Según la Confederación de Salud Mental en España, el 15 de septiembre de 2017, la Salud mental en Atención Primaria, es la atención en “primera línea”. En España, entre el 2’5 y el 3% de la población adulta tiene un trastorno mental grave. Esto supone más de un millón de personas. Si incluimos el resto de los problemas de salud mental, este porcentaje se amplía al 9% de la población hoy, y al 15% que los tendrá en algún momento a lo largo de su vida.
Un estudio epidemiológico realizado en España sobre una muestra representativa de la población observó una prevalencia-vida del 10,5% y una prevalencia-año del 3,9% (Haro JM, 2006). La edad de máxima de incidencia está entre los 18-44 años (Regier DA, 1988). Las recurrencias son muy frecuentes.
Si bien las causas de la depresión no son conocidas determinados factores podrían intervenir en su génesis: genéticos, vivencias de la infancia y adversidades psicosociales actuales (contexto social y aspectos de la personalidad). También podrían jugar un papel importante las dificultades en las relaciones sociales, el género, el estatus socio-económico o disfunciones cognitivas (Geddes J, 2006).
La depresión se asocia con frecuencia a ansiedad y en ocasiones con el abuso de alcohol u otros tóxicos y con algunas enfermedades orgánicas cerebrales y sistémicas. La Atención Primaria es la puerta de entrada de la gran mayoría de estas personas al sistema de salud, una “primera línea” de la que depende el que se puedan diagnosticar los problemas de salud mental lo antes posible. Y en estos casos, la detección temprana es fundamental. Ya la primera Estrategia del Sistema Nacional de Salud indicaba que “el principal punto de contacto con la salud mental para la mayoría de los pacientes es el médico o médica de familia, y que el 80% de los y las pacientes psiquiátricos atendidos en salud mental proceden del ámbito de la atención primaria”. (WHO, 2007).
En el Plan Integral de Salud Mental 2016-2020 se estiman que en torno a un 25% de la población sufre un trastorno mental a lo largo de su vida. Asimismo, hay que añadir que Andalucía se encuentra por encima de la media estatal en tasa de suicidios.
En la práctica clínica diaria, se estima que de un 60% a un 80% de las consultas diarias del Médico de Familia tienen implicaciones en salud mental, esto supone que, aunque el usuario acuda por un problema médico (una lumbalgia, por ejemplo), puede tener grandes implicaciones emocionales para el paciente tanto laborales, sociales, familiares, económicos y pueden desencadenar ansiedad y es deber del médico saber detectar y encauzar para aliviar la sintomatología. Y todo esto lo tenemos que solventar en 6 minutos que nos da la administración.
Debo reconocer que la formación psicológica de los profesionales de Atención primaria es precaria, tanto por interés como por tiempo. Es más fácil recetar un ansiolítico que empezar una terapia conductual. Muchos médicos adolecen de entrenamiento en terapia psicológica y se centran en una visión orgánica del paciente, una visión “tangible” y más práctica. Aunque debo decir en defensa de mi especialidad, que la Medicina de Familia, de entre todas las especialidades, es la única que se centra en el individuo, en su entorno, en su familia y en la sociedad. Conocemos y tratamos al usuario, teniendo en cuenta a la familia, los amigos y sus problemas físicos y orgánicos (incluso financieros) más que ninguna otra especialidad. Recuerdo cuando era residente, joven e inexperto, usé un medicamento para el asma de reciente comercialización, que controlaba los síntomas nocturnos y las agudizaciones sin ser un inhalador, el paciente al que lo receté me felicito por mi elección, pero en aquella época ese fármaco no tenía punto negro (aportación reducida) y me dijo que su asma estaba muy controlada, pero si compraba ese medicamento, se le descuadraba el presupuesto mensual alimenticio….
El Médico de Familia debe dominar diferentes esferas de conocimiento desde los 14 años hasta el final de la vida, como las Enfermedades Reumatológicas y Musculoesqueléticas, el Dolor Crónico, los Accidentes Cerebrovasculares (Ictus), las Enfermedades Crónicas, las Enfermedades Oncológicas, la gran epidemia del siglo XXI como es la Diabetes Mellitus, la Salud Mental, los Cuidados Paliativos, etc.
Se puede recoger el listado completo de los Planes Asistenciales Integrados en el siguiente enlace: ACCEDER A PAIS
Todo esto se logra por una cualidad de la Atención Primaria, que es la CONTINUIDAD ASISTENCIAL, es decir, el fácil acceso de la población al Médico de Familia, incluso, todos los días, si fuera necesario. Cosa que ninguna otra especialidad, por la forma de organización, puede realizar. Eso nos convierte en piedra angular de la Sanidad Española.
Aquiles Manuel Marcelo Martínez
Médico Especialista Medicina Familiar y Comunitaria en la UGC “Pinillo Chico” del Puerto de Santa María
«Corporate» es una película francesa del año 2016 que no deja indiferente. Este drama dirigido por Nicolas Silhol indaga en la relación entre determinadas prácticas de recursos humanos y sus perjudiciales efectos sobre las personas.
En este caso, los guionistas narran la historia de la jefa de RRHH de una multinacional contratada para obligar a renunciar a algunos trabajadores de los que la empresa desea prescindir y así evitar los despidos masivos y salvaguardar los intereses de la empresa. La Directora lleva a cabo religiosamente el plan de la multinacional hasta que uno de los empleados se suicida, lo que provoca una convulsión en la forma de ver su trabajo.
Y como la realidad siempre supera a la ficción, los medios de comunicación se han hecho eco en los últimos años de casos donde la reputación de una empresa se vio tambaleada por casos de suicidio que que fueron atribuidos a sus prácticas de management. Es el caso de France Telecom y otras empresas francesas, o la taiwanesa Foxconn que fue acusada de jornadas laborales extenuantes (En Japón se ha acuñado el término Karōshi para definir las muertes por trabajo excesivo).
El estudio ahondaba en el problema del suicidio en este cuerpo militarizado y de cómo esto podría estar vinculado a los riesgos psicosociales asociados al medio laboral y a la falta de democratización y de avances en la política de RRHH y sus valores jerárquicos y de disciplina.
La conducta suicida se ha convertido en la mayor causa de mortalidad externa en España. La actividad laboral se vincula a riesgos psicosociales que no podemos obviar a la hora de explicar los suicidios. Aunque se trata de un fenómeno complejo que involucra a variables de diversa naturaleza, el medio laboral es un espacio preventivo de primer orden.
Si tienes la oportunidad, «Corporate» puede ayudarte a reflexionar sobre este controvertido tema. Como siempre, una visión crítica puede ayudarnos a tomar decisiones que salvan vidas.
Hablar del suicidio, salva vidas. La conducta suicida es un fenómeno que puede predecirse y que por lo tanto, su prevención es una realidad. La concienciación no sólo desde el ámbito terapéutico, sino también y aparejado a la influencia de los nuevos medios de información y comunicación, las llamadas TIC, insta a la sociedad en general y los psicoterapeutas de modo específico, a visibilizar y desmitificar un fenómeno que afecta a tantas personas.
Sin embargo, el tabú asociado en torno al suicidio, así como los innumerables mitos en torno a al fenómeno, no hacen más que oscurecer y dar cabida a una serie de ideas y creencias erróneas que promueven la estigmatización de la conducta y enturbian la petición de ayuda de los dolientes y las personas con ideación suicida. Es por tanto, imprescindible acabar con los mitos en relación a la conducta suicida. Es labor fundamental la difusión como terapeutas de información veraz y científica que de modo preventivo alejen las concepciones erróneas de los juicios de valor y tabús heredados.
La infografía que nos ofrece la propia Organización Mundial de la Salud, nos ofrece de un modo intuitivo, la magnitud del fenómeno que abordamos, poniendo de relieve la importancia de su prevención primaria como abordaje esencial en la disminución de casos registrados.
Dentro de los enfoques multidisciplinares integrales para su abordaje, los psicoterapeutas y profesionales del mundo de la salud mental, estamos llamados a ejercer una labor de ayuda, acompañamiento y encuentro entre familiares, supervivientes, pacientes y sociedad que evite la estigmatización y la continuación del tabú.
A continuación, expondremos los mitos más frecuentes y escuchados en relación al suicidio, la verdad en clave científica que hay detrás de cada uno de ellos, así como las implicaciones terapéuticas a tener en cuenta en vuestra práctica profesional.
La persona que quiere suicidarse no lo dice.
Según las estadísticas, de cada diez personas que se suicidan, nueve de ellas han mostrado, verbalizado o expresado su ideación suicida de un modo expreso, y la ora restante dejó señales, muestras o indicios de sus intenciones de suicidio.
Las verbalizaciones sobre la ideación suicida, en ocasiones pueden mostrarse de modo claro e inequívoco, otras de un modo velado y con expresiones sutiles, del tipo “cuando todo acabe…”. Es esencial, tomar con seriedad, evaluar y permitir la expresión de la ideación en sesión, obteniendo información de la elaboración y evolución de la misma. Nunca minimizar el riesgo ni tomarlo como una llamada de atención, chantaje ni manipulación.
Es mejor no hablar ni preguntar sobre el suicidio, ya que puede inducir su consumación o dar ideas.
Las personas que llevan tiempo con ideación suicida, y pueden verbalizarla, disminuyen sus sentimientos de soledad y la desesperanza.
Nuevamente como terapeutas, debemos permitir la expresión emocional de la ideación suicida, ya que de no hacerlo y cambiar el foco a otros aspectos, no permite el alivio del sufrimiento, no se valora de un modo adecuado el riesgo suicida y promoveremos una intervención/ayuda insuficiente o tardía.
Las personas que se suicidan tiene rasgos de personalidad impulsivos y/o agresivos.
Es necesario diferenciar el acto suicida de la ideación. El acto, puede en algunos casos ser producto de un impulso; la ideación es un conjunto de pensamientos, emociones y sentimientos que se han dado en evolución en el tiempo.
Considerar este mito, provoca que el terapeuta deje de valorar conductas, patrones de riesgo y señales, que alejan del conjunto del proceso la globalidad de la ideación y las características biopsicosociales que engloba la ideación-.
Los que se suicidan son muy valientes/cobardes.
Esta polaridad valentía/cobardía, aleja la objetividad de que las personas que se suicidan son únicamente sujetos con un elevado nivel de sufrimiento y desesperanza. El suicida no quiere morir, desea dejar de sufrir.
La mirada que se dirige al paciente en terapia, basándonos en señales, rasgos y estructuras de personalidad, que pudieran confirmar hipótesis previas basadas en mitos, nos aleja como terapeutas de la comprensión, la aceptación incondicional y empatía necesaria para ser un canal de ayuda y contención de la ideación suicida.
Los suicidas son enfermos mentales.
Hay que tener una cosa clara, el suicidio no es una enfermedad mental ni está catalogado el fenómeno en ningún manual diagnóstico de trastornos mentales (DSM-V o CIE-10). El suicidio es un fenómeno multifactorial con una alta comorbilidad asociada (TMG, esquizofrenia, bipolaridad, TCS, abuso sexual, acoso, etc.). Es el resultado de una decisión personal tras un proceso vital basado en el dolor y la desesperanza.
Es esencial en terapia no confundir suicidio y enfermedad mental y viceversa. Atendiendo a esta clarificación, y en base a la expresión de la ideación, es esencial formarse en psicopatología y evaluar síntomas clínicos o subclínicos que pudieran aportar datos acerca de la presencia de trastornos con una alta comorbilidad con la conducta suicida.
El suicida estará en peligro toda su vida
Según los datos de la OMS, entre el 1 y el 2& de las acciones de suicidio, se dan en el primer año tras el intento fallido. Entre el 10 y el 20% lo consumen a lo largo de su vida.
El terapeuta debe conocer que las crisis suicidas suelen durar un periodo concreto en el tiempo: a veces horas, días, en raras ocasiones semanas. Sostener la crisis, adaptando las precauciones oportunas, la supervisión constante del paciente, así como minimizar los riesgos, es prevenirlo.
Todas las personas que se suicidan están deprimidas.
Hay un criterio dentro del mundo de la salud mental, que es errónea y es el hacer sinónimo la depresión con el suicidio. Puede existir una conducta suicida sin depresión, pero la depresión sin embargo, sí puede conllevar la conducta suicida y hay que tenerla muy en consideración.
Una persona con sintomatología o con un trastorno depresivo, puede conllevar una ideación y consumación suicida. Sin embargo, como decimos depresión y suicidio no siempre vienen aparejados. La comorbilidad es alta (TP, adicciones, TB, TCA, etc.) Detectar los indicios en sesión, es de vital importancia para dar cabida a la expresión y con ella, realizar una adecuada evaluación para su prevención.
La mejoría en la depresión grave, elimina el riesgo suicida.
Este mito, conlleva en la mayoría de ocasiones bajar la atención sobre un riesgo que sigue presente. Los deprimidos con ideación suicida, mejoran en su componente motor (más activos, más alegres, etc.) antes que en el componente ideático.
Según los datos, más de la mitad de los suicidas consumaron al acto durante los 3 primeros meses tras la crisis emocional, con una mejoría visible. En sesión, es importante seguir evaluando una vez se observen mejorías, ya que el hecho de encontrarse con fuerzas, ágiles, etc. les aportan recursos para el suicidio. Muchos, se muestran más animados por el simple hecho de haber tomado la decisión de matarse y su nivel de sufrimiento disminuir ante el acto que le dará fin a su dolor.
El suicida cree que la familia estará mejor sin él.
Este es uno de las disonancias cognitivas más frecuentes en pacientes con ideación suicida, la de creer erróneamente que sus familiares estarán aliviados y con una calidad de vida mayor. Es un pensamiento distorsionado por el dolor.
En sesiones, se observa este pensamiento con bastante asiduidad, con expresiones verbales del tipo “estarán mejor sin mi”, “cuando ya no esté ellos podrán…”. Es importante verbalizarles de un modo expreso, que “DE NINGUNA FORMA ESTARÁN MEJOR, QUE LES DEJARÁ UN SUFRIMIENTO DE POR VIDA”. Explicarles el peso de la culpa, lo que conocemos de las personas que han sufrido la muerte de un ser querido por suicidio, de la devastación familiar que ocasiona, de la herida irreversible que no se llega a superar. Contar con un grupo de supervivientes del suicidio, que puedan dar testimonio de lo que les ha supuesto la muerte de un familiar, puede ayudar al proceso.
Podemos encontrar muchos más mitos de los que aquí hemos deseado exponer. La amplitud y complejidad de la mente humana, de la sociedad que los alberga y construye, así como del momento histórico donde nacen, favorecen su dispersión y la virulencia de sus síntomas en lo social y sobre todo, en lo íntimamente humano.
A buen seguro, son muchos los mitos que podrían sumarse a esta lista y que en vuestro recuerdo, podréis traer a sesión. Desmontarlos, darles un contenido científico que rebata el poder que implícitamente conlleva a la práctica profesional, indagando en la verdad que se esconde tras el tabú, promoverá un espacio seguro en el que permitir el encuentro entre dos personas, entre terapeuta y paciente. Un lugar donde la expresión del sufrimiento, del dolor de la pérdida, de la devastación y la desesperanza, de paso con tiempo, amor y trabajo, junto a un responsable proceso terapéutico a su aceptación, integración y al tan esperado cambio.
El pasado jueves 11 Abril, la Sección de Derecho Laboral del Colegio de Abogados de Murcia organizó una Jornada sobre el acoso laboral en el Centro de Estudios del ICAMUR.
En estas jornadas Noelia García Guirao, Psicóloga de Trabajo y colaboradora de www.papageno.es, desarrolló una ponencia sobre los protocolo de acoso y prevención.
García-Guirao destacó en su ponencia la capacidad y la obligatoriedad que por Ley tienen las empresas de valorar a través de herramientas (checklist y otras) las debilidades y fortalezas. Esto permite a cada organización entrenar un aprendizaje enfocado a la mejora continúa en este sentido. Planificado. Sin dar cabida a la improvisación. Porque para la ponente prevenir es anticiparse. Durante su intervención también desarrolló e identificó los factores de riesgo psicosociales dentro del entorno laboral. Los factores de riesgo psicosocial constituyen, en algunas ocasiones, la antesala del acoso laboral. La empresa es, sin duda, un lugar importante para implementar programas de prevención de la conducta suicida.
“En las sociedades de nuestro mundo occidental altamente industrializado, el lugar de trabajo constituye el último campo de batalla en el que una persona puede matar a otra sin ningún riesgo de llegar a ser procesada en un Tribunal»
Heinz Leymann Mobbing. La persecución en el trabajo (1996)
La Asociación de Familiares y Amigos Supervivientes por Suicidio de las Islas Baleares (AFASIB, Familiars i Amics Supervivents per suïcidi de les Illes Balears) se ha adherido a la iniciativa PAPAGENO.ES
AFASIB es una entidad privada de carácter no lucrativo de reciente creación, creada por y para supervivientes por suicidio de las Islas Baleares. Unen a la ilusión de trabajar frente al suicidio, el espíritu de servicio para acompañar a afrontar el duelo a personas dispuestas a recibir ayuda y a ayudar con su experiencia a otros que han transitado por el mismo camino.
Su logotipo, una estrella de mar a la que le falta un brazo, es un fuerte símbolo que resume las emociones que acompañan al duelo, pero que a su vez abre una puerta a la esperanza de la recuperación. Porque quien lo sufre debe aprender que no está sólo y que pedir ayuda no es mostrar debilidad sino la fortaleza de quien se reconoce como humano y necesita de los demás.
Importancia y funciones de los grupos de supervivientes
La OMS ha señalado la importancia de la existencia de este tipo de grupos. Los supervivientes por suicidio son afectados por las emociones de una forma más intensa a otras formas de duelo (culpa, rechazo, abandono, vergüenza y estigmatización). Frecuentemente afrontan una menor probabilidad de conocer a otras personas con los mismos problemas, dado el estigma asociado y la incomodidad para hablar del tema. En consecuencia, un grupo de apoyo puede ayudar muchísimo, ya que la falta de apoyo social y de comunicación puede alargar el proceso de recuperación.
Las reuniones de personas con el mismo problema aumenta la capacidad de comprensión entre sus miembros, proporcionando una sensación de comunidad, apoyo, empatía, pertenencia y esperanza de recobrar la «normalidad», experiencias para afrontar los momentos más difíciles del duelo y los problemas derivados. En suma un lugar para expresar el miedo, las preocupaciones y el dolor de forma confidencial.
Trabajo en red
La labor de las asociaciones de supervivientes pues nos parece incomensurable. Por ello AFASIB y PAPAGENO.ES unen sus esfuerzos para seguir luchando contra el estigma y para evitar la segunda victimización que en muchos casos sufren aquellas personas que viven de cerca el suicidio de un ser querido.
Ángeles y Azul y Verde se adhiere a la iniciativa promovida por www.papageno.es que colaborará con esta organización en la formación, sensibilización y asesoramiento de su equipo, reforzando los puntos comunes de sus razones sociales y uniendo su esfuerzo por aumentar el bienestar psicológico y disminuir los riesgos psicosociales dentro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FFCCSE).
Ángeles de Azul y Verde es un proyecto independiente, nacido en septiembre de 2015, que está formado por una red de voluntarios (19 psicólogos y 49 voluntarios miembros de la Policía Nacional y Guardia Civil), cuyo objetivo es detectar y orientar a todo miembro de estos cuerpos en situación de riesgo que lo necesiten.
El proyecto ha atendiendo en este tiempo a más de 140 personas, 40 de forma continuada y está en continuo crecimiento. Entre sus fines se encuentran el promover y colaborar con las administraciones públicas para impulsar acciones de promoción del bienestar psicológico dentro de las FFCCSSE y el fomento del estudio y difusión de avances científicos de la psicología en temas relacionados con el desarrollo personal y social, estableciendo una red en las distintas provincias para poder orientar e informar sobre el acceso a los servicios públicos y privados ante la demanda de ayuda.
Convencidos de que las redes profesionales y de voluntarios tienen mucho que decir en la mejora de calidad de vida de estos colectivos, ambas organizaciones unen sus esfuerzos para mejorar la consecución de sus objetivos.
Si necesita ayuda de Ángeles de Azul y Verde, puedes contactar a través de:
La telefonía móvil y los móviles inteligentes han llegado a nuestras vida para quedarse. Han ido invadiendo poco a poco nuestro día a día y cada vez permiten más funciones que mejoran su utilidad.
Frente a los malos usos de los móviles que provocan dependencia, hoy nos centraremos en alguna de las app que existen para la prevención del suicidio. Un buen complemento para los profesionales que nos dedicamos al tema y un apoyo para las personas que sufren ideación suicida.
En particular describiremos brevemente, CALMA, PREVENSUIC y MY3APP (las tres son de carácter gratuito).
«Calma» es una app disponible en Google Play, que puede utilizarse de dos modos diferentes. Durante los momentos de crisis utiliza un modelo denominado «Terapia Dialéctico Comportamental» (DBT) y fuera de períodos de crisis puede utilizarse para evitar que éstas sucedan.
Para las personas con conducta suicida: Plan de Seguridad, señales de alerta, álbum con fotos de vida o razones para vivir.
Para familiares y allegados: Plan de seguridad y recomendaciones a todos los niveles.
Para profesionales sanitarios: Información específica según al servicio al que pertenezcan, recomendaciones de evaluación, medidas de seguridad hospitalaria y pautas prácticas.
Por último, nos encontramos con MY3APP la app creada en sociedad con la Autoridad de Servicios de Salud Mental de California y disponible en App Store y Google Play. En esta aplicación puedes definir tu red social de ayuda (elegir tres contactos de su entorno social) para contactar con otras personas cuando tengas pensamientos suicidas y tu plan para mantenerte a salvo, .
Te aconsejamos que te las descargues y experimentes con ellas. Si tienes alguna duda, puedes consultarnos en prevencion@papageno.es
Recuerda que las app, la telefonía móvil e Internet no deben sustituir el contacto humano. Sin embargo, pueden ser un apoyo para afrontar adecuadamente la ideación suicida. En caso de necesitar ayuda elige siempre hablarlo con personas de tu confianza y con profesionales adecuadamente formados.
Como bien se ha venido informando y recordando a través de Papageno, el suicidio es complejo, multicausal y prevenible. La solución del mismo requiere una iniciativa y disposición global donde todos los actores cuentan. Esta vez, desde Asociación de Cuerpos y Fuerzas Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo (ACFSEVT), su presidente, Francisco Zaragoza se sienta a hablar sobre esta lacra que afecta a muchos de los que velan por la seguridad ciudadana y el cumplimiento de los derechos del Estado de Bienestar.
– ACFSEVT integra a militares, policías y guardias civiles, etc… Si hablar de suicidio ya es difícil en la sociedad en sí, tratar el tema en grupos con una cultura propia y de valores tan arraigados, ¿encuentra todavía más trabas?
– Es un tema del que no se habla mucho dentro del Cuerpo. Siempre ha habido compañeros fallecidos por suicidio, lo que me sorprende ahora es el número tan elevado de personas que llegan a esa situación. No sé si es por la facilidad de trasladar la información a las redes sociales pero, como con la violencia de género, cuanto más se habla del tema más fácil se le pone a la persona que quiere hacerlo. Pero a la vez, hay que hablar de ello y hacerlo público para que ese problema sea eliminado de raíz.
Hay muchas personas que por problemas familiares, económicos o laborales llegan a una situación de presión que no pueden soportar y deciden poner punto y final a su vida. No puedo entenderlo, pero de alguna manera comprendo esas situaciones porque las estamos viviendo dentro de los cuerpos de Policía Nacional, Guardia Civil, y en el Ejército. Son cuerpos que sufren una presión constante, y hay quien puede soportarlo y estar más capacitado mentalmente y quien no, pero en general no es de recibo que se nos eche la culpa del suicidio por tener al alcance nuestras armas. Permítanme que discrepe sobre esa afirmación, ya que entonces sería una circunstancia eximente que los políticos le meten mano a la caja del dinero público porque las tienen al lado.
–La presión de la que habla no sólo derivará de enfrentamientos a situaciones hostiles, convivir con delincuentes día a día, etc. Al final y al cabo supongo que tendréis unas presiones laborales que otros trabajadores no tienen…
–Sí, la presión de tener que responder en milésimas de segundo a una situación que no te esperas y en la que tu manera de reaccionar puede ser adecuada o no. Con el condicionante de que si te equivocas al tomar esa decisión corre peligro tu integridad física o laboral, por ejemplo. Esa presión existirá siempre, pero no creo que ese sea el único motivo de los suicidios, el motivo es otro, no sabemos cuál. Cada persona tiene unas cosas en su mente y sabe lo que ocurre en cada cabeza.
–¿Cómo definirías el programa psicológico y de ayuda que se pone a disposición de los agentes de las FFCCSS, de los que sí cuentan con este dispositivo?
– Eso es lo que nos sorprende que todavía haya cuerpos como la Policía Nacional que no disponen de él. El problema de los suicidios tanto en en la Policía como en Guardia Civil durante los años de plomo del País Vasco era bastante elevado, el problema psicológico que presentaron las personas que estuvieron allí de servicio continúa. Se hizo un estudio hace 20 o 30 años sobre el tema, al ver la cantidad de personas que estaban afectadas por el Síndrome del Norte cerraron el estudio, nunca se publicó ni se tomó ninguna actuación para obtener resultados positivos para eliminar esta lacra.
– En España vamos por detrás en la lista de países que prestan servicios psicológicos a sus veteranos de guerra, excombatientes, etc.
– Es envidiable, echamos de menos esa atención del Estado hacia sus responsables de seguridad. En España nos han abandonado a nuestra suerte, en aquel entonces y ahora. Las pocas unidades de prevención que hay en activo no sirven prácticamente para nada. Hacen más las asociaciones privadas y externas a los cuerpos de seguridad que los que tiene el propio Ministerio de Interior y de Defensa.
– Cuando se habla del suicidio es común fijar la vista en la persona que ha decidido quitarse la vida y se aparta un poco la atención de los supervivientes, que al fin y al cabo son lo que tienen que lidiar con esa muerte… ¿Crees que la Administración y las instituciones correspondientes hacen algo al respecto?
– No, tajantemente no. Las instituciones se olvidan totalmente de las personas que han servido a sus órdenes y cuando se te retira del cuerpo correspondiente ya no perteneces a ese Cuerpo para nada, si tienes algún problema te buscas la vida por tu cuenta.
– ¿Y en cuanto a los supervivientes, es decir, a los familiares que tienen que enfrentarse al duelo de haber perdido a alguien por suicidio?
– El suicidio dentro de la Policía y Guardia Civil es un tema tabú y se trata de olvidar lo más pronto posible. Hay muchas viudas que se quedan en la miseria sin ningún tipo de ayuda, sólo la pensión de jubilación que le corresponda.
–¿Cómo os organizáis desde ACFSEVT para tratar el tema del suicidio? ¿Qué mecanismos ofrecéis de vuestros afiliados?
–No tenemos tantos medios como nos gustaría. Desde que conocimos a Daniel J. López Vega hemos empezado a establecer más relación con algún grupo de prevención de suicidio. Hasta el momento, lo que hacíamos cuando teníamos noticias de algún compañero que pudiera padecer conducta suicida consistía en reunirnos con él para establecer una comunicación directa y tratar de reconducirle. Así como ponerles en contacto con psicólogos de nuestra confianza.
No son tantos los avisos que nos llegan pero cuando recibimos alguno, nos volcamos en él. Es más normal estar al tanto de que un compañero se ha suicidado que conocer la situación de un compañero que puede estar en peligro.
–La Policía Nacional está trabajando en un protocolo de prevención de la conducta suicida. Otros cuerpos como la Guardia Civil ya lo tienen, ¿consideras que es efectivo?
–En la Guardia Civil no creo que se trate el tema de la manera más efectiva y razonable, hay algunos que anteponen las estrellas que llevan como distintivo de su cargo antes que atender a una persona con problemas.
–¿Con qué criterios podríamos hablar de eficacia entonces?
– Que la atención psicológica no recayese en mandos o jefes, y evidentemente contar con personal cualificado y bien entrenado para esas situaciones.
– Cada vez más, los medios hablan con asiduidad de este tema, pero la Administración sigue sin tener un plan nacional vigente de prevención y actuación… ¿Qué cree que hace falta para que empiecen desde la Administración a movilizarse?
– No lo sé, siempre se establecen soluciones después de haber acontecido un gran problema. La idea sería no tener que esperar a que se suiciden 200.000 personas al año para que el Estado ponga remedio.
– En su asociación ha trabajado de cerca con víctimas del terrorismo, y personas que han padecido conducta suicida… ¿Afecta la manera en que los medios de información comunican ese tipo de sucesos? ¿Qué recomendaciones propone?
– Parece que sacar a la luz tantas noticias sobre el tema puede ser contraproducente, pero a la vez es necesario hacer público este problema. No seré yo quien dicte la manera más adecuada de tratar el tema sino los especialistas pertinentes con más experiencia y formación de la que yo tengo.
– Quizás la publicación de datos y estadísticas ayudarían a desdibujar mejorar la realidad del problema…
– Nosotros desde la creación de la asociación llevamos luchando para que la Administración del Estado hiciese pública la cantidad de personas supervivientes de atentados terroristas, estadística que no existe como tampoco la de suicidios dentro de las Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.
Hace dos semanas se publicó el libro ‘Heridos y olvidados’ de la Fundación Víctimas del Terrorismo que ofrece una cifra, no totalmente exacta, pero sí con la que poder sacar a la luz los datos de heridos supervivientes, la que contabiliza el Ministerio de Interior. Pero hay un número muy elevado de guardias y policías que después de haber sufrido un atentado terrorista, al no tener lesiones físicas evidentes, eran obligados a continuar con el servicio y no han tenido ni atención médica ni de ningún tipo de reconocimiento. Nosotros calculamos entre 9000 y 15000 personas y la estadística habla de 5000. Conseguir todo esto nos ha costado 14 años, por tanto, lograr que se lleve a cabo una estadística que contemple el suicidio, cuando no se tiene en cuenta ni siquiera a esas personas, va a ser una tarea muy difícil.
–¿Cree que el suicidio podría considerarse un riesgo laboral dentro de la profesión de las FFCCSS?
– Como riesgo laboral, no.
– Pongamos un ejemplo: alguien que ha sufrido un atentado terrorista sufre una serie de secuelas físicas y psíquicas y estas derivan de su presencia y actuación en muchos casos en un acto de servicio…
– Esas secuelas, que se pueden cronificar y llegar a constituir un motivo de suicidio, no son atendidas ni tenidas en cuenta por los jefes. Por eso decía antes no entiendo pero de alguna manera comprendo a esas personas, porque también me he visto en esa situación personalmente.
Además, se juntan una serie de motivos, que sea un riesgo laboral sí que tendría que ser tenido en cuenta para que de alguna manera los expertos que ponga el Ministerio de Interior tengan en consideración esa “facilidad” de los agentes al cometer suicidios por la presión derivada del trabajo, de los mandos, de los horarios alternos y nocturnos, de tener que doblar un servicio, de tener que cambiar de ubicación en media hora para realizar una acción totalmente distinta, en fin, de un montón de cosas…
– Después de todos estos cambios laborales e imprevisibles de los que habla y que afectan considerablemente al día a día del individuo, ¿los policías estáis expuestos a evaluaciones psicológicas anuales?
– No, y habría que preguntar y reclamárselo a los directores generales de los cuerpos, que son los responsables políticos, porque los jefes y los mandos están a sus ordenes. El responsable político es el último responsable y además es el que se interesa de que sus subordinados estén bien atendidos y tengan los medios adecuados. No sería normal que un trabajador de la construcción fuera sin casco, lo mismo un agente en la calle sin chaleco antibalas.
– ¿Entre compañeros se habla abiertamente de suicidio?
– Se habla del suicidio una vez consumado el acto y de la metodología, pero de la personas que tienen un problema en el presente no se suele hablar. Y no se toca el tema porque no estás atento a las acciones que puede tener tu propio compañero y que pueden derivar en situaciones que podrían evitarse y prevenirse.
– ¿Se recibe algún tipo de formación en la academia sobre el suicidio, ya no en compañeros, sino con personas civiles, para asistirlos, por ejemplo?
– No, yo al menos no la recibí y no tengo constancia de que se imparta en la actualidad, si hay alguna ruego que se me disculpe pero yo no tengo conocimiento.
El estigma es un concepto acuñado en 1963 por Erving Goffman que define un elemento que hace que quien lo porte sea incluido socialmente en un grupo cuyos miembros merecen una respuesta negativa por ser inaceptables o inferiores.
En ese sentido, las personas que mueren por suicidio afrontan un estigma que no se presenta en la muerte por otras enfermedades. Pero vivir el suicidio como una especie de falta, defecto o debilidad de la persona fallecida o de su familia no deja de ser un juicio moral que nos aleja de la comprensión de este problema de salud pública que fue la causa de más de 3.600 muertes en España durante 2017. La conducta suicida en compleja y multicausal y entenderla supone comprender el entramado de variables que interrelacionan para su aparición, muchas de carácter social.
Las consecuencias de este estigma no sólo son para las víctimas, sino que también son afrontadas por los familiares. Éstos unen al dolor de la pérdida los sentimientos de vergüenza y culpa que convierten un duelo ya de por sí doloroso en algo traumático. Además el estigma está detrás de las dificultades para pedir ayuda cuando se presentan las ideas suicidas y es la causa de un mayor riesgo y vulnerabilidad.
Por tanto, debemos alejarnos de juicios morales y abordar el suicidio como un problema de salud pública, catalogado por la OMS como la mayor amenaza a la que nos enfrentamos. Combatir el estigma es uno de los puntos esenciales de las estrategias preventivas.
La Ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, en una jornada organizada por la Confederación Salud Mental España, ha declarado sobre cómo hablando del suicidio se podría ayudar a eliminar los estigmas de la enfermedad mental y acabar con el problema oculto.
Para ello desde su Ministerio están trabajando para crear un teléfono de atención a personas en riesgo con un funcionamiento similar a otras líneas y que esperan empiece a funcionar alrededor de los dos próximos meses.
Las líneas de atención son un buen empiece y esperamos que esta noticia sea la primera de una larga lista de soluciones en este sentido que las asociaciones de supervivientes y de profesionales llevan reclamando desde hace mucho tiempo. Lejos de soluciones puntuales, la atención de este problema de salud pública requiere de la planificación de protocolos a nivel nacional que permitan afrontarlo de forma integral.
Parece que los tiempos están cambiando. Nuestra sociedad está madurando y no está dispuesta a continuar con el estigma y el tabú que se asocia tradicionalmente al suicidio y que lo ha mantenido oculto con el correspondiente sufrimiento aparejado.
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