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La Asociación Andaluza Preventiva del Suicidio Policial se adhiere a la iniciativa de papageno.es

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El suicidio entre miembros de cuerpos policiales es una de las principales causas de muerte en esta profesión que cursa con elevados niveles de estrés y accesibilidad a un medio letal. En los últimos años, este tema ha despertado la atención social, lo que ha llevado a una mayor sensibilización y a la creación de organizaciones que tienen como objetivo su prevención.

La Asociación Andaluza Preventiva del Suicidio Policial (AAPSP) es una asociación sin ánimo de lucro, creada el 29 de Abril de 2018 en la localidad de Castilleja de la Cuesta (Sevilla) con la finalidad de paliar silencios y olvidos de estos colectivos profesionales. 

Papageno.es es una unión de profesionales con experiencia en prevención del suicidio que tiene como objetivo luchar contra el estigma y el tabú alrededor de la conducta suicida y que nace con el espíritu de ser un punto de encuentro para las personas y los colectivos implicados en esta lacra social como una de las principales amenazas a la salud pública en nuestra sociedad actual. 

El aprendizaje y la formación continua son objetivos comunes de ambas organizaciones, que ahora aúnan sus esfuerzos para aprovechar las sinergias y perseguir su objetivo común. 

La conducta suicida no es un problema individual, sino un problema social que debe ser atajado de forma multidisciplinar e intersectorial. El trabajo en red debe caracterizar los esfuerzos preventivos.

 

Juntos somos más fuertes, porque en la prevención del suicidio todos somos importantes 

Los ricos también lloran (pero menos)

Tiempo de lectura: 3 minutos

La conducta suicida es un problema de salud pública complejo, multicausal, que se presenta en diversas manifestaciones y que afecta a todas las edades, a hombres y mujeres, independientemente de su orientación sexual, su nivel económico o del grupo sociocultural al que pertenece.

Sin embargo, la incidencia del suicidio es desigual en estos grupos y es una variable que debería tener importancia dentro de cualquier modelo que pretenda estudiar el suicidio como fenómeno social. Mientras hay variables que han sido ampliamente estudiadas como el género, existen otras que tienen relaciones más complejas con el suicidio y que debemos situar en el punto de mira. 

Uno de los aspectos que necesita de mayor investigación tiene que ver con el nivel sociocultural y económico. Porque,  ¿cómo afecta la pobreza, la deprivación económica, el desempleo y las crisis económicas a las tasas de suicidio de la población? ¿Afecta de forma desigual el suicidio dependiendo del nivel económico y sociocultural de las personas? ¿Existe más conducta suicida en aquellos grupos con menores niveles de alfabetización en salud? ¿Cómo afecta la exclusión social a la esperanza de vida o a los años de vidas potencialmente perdidos?

En un mundo tendente a la globalización de los procesos económicos y que potencia la concentración de los recursos de forma inequitativa en pequeños núcleos de la población, las bolsas de pobreza provocan grandes desigualdades de acceso a los servicios médicos y sociales, al empleo y a la vivienda. Las diferencias entre los diferentes grupos sociales parece estar aumentando la brecha de la desigualdad y eso afectará sin duda a los niveles de salud y habrá de ser tenido en cuenta en la elaboración de planes de prevención de la conducta suicida. El caso más extremo se sitúa entre las personas sin hogar.

 

Suicidio entre personas sin hogar

El riesgo de la aparición de conductas suicidas aumenta en caso de pobreza extrema o personas sin hogar, que unen a las dificultades para cubrir las necesidades más básicas, el estrés y el rechazo social que produce la falta de recursos.

En este sentido, Adela Cortina acuñó el concepto de aporofobia. Este neologismo define el miedo, rechazo o aversión a los pobres, una realidad que sin embargo define una situación que se ha dado en todos los tiempos. La importancia del término viene a explicar como muchas veces el racismo y la xenofobia tienen poco que ver con el hecho de ser extranjero o inmigrante sino que se relaciona con la falta de recursos y la pobreza de quien la sufre.

En un estudio de 2012 realizado en EEUU se estimó que el grupo de personas sin hogar tenía un riesgo 10 veces superior de morir por suicidio que la población general. La mitad de las personas que presentaban esta problemática tenía ideación suicida o lo habían intentado.

A otro nivel, descubrir el como afecta la pobreza o el desempleo sobre la conducta suicida, todavía requiere de mucha más investigación para poder tomar decisiones que prevengan la conducta suicida entre los colectivos con desigualdades socioeconómicas o en riesgo de exclusión social. Cualquier sociedad que se precie de serlo debe perseguir el desarrollo, pero este desarrollo no debe potenciar las desigualdades en la accesibilidad a los beneficios que proporcione. La clase política y la administración pública debe ser garante de esta lucha para la distribución equitativa de los recursos en función de las necesidades.

Sirva como fin de esta reflexión la cita de la revolucionaria Constitución Española de 1812, que en su artículo nº 13 definía con precisión lo que debía ser el principal deber de nuestros gobernantes:

 

“El objeto del Gobierno es la felicidad de la Nación, puesto que el fin de toda sociedad política no es otro que el bienestar de los individuos que la componen»


PARA SABER MÁS

 

Daniel J. López Vega

Coordinador de www.papageno.es

Psicólogo General Sanitario. Máster en Intervención Psicológica en Contextos de Riesgo, autor de «¿Todo por la Patria?»

La soledad y el suicidio como amenazas a la salud pública

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En pleno S. XXI, en una sociedad que se caracteriza por las tecnologías de la comunicación, aparece silenciosa e implacable una de las mayores amenazas a la salud pública de los países desarrollados: la soledad.

En estos últimos tiempos, los cambios sociales han aumentado los niveles de soledad percibida que provocan una deshumanización y un malestar relacionado de forma más o menos directa con mayores grados de morbimortalidad.

En su obra “El suicidio” (1897),  Durkheim ya reflexionaba sobre este problema, y planteó el suicidio como la más definitiva expresión de la soledad humana. Esta situación es especialmente dramática entre las personas con más edad (en una sociedad cada vez más envejecida por el aumento de la esperanza de vida), que pueden verse afectadas en su salud física y mental por el aislamiento social. En estas edades, por ejemplo, se asocia a la soledad al aumento del riesgo de aparición de enfermedades cardiovasculares, depresión,  ansiedad, problemas alimentarios, sedentarismo y en última instancia suicidio, además de baja accesibilidad a los servicios de apoyo social. 

En consecuencia, el apoyo social se convierte en un importante factor de protección de las conductas suicidas. Este concepto puede ser definido por la existencia o no de apoyo psicológico y ayuda de personas significativas, sentimientos de que se preocupan de nosotros y nos quieren, además de darnos sentido de pertenencia a una red de comunicación y de obligaciones mutuas.

La falta de apoyo social y la soledad consecuente, no solo afecta a las personas mayores, sino a otros muchos colectivos vulnerables como las mujeres maltratadas. En este grupo de personas parece que existe cierta vinculación entre la violencia, la ideación suicida y la falta de apoyo social.

Por todo ello, os invitamos a recuperar nuestros activos en salud. La cultura mediterránea se asocia a la potenciación del desarrollo de fuertes relaciones familiares, sociales y culturales, a la vida en la calle vinculada a nuestro espectacular meteorología y en general a importantes lazos entre las personas que pueden relacionarse con menores tasas de suicidio. 

 

¡Habla, comparte, ama, vive…!

 


MÁS INFORMACIÓN

 

El por qué de las asociaciones de supervivientes

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Se denominan «supervivientes» a aquellas personas en duelo por la muerte de un familiar o allegado que ha fallecido por suicidio. 

Las asociaciones de supervivientes son aquellas promovidas por los mismos afectados que tienen como objetivo dar un servicio de apoyo a través del método de autoayuda o ayuda mutua sin ningún afán de lucro. 

El duelo por suicidio presenta características diferentes al que acompaña a otro tipo de muertes, que se acompaña de una fuerte carga emocional con culpa y vergüenza y preguntas reiteradas alrededor del hecho de la muerte.

El duelo es un proceso natural de adaptación a la pérdida que nos permite recuperar la normalidad. Hablar, compartir y sentirse acompañado son elementos esenciales para el proceso. Hay personas que pueden necesitar un acompañamiento especial y pueden encontrar un apoyo fundamental en grupos de personas que han pasado por el mismo trance. En casos de duelos complicados o en personas que necesiten un asesoramiento específico conviene también contar con apoyo profesional especializado.

La OMS destaca los beneficios de este tipo de estructuras que según su apreciación beneficia creando un ambiente empático, confidencial y de pertenencia con sensación de comunidad y apoyo y aumentando la esperanza de recuperar la normalidad. También proporciona apoyo para tratar con aniversarios difíciles u ocasiones especiales, da la oportunidad de aprender nuevas formas de enfrentar los problemas y crea un escenario para expresar libremente emociones, temores y preocupaciones.

En España existen diversas asociaciones de supervivientes diseminadas por el territorio que son muy activas y que además de proporcionar ayuda a personas que lo necesitan, hacen también un importante papel reivindicativo para luchar contra el estigma y para promover la creación de un Plan Nacional de Prevención de la Conducta Suicida.


MÁS INFORMACIÓN
  1. Asociaciones de supervivientes, grupos de autoayuda y duelo
  2. Creación de grupos de supervivientes
  3. Guías de autoayuda
  4. Páginas web de ayuda

Prevención del suicidio en el entorno laboral

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El entorno laboral se muestra como un lugar primordial para implementar estrategias de prevención del suicidio en la edad de adulta, tanto como los centros educativos en la infancia, la adolescencia y la juventud.

La relación entre trabajo y suicidio tiene diferentes conexiones. Por ejemplo la pérdida del empleo o el desempleo puede incidir en una mayor probabilidad de aparición de conductas suicidas. 

La evidencia también ha señalado que puede haber profesiones que se relacionan con mayores tasas de conducta suicida por una mayor accesibilidad a métodos letales de suicidio. Otros atribuyen estas mayores tasas a circunstancias inherentes al empleo por un mayor estrés. Los profesionales sanitarios (medicina y enfermería) y los cuerpos policiales son colectivos en los que se ha señalado ciertos vínculos con unas mayores tasas de suicidio.

Por otro lado, la prensa se hace eco cíclicamente de empresas o instituciones que concentran un número de suicidios inusual atribuida a circunstancias internas o circunstancias laborales de una forma más o menos directa. Es el caso de varias empresas francesas, entre las que el caso más destacado es France Telecom o la taiwanesa Foxconn. En España y en otros países de nuestro entorno como Francia, existe una especial sensibilidad actual por el fallecimiento por suicidio de policías y guardias civiles. 

En algunos casos incluso se ha conseguido la consideración del suicidio como accidente laboral por parte de los juzgados (EJEMPLO). 

Sea como sea, las empresas pueden beneficiarse de la prevención del suicidio y la promoción de salud mental entre sus trabajadores, tanto por la mejora de la productividad y del rendimiento, como evitando gastos en bajas psicológicas o años de vida potencialmente perdidos por sus trabajadores. El beneficio social que esto conlleva es inconmensurable.


PARA SABER MÁS

Prevención del suicidio en entornos laborales

Prevención y manejo de la conducta suicida.
Recomendaciones para el ámbito laboral

EUREGENAS 2014 -Directrices Medio Laboral

 

 

 

 

 

 

1 cada 40 segundos: si lees esto ya no podrás mirar para otro lado

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«No leas esto, ni lo pases, ni le des a me gusta, ni lo hables con nadie. No lo hagas, o ya te será imposible seguir mirando para otro lado»

Mientras lees este texto 8 personas fallecerán en el mundo por suicidio, de 80 a 160 lo intentarán y unas 48 quedarán duramente afectadas por la muerte de un familiar o persona cercana por este motivo. Tan sólo en este rato, entre 125 y 200 personas se verán afectadas por alguna conducta suicida.

Quizás pienses que ya no puedes hacer nada por ellas, pero a lo mejor sí porque una persona sólo muere cuando la olvidamos. No los olvides, ni le des la espalda, no seas su cómplice. Porque el suicidio es complejo y multicausal y no es meramente un hecho de personas frágiles, de valientes ni de cobardes, de ricos ni de pobres, si no que nos afecta a la sociedad en su conjunto. Ocurre en un contexto sociocultural y económico concreto y muchos somos los cómplices necesarios. Porque use el método que use, la persona suicida necesita de uno que nos hace iguales: el silencio de todos. Un método letal que ha convertido al suicidio en la mayor amenaza a la salud pública.

 

No me preocupa el grito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los sin ética. Lo que más me preocupa es el silencio de los buenos”.

Martin Luther King

 

Nuestro silencio es cómplice necesario de la conducta suicida

Porque el arma letal que los mata, se compone de muchos silencios; el silencio de la persona suicida que no deseó molestar o no se atrevió a contar lo que le ocurría por temor a ser tomado por «loco»; el silencio de los que estuvieron a su lado y no quisieron hablar de las ideas suicidas por el miedo equivocado a «darle malas ideas»; el de los profesionales que lo atendimos y que tampoco lo hicimos ya sea por falta de formación o por no aceptar nuestra responsabilidad en ayudarlos; el de la comunidad educativa que no detectó o afrontó los casos de bullying lo suficientemente pronto o de la forma adecuada; el de las empresas que negaron la existencia de los riesgos psicosociales que muchas profesiones conllevan; el de los periodistas que callaron o trataron los temas sobre suicidio de forma sensacionalista; el de la administración que mantiene un sistema de salud mental deficitario a la cola de Europa o el de los políticos que aún en España no han encontrado tiempo para hacer un plan nacional de prevención del suicidio. 

Porque de una u otra forma, tu silencio, el mío, el nuestro, ahoga, mata y empuja a que cada 40 segundos muera en algún lugar del mundo una persona por suicidio. Deja de ser su cómplice. Si has llegado hasta aquí, ya no podrás volver a darle la espalda al problema. Porque esto no es un problema de personas débiles o de otros, sino de todos y todas.

Por eso, ahora te necesitamos. Únete, trabaja en red, participa para partir el silencio y que nuestro grito llegue a lo más alto.

 
«POR UN PLAN NACIONAL DE PREVENCIÓN DEL SUICIDO DONDE ESTEMOS TODOS»

 

Daniel J. López Vega

Coordinador de www.papageno.es. Psicólogo General Sanitario. Máster en Intervención Psicológica en Contextos de Riesgo, autor de «¿Todo por la Patria?»

 

Cómo comunicar el suicidio de un familiar a niños y niñas

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Nuestra cultura ha convertido el tema de la muerte en algo tabú y de lo que hay que evitar hablar. Eso convierte el duelo en algo doloroso que muchas veces se coarta y más en casos de que la muerte sea por suicidio y haya que comunicarla a menores.

El duelo por suicidio es especialmente complicado. Los supervivientes, tas un período inicial inician una búsqueda de las causas de la muerte que puede ahondar el sufrimiento y que cursa con sentimientos de culpabilidad, vergüenza y de abandono.

 

“El duelo reclama zurcir los rotos del corazón que la pérdida ocasiona, sanando con paciencia la nueva vida”.
José Carlos Bermejo – Director del centro de Humanización de la Salud 

Cuadernos de ayuda al duelo (ALBIA)

 

El ocultismo y la evitación conlleva a veces problemas agravados puesto que perdemos importantes momentos de aprendizaje para afrontar la muerte de una forma más adaptativa. Los niños y niñas que pasan por situaciones de este tipo necesitan saber para integrar la experiencia en sus vidas y superarlas. Por lo tanto, es importante que todos aprendamos a hablar del suicidio y a comunicarlo adaptándolo al nivel madurativo de cada uno.

 

Es muy difícil encontrar las palabras para comunicar la desalentadora noticia del suicidio de un ser querido. Tal vez sientas la tentación de «proteger» a tu hijo de tan traumática información contándole «mentiras piadosas» o verdades a medias. Sin embargo, al no tener una explicación sincera, los niños tienden a inventarse sus propias historias. Estas historias que se cuentan a sí mismos pueden provocar todavía más confusión, miedo y aislamiento.

Margo Requarth, terapeuta de pareja y de familia
margo@HealingHeartsPress.com

Como explicarles a los niños el suicidio

 

Los ingredientes principales para una comunicación efectiva se basan en dos pilares. Por un lado, la honestidad. Mentir suele traer consecuencias y hoy en día es difícil ocultar un hecho de tal envergadura. Siempre será mejor que un adulto sensibilizado comunique la muerte del familiar, que la información llegue por otro medios (otros niños, medios de comunicación, redes sociales…). Por otro lado, a la hora de informar hay que personalizar el mensaje teniendo en cuenta la edad de la persona superviviente y su nivel madurativo. Adaptar el lenguaje a sus necesidades es vital para ser entendidos.

Otro aspecto importante son los tiempos. La precipitación o los miedos  y los retrasos pueden hacer de la comunicación un proceso complicado que nos aleje del objetivo que no es otro que ayudar al menor a adaptarse a la falta del ser querido y a los cambios que ello conlleva.

Por último es necesario destacar que muchas de nuestras experiencias traumáticas están más ligadas al silencio alrededor de éstas que al hecho que las motivó. Esto está causado porque hablar y comunicar sana y el dolor compartido se atenúa. En cosnecuencia debe favorecerse la expresión emocional. El duelo no es patológico y sólo necesita de apoyo profesional cuando se patologiza.


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Detección de la conducta suicida: factores de riesgo

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Para profesionales

Nuevas aproximaciones a la prevención del suicidio: Manual para médicos

La importancia de la detección de las conductas suicidas puede salvar vidas. Algunas personas visitan previamente los centros de atención primaria antes de suicidarse. Sin embargo, otras no tienen un contacto previo con los servicios de salud mental.

Esto hace necesario que profesionales de otros ámbitos aprendan a reconocer los factores de riesgo del suicidio para valorar la gravedad, poder tomar decisiones y ponerse en disposición de ayuda.

El riesgo señala la probabilidad de que un hecho particular ocurra y tienen naturaleza dinámica según la persona y el momento que esté viviendo. Generalmente el riesgo se valora como «alto» o «bajo» que suponen los dos polos de la dimensión a evaluar. Una vez avaluado el profesional podrá tomar las decisiones pertinentes para afrontar la situación de forma conveniente.

En la siguiente tabla podemos observar cuáles son algunos de los factores de riesgo asociados a la conducta suicida.


Factores de riesgo para el suicidio

  • Soledad (aislamiento social)
  • Ser hombre
  • Abuso de alcohol o drogas
  • Otros trastornos mentales, particularmente la depresión
  • Episodios autolesivos anteriores, sobre todo si son ocultados
  • Historia de tratamiento psiquiátrico
  • Historia familiar de trastornos psiquiátricos
  • Desesperanza
  • Gravedad del intento suicida:
    • Elección de métodos letales
    • Acceso a métodos
    • Planificación suicida
  • Bajo nivel social
  • Desempleo
  • Trastornos de personalidad (más grave si existe comorbilidad con otros trastornos psiquiátricos)
  • Problemas físicos especialmente en varones de la tercera edad (trastornos cardiovasculares y úlcera péptica)
  • Eventos vitales:
    • Duelo o pérdida (últimos dos años)
    • Problemas económicos
    • Problemas legales
    • Abusos sexuales, físicos o psicológicos
    • Problemas de relación
    • Pérdidas de padre o madre durante la infancia por separación o muerte
    • Exposición a conductas suicidas
 

FUENTE

APA (American Psychological Assoc.) Duffy, D., & Ryan, T. (2004). New Approaches to Preventing Suicide : A Manual for Practitioners. London: Jessica Kingsley Publishers.

 

«Lo que se esconde del suicidio»

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El pasado miércoles 24 de abril, la Asociación de Estudiantes de Psicología de la Universidad de Cádiz (AEPCA) organizó la jornada «Lo que se esconde del suicidio» con la colaboración del Servicio de Atención Psicológica y Psicopedagógica.

Alrededor de 70 participantes, la mayoría estudiantes de psicología pero también de otras carreras universitarias, tuvieron la oportunidad de reflexionar sobre el importante papel de la psicología en la prevención del suicidio, que sigue siendo una conducta tabú y estigmatizada. En la segunda parte de la actividad formativa se expusieron casos clínicos en los que los estudiantes pudieron practicar lo aprendido en la sesión teórica.

Nuestro colaborador, Daniel J. López Vega, fue el encargado de realizar la actividad formativa donde además de señalar los grupos de mayor vulnerabilidad. se trabajaron los mitos sobre el suicidio, la señales de riesgo y los datos epidemiológicos y se destacó la importancia de mejorar la formación dentro del colectivo profesional para mejorar la atención que se presta a personas con conducta suicida.

La alta participación señala el interés que el tema ha suscitado entre los estudiantes que mostraron en todo momento una actitud receptiva y participativa y que ha abierto la posibilidad de colaboraciones futuras. La formación en prevención del suicidio entre estudiantes de psicología es esencial para visibilizar el problema en este colectivo que representa el futuro de esta profesión.

 
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Daniel J. López Vega

Coordinador de www.papageno.es

Psicólogo General Sanitario. Máster en Intervención Psicológica en Contextos de Riesg

«La persona con conducta suicida no desea morir, sino dejar de sufrir»

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La Unidad de Gestión Clínica (UGC) «Pinillo Chico» del Puerto de Santa María ha celebrado dos sesiones clínicas (Lunes 22 y miércoles 24 de abril) para sensibilizar sobre la importancia de la detección y atención de la conducta suicida desde atención primaria, en la que han podido participar todos su profesionales. 

 

 

«La persona con conducta suicida no desea morir, sino dejar de sufrir» 

Aquiles M. Martínez

 

Aquiles M. Martínez, Médico de Familia, y Ariane Puertas Rodríguez, Médica Interna Residente, han elaborado una acción formativa con el objetivo de reflexionar sobre el papel de los profesionales sanitarios en el abordaje de este problema de salud pública que es la primera causa de mortalidad en España por encima de los accidentes de tráfico.

El Dr. Aquiles ha destacado durante su intervención el carácter tabú y el estigma que rodea a la conducta suicida que puede provocar emociones encontradas en los propios profesionales. La Dra. Ariane reflexionó sobre los mitos alrededor de la conducta suicida, que en muchas ocasiones pasan inadvertidos y que tienen como consecuencia la perpetuación del problema. 

Los profesionales pudieron exponer sus dudas y confrontar casos que habían atendido, así como conocer instrumentos de evaluación y de apoyo al seguimiento de personas con conductas suicidas o en riesgo.

Con esta acción formativa, la UGC Pinillo Chico, pretende reforzar la detección precoz de conductas suicidas entre sus pacientes. El interés de este tipo de formación viene reforzado por la evidencia científica que señala la formación de profesionales de atención primaria como una medida eficaz de prevención, por lo que se espera que la sesión clínica pueda ser replicada en otras Unidades de Gestión Clínica del Distrito Sanitario de Atención Primaria Bahía de Cádiz-La Janda al que pertenece.

 

Aquiles Manuel Marcelo Martínez

Aquiles Manuel Marcelo Martínez

Médico Especialista Medicina Familiar y Comunitaria en la UGC “Pinillo Chico” del Puerto de Santa María

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