El premio, organizado por la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) y la Asociación Papageno, busca distinguir a las mejores piezas periodísticas que visibilizan la compleja problemática del suicidio y ayudan a salvar vidas.
106 candidaturas se han presentado en la categoría de prensa escrita. Por su parte, 16 candidaturas optarán a ganar la categoría audiovisual.
El 12 de septiembre se comunicarán los 25 trabajos finalistas.
El fallo del jurado se conocerá el 7 de octubre de 2022 en un acto en el Salón de Actos de la Escuela Andaluza de Salud Pública, en Granada.
Consulta en este enlace todas las candidaturas presentadas a la segunda edición del premio #PeriodismoResponsable sobre la conducta suicida.
La Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) y la Asociación de Profesionales en Prevención y Posvención del Suicidio ‘Papageno’ han cerrado la convocatoria de la segunda edición del premio #PeriodismoResponsable sobre la conducta suicida. Un total de 122 candidaturas, una cifra que duplica las 56 candidaturas presentadas en la primera edición, optarán a hacerse con los galardones para distinguir su labor de visibilización y prevención de este grave problema de salud pública.
El premio #PeriodismoResponsable busca servir de estímulo para los periodistas en la búsqueda de un cambio de actitud en las redacciones, alejado del miedo al efecto contagio y centrado en informar del suicidio con rigor, respeto y responsabilidad. Para recompensar la originalidad, el contexto, la inclusión de información preventiva o la sensibilidad, la EASP y la Asociación Papageno han organizado la segunda edición de una iniciativa pionera en España.
Por un lado, en la categoría de prensa escrita, dirigida a las piezas publicadas en castellano en el formato de papel o digital, optarán a ganar 106 trabajos. Periodistas de medios tradicionales como EL PAÍS, La Vanguardia, ABC o EL MUNDO, medios regionales como Faro de Vigo, Levante-EMV o Heraldo de Aragón, junto a nativos digitales como EL ESPAÑOL, El Confidencial o eldiario.es, entre otros, configuran una variada lista de trabajos que han abordado con responsabilidad el suicidio.
Por otro lado, 16 trabajos se han presentado en la categoría audiovisual, abierta a las piezas emitidas en radio y en televisión. En este punto, destacan los trabajos de televisiones autonómicas como Castilla y León Televisión, Castilla-La Mancha Media o Radio Televisión Canaria, completadas con otras piezas emitidas en Onda Cero, la Cadena SER o Radio Nacional de España. En definitiva, una notable y heterogénea cantidad de trabajos que han informado de este grave problema de salud pública.
“El trabajo de los medios de comunicación es esencial en el desarrollo de estrategias de alfabetización en salud mental y suicidio, para así combatir los mitos o el estigma. Por ello, agradecemos a todos los profesionales que participan en esta edición su compromiso con la prevención del suicidio”, destaca Daniel Jesús López Vega, presidente de Papageno. “Con más de 120 candidaturas en la edición de este año, el premio #PeriodismoResponsable se consolida como una cita anual para que los profesionales conozcan las mejores prácticas en trabajos sobre el suicidio”, añade.
El suicidio, que representa la primera causa de muerte no natural en España y que duplica las cifras de los fallecidos en accidentes de tráfico, registró en el año 2020 el mayor número de víctimas desde que existen registros (3.941). “Desde la Asociación Papageno defendemos la idea de que la prevención del suicidio es tarea de toda la sociedad en su conjunto. En ese objetivo, los periodistas juegan un papel clave por lo que les invitamos a seguir trabajando para mejorar y aprender juntos”, concluye el presidente de Papageno.
Evaluación de los trabajos y fallo del jurado
Cerrado el período de recepción de las candidaturas, la siguiente fase consiste en evaluar los más de cien trabajos presentados a este premio. Para ello, un equipo multidisciplinar especializado en la prevención del suicidio valorará todos los trabajos presentados antes de pasar a la última fase, donde el jurado elegirá a los ganadores de cada categoría. Este comité cribará los artículos, un trabajo que empezó desde la llegada de las primeras candidaturas a finales del mes de julio.
El comité de cribado está formado por Guillermo Córdoba, periodista especializado en el tratamiento del suicidio y coordinador del proyecto Periodismo Responsable de Papageno; Xisca Morell, psicóloga y presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos Supervivientes por Suicidio de las Islas Baleares (AFASIB); Sonsoles Rivera, periodista y socia fundadora de la Asociación Papageno; y Patricia García, coordinadora de la Comisión de Prevención de la Conducta Suicida del Colegio Oficial de Enfermería de las Islas Baleares.
El 12 de septiembre, este comité comunicará los 25 trabajos finalistas al jurado, que desde esa fecha empezará a valorar los trabajos. Los cuatro miembros que forman el jurado son: Nicole Haber Eterovich, psicóloga clínica y coordinadora autonómica para la prevención del suicidio del Servicio de Salud de las Islas Baleares; Gabriel González Ortiz, periodista del Diario de Navarra y autor del libro ‘Hablemos del suicidio. Pautas y reflexiones para abordar este problema en los medios’; María de Quesada, periodista y autora del libro ‘La Niña Amarilla, un libro de relatos suicidas contados desde el amor’; y Juan Carlos Pérez Jiménez, doctor en Ciencias de la Información y autor del libro ‘La mirada del suicida. El enigma y el estigma’.
El fallo del jurado se conocerá el 7 de octubre de 2022 en un acto que se celebrará en el Salón de Actos de la Escuela Andaluza de Salud Pública, en Granada. En este evento, que se celebrará de forma presencial y será retransmitido en streaming, se abordará la singular relación del suicidio con los medios de comunicación con varios especialistas en la materia.
La Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) y la Asociación de Profesionales en Prevención y Posvención del Suicidio ‘Papageno‘ convocan la segunda edición del premio #PeriodismoResponsable sobre el suicidio. Este galardón tiene el objetivo de distinguir a los mejores trabajos que visibilizan la problemática del suicidio y ayudan a salvar vidas, siguiendo la línea marcada por numerosos expertos y por entidades internacionales que subrayan el papel preventivo que pueden jugar los periodistas.
Aunque diversos factores como el miedo al efecto contagio, el desconocimiento o el tabú social han contribuido a que este problema apenas apareciera en los medios de comunicación durante décadas, entidades como la Organización Mundial de la Salud o el Ministerio de Sanidad, apoyados en la evidencia científica, defienden el notable papel que los periodistas pueden jugar en la prevención del suicidio. Debido a varias circunstancias, en los últimos años se ha producido un cambio en las redacciones y, ahora, los periodistas abordan este tema con mayor asiduidad.
Con el propósito de fomentar la información preventiva sobre el suicidio, el premio #PeriodismoResponsable busca servir de estímulo para que se produzca un cambio de actitud en las redacciones. En la misma línea, es fundamental que los medios de comunicación dediquen más protagonismo al suicidio, un grave problema de salud pública que, según las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística, se lleva la vida de casi 4.000 personas cada año en España.
«El papel de los medios de comunicación es clave en la prevención de la conducta suicida, tanto en la tarea de darle más visibilidad a este problema social y de salud pública, como a la hora de combatir el estigma y evitar el efecto contagio de algunas malas praxis«, señala Daniel Jesús López Vega, presidente de Papageno. Según López, «los medios favorecen la inclusión de los temas de salud en las agendas públicas y facilitan la comunicación de mensajes preventivos, ayudando a salvar vidas«.
Ángel Luis Mena Jiménez, profesional de la EASP implicado en la estrategia de prevención de la conducta suicida de la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, destaca que «es necesario dialogar sobre suicidio con periodistas y profesionales de los medios de comunicación y entretenimiento y hacerles conscientes de su papel fundamental en la prevención. Dentro de la complejidad que supone el fenómeno del suicidio, hoy sabemos que la forma en que se comunica y se habla sobre suicidio en la sociedad puede influir de forma decisiva y positiva sobre la conducta suicida».
Bases del premio y fallo del jurado
Todas las piezas periodísticas publicadas en los medios de comunicación españoles entre el 1 de julio de 2021 y el 30 de junio de 2022 podrán presentarse a la segunda edición de este premio. La publicación, que deberá abordar el suicidio desde alguna de sus múltiples perspectivas, habrá sido publicada en un soporte de papel, digital o audiovisual (radio y televisión).
En una primera fase, todos los trabajos presentados serán evaluados por un equipo multidisciplinar especializado en la prevención del suicidio. Este equipo realizará un exhaustivo cribado de las piezas para que, en una segunda fase que arrancará el 11 de septiembre de 2022, el jurado pueda elegir a los ganadores de cada categoría y a los accésits que crea convenientes. Los trabajos premiados se darán a conocer el 7 de octubre de 2022 en un acto que se celebrará en el Salón de Actos de la Escuela Andaluza de Salud Pública, en Granada.
Esta iniciativa refuerza el acuerdo de colaboración firmado por la EASP y Papageno en abril de 2022. Ambas organizaciones unen sus esfuerzos para desarrollar actividades que tienen como finalidad favorecer la prevención de la conducta suicida, la salud mental y el bienestar emocional. Además de la presente actividad, la EASP ha colaborado con Papageno en el desarrollo de la I Jornada Nacional de Prevención, Intervención y Posvención de la Conducta Suicida que se celebró en Málaga el pasado 27 de mayo y en la que se celebrará el próximo año en Salamanca.
El pasado miércoles 16 de febrero, asistí como ponente a la clase del profesor Juan Carlos Marcos Recio en el Máster de Documentación Fotográfica de la Universidad Complutense de Madrid. Acompañado por el profesor Francisco José Estupiñá Puig, coordinador de PsiCall, el servicio de atención psicológica para los estudiantes de la Complutense, impartimos una sesión sobre la salud mental y suicidio a los alumnos de este máster. Agradecido siempre por la invitación, comparto a continuación mi parte de la sesión, dedicada a enseñar cómo ilustrar una información sobre el suicidio en los medios de comunicación.
*Para una mejor experiencia en la lectura, se recomienda colocar el móvil en posición horizontal para poder ver con mejor calidad las fotografías que acompañan a este reportaje.
Una de las frases que más me gusta utilizar cuando acudo a dar una ponencia sobre la delicada relación del suicidio con los medios de comunicación es que informar del suicidio siempre ha sido, es y será difícil. Lo será, también, para la sociedad, pero en la cabeza de los periodistas existen todavía demasiados mitos sobre este tema. Solo una frase, “informar del suicidio provoca un efecto contagio”, adorna sus apuntes, lo que hace más complicado que, llegado el momento, informen con la responsabilidad que merece este tema. Lo mismo ocurre con las fotografías. Cuando piensan en qué imagen elegir, aparecen varios problemas que les hacen más difícil acertar.
Los problemas para ilustrar una información sobre el suicidio
El desconocimiento es uno de los problemas más graves que rodean a la conducta suicida. La influencia de la religión, el tabú, el estigma o los mitos influyen de manera evidente en la sociedad y en las redacciones de los medios de comunicación. Y esto hace que los periodistas no sean conscientes de las cifras o del dolor que esconden las personas que han perdido a un ser querido por suicidio. Ese desconocimiento, en el que su paso por la universidad juega un papel vital, provoca que los periodistas no sepan cómo informar del suicidio. Si su única formación es una frase, sería inocente pedirles que sepan qué fotografía elegir cuando abordan este tema.
A eso se suma que no conocen el buen número de guíasde buenas prácticas que se han publicado en los últimos años. Por ejemplo, si acudimos al escondido Manual del Ministerio de Sanidad, se recomienda al redactor que “sea prudente en el uso de imágenes”. Pero, manuales aparte, otro problema es la ausencia de costumbre, ya que los periodistas no están habituados a informar del suicidio. Sí es cierto que en la actualidad se informa más y mejor que hace años, pero no se hace a menudo. Si la vida se hace de costumbres, entre los periodistas no aparece todavía la de informar sobre el suicidio ni, tampoco, ver habitualmente informaciones sobre este tema.
El último problema a la hora de ilustrar este tema son las presiones por tiempo, un detalle que no hace ningún bien cuando no saben cómo acompañar la pieza. Si la prisa llama a la puerta, la paciencia escapa por la ventana. Es por ello que acuden a los típicos bancos de imágenes (Pixabay, Freepik, Pexels…) para teclear “suicidio” y escoger la imagen que mejor les encaje. Aquí, presos de pura ignorancia, cometen el error de elegir fotos que, aunque se identifican con el suicidio, ocasionan dolor en las personas con ideas suicidas o que han perdido a un ser querido por suicidio.
Errores más habituales
Pero, ¿de qué imágenes estamos hablando? Me refiero a fotografías donde vemos a una persona asomada a un precipicio en la que solo se aprecian sus zapatillas o en la que aparecen unas vías del tren, fotografías en las que se ve a alguien en el suelo rodeado de un buen número de pastillas o, también, las imágenes de una soga. Son imágenes propias del desconocimiento y de la ignorancia, atributos que forman parte del tabú que rodea al suicidio. Y ahora que sabemos qué imágenes debemos evitar, pasemos a otra pregunta importante: ¿por qué no debemos utilizarlas?
“La OMS recomienda no publicar fotografías sobre suicidios concretos, una directriz que en España sí que se cumple en la inmensa mayoría de los casos. No obstante, fruto de mi contacto con personas que han perdido a un ser querido por suicidio, he descubierto que hay otro tipo de fotos que los medios publicamos con asiduidad las cuales les generan un inmenso dolor. Y aquí he de decir que la ignorancia es la que nos lleva a hacerlo. Me refiero a informaciones que abordan el fenómeno del suicidio y que se ilustran con vías del tren, una persona asomada a un precipicio, pastillas, una soga… Los medios de comunicación, entre otras carencias, todavía no hemos resuelto la forma con la que ilustrar nuestras informaciones de suicidio. ¿Ilustraríamos una información sobre alcohólicos anónimos con una botella de whisky? Lo dudo. Pero estoy seguro de que si los periodistas supiéramos el dolor que generan estas imágenes, ya que la mayoría lo desconoce, dejaríamos de publicarlas”.
Además, habría que añadir el peligro de que este tipo de imágenes puedan provocar un efecto contagio en personas con ideas suicidas. La recomendación es no detallar el método o el lugar, pero ese consejo se extiende a la fotografía que vamos a elegir para acompañar la pieza. El Manual del Ministerio de Sanidad subraya una acertada recomendación sobre este tema.
“Sea prudente en el uso de imágenes. No publique fotografías ni vídeos de la persona fallecida, del método empleado, de la escena del suicidio, ni fotos dramáticas (por ejemplo, fotos de la persona en cornisas o similares, o de los instrumentos utilizados). Tampoco utilice imágenes recuperadas de las redes sociales”.
Conocida la recomendación, ¿se cumple? Como bien apuntaba González Ortiz, esta pauta se sigue en la inmensa mayoría de las piezas. Sin embargo, hay ocasiones en las que se comete un error: será por el desconocimiento, la ignorancia, las presiones por tiempo o la falta de costumbre. Será porque, conviene recordarlo, es difícil saber cómo acompañar este tipo de informaciones. Pero también hay veces en las que se cometen errores que atropellan la intimidad y se olvidan del dolor. Vamos a verlo con algunos ejemplos.
Intentos de suicidio
Una de las piezas que con más frecuencia aparecen en los medios de comunicación es la de un intento de suicidio abortado por los agentes de los cuerpos de seguridad del Estado. Aunque la recomendación es que no sean noticia, la información aterriza en la redacción a partir de una nota de prensa elaborada por los propios agentes. Es una información que, con mi experiencia, suele publicarse en varios medios con todo detalle: método, lugar y, a veces, una fotografía de la persona. Aunque es cierto que se respeta en parte la privacidad (la persona suele aparecer de espaldas, por lo que rara vez se la puede reconocer), la imagen se publica sin su consentimiento.
Si nos ponemos en la piel de esta persona o de sus familiares, es lógico pensar que podrían encontrar esta imagen en cualquier momento. En esa jungla que es internet, nada desaparece y todo permanece. Y hay recuerdos que hacen mucho daño. Pero, a pesar de todo esto, estas informaciones se publican sin filtro alguno, incumpliendo las recomendaciones y sin pensar en el dolor de los protagonistas. Aunque aprecio y valoro la labor de prevención de los agentes, que salvan muchas vidas a diario, cabe preguntarse si escribirían esa nota de prensa si conocieran a esa persona y fuera su madre, su hermano o uno de sus hijos. Sinceramente, lo dudo.
Suicidios consumados
En escasas ocasiones, los medios informan del suicidio de una persona concreta. La información suele relacionarse con una problemática social como el acoso escolar, el paro o los desahucios. Sabiendo que todo suicidio se produce por varias causas, los medios simplifican en exceso y relacionan un suicidio con una sola causa. Dejando a un lado este detalle, centrémonos en las fotografías. La lógica lleva a acompañar las informaciones con el edificio donde vivía la persona o el colegio en el que estudiaba el adolescente. Pero, a veces, se cometen errores que traspasan esa lógica.
En junio de 2021, todos los medios de comunicación informaron con todo detalle del suicidio de Segundo, un hombre que vivía en el barrio de Sants, en Barcelona. Pude ver imágenes dentro de la lógica: manifestaciones en contra de los desahucios o que mostraban el edificio donde vivía. Pero hubo una, publicada en El Periódico (advertencia: las imágenes que aparecen en esa noticia pueden herir la sensibilidad), que me llamó especialmente la atención: mostraba el lugar concreto donde Segundo se quitó la vida. Por razones ya comentadas, este tipo de imágenes no deberían publicarse al poder dar ideas del método empleado y causar un daño a las personas que conocen la dolorosa realidad del suicidio.
Otro ejemplo, más reciente, ocurrió en Ciudad Real a principios de febrero. En este caso, se trataba del suicidio de una persona oriunda de esta ciudad. (Advertencia: las imágenes que aparecen en estas noticias pueden herir la sensibilidad). Varios medios, como La Tribuna de Ciudad Real o Lanza Digital, publicaron la noticia con todos los detalles (si informar del suicidio provoca un efecto contagio, o eso dicen, ¿por qué la publicaron?) y con varias fotografías que mostraban el cuerpo del hombre en plena calle. Más allá de la evidente insensibilidad, añado una reflexión: en el suicidio, es mejor abordar el problema desde una perspectiva general que con un caso concreto.
Recomendaciones en el camino de la prevención del suicidio
Sabido todo esto, cambiemos de tercio. ¿Cómo pueden los medios de comunicación acompañar una información sobre el suicidio? La respuesta no es sencilla. La opción más habitual es con la fotografía de la persona o de las personas a las que hayamos entrevistado, algo habitual en los reportajes. Como ejemplos, un fantástico reportaje titulado ‘Suicidio, la muerte invisible’ escrito por las periodistas de La Nueva España Sandra F. Lombardía y Elena F.-Pello; y un segundo, también maravilloso, obra de Patricia Rodríguez (El Diario Vasco) y que cuenta la historia de Peru Aramburu, una persona que cuenta cómo pedir ayuda le ayudó a superar sus ideas de suicidarse.
‘Suicidio, la muerte invisible’ (La Nueva España)
El pie de foto es de premio: «Peru Aramburu sufrió un vacío existencial durante meses. Con la ayuda de un psicólogo ha conseguido salir adelante».
Ilustraciones
Otra forma preventiva de acompañar una información sobre el suicidio es a través de una ilustración. Sirve de ejemplo la lámina que ilumina este artículo. Elaborada por el ilustrador Felip Ariza, acompañaba el reportaje titulado ‘Todos contra el suicidio’, que fue publicado en El Correo en marzo de 2020. Transmite una idea directa, preventiva y con un mensaje claro: aunque una persona quiera quitarse la vida, siempre habrá una mano dispuesta a evitar que lo haga.
También sirven como ejemplos dos ilustraciones en sendos reportajes de Ana Lucas en La Opinión de Murcia. El primero, titulado ‘Suicidios en la adolescencia’, contiene una obra de Evelyn Quito (de hecho, este reportaje se llevó un accésit en la primera edición del premio #PeriodismoResponsable de Papageno y AFASIB), mientras que al segundo, titulado ‘El suicidio silenciado de las personas mayores’, le acompaña la ilustración de Loba López. Sin embargo, este tipo de escoltas no son muy habituales en las informaciones sobre el suicidio: necesitan de tiempo, además de la necesidad de pagar a los autores en un mercado donde la cartera no goza de buena salud.
Recursos de Ayuda
Los medios de comunicación no suelen aportar recursos de ayuda cuando informan sobre el suicidio. A la falta de costumbre y al evidente desconocimiento de las guías de buenas prácticas se suma la dificultad de conocer qué número deben incluir. Si el 016 es conocido por todos y es fácil de recordar, con el suicidio no existe, todavía, el teléfono de tres cifras facilitado por el Gobierno. Lo será en unos meses el 024, pero mientras llega marcado por las incógnitas, los recursos existentes son el Teléfono de la Esperanza (717 003 717), el Teléfono Contra el Suicidio (911 385 385), el puesto en marcha por el Ayuntamiento de Barcelona (900 925 555) o el Teléfono destinado a niños y adolescentes de la Fundación ANAR (900 20 20 10). Números largos, poco conocidos por la sociedad, difíciles de recordar y sin la visibilidad institucional.
Todo cambiará con la llegada, antes del 10 de mayo, del deseado pero peligroso 024 porque es corto, fácil de recordar, tiene el patrocinio del Gobierno y hay medios que ya han adquirido la costumbre de incluirlo aunque todavía no esté operativo. Pero, a la espera de su llegada, los medios de comunicación pueden hacer una valiosa labor de prevención si ilustran las informaciones sobre el suicidio con un recurso de ayuda (en especial, si es con un número de teléfono). De esta forma, podrían conectar con los lectores con un impacto visual, más directo y fácil de recordar que en el texto. Un buen ejemplo es este reportaje sobre el Teléfono de la Esperanza del Faro de Vigo o este otro sobre el Teléfono Contra el Suicidio de EL MUNDO.
‘Una voz para la esperanza al otro lado de la línea’ (Faro de Vigo).
‘Tres días en el Teléfono Contra el Suicidio’ (EL MUNDO).
Pero ilustrar un reportaje sobre el suicidio con un recurso de ayuda no solo ayudaría a conectar con los lectores de esa pieza. Permitiría, también, llegar a un público más amplio a través de las redes sociales. Compartir un artículo a través de Facebook o de Twitter (y por supuesto de Instagram) implica que este vaya acompañado de una imagen que puede salvar vidas. Además, sabedores de que los lectores no siempre van a llegar al final del artículo (la ubicación habitual de estos recursos), la audiencia recibiría ese impacto nada más entrar, lo que aumentaría su repercusión.
[Añadido el 5 de marzo de 2022]. Según el periodista Diego Fuentes Rodríguez, otra opción acertada para ilustrar una información sobre el suicidio es acompañar la misma de una imagen que contenga un mensaje claro, directo y sencillo que cale en el receptor. Ejemplos útiles pueden ser una llamada a la acción junto a un teléfono de ayuda en lugar de mostrar solo las cifras; desmitificar que suicidarse sea un acto valiente o que quien se haya suicidado sea un ejemplo de algo o referente a seguir en ese aspecto. También que todo tiene solución excepto la consumación de esa decisión, o que nadie quiere morir, solo dejar de sufrir. Acompañada de un buen tratamiento de la información y de los recursos de ayuda, la función sería claramente disuasoria para potenciales receptores con ideas suicidas, parecida a la que tienen los mensajes de las cajetillas de tabaco. Sin embargo, en este caso serían más efectivos porque la imagen tendría un papel protagonista, claramente visible con independencia de si se lee o no la información, y no quedaría reservada a un mero espacio residual.
Cifras, datos, números
Una última opción para acompañar una información sobre el suicidio sería aportar un gráfico con las cifras del número de suicidios. Aportaría una radiografía completa, ya que de un vistazo se podrían observar datos que, de primeras, asustan. Este recurso aportaría conocimiento, contexto e información para que los lectores (y el público de las redes sociales) entiendan mejor la magnitud del grave problema de salud pública que representa el suicidio. Según el ámbito de cada medio (nacional o regional) y la información de la que dispongamos, podemos aportar una imagen que, claro, lleva su tiempo y que necesita de una pizca de paciencia antes de salir publicada.
Conclusiones
Una frase que me encanta es la de “ponerse en la piel de las personas”. Mi intención con este artículo era ponerme en la piel de los periodistas para entender cuáles son las dificultades que se encuentran cuando tienen que ilustran una información sobre el suicidio y, por supuesto, ponerme en la piel de las personas que conocen de cerca este grave problema de salud pública. Personas que han pensado o que piensan en el suicidio. Personas que han perdido a un ser querido por suicidio.Personas en las que los periodistas debemos pensar cuando informamos del suicidio.
El pasado 10 de septiembre, en una jornada especial con motivo del Día Mundial para la Prevención del Suicidio, la Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención del Suicidio ‘Papageno‘ y la Asociación de Familiares y Amigos Supervivientes por Suicidio de las Islas Baleares (AFASIB), entregaron los premios #PeriodismoResponsable con el objetivo de distinguir a los mejores trabajos periodísticos que visibilizan el grave problema del suicidio y ayudan a salvar vidas. En la categoría nacional, el jurado eligió como ganador al reportaje ‘Suicidio: una decisión sin vuelta atrás’, elaborado por la periodista Luisa Pérez y el realizador Javier Monterde para Radio Nacional de España. Por otro lado, la columna ‘Saltar al vacío‘, publicada en el Diario de Ibiza por Pilar Ruiz Costa, fue el trabajo mejor valorado por el jurado en la categoría local, dirigida a los trabajos publicados en medios de comunicación de las Islas Baleares.
Para celebrar el fallo del jurado, los organizadores del premio han tenido la oportunidad de entrevistar a Luisa, Javier y Pilar para conocer sus sensaciones y reconocer su trabajo. Invitado por los dos profesionales de Radio Nacional de España, el coordinador del proyecto Periodismo Responsable de Papageno, Guillermo Córdoba, pudo entrevistar a los ganadores de este reconocimiento pionero. En los estudios centrales de la radio pública, los ganadores reflexionan sobre la compleja realidad del suicidio, los motivos que les llevaron a hablar de este tema o su trabajo antes de publicar estas piezas.
Puedes escuchar la entrevista en esta misma página o en la web de Ivoox.
Palma de Mallorca, 10 de septiembre de 2021. El jurado de la primera edición del reconocimiento #PeriodismoResponsable sobre el suicidio ha otorgado a Pilar Ruiz Costa el primer premio en la categoría local, enfocada a los trabajos publicados en medios de comunicación de las Islas Baleares. La escritora, columnista en el Diario de Ibiza, se hace con el galardón por la columna ‘Saltar al vacío’, publicada en el citado medio el 12 de junio de 2021. Ruiz recibirá un diploma conmemorativo por visibilizar la problemática del suicidio desde el ámbito de los medios de comunicación.
Formado por Nicole Haber Eterovich, responsable del Observatorio del Suicidio del Servicio Público de Salud de las Islas Baleares; Gabriel González Ortiz, periodista del Diario de Navarra y autor del libro Hablemos del suicidio. Pautas y reflexiones para abordar este problema en los medios; María de Quesada Herrero, periodista y autora del libro La Niña Amarilla; y Olga Fernández Castro, periodista especializada en salud, ganadora de los premios de periodismo del Instituto Roche y ASEBIO, el jurado ha reconocido el testimonio en primer persona de Ruiz Costa, la originalidad o la calidad redaccional ofreciendo una salida positiva al problema del suicidio.
La columna, escrita con el corazón y basada en su experiencia personal, relata los problemas pasados de la autora, que como víctima de violencia machista pensó en quitarse la vida cuando su hija tenía dos años. Con un enfoque auténtico, Ruiz Costa pone en palabras un testimonio íntimo y reflexivo de su propia historia de superación sin tabúes ni anónimos. “Jamás osaría simplificar un drama así, pero sospecho que, detrás de muchos suicidios no está el querer morir, sino el querer dejar de sufrir y sufrimientos hay más que montañas”, expone la autora en su columna.
La columna ‘Saltar al vacío’ de Pilar Ruiz Costa puede leerse aquí. Al haber sido publicada en la versión premium, también puede leerse aquí.
Por otro lado, el jurado ha decidido conceder los accésit de la categoría local a dos candidaturas que visibilizan la problemática del suicidio entrevistando a personas especializadas en este tema. Inmaculada Saranova, periodista de Onda Cero Ibiza y Formentera, por las entrevistas a Nicole Haber, Xisca Morell y Guillermo Córdoba, y María José Real, subdirectora del Periódico de Ibiza y Formentera, por la entrevista a Oriol Lafau, coordinador de Salud Mental de Baleares, han merecido la gratitud del jurado y recibirán un diploma conmemorativo por sus trabajos.
El principal objetivo de este reconocimiento pionero, organizado por la Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención del Suicidio ‘Papageno’ y la Asociación de Familiares y Amigos Supervivientes por Suicidio de las Islas Baleares (AFASIB), es distinguir a los mejores trabajos periodísticos que visibilizan el problema del suicidio y ayudan a salvar vidas. Busca servir de estímulo para los periodistas en la búsqueda de un cambio de actitud en las redacciones, alejado del efecto contagio y centrado en informar del suicidio con responsabilidad.
Las siguientes entidades colaboran en la primera edición de este reconocimiento: Sindicat de Periodistes de les Illes Balears (SPIB), Col·legi Oficial de Psicologia de les Illes Balears (COPIB), Obra Social laCaixa, Teléfono de la Esperanza de Islas Baleares, la Oficina de Salut Mental de les Illes Balears, 3 Salut Mental, Teléfono de la Esperanza de Sevilla, Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y la Asociación En Primera Persona.
Palma de Mallorca, 10 de septiembre de 2021. El jurado de la primera edición del reconocimiento #PeriodismoResponsable sobre la conducta suicida ha otorgado a la periodista Luisa Pérez y al realizador Javier Monterde el primer premio en la categoría nacional. Con el reportaje ‘Suicidio: una decisión sin vuelta atrás’, emitido el 11 de febrero de 2021, los profesionales de Radio Nacional de España estrenan el palmarés de este galardón, que busca la prevención del suicidio desde el ámbito de los medios de comunicación. Ambos recibirán un diploma conmemorativo.
Formado por Nicole Haber Eterovich, responsable del Observatorio del Suicidio del Servicio Público de Salud de las Islas Baleares; Gabriel González Ortiz, periodista del Diario de Navarra y autor del libro Hablemos del suicidio. Pautas y reflexiones para abordar este problema en los medios; María de Quesada Herrero, periodista y autora del libro La Niña Amarilla; y Olga Fernández Castro, periodista especializada en salud, ganadora de los premios de periodismo del Instituto Roche y ASEBIO, el jurado ha distinguido la calidad, la atención a cada detalle o la fusión de los recursos para concederles el primer premio en la categoría nacional. Una joya periodística, en palabras del jurado, que inaugura el palmarés de este reconocimiento pionero.
El trabajo de Luisa Pérez y Javier Monterde aborda desde la raíz la problemática del suicidio. Aporta abundantes datos para ayudar a los oyentes a acercarse a la oculta realidad del suicidio, cuenta con el testimonio de varios especialistas en la conducta suicida y con varias personas que han perdido a un ser querido por suicidio, añade pautas para poder detectar señales de alerta, desmiente algunos mitos o incluye un buen número de recursos de prevención como teléfonos o páginas webs que ayudan a dar visibilidad al suicidio y a salvar vidas.
El reportaje ‘Suicidio: una decisión sin vuelta atrás’ puede escucharse aquí.
Por otro lado, el jurado ha decidido conceder tres accésit a trabajos que visibilizan y ayudan a prevenir este problema de salud pública desde una perspectiva específica: la vejez, la adolescencia y la vida después de perder a un ser querido por suicidio. El reportaje titulado ‘Suicidio y vejez, la adelantada muerte tardía’ (disponible en la versión impresa), de Rafael J. Álvarez, periodista de EL MUNDO; el reportaje ‘Suicidios en la adolescencia’, de Ana Lucas, periodista de La Opinión de Murcia y el reportaje ‘Suicidio, la muerte invisible’ (disponible en dos partes en la versión impresa: primera y segunda), de las periodistas de La Nueva España Sandra F. Lombardía y Elena F.-Pello, consiguen el reconocimiento del jurado y un diploma conmemorativo.
El principal objetivo de este reconocimiento pionero, organizado por la Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención del Suicidio ‘Papageno’ y la Asociación de Familiares y Amigos Supervivientes por Suicidio de las Islas Baleares (AFASIB), es distinguir a los mejores trabajos periodísticos que visibilizan el problema del suicidio y ayudan a salvar vidas. Busca servir de estímulo para los periodistas en la búsqueda de un cambio de actitud en las redacciones, alejado del efecto contagio y centrado en informar del suicidio con responsabilidad.
“Cada suicidio es un fracaso social y los medios de comunicación tienen un potencial preventivo inigualable en el combate contra el estigma. Con esta actividad queremos reconocer el buen trabajo de los profesionales que hacen periodismo de salud con mayúsculas”, apunta Daniel López, presidente de Papageno. Junto a Xisca Morell, presidenta de AFASIB, quieren agradecer a los casi 50 periodistas que presentaron su candidatura su compromiso para ayudar a la prevención del suicidio, un problema que cada año se lleva la vida de más de 3.000 personas en España.
Las siguientes entidades colaboran en la primera edición de este reconocimiento: Sindicat de Periodistes de les Illes Balears (SPIB), Col·legi Oficial de Psicologia de les Illes Balears (COPIB), Obra Social laCaixa, Teléfono de la Esperanza de Islas Baleares, la Oficina de Salut Mental de les Illes Balears, 3 Salut Mental, Teléfono de la Esperanza de Sevilla, Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y la Asociación En Primera Persona.
La Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención del Suicidio ‘Papageno’ y la Asociación de Familiares y Amigos Supervivientes por Suicidio de las Islas Baleares (AFASIB) han cerrado con éxito la convocatoria de la primera edición del premio #PeriodismoResponsable. Una variada lista con más de 50 candidaturas si sumamos ambas categorías optarán a hacerse con los galardones, que tienen como objetivo principal distinguir a los mejores trabajos que visibilizan la problemática del suicidio y ayudan a salvar vidas.
El premio #PeriodismoResponsable busca servir de estímulo para los periodistas en la búsqueda de un cambio de actitud en las redacciones, alejado del miedo al efecto contagio y centrado en informar del suicidio con responsabilidad. Con el propósito de recompensar la originalidad, la sensibilidad o la inclusión de datos, señales de alerta y recursos de ayuda para visibilizar el suicidio, Papageno y AFASIB han organizado esta iniciativa pionera dividida en dos categorías.
Para la categoría nacional, abierta a los trabajos publicados en castellano en medios de comunicación españoles en soporte de papel, digital, radiofónico o en televisión, optarán a ganar la primera edición del premio un total de 49 trabajos. Periodistas de medios tradicionales como EL PAÍS, La Vanguardia o EL MUNDO, regionales como La Voz de Galicia, La Nueva España, La Opinión de Murcia o La Voz del Sur, junto a nativos digitales como El Confidencial,NIUS Diario, eldiario.es o EL ESPAÑOL,configuran una lista amplia y variada de trabajos que han abordado con responsabilidad el suicidio.
Por otro lado, siete trabajos se han presentado en la categoría local, reservada a las piezas periodísticas publicadas en medios de comunicación de las Islas Baleares. El siguiente paso, ahora que ha concluido el plazo de admisión, corresponde al jurado. Formado por Nicole Haber Eterovich, responsable del Observatorio del Suicidio del Servicio Público de Salud de las Islas Baleares; Gabriel González Ortiz, periodista del Diario de Navarra y autor del libro Hablemos del suicidio. Pautas y reflexiones para abordar este problema en los medios; María de Quesada Herrero, periodista y autora del libro La Niña Amarilla; y Olga Fernández Castro, periodista especializada en salud, evaluarán todos los trabajos y elegirán a las mejores candidaturas.
Los ganadores recibirán un premio económico de 250 euros, junto a un diploma conmemorativo y el libro Hablemos del suicidio, de Gabriel González Ortiz, o La Niña Amarilla, de María de Quesada Herrero. Cada categoría otorgará dos accésit, que recibirán un diploma. Los ganadores de ambos premios se conocerán durante la I Jornada de Prevención y Postvención del Suicidio, que se celebrará el viernes 10 de septiembre de 2021 en el CaixaForum de Palma de Mallorca, coincidiendo con el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. En este evento, que podrá seguirse de forma presencial y será retransmitido en streaming, se abordará con todo detalle la compleja relación del suicidio con los medios de comunicación.
Debido a las restricciones de aforo impuestas por la pandemia, se solicita a aquellos candidatos que quieran asistir de forma presencial al CaixaForum de Palma de Mallorca que se pongan en contacto con la dirección del premio.
«La prevención del suicidio requiere de una respuesta coordinada de todas las fuerzas sociales donde los medios de comunicación juegan un papel clave. Por ello, valoramos positivamente la participación de todos los trabajos presentados«, afirma Daniel López, presidente de Papageno. «Desde las asociaciones de personas en duelo por suicidio somos especialmente sensibles a los contenidos publicados en los medios. Por ello, nos emociona la implicación de tantas personas en el premio», detalla Xisca Morell, presidenta de AFASIB. Ambos esperan que esto suponga el pistoletazo de salida para abrir otros canales de participación conjunta.
Las siguientes entidades colaboran en la primera edición de este premio: Sindicat de Periodistes de les Illes Balears (SPIB), Col·legi Oficial de Psicologia de les Illes Balears (COPIB), Obra Social laCaixa, Teléfono de la Esperanza de Islas Baleares, la Oficina de Salut Mental de les Illes Balears, 3 Salut Mental, Teléfono de la Esperanza de Sevilla, Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y la Asociación En Primera Persona.
Entrevista de Sonia Crespo a Guillermo Córdoba, periodista especializado en el tratamiento del suicidio en los medios de comunicación, en Onda Cero Madrid Norte.
Entrevista de Esther Rodríguez a Natalia Lorenzo, coordinadora del grupo de investigación Psicología en Emergencias y Catástrofes del colegio oficial de psicólogos del Principado de Asturias, en La Voz de Asturias.
Entrevista de Inés Santos a Vicente Martín, coordinador del grupo de intervención psicológica de emergencias de Castilla y León, en León Noticias.
Sonsoles Rivera Pascual. Sonsoles es periodista, socia de papageno.es y responsable de redes sociales.
Guillermo Córdoba Santos. Guillermo es periodista, socio de papageno.es y responsable del programa #periodismoresponsable
Periodismo responsable
Hay una diferencia vital entre informar del suicidio con responsabilidad e ignorar la realidad de este problema social. El suicidio es un impacto que al periodista también le cuesta asumir, la falta de preparación en este campo suele promover piezas que estiran las emociones, más apropiadas para alimentar la curiosidad del lector morboso que para llevar a cabo la importante labor social propia del periodismo.
“Los medios de comunicación tienen un gran impacto en múltiples facetas de la vida. Influyen en la forma de vestirnos, en lo que compramos, en lo que empleamos el tiempo libre y también nos afectan en los temas que nos hacen pensar y en los conceptos a partir de los que valoramos el mundo. Sus efectos son difíciles de analizar aisladamente y hay que reconocer que se trata de un proceso sutil, complejo y en el que participan otras muchas fuerzas. Son determinantes en los asuntos de los que carecemos de experiencia directa. Esa influencia es la clave de su exigencia ética”(García & Domínguez, 2017).
Tratamiento del suicidio en medios de comunicación
El suicidio tiene una tradición inmoral y pecaminosa que lo ha convertido durante siglos en un tabú. El periodismo llega tarde a su autorregulación. Se le ha adelantado la Organización Mundial de la Salud (OMS), que declara al suicidio un problema de Salud Pública que se debe abordar específicamente desde los Medios de Comunicación (Actualización 2017).
Por estas razones la Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención de la Conducta Suicida «Papageno» y Familiars i Amics Supervivents per Suïcidi de les Illes Balears «Afasib» han organizado el I PREMIO #PERIODISMORESPONSABLE, para difundir la importancia de informar adecuadamente sobre el suicidio. Y concienciar de que el tratamiento adecuado es una pieza fundamental y necesaria para sensibilizar a la sociedad desde el enfoque de la prevención.
I Premio #PeriodismoResponsable 2021
La organización entregará un premio a nivel nacional y otro a nivel local en las Islas Baleares, a cargo de la entidad 3 Salut Mental. Los ganadores/as recibirán un premio económico de 250 euros, un diploma conmemorativo y el libro Hablemos del suicidio, de Gabriel González Ortiz, o La Niña Amarilla, de María de Quesada Herrero. Cada categoría contará con dos accésit, que recibirán un diploma. La organización del premio se reserva el derecho a declarar desierto uno o algunos de los premios en el caso de que el jurado considere que ninguno de los trabajos presentados atesoran la calidad o los requisitos suficientes.
Los trabajos premiados se darán a conocer durante la I Jornada de Prevención y Postvención del Suicidio, que se celebrará el 10 de septiembre de 2021 en un acto en el CaixaForum de Palma de Mallorca, coincidiendo con el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. En este evento se abordará con todo detalle la compleja relación del suicidio con los medios de comunicación.
Camino del primer aniversario de la pandemia provocada por el coronavirus, existe en la sociedad una evidente fatiga mental motivada por incontables circunstancias. El confinamiento, las mascarillas, la pérdida de empleos, la falta de ocio, la ausencia de despedidas, el miedo al contacto o las dificultades del duelo son algunos factores que han comprometido nuestro día a día. Todo se resume en una palabra clave, que no es otra que incertidumbre. Si el ser humano necesita de certezas, este virus se las ha llevado todas. Vivimos el presente sin tener claro cómo será el futuro y con el recuerdo reciente de un pasado sin excesivas sonrisas.
No olvidaremos lo ocurrido en 2020, un año marcado para siempre en nuestra piel y, sobre todo, en nuestra memoria. Porque, más allá de contagios, hospitalizaciones y muertes, la pandemia ha afectado a nuestra salud mental. Numerosos estudios han constatado el aumento de casos de depresión o ansiedad, así como el aumento del consumo de antidepresivos o de ansiolíticos en España, un país en el que visitar al psicológico sigue rodeado de estigma y tabú, además de una espera excesiva entre consulta y consulta. Mientras, las redes sociales se han destapado como un espacio donde los jóvenes pueden expresar lo que sienten con cierta intimidad.
Hace solo unos días, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha publicado una encuesta sobre la salud mental de los españoles durante la pandemia causada por la COVID-19. Más del 50 % reconocía haberse sentido cansado, mientras un 42 % había tenido problemas de sueño. La pregunta más popular ha sido en la que uno de cada tres españoles confesaba haber llorado debido a la situación en la que nos encontramos. Un dato elevado y en consonancia con otros estudios, que exponen la urgente necesidad de mejorar el interés por la salud mental, la ya conocida como “hermana pobre de la sanidad” entre la jerga de los profesionales sanitarios.
Sin embargo, los medios de comunicación no han dedicado la atención suficiente al grave problema de la salud mental. Más bien, han saturado a la sociedad con mala información de la pandemia a partir de un abuso de los datos y noticias repetitivas, a veces sin el contexto necesario. Esto ha obligado a los especialistas a recomendar a sus pacientes apagar el televisor y no consumir noticias sobre la pandemia. Es algo curioso. En un momento clave para la población, el exceso de información ha hecho que lo mejor sea ponerse a dieta. Pero, más allá de estos errores, queda otro igual o más importante: la falta de precisión al referirse a la ola de salud mental.
Si en la primavera convivimos con el desconocido estado de alarma y la primera ola, meses después llegó el segundo capítulo de la película. Cocinada al calor de agosto y septiembre, la segunda ola vivió su apogeo entre finales de octubre y principios de noviembre. Entre datos y más datos, los medios de comunicación posaron la mirada en la salud mental, a la que definieron sin tabú como la “tercera ola de la pandemia”. Pero lo hicieron demasiado rápido. Con el aumento de casos a partir de mediados de diciembre (y sobre todo a raíz de la llegada de 2021), los periodistas (y también los expertos) tuvieron que redefinir su propio concepto.
Titulares publicados por los medios de comunicación sobre la salud mental.
Ya no podían definir a la salud mental como la tercera ola, ya que habían bautizado así un nuevo y considerable incremento de contagios. Por ello, la salud mental pasó a ser llamada la “cuarta ola de la pandemia”, atributo que mantiene en la actualidad a la espera de que, tarde o temprano, un nuevo aumento de los casos la obligue a pasar otra vez por el probador para adquirir una nueva definición que, cabe suponer, no será la última. Pero, ¿qué ocurrirá cuando llegue la cuarta ola? ¿La salud mental será la quinta? ¿Y si meses después llega otra, volverá a cambiar su número?
No, gracias. La salud mental necesita dejar atrás su degradación constante y ocupar el espacio que merece en la agenda mediática. No puede ser definida, según el día, como la tercera, la cuarta o la quinta ola. Este cambio impide definir con claridad el problema y abordarlo como se merece, con más atención, más profesionales y más recursos. Un interminable cambio que es necesario atajar cuanto antes para así dar la prioridad que merece a un problema que no terminará con una vacuna.
Si ahora nos encontramos en la tercera ola, aludir a la salud mental como si fuera la cuarta hace pensar que todavía no está aquí, que llegará después, cuando sabemos que los problemas de salud mental aparecieron desde elprimer confinamiento. Esta es una forma errónea de dar voz a un grave problema, como cuando se informa de la despoblación de la España rural y se cita a estas regiones como la España vacía o la España vaciada. ¿No vive nadie en esos lugares de España? Claro que sí, pero aquí ocurre como con tantos otros temas: falta precisión en el diagnóstico.
Titulares publicados por los medios de comunicación sobre la salud mental.
La imprevisible ola de la salud mental no tiene número. Arrancó en el mes de marzo de 2020, cuando el coronavirus cambió nuestra vida para siempre y entramos en la insólita normalidad en la que ahora, un año después, todavía nos encontramos. Es la ola más importante de la pandemia por su incalculable duración, por sus limitados recursos, por su escasa visibilidad, por el estigma y el tabú que la rodean o porque, por desgracia, a las personas nos cuesta reconocer (y aquí me incluyo) que a veces no estamos bien cuando nos preguntan cómo estamos.
Es necesario focalizar a la salud mental como la ola más importante de la pandemia para otorgar más prioridad, más recursos, más transparencia y más delicadeza a un problema que nos afecta a todos. Educar emocionalmente desde el colegio, mejorar las plantillas de psicólogos y psiquiatras de la sanidad pública, prestar más atención desde los medios de comunicación y potenciar campañas para animar a la sociedad a hablar de este tema. Pero no basta con eso. Hace falta que la política se implique de verdad. Mejor dicho: hace falta que la política quiera implicarse de verdad.
El 18 de noviembre de 2020, Rosario Porto se suicidó en la cárcel de Brieva (Ávila). Conocida por la opinión pública como la madre de Asunta, a la que ella y su marido Alfonso Basterra mataron en el año 2013, Porto fue protagonista durante todo el día en los medios de comunicación. Al ser una persona famosa, los periodistas contaron el suceso, aportando contexto e imágenes de archivo de un caso que conmocionó a una parte de España hace ya más de un lustro.
Solo una semana después de la muerte de Porto, este análisis busca conocer cómo ha sido el tratamiento de su suicidio en los medios de comunicación. Apoyado en mi trabajo como coordinador del proyecto Periodismo Responsable de papageno.es, en este análisis estudiaré la información publicada por dos agencias de noticias, nueve medios de comunicación, dos programas matinales emitidos en televisión y el papel de Radio Televisión Española, referencia como cadena pública. La mayoría fueron contactados por correo electrónico el mismo día del suicidio o al día siguiente para compartir con ellos un análisis sobre el tratamiento que habían realizado.
El suicidio de Porto es, además, la primera prueba importante para conocer el nivel de conocimiento que los periodistas tienen del Manual de Recomendaciones para el tratamiento del suicidio que el Ministerio de Sanidad publicó en julio de 2020. Al ser una persona famosa y conocida por la opinión pública, el suicidio fue protagonista a nivel nacional, una cualidad que otros casos no cumplían. Cuatro meses después de su publicación, ha pasado el tiempo suficiente para comprobar si los periodistas han leído el Manual y han cumplido con las diferentes pautas que este defiende.
Otro elemento a tener en cuenta es el rechazo de la sociedad a una persona como Rosario Porto, que antes de suicidarse estaba presa en la cárcel por cometer un grave delito. Por tanto, en este caso no existe la tradicional identificación o idolatría de la sociedad hacia una persona famosa que se quita la vida, como sí ocurrió en casos como los suicidios de Kurt Cobain o Robin Williams. Esto, a pesar de todo, podría limitar el posible efecto contagio, aunque la falta de actualización de los datos nos impide conocer las consecuencias en la actualidad. Aclarado todo ello en la introducción, es hora de iniciar el análisis del tratamiento del suicidio de Rosario Porto en los medios de comunicación.
El papel de las agencias de noticias
Fundamentales en el proceso informativo, las agencias de noticias proporcionan una importante cantidad de información a los medios de comunicación. Catalizadoras de todo lo que ocurre, son las grandes protagonistas de la información en el suicidio de Rosario Porto. Cuando entidades como Europa Press o la Agencia EFE anunciaron este suceso, un importante número de medios publicaron tal cual el teletipo remitido por las agencias, sin cambiar ni una sola coma. Y aquí, como detallaré más tarde en las conclusiones, existe un grave problema: si las agencias cometen errores cuando informan de un suicidio, es muy probable que los medios también lohagan.
La Agencia EFE publicó un teletipo con el titular ‘Hallan ahorcada a la madre de Asunta, Rosario Porto, en la cárcel de Brieva’, donde explican con detalle el método (“colgada de un cinturón de tela atado a la ventana”) y describen, también con detalles, sus dos intentos previos. Cuentan que en 2018 “se enroscó un cordón alrededor del cuello estando en la ducha”, para después explicar que un año antes fue “ingresada en el hospital tras ingerir un medicamento que tomaba habitualmente por prescripción médica”. Además, la agencia publicó un vídeo en su cuenta oficial de Twitter donde se detallaba cómo Porto se había quitado la vida.
En este caso, es necesario recordar que la Agencia EFE presentó el pasado mes de septiembre su propia guía para el tratamiento informativo del suicidio. Además de un acertado y amplio contexto, donde se desmienten mitos y se mencionan los factores de riesgo, la guía ofrece un decálogo de recomendaciones sobre cómo informar del suicidio. En el cuarto punto podemos leer lo siguiente:
“Siempre que sea posible, hay que evitar describir de forma detallada el método empleado. Esa descripción puede generar un efecto de imitación en personas con ideas suicidas y además acentúa el sufrimiento de los allegados del fallecido. No se publicarán notas de personas que cometen suicidio ni imágenes que hagan referencia a los métodos empleados (acantilados, cuerdas, pastillas, etc.), tanto en noticias sobre casos concretos como en informaciones genéricas sobre el tema”.
Además, otra de las recomendaciones se basa en incluir un párrafo con recursos de ayuda, pero en la noticia del suicidio de Rosario Porto no fue así.
Conocida la forma en la que informaron las agencias, toca analizar cómo lo hicieron varios medios de comunicación. Desde el proyecto Periodismo Responsable escribí nueve correos electrónicos a los medios, dirigiéndome sobre todo a los más leídos en España. Aunque es obvio que casi todos los medios españoles informaron de su suicidio, la falta de recursos y la falta de tiempo hizo que contactara con una mínima parte de medios, al decidir priorizar aquellas con una audiencia más elevada.
Entrando en el análisis, cinco medios (ABC, EL MUNDO, EL PAÍS, La Razón y La Vanguardia)tienen una característica en común: en todos consta un periodista del medio como autor o autora de la noticia. Y no es, por desgracia, lo único en lo que coinciden. Los cinco describen de forma detallada el método y sus intentos previos, pero ninguno de ellos incluye recursos de prevención en materia de suicidio. Otros medios como El Confidencial o 20 Minutos publican tal cual el teletipo de la Agencia EFE, por lo que cuenta con los mismos errores que la pieza de la agencia.
Por su parte, La Voz de Galicia añade más información al tradicional teletipo, ya que incluye una recreación de la última tarde de la niña Asunta con vida y la reacción de Alfonso Basterra al enterarse de la muerte de su exmujer. Además, al día siguiente, destacaron el suicidio de Porto en la portada. Aunque otros también lo hicieron, este fue el que le dio más protagonismo, ya que describen con detalle el método utilizado por Rosario y acompañan la noticia con un par de imágenes. También hay que decir que han publicado varias piezas más en la semana siguiente a su muerte.
Portada de La Voz de Galicia del jueves 19 de noviembre de 2020.
El curioso caso de eldiario.es
Mientras buscaba y leía las noticias del suicidio de Rosario Porto en los principales medios de comunicación, hubo un caso que me llamó poderosamente la atención: el de eldiario.es. Aunque el titular de la pieza no era el mejor (‘Hallan ahorcada en la cárcel a Rosario Porto, condenada por el asesinato de su hija Asunta’), eldiario.es utilizó el teletipo de la Agencia EFE para dar la noticia, pero no lo publicó tal cual en su web. ¿Cómo lo publicó? Eliminando los detalles del suicidio consumado de Porto y, también, los de sus dos intentos previos. Aunque les escribí para saber qué había pasado, a día de hoy no he recibido ninguna respuesta.
Un pequeño recorrido por la televisión
El suicidio de Rosario Porto fue conocido por la mañana, en el mismo horario de dos programas conocidos como Espejo Público (Antena 3) y el Programa de Ana Rosa (Telecinco). Como es lógico, ambos informaron de este suceso en directo, por lo que poco a poco fueron conociendo más información. El programa dirigido por Susanna Griso dedicó un espacio al suceso, donde el periodista detalla los últimos momentos de Porto y el método empleado para suicidarse. Más allá de eso, cuentan que “otra presa entra a quemar el nudo de la soga para poder deshacerlo y descolgarla”.
🎥VÍDEO| Todo apunta a que Rosario Porto sí habría estado presente en el recuento de presas de las 08:00
En la misma franja horaria, el programa presentado por Ana Rosa Quintana también dedicó un tiempo a hablar de este caso. En un vídeo preparado por la redacción del programa, describen el método y lo acompañan con un texto en la imagen. Además, detallan sus intentos previos en años anteriores.
Mención aparte merece el caso de Radio Televisión Española. La entidad pública es uno de los pocos medios españoles que dedica un capítulo de su Manual de Estilo al tratamiento del suicidio, pero es más importante señalar que ofrece varias pautas actualizadas conforme a, por ejemplo, los criterios de la Organización Mundial de la Salud en el lejano año 2000. A pesar de su brevedad, deja constancia de la especial sensibilidad del suicidio e incide en hacer una información responsable. Leamos.
“La responsabilidad debe implicar, entre otros aspectos, considerar los sentimientos de los parientes, evitar la descripción detallada del método de suicidio adoptado y tener en cuenta la sensibilidad del público receptor. Aunque pueda resultar relevante indicar cómo murió una persona, proporcionar demasiados detalles podría estimular a otras personas a probar esos métodos. Descripciones explícitas también pueden acentuar el desamparo de los familiares y allegados del difunto, particularmente el de los niños”.
Conocidas las pautas, viajemos al caso que nos ocupa: el suicidio de Rosario Porto. Como el resto de medios, la cadena pública informó de este hecho el miércoles por la mañana. Pasadas las 10:30, el canal 24 Horas de RTVE informó de que Rosario había sido encontrada “ahorcada”, para poco después describir con detalle cómo lo hizo. El presentador explicó que los funcionarios habían encontrado el cuerpo en la celda “colgado de un cinturón de tela atado a una ventana”. Veámoslo en el vídeo.
Mientras, en su página web, publicaron una noticia elaborada a partir de un teletipo de la Agencia EFE, lo que anticipa que contará con los mismos errores que la pieza de esta agencia. Bajo el titular ‘Encuentran ahorcada a la madre de Asunta, Rosario Porto, en la cárcel abulense de Brieva’, la pieza introduce en el subtítulo el método y detalla los dos intentos previos de Porto. El vídeo propio que acompaña a la noticia, que también fue utilizado en el Telediario, solo menciona el método (ahorcamiento), pero no entra en más detalles, algo positivo pero insuficiente.
Conclusiones
El caso de Rosario Porto es el primer suicidio de una persona famosa después de la publicación de dos importantes guías de buenas prácticas. La primera, el Manual del Ministerio de Sanidad, publicado en julio de 2020 a partir de la positiva sinergia de diversas organizaciones y en teoría dirigido a todos los medios. La segunda, la guía propia de la Agencia EFE, publicada en septiembre de este mismo año e importante por el recorrido de sus teletipos y la presencia de la agencia a nivel nacional.
Sin embargo, este análisis ha demostrado que los periodistas continúan sin conocer cómo debe informarse del suicidio en los medios de comunicación. No recibieron la formación adecuada en su paso por la universidad, no comprenden qué es el efecto contagio y tampoco conocen los diversos manuales que circulan por la red. Solo el curioso caso de eldiario.es se sale de la norma al no detallar el método, mientras del resto se extrae la triste idea de que la difusión de los manuales ha sido escasa. Ni la Agencia EFE ni RTVE siguen las pautas que defienden, por lo que parece necesaria una reflexión dentro de ambas redacciones. Sobre todo dentro de la cadena pública, ya que sus pautas gozan de cierta antigüedad y ya fueran incumplidas en el mes de abril de 2019 en el suicidio del expresidente de Perú, Alan García.
Por otro lado, el Manual de Recomendaciones del Ministerio de Sanidad merece un análisis más completo y contextualizado. Publicado el pasado mes de julio a partir de la positiva sinergia de varias organizaciones, no ha llegado como se esperaba a los periodistas. Si pensamos en las dos pautas más fáciles de recordar del Manual, es decir, la no alusión al método y la inclusión de los recursos de ayuda, la inmensa mayoría de los medios incumple la primera y no incluye la segunda. Desde primeros de octubre, he podido comprobar esta idea con el proyecto Periodismo Responsable de Papageno. En más de 50 contactos con los medios, casi la totalidad de ellos han demostrado la evidente falta de formación y conocimiento sobre este tema: detallan el método y no aportan ningún recurso enfocado a la prevención.
El Manual del Ministerio de Sanidad no ha salido del Ministerio de Sanidad desde el mes de julio. El suicidio de Porto ha evidenciado de nuevo y de una forma clara que los periodistas continúan sin saber qué se puede contar y qué no en una pieza de un suicidio. Como defendí en un análisis que escribí del Manual, su publicación llegó en pleno verano, con la conocida pandemia de por medio y sin una rueda de prensa del ministro Illa con los principales agentes que han trabajado en la guía. No basta con publicar el Manual y dejarlo ahí, hace falta ir mucho más allá. Aunque existían varias circunstancias en contra, no se ha trabajado lo suficiente para dar a conocer como se merece un Manual que, a pesar de sus carencias, debe ser una referencia periodística en esta materia.
Pero, con todo, sería un error pensar que en 2020 pasará lo mismo que en el año 2000 con las pautas de la Organización Mundial de la Salud. En la actualidad, existe un mayor conocimiento sobre las pautas a seguir y más recursos de prevención, así como un mayor consenso entre los expertos o una mayor actividad en el apartado de la prevención, ya sea a nivel social o en los propios medios de comunicación. Sin embargo, queda un largo camino por recorrer para que los periodistas informen con rigor, respeto y responsabilidad (la prestigiosa regla de las 3R del periodista Gabriel González Ortiz) del suicidio, un tema del que siempre será difícil hablar.
Para conseguirlo, es fundamental que el Manual del Ministerio de Sanidad salga del confinamiento y llegue a las redacciones. En cuarentena aún sin dar positivo, es una pieza vital en el proceso de cambio, al que también deben sumarse las asociaciones de periodistas y cualquier entidad que trabaje en la prevención del suicidio. Aguardo con temor el siguiente suicidio de interés público. Si en unas semanas o en varios meses se suicida una persona famosa y el tratamiento es similar al del suicidio de Rosario Porto, habremos perdido otra oportunidad. Porque si vuelvo a escribir esto o algo parecido a esto, nada habrá cambiado. Espero, sinceramente, equivocarme.
Si necesitas información o tienes alguna duda o pregunta sobre el tratamiento del suicidio en los medios de comunicación, puedes escribirnos al correo electrónico del proyecto Periodismo Responsable de Papageno:
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