Formación en prevención del suicidio en personas privadas de libertad – Puerto II

Tiempo de lectura: 4 minutos
Formación suicidio privación de libertad
J. Antonio Ramírez, Soraya González, Belén Campos y Daniel J. López Vega coordinador de papageno.es y ponente de esta jornada formativa

 

La plataforma papageno.es agradece al Centro Penitenciario Puerto II, a la subdirección médica y la de tratamiento, la invitación para organizar esta actividad formativa.

Especialmente a J. Antonio Ramírez, trabajador del centro, por la acogida a nuestro equipo y la organización de la logística del acto. A pesar de su larga experiencia, sigue poniendo una mezcla de cariño y profesionalidad  en todo lo que hace.

Gracias.

 

Formación de prevención del suicidio en el Centro Penitenciario Puerto II

Hoy jueves 30 de enero de 2020, el Centro Penitenciario Puerto II, con la colaboración de papageno.es, ha organizado una sesión formativa que tenía como objetivo la prevención del suicidio entre personas privadas de libertad.

En el curso han participado personal de los servicios médicos y de enfermería, del equipo de tratamiento y otros profesionales del centro. J. Antonio Ramírez, enfermero del centro penitenciario ha presentado el curso y al ponente Daniel J. López, coordinador de papageno.es. En la actividad también han participado Soraya González, Belén Casas y Nuria Moncayo, miembros de la plataforma.

 

El suicidio es un problema que durante años ha sido un tabú dentro y fuera de las prisiones. El estigma está detrás de la falta de visibilidad del suicidio y de la falta de políticas claras para prevenirlo. Nuestra ignorancia solo se combate a través de la formación y la investigación.

 

El suicidio dentro de las prisiones

Curso de prevención del suicidio en prisionesEl suicidio no solo es un importante problema de salud pública de nuestra sociedad que afecta a una persona cada 40 segundos en el mundo. Tiene además un componente de desigualdad social en salud, que presenta su peor cara dentro de las prisiones.

 

El suicidio dentro de las prisiones es claramente un termómetro de la calidad de nuestro sistema penitenciario y de su objetivo de reinserción social

D. J López-Vega.

 

López ha destacado la importancia del suicidio como una de las causas de mortalidad más frecuentes dentro de las instituciones penitenciaras, junto a las sobredosis de drogas, que por otro lado podría estar encubriendo conductas suicidas en algunos de los casos.

Este problema complejo y multicausal se relaciona con un entramado de variables personales y del entorno. Los intentos de suicidio previos son una de las variables más predictiva, junto a las adicciones y los problemas mentales. Pero, en la aparición de conductas suicidas también tiene su peso el estrés propio de la privación de libertad. Los conflictos internos y la falta de apoyo social que provoca, pueden ser el germen de un mayor riesgo de la aparición de este tipo de conductas.

 

Situaciones de riesgo de suicidio en centros penitenciarios

El riesgo de suicidio se hace más patente no solo durante la detención y los primeros días en prisión, sino a lo largo de las diferentes situaciones que se viven dentro del sistema penitenciario. Incluso puede aparecer en el momento de obtener la libertad en aquellos internos que sufren el proceso de institucionalización. También las situaciones de aislamiento se han mostrado como posibles detonadores de la conducta. Este tipo de situaciones debe estar limitado a una estricta necesidad por razones de seguridad. Las mujeres y los jóvenes también son colectivos a tener en cuenta en la prevención.

 

Retos

Después de esta actividad, desde papageno.es nos brindamos a seguir profundizando en el tema. Desde nuestra humilde aportación, seguiremos trabajando en el control de este problema de salud pública en centros penitenciarios, responsable de más de 450 muertes desde el año 2000 al 2017 dentro de centros penitenciarios españoles.

 

 

Daniel Jesús López Vega

Daniel J. López Vega

Coordinador de www.papageno.es

Psicólogo General Sanitario. Máster en Intervención Psicológica en Contextos de Riesgo. Autor de «¿Todo por la Patria?». Socio fundador de la Sociedad Española de Suicidiología. Experto Universitario de Estadística Aplicada a las Ciencias de la Salud (UNED). Responsable del Grupo de Conducta Suicida del Colegio de Psicología de Andalucía Occidental.

 


 

Más información

 

 

J. Antonio Ramírez del CP Puerto II (enfermero) y Soraya González (psicóloga clínica), Belén Casas (criminóloga) y Nuria Moncayo (psicóloga) colaboradoras de papageno.es han participado en la sesión formativa de hoy para personal del centro penitenciario.

Duelo por suicidio: la importancia de la comunidad

Emociones y duelo por suicidio
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María Francisca Morell García,

Presidenta asociación AFASIB

 

Los vínculos emocionales

Incluso en un momento en el que la sociedad tiende al excesivo individualismo, las personas seguimos creando y rompiendo vínculos de distinta naturaleza con todo aquello con lo que nos relacionamos. El hecho de vincularnos emocionalmente con algo o alguien hace que las pérdidas sean una realidad social muy común, y hace necesario que de alguna manera aprendamos a gestionar la pérdida de aquello que hemos disfrutado, y que ya no tenemos.

 

El proceso de aceptación de la pérdida

Este proceso de aceptación de la pérdida y de aprender a reconstruir nuestra vida es lo que se conoce como duelo. La creación y la ruptura de vínculos siempre han estado relacionadas con rituales sociales, especialmente en los casos en que los vínculos son con personas. Nacimientos, matrimonios o defunciones… todos estos acontecimientos implican distintas costumbres muy arraigadas culturalmente, que de alguna manera, dotan de significado social esa experiencia y la definen como “adecuada”.

 

Validación de las emociones en el ámbito familiar y social

 

En el caso de las pérdidas, las relaciones sociales y familiares son las que validan las emociones de tristeza, confusión, ira o culpa, para que los dolientes sientan que su padecimiento es reconocido.

 

Cuando perdemos a un ser querido por suicidio, este espacio social de sufrimiento compartido se reduce, a causa del estigma social, el tabú y la falta de conocimientos compartidos (de lo que no se habla, poco se puede conocer). No poder compartir el sufrimiento puede suponer que el proceso del duelo se ralentice o cronifique, que aumente la sensación de rechazo social, y hace que este acompañamiento social sea sustituido por la atención sanitaria.

 

Duelo por suicidio: de lo familiar y comunitario a lo sanitario

Es así como un proceso originalmente familiar y comunitario se convierte en un proceso sanitario, para una realidad que es reconocida como multifactorial y compleja: el suicidio. A pesar del esfuerzo del sector sanitario por crear equipos profesionales multidisciplinares, intentando que la atención siga un modelo biopsicosocial, suplir esta necesidad de apoyo social no puede restringirse a una visita en un centro de salud. Las personas supervivientes, a veces, lo único que necesitamos es un café o un paseo. Poder ir a comer con personas con las que poder hablar del suicidio, sentirnos escuchadas sin juicios, crear nuevos vínculos con personas, con recursos comunitarios, sentir que lo que nos ha ocurrido puede servir de ayuda a más personas, a dar a conocer la realidad del suicidio.

 

El duelo por suicidio es lo suficientemente complejo para justificar intervenciones desde distintos ámbitos.

 

 

María Francisca Morell García

Psicóloga en intervención social de Cruz Roja Islas Baleares. Cursando el máster en psicología general sanitaria. Miembro del Grupo de Trabajo de Investigación, Prevención y Actuación en la Conducta Suicida del Colegio Oficial de Psicología de las Islas Baleares. Presidenta de AFASIB, familiares y amigos supervivientes por suicidio de las Islas Baleares.

La prevención del suicidio y el plan de seguridad personal

Plan de seguridad de prevención del suicidio
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El suicidio como hecho social e individual

Prevenir el suicidio es una tarea que depende del trabajo de la sociedad en su conjunto. Este problema de salud pública supone un reto social. Todas las personas podemos contribuir algo para este fin.

Pero el problema del suicidio es también un problema personal y familiar de primer orden. En este sentido, ¿Qué podemos hacer para reducir el riesgo de las conductas suicidas a nivel personal?

En estos casos es útil la elaboración de planes de seguridad personal.

 

Definición de plan de seguridad para la prevención del suicidio

 

«Un Plan de Seguridad es un instrumento que identifica las personas, lugares, ideas o acciones que facilitan la superación de la ideación suicida propia o ajena. Aunque normalmente suele estar dirigida a las personas con riesgo suicida, también es aconsejable que las personas que la estén ayudando cumplimenten su propio plan de seguridad, identificando los contactos y estrategias propias, que, obviamente, no tienen porqué coincidir con la de su allegado».

Fundación Española de Prevención del Suicidio

 

Ejemplo: «Mi plan de seguridad personal»

Una de las organizaciones que propone la elaboración de un plan de seguridad personal concreto es la Suicide Prevention Resource Center (SPRC).  Este organismo estadounidense, ha desarrollado un instrumento fácil de elaborar y útil para el control de las ideas suicidas, que está traducido al español (acceder al final de la entrada).

En el documento de la SPRC se describe la naturaleza constante de las ideas suicidas y animan a ejercer las acciones necesarias para controlarlas. El plan de seguridad puede ser cumplimentado individualmente o pidiendo ayuda a otras personas. En ese sentido, es aconsejable compartirlo con algún profesional y otras personas del entorno social.

 

Reducir la accesibilidad a métodos de suicidio

El primer punto a reflexionar dentro del plan de seguridad propuesto es dificultar la accesibilidad a métodos letales. Algunos suicidios cursan con importante dosis de impulsividad. Alejar los métodos de las personas vulnerables parece una medida de sentido común. Además son medidas que reducen riesgos de accidentes. En este sentido, es conveniente no almacenar grandes cantidades de psicofármacos, mantener las armas de fuego debidamente almacenadas o retirar utensilios peligrosos. Así se reduce la probabilidad de ser utilizados para autolesionarse o acabar con su vida en caso de desesperanza o depresión extrema.

 

Detección precoz de señales de riesgo para el suicidio

Aprender a anticipar las señales previas a una crisis suicida, nos da un tiempo valioso para poner medidas de prevención del suicidio. Estas señales pueden ser de naturaleza interna o externa. Entre las primeras están las emociones intensas que son vividas negativamente. Entre las externas nos podemos encontrar con sucesos estresantes como las disputas, noticias negativas…

En general, estas señales son «disparadores» de la conducta que se repiten antes las crisis. En consecuencia, ayudan a predecir el riesgo y a tomar las medidas necesarias para prevenirlo.

 

Soluciones alternativas a los problemas diferentes al suicidio

Como no nos cansamos de repetir, el suicidio en una solución permanente, para problemas de naturaleza pasajera. No sólo causa el fallecimiento de una persona cada 40 segundos en el mundo, sino que se estima que afecta emocionalmente de forma grave de seis a doce sobrevivientes o supervivientes. Este es el nombre que toman los familiares o allegados de personas muertas por suicidio. Sus vidas sufrirán cambios dramáticos.

Por todo ello, es conveniente buscar conductas alternativas al suicidio para solucionar los problemas. Hablar con otras personas, las actividades deportivas o artísticas, la adherencia farmacológica, la religión, la participación en actividades grupales o asociativas… son alternativas a tener en cuenta. Se deben poner en marcha cuando aparecen las emociones de desesperanza y depresivas.

 

Apoyo social y prevención del suicidio

Uno de los factores protectores del suicidio más efectivos es el apoyo social. Cuando alguien siente que tiene un problema que no puede abordar solo, lo primero que debe hacer es pedir ayuda .

Muchas veces, las personas que sienten como le desbordan sus problemas sufren una distorsión del pensamiento que se denomina visión en túnel. Eso afecta a la manera de percibir la realidad. Pienses lo que pienses, ¡No estás solo!

 

Grupos de ayuda mutua para superar ideas suicidas

Una de las ayudas podrás encontrarla en asociaciones e instituciones de personas que se reúnen alrededor de un problema concreto que puedes compartir.

Los sobrevivientes o supervivientes, se convierten automáticamente en un colectivo de riesgo. Si es tu caso puedes obtener ayuda a través de los grupos de ayuda mutua. Podrás compartir tus emociones en un ambiente seguro y aprender recursos para afrontarlas.

 

Ayuda profesional para la prevención del suicidio

El suicidio ha sido históricamente un tema tabú perseguido por el estigma, lo que ha afectado a los recursos para prevenirlo. Sin embargo, en la actualidad se están dando pequeños pasos para atender este problema de salud pública.

Si lo necesitas, busca el recurso más cercano y pide ayuda.

 

APP de prevención del suicidio

Por último, nos gustaría dedicar un pequeño espacio a una herramienta que puedes sernos útil para crear nuestro plan de seguridad personal.

En la actualidad existen diversas aplicaciones para móviles con utilidad para la creación de planes de seguridad en caso de aparición de conductas suicidas.

Entre dichas apps, una de las más utilizadas es la creada por la Fundación Española de Prevención del Suicidio. Su nombre es «Prevensuic» y está disponible en la App Store (IOS) y Google Play (Android).

 
MÁS INFORMACIÓN

Y tú buscando a alguien y me tenías a tu lado. Soledad y desesperanza en el suicidio.

Ayuda frente al suicidio
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Soledad, desesperanza y suicidio

En el caso que existiera alguna característica común a aquellas personas fallecidas por suicidio la más probable sería la vivencia de soledad y desesperanza. Y es que la persona que se suicida, no sólo puede carecer objetivamente de apoyos sociales, sino que en muchas ocasiones deja de percibir los recursos de su entorno social más cercano.

Todas las personas nos sentimos solos en nuestra vida cotidiana. Pese a nuestra incapacidad para recordarlo, podríamos decir que la primera vez que sentimos esa sensación de «separatidad«, como la denominó el psicólogo Erich Fromm, es en el momento del parto. Si el  embarazo no ha sido problemático, cuesta creer una situación donde uno pueda sentirse más seguro. El parto, nos hace conscientes por primera vez de la soledad en toda su intensidad. Algunos autores dicen incluso que las emociones de los primeros momentos dejan una huella mnémica en nuestro cerebro.

En la mayoría de las ocasiones, aprendemos a afrontar la soledad de manera adaptativa. Pero, ¿qué ocurriría si alguien pensara que esa soledad fuera eterna? Entonces hablaríamos de desesperanza. Para entenderlo tenemos que tener en cuenta que en español la palabra soledad tiene varias acepciones. Nos referimos a la soledad no deseada. A aquella que produce emociones displacenteras y que te hacer sentirte desconectado del mundo que te rodea.

 

«La vivencia de la separatidad es la fuente de toda angustia. Estar separado significa estar aislado, sin posibilidad alguna para realizar las capacidades humanas. De ahí que estar separado signifique estar desvalido, ser incapaz de aferrar el mundo -las cosas y las personas».

Erich Fromm

 

El suicidio como acto social

En consecuencia, los seres humanos nos caracterizamos por el desarrollo de lazos sociales complejos que justifican gran cantidad de nuestros comportamientos. El suicidio no es solo un acto social porque se da en una coyuntura socioeconómica y cultural concreta. También lo es por el hecho de que el peso de las variables familiares y sociales tienen un peso importante. En ese mismo sentido, los grupos de socialización, el familiar, el escolar y el laboral pueden constituir importantes factores de riesgo o protección. Esta motivación a moverse en grupos sociales aumenta la probabilidad de supervivencia.

Por otro lado, la persona con ideación suicida piensa en muchas ocasiones de forma errónea que su muerte liberará de una carga a sus familiares y allegados. Niegan o desconocen el hecho de que una muerte por suicidio afecta dramáticamente a su entorno familiar y social más cercano. En otras ocasiones el suicidio se convierte en la forma de expresar un daño, responsabilizando a otros de su decisión. Sea como sea, el suicidio es un salto hacia delante de una persona que no se siente capaz de responder a sus problemas.

 

Sin embargo, no estás solo

Por eso, si te sientes deprimido, desesperanzado o solo, mira a tu lado. Si miras lo suficiente acabarás encontrando a alguien a tu alrededor que te ayude a pasar esta crisis. No es fácil responsabilizarse de la soledad. Afrontarla es uno de los actos de valentía más grande que tendrás que hacer esta vida. Pero no estás solo. Muchas personas podemos ayudarte a conseguirlo.

 

Y tú buscando a alguien y me tenías a tu lado

Si encontrar a alguien dispuesto a ayudarte te resulta complicado, te invitamos a pasar un tiempo juntos. Así que si cuando sientas desesperanza necesitas a alguien que te  asesore para encontrar la ayuda que necesites, escribe al WhatsApp 633 169 129. Te esperamos al otro lado. algún día tendremos que separarnos, pero no será en este momento. Vivamos juntos esta etapa.

 

El acto suicida no es un acto de libertad

Algunas personas defienden el acto suicida como un acto libre. Cabe reflexionar, si alguien influenciado por la negatividad propia de la tríada cognitiva descrita por Beck en los procesos depresivos con una visión negativa de uno mismo, como de los demás como del futuro (cuando esto no tiene ningún dato objetivo que lo corrobore) está capacitada para tomar decisiones libres.

Los expertos en suicidio repiten una y otra vez a forma de mantra la frase «El suicidio es una solución permanente a un problema temporal». Seguro que eres importante para mucha gente, ya lo eres para nosotros.

 
Más información

 

papageno.es es una plataforma profesional de prevención y postvención del suicidio que cuenta con un grupo de ayuda mutua para supervivientes

Debate: armas de fuego y suicidio

Tiempo de lectura: 14 minutos

Esta entrada es recomendable para profesionales o personas interesados en la investigación sobre suicidio, particularmente sobre suicidio en cuerpos policiales.

 

Papageno.es es una plataforma profesional de prevención del suicidio abierto y multidisciplinar. Hoy publicamos una entrada de discusión sobre las armas de fuego y el suicidio. Si quiere dejar tu comentario puedes hacerlo bajo esta entrada. Si deseas suscribirte para recibir las nuevas entradas a través del correo electrónico puedes hacerlo a través del formulario de tu derecha.

 

Rogelio González Weiss es Criminólogo y analista. Representante de la Asociación Unificada de Guardias Civiles. Lleva a cabo estudios epidemiológicos sobre salud laboral y conductas suicidas en el ámbito de la Guardia Civil.

 

Armas de fuego y suicidio

Un concepto relevante en materia de prevención está en la relación entre el acceso a las armas de fuego y su incidencia en el suicidio.

Como he señalado en otra ocasión, no todos los estudios relativos al suicidio son directamente exportables a cualquier otro grupo de población o país. Partimos de una realidad compleja, anclada en patrones y valores de cada sociedad y que se expresa de muchas formas y por diferentes “causas”. Observamos que las tasas de suicidios pueden variar entre países con un ratio 100:1. Con la misma complejidad y diversidad se expresan las tasas según edad, género o modo empleado.

 

Estado de la cuestión

Algunos artículos publicados en este mismo blog (Entrevista Francisco Zaragoza) o más recientemente otro sobre los riesgos de la accesibilidad a armas de fuego invitan a debatir sobre este tema.

Hay bastantes estudios, especialmente americanos, que asocian acceso a las armas con muertes violentas. Sin embargo, los métodos de obtención de datos (generalmente entrevistas a supervivientes o familiares) no siempre diferencian “aumento de la tasa de suicidio bruta” con el “aumento de la tasa de suicidio por arma de fuego”. La propia OMS cae en este error. Por ejemplo, en su informe “Prevención del suicidio, un imperativo global”.

Por otro lado, podemos encontrar publicaciones que, en vez de usar el análisis de datos, se apoyan en el razonamiento lógico.

De esta forma  señalan que: 

 

…el uso de las armas de fuego no aumenta la propensión a suicidarse. Sí aumenta las consecuencias negativas, por ser un medio más letal.

 

Armas de fuego y suicidio en el mundo

De hecho, el binomio armas/suicidio no cuadra bien con lo que podemos ver si comparamos los mapas de suicidios y los mapas de armas.

Tasas de suicidio en el mundo

Tasas de suicidio en el mundo

Armas de fuego (pistolas) en el mundo por 100 habitantes

Armas de fuego (pistolas) en el mundo por 100 habitantes

 

Japón y EEUU

Resultan paradigmáticos los casos de Japón o EEUU. El primero, uno de los países con menor número de armas de fuego disponibles (0,2%) y con elevadísimas tasas de suicidio (21 por cada 100.000 hab.). El segundo se destaca como número uno mundial en disponibilidad (42%) y en laxitud en regulación de armas. Sin embargo, expresa niveles de suicidio (12 por cada 100.000 hab.) por debajo de la media mundial. Incluso menores a países como Francia o Alemania.

 

Armas de fuego en España

En España el número de personas que tienen acceso a un arma es más alto de lo que tendemos a suponer. Sin alcanzar las cifras de los EEUU, la afición a la caza ha hecho que sea muy común la accesibilidad a escopetas. Estadísticamente, el 5% de la población española cuenta con una licencia de armas y éstas están presentes en el 12% de los hogares.

 

Armas de fuego y suicido en cuerpos policiales españoles

Según los datos de los que dispongo, aproximadamente el 85% de los suicidios consumados en la Guardia Civil y Policía Nacional, son por armas de fuego. En la población española esa proporción baja hasta un 6%. No es necesario un complejo cálculo estadístico para deducir que la accesibilidad y el conocimiento de su funcionamiento determinan cual es el modo usado para suicidarse en este colectivo.

La rotundidad de este dato sobre suicidio con armas en nuestras policías no nos aclara si, como ha llegado a afirmarse por algún responsable de las FyCSE, el hecho de disponer de un arma es “la razón” de un mayor índice de suicidios que entre aquellos que carecen de esta “accesibilidad” (en la Guardia Civil la tasa de suicidios en determinados grupos de edad triplican la tasa de su equivalente de la población española).

Frente a los estudios que avalan aquella afirmación, otros no son tan rotundos:

 

Se debe buscar un análisis más riguroso al de la simple especulación razonada que muestre esa posible relación causa/efecto entre armas y suicidio.

 

Propuesta de debate

Para afrontar con garantías esa duda, veríamos dos posibles estrategias:

a) Una investigación que partiera del seguimiento de un gran número de personas con acceso a un arma y que comparta el resto de factores sociales y ambientales respecto de la población de referencia. Por ejemplo, entre cazadores o deportistas de tiro olímpico. Esta técnica epidemiológica supone contar unos medios que solo están al alcance de algunas instituciones públicas.

b) Un Plan Nacional para la Prevención del Suicidio, con un observatorio estadístico que, entre otras muchas medidas, recogiera sistemáticamente las personas en riesgo, las tentativas, una estadística fiable de este tipo de muertes y que obligara las autopsias psicológicas de los suicidios, especialmente en colectivos “de riesgo”; que reflejara las circunstancias relevantes de la persona que realiza la tentativa o la consuma: profesión o actividad, crisis personal o familiar, estado de salud, situación económica, procesado por delito, víctima de acoso o discriminación, acceso a las armas, medicamentos u otros medios letales, y un largo etcétera.

Como no parece inminente un abordaje de ese tipo me permito hacer un ejercicio estadístico, humilde pero riguroso. Con él solo se pretende comprobar si hay evidencia bastante para una afirmación que parece dictar el sentido común, que tan unánimemente se señala y de la que algunos responsables políticos y policiales españoles han hecho bandera (según creo, para justificar su inacción).

 

Hipótesis

Si partimos de las hipótesis de que “hay relación causa/efecto entre disponer de un arma respecto del modo elegido para consumar la intención suicida” (como ocurre con la policía en España), la serie temporal de la población española en posesión de armas de fuego, tendría que mostrar alguna correlación con aquella tasa. Asimismo, cabría esperar que, “un mayor índice en el acceso a las armas sea lo suficientemente significativo como para expresarse en una mayor tasa de suicidios” como sostiene alguna literatura científica (y el sentido común).

A nuestro favor juega:

a) El hecho de que en España al menos el 10% de su población adulta pueda tener un acceso inmediato a arma de fuego y sabe como utilizarla. Es un número suficientemente elevado, incluso para un evento de baja incidencia como es el suicidio (estadísticamente hablando, claro) y la poca variabilidad anual.

b) Si la relación de causalidad es alta, las matemáticas pueden mostrarla.

Por el método de análisis empleado y la confianza en las fuentes tan solo trataremos de valorar hasta qué punto se refleja en los datos alguna relación significativa entre “acceso a un arma de fuego” y la “tasa de suicidios”, no determinar si existe o en qué medida.

 

Metodología

Vamos a intentar comprobar, mediante un sencillo análisis estadístico (correlación bivariada), en qué medida las poblaciones con mayor o menor acceso a un arma expresan alguna tendencia estadística vinculada a las conductas suicidas.

 

Problemas metodológicos

En cuanto al método, la recopilación de datos sobre licencias de armas por regiones en España no ha sido fácil, al no disponer de series de datos homogéneas. El Ministerio del Interior si publica regularmente datos globales sobre licencias de armas, pero no muestra el dato “número de personas titulares de armas”. Los números no son coincidentes pues una misma persona puede ser cazador y aficionado al tiro deportivo, figurando en ambas licencias. Aún así se ha obtenido una serie fiable entre el año 1990 y el 2017 para los datos nacionales y dispersos y poco fiables para las CCAAs a partir del INE o sus propios boletines estadísticos.

En el caso del INE se ha observado que las tablas referidas al desglose de suicidios por CCAAs o provincias no coinciden con los totales de los resúmenes nacionales. Ocurre igual cuando usamos las series nacionales y las comparamos con los desgloses por el método empleado. En aras de esa “homogeneidad” he optado en esta ocasión por usar los datos del Ministerio de Sanidad (si bien, este organismo también divide sus resúmenes en dos periodos 1981/1998 y 1999/2017 y se detectan 2 diferentes criterios de adquisición). Hemos utilizado directamente sus tasas ya calculadas.

Los valores de tasas de suicidios y acceso a las armas de otros países, están referidos a periodos de tiempo no coincidentes y provienen de fuentes distintas, por lo que las conclusiones estadísticas deberán considerarse también con prudencia.

Las variables disponibles se han considerado a nivel Nacional, pero también se ha intentado una comparación en varias CCAAs y dentro de estas, una relación transversal referida al comportamiento medio de cada CCAA. El análisis de otros países solo ha sido posible desde este concepto transversal, considerando solo el comportamiento medio o de “foto fija” disponible y usando solo los datos referidos a Estados con estructuras administrativas fiables (Europa, USA, Canadá, etc.) cuya recogida de datos se ajustan a los estándares internacionales y se mantienen en el tiempo. Nos hemos centrado también en el caso estadounidense, al poder comparar una serie temporal larga sobre acceso a las armas, tasas de sucidios y datos sobre homicidios. Los referidos a armas se han obtenidos a partir de encuestas y suponen una mera aproximación.

Se ha optado por incluir también un cotejo referido a tasas de suicidio del género “hombre”. La intención es forzar sensibilidad del análisis concentrando respecto de esa mitad de la población que más armas tiene (20:1), más se suicida (3:1) y más frecuentemente usa las armas de fuego como método de consumación (26:1).

Para los cálculos estadísticos se ha usado la herramienta SPSS, obteniendo un análisis descriptivo, tablas de correlación bivariada, gráficas de dispersión de variables asociadas y cálculo de regresión lineal mediante una Anova. No profundizo en el análisis consciente de las limitaciones de los datos y que los resultados son difícilmente exportables.

 

Fuentes:

Recurriremos a las fuentes en las que es posible observar el fenómeno autolítico y la posesión de armas con carácter general: INE, Ministerio de Sanidad Consumo y Bienestar Social (Instituto de Información Sanitaria), Anuarios estadísticos del Ministerio del Interior, Boletines estadísticos de la Administraciones públicas y Anuarios de estadísticas deportivas del Ministerio de Educación Cultura y Deporte. También dispondremos de datos referidos a armas y suicidios en otros países:

 
Problemas metodológicos de las fuentes
  • No podemos hacer un muestreo y dependemos exclusivamente de los datos que aquellos organismos han estimado oportuno publicar. No se pueden revisar, contrastar con otras fuentes o cuestionar la metodología sobre captación/elaboración de esos datos.
  • No en todos los casos consideramos a las personas que, sin tener licencia de armas, pueden acceder a las de un familiar que sí las tenga y las guarde en el domicilio común. Tampoco a aquellas que disponen de un arma ilegalmente obtenida.
  • Y por último, la poca disposición de las instituciones públicas para ampliar los datos y ponerlos a disposición de los investigadores. Sirva de ejemplo que, pese a haber pedido en abril a la Secretaria de Estado para la Seguridad del Ministerio del Interior el resumen del número de personas con licencias de armas por provincias y años, al día de hoy sigo sin recibir noticia.
 
Aproximaciones
  • Comparación de las series temporales “proporción de personas en España que poseen una licencia de armas de fuego”, con “tasas de suicidio nacionales”, con “porcentaje de suicidios por arma de fuego respecto del total de los diferentes métodos empleados para consumarlo” y con “tasas de muertes por homicidio”.
  • Comparación de series temporales y datos globales de las CCAAs en los conceptos de “proporción de licencias de armas de fuego”, “tasa de suicidio” y “porcentaje de uso de arma de fuego en la consumación suicida”.
  • Comparación de datos globales de varios países en los conceptos de “número de licencias de armas de fuego por cada 100 habitantes”, “% de hogares con armas de fuego”, “número de propietarios de armas de fuego con licencia por cada 100 habitantes”, “tasas de suicidio nacionales” y con “tasa de suicidios por arma de fuego nacionales”.
  • Comparación de las series temporales “proporción de domicilios en EEUU que poseen al menos un arma de fuego”, con “tasas de suicidio nacionales”, con “tasa de suicidios por arma de fuego” y con “tasas de muertes por homicidio”.
 
Resultados
El caso español

No ha sido posible encontrar ninguna correlación significativa entre variaciones anuales en el porcentaje de licencias de armas en España y su mayor incidencia en la tasa de suicidios.

No significa que se descarte totalmente la hipótesis, tan solo se acredita que, de existir, no es lo suficientemente alta como para mostrar alguna relevancia estadística en el global de los datos, bien porque ha quedado enmascarada entre la imprecisión de las fuentes, bien por otros tipos de errores. No hay elementos de estudio para identificar interacciones con otras variables o establecer relación causa/efecto.

Solo cuando se ha comparado la evolución de “licencias de armas” y la evolución de “suicidios por medio de armas” a nivel nacional se ha podido acreditar la hipótesis (pero no demostrar desde el punto de vista científico): relación estadística significativa entre un mayor acceso a las armas de fuego y la proporción de personas que terminan usando éstas como medio para suicidarse, confirmando la utilidad de la técnica estadística usada y ajustándose a la evidencia del arma como medio más empleado en Guardia Civil para las conductas autolíticas.

Se aprecia también correlación entre número de licencias y homicidios en España, lo que nos refuerza la confianza en la validez general de estos análisis (por lo que procedemos a apuntarnos un nuevo “positivo” 😉

Las tablas de correlaciones entre los datos globales “suicidios en España” y el tratamiento específico en “suicidios en hombres” no han mostrado diferencias, con lo que no se confirma la premisa (mejor dicho, la esperanza) de encontrar “más evidencia estadística” por “concentración de las muestras”.

 

Por comunidades autónomas

Los datos parciales referidos a Comunidades Autónomas no han mostrado ningún tipo de correlación entre licencias de armas y suicidios y poca entre armas y modo empleado para el suicidio. No ha sido posible ni en el enfoque “evolución temporal” ni en el transversal entre CCAAs. Posiblemente debido no solo por el menor número de datos de cada serie, sino también por la menor fiabilidad de los mismos, por los diferentes modos de recopilación y los heterogéneos conceptos de cada Administración Regional.

 
Relación suicidio armas en otros países

WHO Mortality Database. World Health Organization (elaboración propia).

Como análisis previo, al intentar comparar la evolución anual de suicidios de cada país respecto de la evolución de la media de todos ellos, se comprueba que 19 de los 30 países observados se ajustan muy bien al patrón medio, entre ellos Francia, Italia o Alemania. Algunos no expresan ninguna correlación, como es el caso de España. Otros, como Polonia, Portugal o Japón expresan correlación inversa. Adjunto la tabla, aunque no encuentro interés para nuestro enfoque sobre armas ni relación con el resto de variables.

El análisis transversal sobre los distintos países expresa datos similares a los obtenidos en España. Esto ocurre especialmente en el que se refiere a “% de domicilios con armas” respecto del “método de suicidio”. Además existe un nulo reflejo accesibilidad y tasa de suicidio general. En consecuencia se confirma la consistencia de nuestra aproximación estadística.

 

(Más acceso a las armas no supone, aparentemente, más suicidios pero si influye en la forma en que se lleva a cabo).

 

El peculiar caso norteamericano

Como decíamos al inicio, USA is different. Recordemos que en casi la mitad de los domicilios en EEUU disponen de, al menos, un arma de fuego. Su propia constitución ampara ese derecho y hay pocos controles para la adquisición legal de armas. Por otro lado, la legitimación de la autodefensa parece que tiene sus consecuencias. La tasa de homicidios anual es de 7,35 por cada 100.000 habitantes. En España no se alcanza el 0,1.

Otro efecto de su “especial idiosincracia” es que el 67% de los suicidas usan un arma de fuego como método. En España, recordemos, es escasamente el 6%.

Una prueba más de que los cotejos estadísticos empleados en este artículo tienen cierta capacidad para detectar las relaciones entre disponibilidad de armas y suicidio se encuentra en los datos en EEUU.

 

Analizadas las series de datos (1981-2017) sobre “% de hogares con armas de fuego”, “% de suicidio con arma de fuego”, “% de homicidios” y “% de homicidios por arma de fuego” se expresa una fuerte correlación entre todas las series.

Es importante destacar que se ha observado relación leve entre la mayor proporción de domicilios con armas y tasa de suicidios. Como en las series anteriores, no podemos identificar interacciones con otras variables o establecer relación causa/efecto.

De esta última tabla podemos extraer varias consideraciones:

  • Los resultados son coherentes con los estudios que señalan esa relación entre armas y sucidio para la población USA.
  • El elevado número de armas y la facilidad para el acceso a ellas marcan diferencias sustanciales en su comportamiento respecto de los países de nuestro entorno cultural.
  • El rango de relación entre acceso a las armas / suicidio por medio de armas / homicidios, es superior al de acceso a las armas / tasa de suicidio.

 

Discusión

Es razonable establecer que en España y los países desarrollados los requisitos de acceso a las armas disminuyen el riesgo inherente al acceso a un arma. Estos filtros parecen servir para aminorar algunas de las situaciones de mayor exposición: problemas mentales, adicciones, situaciones de conflicto con la ley o conductas asociales…

La clave parece estar en esos controles para la posesión de armas, no tanto en el número de ellas. Entiendo que es argumento suficiente para estimar que cualquier normativa para limitar el acceso a las armas de grupos de riesgo son efectivas y muy recomendables.

 

Implicaciones en cuerpos policiales

¿El fácil acceso a las armas de fuego entre miembros de cuerpos policiales explica “per se” su elevada tasa de suicidio?

En el caso de los agentes de policía en España, podemos afirmar que se trata de una población seleccionada en cuanto a salud física y mental. Sus agentes han tenido que superar un riguroso examen previo al acceso. Esto supone pruebas físicas/deportivas, un reconocimiento médico exhaustivo y otro de evaluación psicológica. Durante su vida profesional y en todos los procesos de especialización y promoción han de evidenciar encontrarse en condiciones de aptitud psicofísica adecuada. Esto puede ser propuestos por sus mandos para su evaluación cuando se observen conductas anómalas o déficit de salud.

 

El caso de la Guardia Civil

En la Guardia Civil, cuando se detectan indicios de afectación por enfermedad psicológica, crisis emocional, roce con la justicia, o así lo comunique el afectado (también compañeros o familiares), se adoptan medidas cautelares. Por ejumpelo, la separación del servicio, la activación de un protocolo de retirada preventiva del arma y de reconocimiento obligatorio por el Servicio de Sanidad y/o Servicio Psicológico. Este proceso puede acabar con expediente de “Pérdida de Aptitud” por un Tribunal Médico Pericial. Estas evaluaciones son rigurosas, pues conducen con frecuencia a su pérdida de condición de Guardia Civil. En muchas ocasiones puede llevar a su declaración como “apto con limitaciones” para prestar servicios sin armas. En su contra, la adopción de esas medidas preventivas se traducen en estigmatización, pérdidas retributivas y dificultades futuras para la promoción, lo que puede disuadir de la utilización del cauce “oficial” o, lo que es peor, a no pedir ayuda.

Los datos parecen concordar bien con la predilección entre los agentes para usar el arma como medio para el suicidio. Esto ocurre entre la población americana. Sin embargo, no mostramos en España los efectos perversos del acceso sin control. No hay evidencia de la influencia de las armas en una mayor tasa bruta de suicidio. Tampoco sufrimos las altísimas tasas de homicidios de aquel país. Afortunadamente también, los policías españoles parece que no expresan las tasas de homicidio que observamos entre la población norteamericana. Según las estadísticas de Defensa, en los últimos años no ha habido ningún ingreso penitenciario de agentes de la Guardia Civil para cumplir penas superiores a 12 años.

 

Conclusiones

En base a los resultados no es lógico concluir que este colectivo profesional tenga un comportamiento muy distinto al resto de la población española. Los controles de acceso y seguimiento, aunque mejorables, son aún mayores a los que ya existen para el resto de ciudadanos. Estos deberían por tanto compensar en mayor medida el riesgo inherente al acceso inmediato a un arma letal.

 

No debemos caer por tanto en la explicación simplista de que la disponibilidad de un arma sea la causa para aumentar el suicidio en España. Tampoco, como se ha llegado a afirmar para los guardia civiles, como “la principal causa de sus altas tasas de suicidio”.

 

Para llegar a esa conclusión será necesario otro tipo de investigaciones, con más y mejores datos que los existentes. Esto permitiría determinar cuales son los auténticos factores de riesgo para poder fijar políticas y protocolos preventivos más eficaces.

La Asociación Internacional de Estudios de Bomberos se adhiere a la iniciativa papageno.es para prevención del suicidio

Tiempo de lectura: 3 minutos

 

Asociación Internacional de Estudios de BomberosLos bomberos y la prevención del suicidio

El suicidio es una amenaza a la salud pública mundial que requiere una respuesta integral de todos los sectores de la sociedad.

El papel de los profesionales de primera línea, y entre estos, la de los bomberos es esencial en situación de emergencia. Incluso, la Organización Mundial de la Salud (OMS)  considera a los cuerpos de emergencia como una importante fuente de ayuda para las personas con problemas de salud mental, adicciones o con riesgo suicida. Sin embargo, esta organización internacional considera que frecuentemente estos profesionales no están capacitados en el reconocimiento de este tipo de problemas. En este sentido señala la necesidad de mejorar el conocimiento sobre cómo actuar ante las conductas suicidas en situaciones de emergencia.

 

La Asociación Internacional de estudios de bomberos (AIB) 

AIB nace en 2016 con el objetivo de mejorar la formación global de los Servicios de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento. Para ello, busca optimizar la formación que permita la actualización de los profesionales. En esa línea trabajan dando a conocer líneas de actuación efectivas que se desarrollan a nivel internacional.

Desde AIB se tiene el convencimiento de que para conseguir su  finalidad se debe contar con el apoyo y colaboración de distintas organizaciones que sumen esfuerzos para mejorar la profesión.

En la misma línea, AIB entiende el suicidio como un grave problema de salud pública en nuestra sociedad y está dispuesto a aunar esfuerzos con otras organizaciones. Todo ello para mejorar la sensibilización y formación de los profesionales. Su objetivo: disminuir el número de víctimas por suicidio. Aprender y formarse es la mejor actitud preventiva en este sentido.

 

Plataformas profesionales de prevención del suicidio

papageno.esPapageno.es es una plataforma de carácter independiente y no lucrativa de prevención del suicidio que nació en 2019. Desde sus inicios se mueve desde la ilusión de unir esfuerzos de los profesionales y organizaciones preocupadas por el impacto que el suicidio provoca en la sociedad. Este impacto no está marcado solo por el número de víctimas mortales, sino por el sufrimiento de las personas y colectivos más vulnerables, y entre ellos el de las personas que afrontan un duelo por suicidio (supervivientes).

Desde la filosofía de la lucha contra el estigma y el tabú, tiene como objetivos la sensibilización de la sociedad y de los colectivos profesionales, la prevención de la conducta suicida y el acompañamiento de personas en duelo. Todo desde una perspectiva responsable, crítica y consciente de la necesidad existente de formación sobre este problema.

 

Adhesión de AIB a papageno.es

De esta forma, tanto AIB como papageno.es declaran su intención de crear puentes de colaboración que contribuyan de diferentes maneras a cumplir sus objetos sociales, haciendo énfasis en sus puntos comunes.

Desde ambas organizaciones hacen pública la adhesión e invitan a otras instituciones a unirse alrededor de la prevención del suicidio. Juntos tenemos que afrontar este reto, que registró 3.539 víctimas mortales durante 2018 en España. El suicidio es la principal causa prevenible de mortalidad externa en nuestro país y es responsable de una muerte cada 40 segundos en el mundo.

 


  • Si desea colaborar como profesional en papageno.es acceda a la solicitud desde aquí
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Nuevo gobierno, asignatura pendiente: Plan Nacional de Prevención del Suicidio

Plan Nacional de Prevención del Suicidio, España
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Daniel J. López Vega es psicólogo general sanitario. Ha trabajado en salud pública en los últimos 25 años y tiene experiencia en el desarrollo y dirección de estrategias y planes integrales. También participa como responsable del grupo de Psicología y Conducta Suicida del Colegio de Psicología de Andalucía Occidental (COPAO).

Actualmente trabaja como asesor técnico de salud en el ámbito público lo que complementa en el ámbito privado con la coordinación de papageno.es. Esta plataforma profesional de prevención del suicidio, independiente y de naturaleza no lucrativa, cuenta con 32 profesionales colaboradores y 14 asociaciones adheridas.

 

Papageno.es cuenta con un servicio de asesoramiento por WhatsApp. Si necesitas alguna ayuda puedes escribirnos al 633 169 129 o al correo electrónico prevencion@papageno.es

 

 

Los planes de prevención del suicidio

A estas alturas de la película quizás no sea necesario recordar la importancia de que los gobiernos se involucren en la prevención de la conducta suicida. Ni siquiera en España, que no cuenta con un plan de prevención del suicidio, incluso siendo el suicidio la primera causa de mortalidad externa de nuestro país. El suicidio es un problema de salud pública complejo, multicausal y prevenible que requiere una respuesta contundente de toda la sociedad en su conjunto. Y esto requiere una dirección clara marcada por las instituciones sanitarias.

En consecuencia, no vendría mal recordar la recomendación de la OMS sobre la creación de planes de prevención del suicidio. Estos suponen una forma de sistematizar la respuesta de un país antes este fenómeno. Según este organismo internacional: 

 

«…una estrategia nacional indica un compromiso claro de un gobierno con el establecimiento de prioridades y el tratamiento del problema del suicidio. También proporciona liderazgo y orientación con respecto a las principales actividades de prevención del suicidio basadas en datos científicos y a lo que debe priorizarse. Una estrategia permite la identificación transparente de los interesados directos responsables de tareas específicas y describe maneras de coordinarse estos eficazmente entre sí«.

OMS

 

Por suerte, y gracias al trabajo de muchas personas anónimas, el movimiento asociativo, y algunos periodistas y políticos, en los últimos tiempos estamos asistiendo a una mayor conciencia social sobre el suicidio. Esto ha provocado un mayor interés por su aparición en la agenda de nuestros políticos y un tratamiento (más responsable) en los medios de comunicación. En esta época convulsa en la política española, con el desmembramiento del bipartidismo, hay decisiones que no pueden esperar.

 

Y es que la creación de un Plan Nacional de Prevención del Suicidio en España es ya una asignatura pendiente.

 

Desde hace años han existido iniciativas claras en este sentido. En una jornada reivindicativa, el entonces diputado de UPN, Íñigo Alli, subrayó que la prevención del suicidio era una «cuestión de Estado». Aquella jornada no contó con la presencia del ministerio, que si intervino en ocasiones anteriores aunque sin que se llevaran a cabo iniciativas para el control del suicidio de forma efectiva.

Por ejemplo, la Exministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, lo hizo en una jornada organizada por la Confederación Salud Mental España. En ella realizó una declaración contundente:

 

«Hablando del suicidio se podría ayudar a eliminar los estigmas de la enfermedad mental y acabar con el problema oculto».

María Luisa Carcedo

 

También anunció la creación de un teléfono de atención a personas en riesgo que supuestamente empezaría a funcionar alrededor de los dos meses siguientes, pero que nunca llegó a materializarse (¡Maldita hemeroteca!).

Su antecesora en el cargo, Carmen Montón presentaba en 2017, el I Plan de Prevención del Suicidio y Manejo de la Conducta Suicida en la Comunidad Valenciana durante su etapa como consejera de Sanidad de la Generalitat Valenciana. En 2018, antes de su dimisión repentina, declaraba ante un medio de comunicación el compromiso de impulsar una Estrategia Nacional de Salud Mental y un plan integral de prevención del suicidio y de manejo de la conducta suicida. No llegó a materializarse (¡Maldita hemeroteca!).

No podemos perder otra oportunidad. La accidentada llegada del nuevo gobierno debe ser una oportunidad para desarrollar el Plan Nacional de Prevención del Suicidio de una vez por toda. Este debe marcar las líneas estratégicas nacionales para controlar las muertes por suicidio.

En principio, parecen no haberse olvidado del tema. En el documento COALICIÓN PROGRESISTA: Un nuevo acuerdo para España, suscrito por PSOE y Unidad-Podemos, aparece una escueta mención al suicidio y su prevención:

 

«Prestaremos especial atención, en colaboración con las comunidades autónomas, al diseño y desarrollo de una estrategia de prevención de la conducta suicida, que incluya un protocolo especial de actuación y que prevea la puesta en marcha de un teléfono de atención público, entre otras medidas.»

PSOE-UNIDAS PODEMOS

 

Ojalá este exiguo texto sea el preludio de la puesta en marcha de estrategias efectivas de prevención del suicidio, más allá de anuncios rimbombantes. Deseamos creernos que esta vez si será. Los políticos jamás deben gobernar un país ajenos a los problemas acuciantes de la población. Por el contrario, deben afrontar con diligencia las necesidades manifiestas, máxime cuando hablamos del suicidio, responsable de 3.539 muertes registradas durante 2018.

 

¿Prevención del suicidio en el plan de salud mental o plan nacional de prevención del suicidio?

Desde papageno.es, entendemos que incluir la prevención del suicidio exclusivamente en las estrategias de salud mental puede diluir la importancia del problema. La primera causa de mortalidad externa en España requiere de estrategias concretas que ayuden a su control. Experiencias similares como la de la prevención de accidentes de tráfico, han dado resultados muy positivos. Un tratamiento diferente entre las víctimas de accidentes de tráfico y los fallecidos por suicidio, señalaría de nuevo el estigma alrededor de esta conducta. El suicidio es un problema de salud pública y no moral y necesita de un plan exclusivo.

 

Atención de colectivos vulnerables

Cualquier Plan Nacional de Prevención del Suicidio debe contemplar los colectivos de riesgo o que presentan mayor vulnerabilidad a la aparición de conductas suicidas. Aunque no es el objetivo de esta entrada en el blog y solo nombremos algunos de dichos colectivos, no deseamos dejar pasar la oportunidad de señalar algunos.

Las profesiones de primera línea de emergencias, y particularmente los cuerpos policiales y la Guardia Civil son colectivos de riesgo para la conducta suicida. A la accesibilidad a métodos letales (armas de fuego), se unen otras muchas condiciones que hacen que puedan presentarse mayores tasas que en la población general. La creación del Plan Nacional de Prevención del Suicidio debe ir en paralelo de la modernización de los planes de estos cuerpos para ser actualizados en sintonía (como el de la Guardia Civil) o impulsar la puesta en marcha de los que están previsto que salgan (como el del Cuerpo Nacional de Policía), o de nuevas estrategias para cuerpos de policía autonómica o local.

No es un tema nuevo, las asociaciones profesionales y sindicatos han mostrado una especial sensibilidad sobre la muerte por suicidio dentro de los cuerpos policiales. La Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), por ejemplo, ha trabajado durante años para sensibilizar sobre este problema, y contribuyó a que entrara de lleno en el calendario político. Otras muchas asociaciones y sindicatos han estado ahí señalando ese problema, lo que ha contribuido a la creación de varias asociaciones e iniciativas concretas como ViveCNP una experiencia pionera en España, u otras iniciativas como Ángeles de Azul y Verde que llevan años trabajando en el tema desde su creación. El exdiputado español J. Antonio Delgado Ramos, guardia civil, ayudó a colocar este tema en el candelero, en un intento de mejorar la atención sobre la situación laboral dentro de este cuerpo policial.

Y no es el único colectivo afectado. Los profesionales de la medicina, enfermería, veterinaria, farmacia y otros colectivos laborales han mostrado una mayor predisposición a la aparición de este tipo de conductas que afecta al número de fallecimientos. El entorno laboral no debe ser olvidado de ninguna forma en las estrategias de prevención de la conducta suicida.

Además, y a pesar de que el suicidio es una causa de mortalidad que castiga a todos los colectivos independientemente del nivel socioeconómico y otras variables, también se ha estudiado la aparición de mayores tasas en minorías (como el colectivo LGTBIQ) o personas en riesgo de exclusión social (personas privadas de libertad , personas sin hogar…).

 

El suicidio es un problema de salud pública con claras desigualdades sociales que deben ser atendidas para reducir su impacto. El suicidio no es un problema meramente personal, es una manifestación de una cultura y un escenario socioeconómico concreto.

 

Formación de profesionales sanitarios

En un eventual plan nacional, una estrategia vital sería la instauración de un plan de formación adecuada de profesionales. Esta estrategia de formación debe ser ambiciosa, sistemática y progresiva para combatir los mitos y el estigma que también afecta a los profesionales. Además debe dotarles de herramientas de prevención en los diferentes niveles de atención.

Un colectivo esencial en este sentido, son los profesionales de atención primaria, como primera puerta al sistema sanitario y cuyo rol en la detección precoz del problema puede suponer disminuir el número de fallecimientos por esta causa.

Otros profesionales involucrados en el control del suicidio como psicólogos, psiquiatras, periodistas, trabajadores sociales, educadores sociales, farmacéuticos, criminólogos…. son también pilares en la reducción de fallecimientos por esta causa. La participación de sus Colegios Profesionales es necesaria en todas las fases tanto de creación como de implementación de estrategias preventivas.

 

El papel de las escuelas en prevención del suicidio

La escuela es, como siempre, uno de los escenarios más importantes de carácter preventivo. En este sentido, no es solo un lugar importante para el aprendizaje de habilidades académicas o de transmisión de conocimiento, sino de valores y habilidades para la vida.

La prevención en el entorno escolar y centros educativos no es un aspecto accesorio, sino central. Las estrategias en otros planes de salud, cometen un error básico poniendo la asistencia como punto central. La asistencia a personas en riesgo tiene un carácter obligatorio porque «salva vidas» y es totalmente necesario. Sin embargo, los mayores impactos en reducir las tasas de suicidio tienen que ver con estrategias preventivas y de marketing social relacionadas con la salud mental que pueden y deben ser implementadas en centros educativos y a nivel comunitario.

 

Teléfono de atención a personas en riesgo de suicidio

Los teléfonos de atención sobre suicidio son instrumentos muy útiles para la prevención. Actualmente, y en ausencia de un teléfono de carácter público, existen asociaciones privadas como el Teléfono de la Esperanza que históricamente han realizado una labor socialmente impagable, junto a otras de nuevo cuño como el Teléfono del Suicidio de la Asociación la Barandilla en Madrid.

La creación de una línea a nivel estatal es un buena medida, pero claramente insuficiente. A pesar de su utilidad, no debemos correr el riesgo de convertirlo en una medida efectista que busque la ilusión de control más que un impacto real. Los teléfonos son complementos de otro tipo de asistencia cuando esta se hace complicada o imposible, un eslabón de una cadena que debe contemplar otras muchas medidas.

 

Supervivientes, las víctimas olvidadas

Por último, pero no menos importante, trabajar sobre el control del suicidio pasa por tener en cuenta que cada muerte por suicidio deja otras víctimas que verán como la muerte impacta en sus vidas con un duelo doloroso y complicado.

Los supervivientes y sus asociaciones son un colectivo que debe participar en todas las fases del proceso de creación del Plan Nacional de Prevención del Suicidio. La postvención forma parte de la prevención ya que este colectivo no solo es un colectivo de riesgo para el suicidio, sino que pueden presentar secuelas que requieren de la atención necesaria para mitigar las consecuencias negativas.

 

El papel del asociacionismo

El compromiso social de las asociaciones que han ido creándose alrededor de este tema candente de salud pública, puede ser verificado por sus acciones y los valores que estas trasmiten.

Su importancia en el desarrollo de estrategias es claro, pero de ningún modo pueden delegarse la responsabilidad de la prevención del suicidio en entidades no gubernamentales que tienen objetivos muy diferentes, de apoyo y de reivindicación. De ninguna forma su labor debe sustituir a profesionales debidamente cualificados ni al sistema sanitario público ni a otros estamentos que no pueden obviar su responsabilidad sobre el tema.

 

La prevención del suicidio requiere de un esfuerzo de la sociedad en su conjunto donde cada uno tenga definido claramente el papel y los límites en sus funciones.

 

Ahora que ya existe, por fin, un nuevo gobierno, le conminamos a seguir trabajando en el tema de mano de todos los colectivos involucrados para que la creación del esperado Plan Nacional de Prevención del Suicidio en España sea una realidad.

 


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La generación de cristal: baja tolerancia a la frustración y suicidio

Tiempo de lectura: 3 minutos

Photo by Jhonis Martins from Pexels

Competir o colaborar, esa es la cuestión

Durante años los padres y madres hemos pensado que el éxito en la vida, y en resumidas cuentas la felicidad de nuestros hijos e hijas, se relacionaba con las habilidades intelectuales clásicas y con los resultados académicos. Los hemos preparado para «competir» en una sociedad que nos pareció amenazante y pensando que lo importante era ser «el mejor».  Y ahí andamos dándonos codazos entre todos (acercándonos peligrosamente a nuestra extinción como especie) y dando la espalda a la mayor herramienta para afrontar los retos: la colaboración.

 

Sobreprotección, la mejor manera de criar hijos e hijas frágiles

Igualmente hemos intentado simplificar su vida, sobreprotegiéndolos y evitando que se enfrenten a la mínima dificultad, lo que ha evitado que se responsabilicen en muchas ocasiones de las consecuencias de su conducta y los ha convertido en muchos casos en seres frágiles. 

 

Como decía Rudyard Kipling «Al éxito y al fracaso, esos dos impostores, trátalos siempre con la misma indiferencia». 

 

 

Ahora tenemos a la generación más preparada académica  e intelectualmente de la historia, pero a su vez una «generación de cristal» azotada por la depresión y la ansiedad. Y es que quizás olvidamos que lo que nos diferencia de los animales no es sólo la razón, sino la riqueza emocional que nos aporta las habilidades superiores de pensamiento. Por que los seres humanos somos puras emociones y porque parece que la manera en la que gestionamos nuestras emociones y nuestra inteligencia emocional es más importante de lo que pensábamos. 

Goleman definió esta inteligencia como “un concepto que incluye la habilidad para motivarse y persistir frente a las frustraciones, controlar impulsos y demorar gratificaciones, regular los estados de humor, evitar que las desgracias obstaculicen la habilidad de pensar, desarrollar empatía, esperanza, etc.”

 

Baja tolerancia a la frustración y suicidio

Quitándole los obstáculos de la vida a las generaciones más jóvenes, le robamos la oportunidad de adquirir la tolerancia a la frustración, una habilidad esencial para afrontar con éxito las «bofetadas» que da la vida. Aprender a tolerar la frustración nos enseña a enfrentarnos adecuadamente a las situaciones adversas de la vida. Nos frustramos cuando no conseguimos satisfacer algo que deseamos y eso nos enfrenta a emociones que vivimos de forma negativa. Aprender a tolerarlas significa una mayor capacidad de afrontar los problemas y limitaciones, a pesar de las molestias que nos causan. 

La baja tolerancia a la frustración se relaciona con enormes consecuencias a la salud psíquica de las personas. En su extremo más dramático puede estar detrás de la conducta suicida de los más jóvenes. En ese sentido puede ser considerada como un importante factor de riesgo. El suicidio es en muchos casos la decisión que alguien toma cuando siente que los problemas desbordan a su capacidades. No podemos seguir criando «niños y niñas de cristal», sino que debemos educarlos de forma libre y responsable. Prevenir el suicidio pasa también por estar atentos a sus señales de riesgo.

 

Por todo ello, hagamos un regalo a nuestros menores, adolescentes y jóvenes. Acompañémoslos en los problemas, permitiendo que se equivoquen, que asuman las consecuencias de su actos y que usen sus propios recursos para encontrar la mejor versión de ellos mismos. Porque parafraseando a Nelson Mandela, lo importante no es «no caer» sino levantarse después de cada caída.

 


 
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