puedes contactar con nosotros a través del WhatsApp 633 169 129.
Papageno es una asociación nacional de profesionales de carácter gratuito y voluntario. Nuestro primer grupo de ayuda mutua se creó en 2019, gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Cádiz dentro del Plan Local de Salud. Soñamos con que no sea el último. Si quieres información sobre como crear grupos de este tipo también podremos asesorarte.
Si necesitas ayuda también puedes contar con otras asociaciones. Desde diferentes lugares de nuestra geografía las organizaciones están dando respuesta a este problema de salud pública al que desde la administración no se presta la atención suficiente.
España aún no cuenta con un Plan Nacional de Prevención de la Conducta Suicida.
Me confieso. Me propuse no escribir nada sobre el coronavirus. Lo conseguí durante todo este tiempo, pero hoy no me he podido resistir. Incluso llegué a eliminar borradores que nunca verán la luz. Hoy lo hago con la excusa de hablar de las consecuencias psicológicas y emocionales de la crisis, pero con el objetivo de compartir algunas reflexiones. Todas tienen el punto en común de abordar la crisis del COVID-19 desde el punto vista psicológico.
Hace algo más de un mes el panorama que ahora se presenta ante nosotros hubiera formado parte de una película mala de serie b. Una película, de esas distópicas, que nos presentan un mundo apocalíptico ahondando en nuestros miedos más ancestrales.
Ahora esa película de serie b se ha convertido en nuestra cotidianidad. Y en esta nueva realidad que estamos viviendo nos sobreponen las imágenes más dramáticas. Desde el Palacio de Hielo de Madrid que se convirtió en un improvisado almacén para poder albergar los cuerpos de los fallecidos por COVID-19 o las tremendas imágenes de nuestras residencias de ancianos hasta las colas de vehículos en algunas ciudades para desplazarse a sus segundas viviendas de ¿vacaciones?. Las dos caras más extremas de la crisis que transformará nuestro mundo irremediablemente.
Comunicación en tiempos de pandemia
A nadie se le escapa ya la gravedad del momento histórico que estamos viviendo. A la crisis sanitaria provocada por el COVID-19 que está teniendo como consecuencia importantes pérdidas humanas se une la crisis económica fruto del confinamiento y la parada obligatoria de gran parte del entramado empresarial. Malos tiempos que cursan con miedo, dolor, ansiedad y preocupación por el futuro.
El mundo se enfrenta a un momento importante de su historia. Estamos viviendo cambios que seguramente cambien nuestra forma de ver y sentir la vida y nuestros hábitos. La pandemia viene en un momento de crisis de un modelo económico que se basa en la desigualdad de la riqueza y los recursos, en un modelo productivo insostenible basado en el crecimiento continuo, un modelo energético poco amable con la naturaleza y un estilo de vida que resuelve los conflictos y problemas desde la competitividad y no desde la colaboración. En este caldo de cultivo, cuesta trabajo vislumbrar una salida a esta crisis, no tanto porque no la haya, sino por estar inmersos y a veces bloqueados por la carga emocional y el estrés que está produciendo en gran parte de la población.
Y esto se ve reforzado por la aparición de visionarios, agoreros, nuevos especialistas y expertos, epidemiólogos de fin de semana y políticos a media jornada. Todos parecen en una alocada carrera en la búsqueda de notoriedad, sin perder la oportunidad de vaticinar los peores horrores incrementando el miedo. Un miedo que a veces se aleja del problema real y que se convierte en el vaticinio de la llegada del apocalipsis y en una maquiavélica forma de controlar nuestra conducta.
Por otro lado, pocos se atreven a hablar de soluciones concretas y muchos se limitan a reforzar los malos datos con titulares grandilocuentes, cuando no es una crítica destructiva a todo intento de solución. «Actuamos demasiado tarde», «las medidas son demasiado pocas», o «las medidas son demasiado exageradas» son frases utilizadas de forma indistinta para expresar malestar por lo que está ocurriendo y que forman parte de la queja por la queja.
El lenguaje bélico
En ese sentido nos encontramos con la metáfora bélica. No nos es ajena la utilidad que en estos momentos pueda tener apelar al sentimiento patriótico para mantener la disciplina ciudadana y el sentimiento de unidad que pueda ser útil para afrontar estos duros momentos, pero esto no es una guerra. Esto es una crisis de salud pública y no un enfrentamiento armado y creo que hay que usar el lenguaje adecuado. Una crisis sanitaria requiere de medidas sanitarias.
El componente ideológico de la metáfora bélica tiene claros inconvenientes, porque permite tomar medidas de restricción de libertades apelando al enemigo común que corren el riesgo de mantenerse una vez acabada la crisis. El cierre de fronteras, la restricción de libertad de movimientos, el confinamiento y otras medidas como el distanciamiento social son justificables ante la previsión de una pandemia, pero en absoluto como medidas preventivas para evitarlo. Fomentan la xenofobia y la desconfianza y no tienen nada que ver con la realidad preventiva.
No alimentemos la desesperanza: un canto a la esperanza
Ahora es necesario centrarnos en las soluciones más que en los problemas. Sin duda, saldremos de esta. El cómo, sin embargo, está por escribir. Pensar en los problemas de forma reiterada nos consume las energías. Resérvalas para centrarte en qué puedes hacer para mejorar la situación que estás viviendo. Tienes muchos recursos personales por explotar y si buscas lo suficiente no estarás solo para conseguirlo.
No alimentes la desesperanza. La situación ya es suficientemente dura, como para crear un clima aún más negativo. Una de las emociones que más se repiten en las personas con conductas suicidas es la desesperanza. Aléjate de ella, es producto de tu mente. Hay cosas en la vida que no tienen una solución ideal, pero siempre podrás elegir como deseas vivirla.
“No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede”
EPICTETO
Las crisis sacan lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Todos tenemos una oportunidad pero es una oportunidad que no podemos dejar pasar. Es más fácil de lo que crees o más difícil, lo que tu desees.
Efectos psicológicos de la pandemia y el confinamiento
Los efectos psicológicos de la pandemia y el consiguiente confinamiento aún están también por escribir. Como siempre, este tipo de situaciones afectará notablemente más a las personas y grupos más vulnerables. En ese sentido, cabe esperar poco efecto a largo plazo en la mayor parte de la población. Sin embargo, aquellas personas que han perdido personas cercanas, que han sufrido un confinamiento más duro, que sean afectados más gravemente por las consecuencias económicas negativas o que sufren trastornos psicológicos previos serán con mayor probabilidad víctimas de secuelas psicológicas posteriores.
Durante todo este tiempo he pasado de la incredulidad, al miedo y al dolor por ver a tantas familias sufriendo por la muerte de sus familiares. Y es que esta muerte no es normal. El coronavirus nos robará muchas cosas, muchas de esas superfluas, pero nunca tan dura como el derecho a enterrar a nuestros muertos y despedirnos de ellos de forma adecuada.
Una de las situaciones más graves que podemos vivir durante la pandemia son las pérdidas de personas cercanas. Si has perdido a una persona querida o varias durante la pandemia, si la vida te ha robado la posibilidad de despedirte adecuadamente de ellas, tu duelo puede ser más duro. Sin embargo, podrás aprender a afrontarlo adecuadamente y rehacer tu vida integrando los cambios que las pérdidas supongan en tu vida.
«Murió solo, no pudimos despedirnos cuando estaba en su partido más difícil, ni velarlo… ni nada”.
Fernando Sanz, hijo de Lorenzo Sanz, expresidente del Real Madrid fallecido por COVID-19
Otras situaciones relacionadas, como el distanciamiento social y la restricción de la libertad individual, también repercuten a corto plazo en nuestro estado de ánimo pero no necesariamente revertirán en consecuencias a largo plazo. Todos y todas tendremos que aprender a volver a la normalidad y encontrar el equilibrio entre la prevención por el contagio y la necesidad humana del contacto físico. No permitamos que el miedo se convierte en un instrumento para aumentar nuestra soledad. Cuando todo esto pase, recuperemos juntos el derecho a ser libre, pese a que seguro que habrá gente que deseará utilizar lo que ocurrió para sacar rédito político e imponer su contenido ideológico.
Prevención del suicidio en el período post-epidemia
El suicidio es un problema complejo y multicausal de carácter prevenible. En las últimas semanas tanto en España como en los países latinoamericanos han aparecido noticias de personas con conductas suicidas que los medios han relacionado directamente con el COVID-19.
Atribuir los suicidios a una sola causa es poco preventivo y desacertado. Cada persona que emite una conducta suicida presenta un conjunto de causalidades que solo puede entenderse en su conjunto. El COVID-19 puede ser un precipitante, pero las causas son mucho más complejas.
Durante esta etapa, quizás deberíamos plantearnos extremar la responsabilidad a la hora de comunicar conductas suicidas a través de medios de comunicación y redes sociales. Las indicaciones de la OMS y otros organismos son bastante claras en este sentido. Tan claras como poco seguidas en muchos casos…
Recuerda que no estás solo. Tanto si tienes ideas suicidas como si pierdes a un familiar por suicidio si busca, encontrarás a personas dispuestas a acompañarte en los momentos más duros. No temas pedir ayuda y permite que los demás decidan si desean o no acompañarte. Nunca te rindas, sigue buscando y las encontrarás.
De héroes y villanos
Acabo este artículo con otra reflexión que tiene que ver con la necesidad humana de señalar a los malos y a los buenos. Los momentos más traumáticos sacan de los seres humanos su peor y su mejor cara. Por desgracia en esta película no hay héroes ni villanos. Solo hay personas, personas que como el personal sanitario, las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, el de limpieza, el del transporte, el de supermercados y tiendas de alimentación, gasolineras, periodistas e incluso políticos (algunos de ellos) y otros cientos de profesiones…. que estuvieron ahí cuando tuvieron que estar.
También están Los niños y niñas y todas las personas que más han sufrido el confinamiento, nuestros mayores en quién más se ha cebado la enfermedad, aquellas personas anónimas que hicieron de esta etapa algo menos duro, que salieron todos los días a aplaudir u que de alguna u otra manera han hecho de la desgracia una oportunidad para cambiar.
Huyamos de los papeles que nos hacen héroes, seamos simplemente la mejor versión de nosotros mismos. Sobre todo en la etapa que nos queda por vivir. Ahora, más que nunca nos necesitamos.
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