Archivo el abril 17, 2019

Mitos y realidades. Suicidio tabú y estigma

Tiempo de lectura: 6 minutos

Hablar del suicidio, salva vidas. La conducta suicida es un fenómeno que puede predecirse y que por lo tanto, su prevención es una realidad. La concienciación no sólo desde el ámbito terapéutico, sino también y aparejado a la influencia de los nuevos medios de información y comunicación, las llamadas TIC, insta a la sociedad en general y los psicoterapeutas de modo específico, a visibilizar y desmitificar un fenómeno que afecta a tantas personas.

Sin embargo, el tabú asociado en torno al suicidio, así como los innumerables mitos en torno a al fenómeno, no hacen más que oscurecer y dar cabida a una serie de ideas y creencias erróneas que promueven la estigmatización de la conducta y enturbian la petición de ayuda de los dolientes y las personas con ideación suicida. Es por tanto, imprescindible acabar con los mitos en relación a la conducta suicida. Es labor fundamental la difusión como terapeutas de información veraz y científica que de modo preventivo alejen las concepciones erróneas de los juicios de valor y tabús heredados.

La infografía que nos ofrece la propia Organización Mundial de la Salud, nos ofrece de un modo intuitivo, la magnitud del fenómeno que abordamos, poniendo de relieve la importancia de su prevención primaria como abordaje esencial en la disminución de casos registrados.

Dentro de los enfoques multidisciplinares integrales para su abordaje, los psicoterapeutas y profesionales del mundo de la salud mental, estamos llamados a ejercer una labor de ayuda, acompañamiento y encuentro entre familiares, supervivientes, pacientes y sociedad que evite la estigmatización y la continuación del tabú.

A continuación, expondremos los mitos más frecuentes y escuchados en relación al suicidio, la verdad en clave científica que hay detrás de cada uno de ellos, así como las implicaciones terapéuticas a tener en cuenta en vuestra práctica profesional.

  • La persona que quiere suicidarse no lo dice.

Según las estadísticas, de cada diez personas que se suicidan, nueve de ellas han mostrado, verbalizado o expresado su ideación suicida de un modo expreso, y la ora restante dejó señales, muestras o indicios de sus intenciones de suicidio.


Las verbalizaciones sobre la ideación suicida, en ocasiones pueden mostrarse de modo claro e inequívoco, otras de un modo velado y con expresiones sutiles, del tipo “cuando todo acabe…”. Es esencial, tomar con seriedad, evaluar y permitir la expresión de la ideación en sesión, obteniendo información de la elaboración y evolución de la misma. Nunca minimizar el riesgo ni tomarlo como una llamada de atención, chantaje ni manipulación.

  • Es mejor no hablar ni preguntar sobre el suicidio, ya que puede inducir su consumación o dar ideas.

Las personas que llevan tiempo con ideación suicida, y pueden verbalizarla, disminuyen sus sentimientos de soledad y la desesperanza.

Nuevamente como terapeutas, debemos permitir la expresión emocional de la ideación suicida, ya que de no hacerlo y cambiar el foco a otros aspectos, no permite el alivio del sufrimiento, no se valora de un modo adecuado el riesgo suicida y promoveremos una intervención/ayuda insuficiente o tardía.

  • Las personas que se suicidan tiene rasgos de personalidad impulsivos y/o agresivos.

Es necesario diferenciar el acto suicida de la ideación. El acto, puede en algunos casos ser producto de un impulso; la ideación es un conjunto de pensamientos, emociones y sentimientos que se han dado en evolución en el tiempo.

Considerar este mito, provoca que el terapeuta deje de valorar conductas, patrones de riesgo y señales, que alejan del conjunto del proceso la globalidad de la ideación y las características biopsicosociales que engloba la ideación-.

  • Los que se suicidan son muy valientes/cobardes.

Esta polaridad valentía/cobardía, aleja la objetividad de que las personas que se suicidan son únicamente sujetos con un elevado nivel de sufrimiento y desesperanza. El suicida no quiere morir, desea dejar de sufrir.

La mirada que se dirige al paciente en terapia, basándonos en señales, rasgos y estructuras de personalidad, que pudieran confirmar hipótesis previas basadas en mitos, nos aleja como terapeutas de la comprensión, la aceptación incondicional y empatía necesaria para ser un canal de ayuda y contención de la ideación suicida.

  • Los suicidas son enfermos mentales.

Hay que tener una cosa clara, el suicidio no es una enfermedad mental ni está catalogado el fenómeno en ningún manual diagnóstico de trastornos mentales (DSM-V o CIE-10). El suicidio es un fenómeno multifactorial con una alta comorbilidad asociada (TMG, esquizofrenia, bipolaridad, TCS, abuso sexual, acoso, etc.). Es el resultado de una decisión personal tras un proceso vital basado en el dolor y la desesperanza.

Es esencial en terapia no confundir suicidio y enfermedad mental y viceversa. Atendiendo a esta clarificación, y en base a la expresión de la ideación, es esencial formarse en psicopatología y evaluar síntomas clínicos o subclínicos que pudieran aportar datos acerca de la presencia de trastornos con una alta comorbilidad con la conducta suicida.

  • El suicida estará en peligro toda su vida

Según los datos de la OMS, entre el 1 y el 2& de las acciones de suicidio, se dan en el primer año tras el intento fallido. Entre el 10 y el 20% lo consumen a lo largo de su vida.

El terapeuta debe conocer que las crisis suicidas suelen durar un periodo concreto en el tiempo: a veces horas, días, en raras ocasiones semanas. Sostener la crisis, adaptando las precauciones oportunas, la supervisión constante del paciente, así como minimizar los riesgos, es prevenirlo.

  • Todas las personas que se suicidan están deprimidas.

Hay un criterio dentro del mundo de la salud mental, que es errónea y es el hacer sinónimo la depresión con el suicidio. Puede existir una conducta suicida sin depresión, pero la depresión sin embargo, sí puede conllevar la conducta suicida y hay que tenerla muy en consideración.

Una persona con sintomatología o con un trastorno depresivo, puede conllevar una ideación y consumación suicida. Sin embargo, como decimos depresión y suicidio no siempre vienen aparejados. La comorbilidad es alta (TP, adicciones, TB, TCA, etc.) Detectar los indicios en sesión, es de vital importancia para dar cabida a la expresión y con ella, realizar una adecuada evaluación para su prevención.

  • La mejoría en la depresión grave, elimina el riesgo suicida.

Este mito, conlleva en la mayoría de ocasiones bajar la atención sobre un riesgo que sigue presente. Los deprimidos con ideación suicida, mejoran en su componente motor (más activos, más alegres, etc.) antes que en el componente ideático.

Según los datos, más de la mitad de los suicidas consumaron al acto durante los 3 primeros meses tras la crisis emocional, con una mejoría visible. En sesión, es importante seguir evaluando una vez se observen mejorías, ya que el hecho de encontrarse con fuerzas, ágiles, etc. les aportan recursos para el suicidio. Muchos, se muestran más animados por el simple hecho de haber tomado la decisión de matarse y su nivel de sufrimiento disminuir ante el acto que le dará fin a su dolor.

  • El suicida cree que la familia estará mejor sin él.

Este es uno de las disonancias cognitivas más frecuentes en pacientes con ideación suicida, la de creer erróneamente que sus familiares estarán aliviados y con una calidad de vida mayor. Es un pensamiento distorsionado por el dolor.

En sesiones, se observa este pensamiento con bastante asiduidad, con expresiones verbales del tipo “estarán mejor sin mi”, “cuando ya no esté ellos podrán…”. Es importante verbalizarles de un modo expreso, que “DE NINGUNA FORMA ESTARÁN MEJOR, QUE LES DEJARÁ UN SUFRIMIENTO DE POR VIDA”. Explicarles el peso de la culpa, lo que conocemos de las personas que han sufrido la muerte de un ser querido por suicidio, de la devastación familiar que ocasiona, de la herida irreversible que no se llega a superar. Contar con un grupo de supervivientes del suicidio, que puedan dar testimonio de lo que les ha supuesto la muerte de un familiar, puede ayudar al proceso.

Podemos encontrar muchos más mitos de los que aquí hemos deseado exponer. La amplitud y complejidad de la mente humana, de la sociedad que los alberga y construye, así como del momento histórico donde nacen, favorecen su dispersión y la virulencia de sus síntomas en lo social y sobre todo, en lo íntimamente humano.

A buen seguro, son muchos los mitos que podrían sumarse a esta lista y que en vuestro recuerdo, podréis traer a sesión. Desmontarlos, darles un contenido científico que rebata el poder que implícitamente conlleva a la práctica profesional, indagando en la verdad que se esconde tras el tabú, promoverá un espacio seguro en el que permitir el encuentro entre dos personas, entre terapeuta y paciente. Un lugar donde la expresión del sufrimiento, del dolor de la pérdida, de la devastación y la desesperanza, de paso con tiempo, amor y trabajo, junto a un responsable proceso terapéutico a su aceptación, integración y al tan esperado cambio.


ACCEDER AL DOCUMENTO ORIGINAL


 

Luis Fernando López Martínez

Psicólogo Gral. Sanitario. 

Jornada sobre el Acoso Laboral: Proceso y Penalización

Tiempo de lectura: 2 minutos

El pasado jueves 11 Abril, la Sección de Derecho Laboral del Colegio de Abogados de Murcia organizó una Jornada sobre el acoso laboral en el Centro de Estudios del ICAMUR.

En estas jornadas Noelia García Guirao, Psicóloga de Trabajo  y colaboradora de www.papageno.es, desarrolló una ponencia sobre los protocolo de acoso y prevención.

García-Guirao destacó en su ponencia la capacidad y la obligatoriedad que por Ley tienen las empresas de valorar a través de herramientas (checklist y otras) las debilidades y fortalezas. Esto permite a cada organización entrenar un aprendizaje enfocado a la mejora continúa en este sentido. Planificado. Sin dar cabida a la improvisación. Porque para la ponente prevenir es anticiparse. Durante su intervención también desarrolló e identificó los factores de riesgo psicosociales dentro del entorno laboral.
Los factores de riesgo psicosocial constituyen, en algunas ocasiones, la antesala del acoso laboral. La empresa es, sin duda, un lugar importante para implementar programas de prevención de la conducta suicida.

“En las sociedades de nuestro mundo occidental altamente industrializado, el lugar de trabajo constituye el último campo de batalla en el que una persona puede matar a otra sin ningún riesgo de llegar a ser procesada en un Tribunal»

Heinz Leymann
Mobbing. La persecución en el trabajo (1996)


 

PARA SABER MÁS
ACOSO LABORAL Y SUICIDIO

Noelia García-Guirao

Psicóloga del Trabajo y Diplomada en Magisterio. Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales

El final del duelo

Tiempo de lectura: 3 minutos

¿Qué significa elaborar el duelo?, ¿existe una manera adecuada de procesar esta experiencia? A pesar de que el dolor no restaura el vinculo perdido, existe evidencia de que tal experiencia estimula un complejo neurológico responsable del procesamiento de la información que incluye un establecimiento de nuevos significados o la reorganización de nuevos esquemas mentales. En definitiva, una reestructuración de nuestro mundo interior y nuestra propia identidad.

Pero detrás de estos procesos hay una base biológica, así las acciones arriba indicadas y que señalaban autores como Robert Neymeyer y Ronnie Janoff-Bulman en lo referido al propio sistema de creencias y valores del doliente tras el proceso traumático, o Richard Tedeschi y Lawrence Calhoun en lo que se refiere al crecimiento postraumático que experimentan algunas personas en la etapa final del duelo y por último en cuanto a la creación de nuevos significados o esquemas mentales que citan Mardi Horowitz y Susan Folkman, todas ellas tienen un incuestionable correlato neurobiológico

Ello, tiene importantes implicaciones en cuanto al diseño de estrategias de intervención, así , estos cambios citados, en forma de nuevas creencias, o significados o conclusiones referidas a una misma persona, sobre la vida y las relaciones con las demás personas deben emerger de forma natural como consecuencia del proceso de asignación de significación emocional-cognitiva, y no como un esfuerzo mental de distorsión para reducir la sintomatología. Es por ello que el trabajo desde lo puramente cognitivo e implicando auto instrucciones del tipo: Hay que resignarse, no debo pensar en ello, tienes que esforzarte, etc.., no sólo resultan poco útiles sino que pueden complicar el proceso de recuperación y elaboración del duelo

Pero ello no implica la eliminación o minimización de las conductas de afrontamiento del duelo por parte de la persona superviviente, lo que cabe es una exploración cuidadosa de la vivencia subjetiva de la persona con el objetivo de determinar si las conductas, sentimientos o pensamientos que experimenta la persona doliente son realmente estrategias que contribuyen a un adecuado procesamiento del duelo o por el contrario se constituyen como respuestas inadaptativas

En este contexto, por extraño que parezca, la estrategia de afrontamiento más efectiva no es siempre la que modera el efecto del estrés sobre la persona, sino la que promueve un procesamiento emocional-cognitivo de la experiencia de pérdida, por ello, la efectividad del afrontamiento puede ser independiente de la sintomatología, pudiéndonos encontrar con situaciones donde un afrontamiento correcto es aquel que incrementa la sintomatología y en otras ocasiones la reduce, así por ejemplo en una primera etapa, una persona puede intentar evitar conectar con la pérdida y su significado y ello le ayuda a permanecer estable de tal manera que se protege de un exceso de sufrimiento que es difícil de asimilar en principio.

En definitiva, el quid de la cuestión reside en si el afrontamiento que emplea la persona en ese momento le ayuda o no, a asimilar la situación traumática.

Payás Puigarnau, Alba (2010). Las tareas del duelo. Editorial Paidós

Reseña

Francisco Rodríguez Laguna

Psicólogo. con formación avanzada en duelo (Modelo Integrativo-Relacional).

Afasib se adhiere a la iniciativa de www.papageno.es

Tiempo de lectura: 2 minutos

La Asociación de Familiares y Amigos Supervivientes por Suicidio de las Islas Baleares (AFASIB, Familiars i Amics Supervivents per suïcidi de les Illes Balears) se ha adherido a la iniciativa PAPAGENO.ES

AFASIB es una entidad privada de carácter no lucrativo de reciente creación, creada por y para supervivientes por suicidio de las Islas Baleares. Unen a la ilusión de trabajar frente al suicidio, el espíritu de servicio para acompañar a afrontar el duelo a personas dispuestas a recibir ayuda y a ayudar con su experiencia a otros que han transitado por el mismo camino.

Su logotipo, una estrella de mar a la que le falta un brazo, es un fuerte símbolo que resume las emociones que acompañan al duelo, pero que a su vez abre una puerta a la esperanza de la recuperación. Porque quien lo sufre debe aprender que no está sólo y que pedir ayuda no es mostrar debilidad sino la fortaleza de quien se reconoce como humano y necesita de los demás.

Importancia y funciones de los grupos de supervivientes

La OMS ha señalado la importancia de la existencia de este tipo de grupos. Los supervivientes por suicidio son afectados por las emociones de una forma más intensa a otras formas de duelo (culpa, rechazo, abandono, vergüenza y estigmatización). Frecuentemente afrontan una menor probabilidad de conocer a otras personas con los mismos problemas, dado el estigma asociado y la incomodidad para hablar del tema. En consecuencia, un grupo de apoyo puede ayudar muchísimo, ya que la falta de apoyo social y de comunicación puede alargar el proceso de recuperación.

Las reuniones de personas con el mismo problema aumenta la capacidad de comprensión entre sus miembros, proporcionando una sensación de comunidad, apoyo, empatía, pertenencia y esperanza de recobrar la «normalidad», experiencias para afrontar los momentos más difíciles del duelo y los problemas derivados. En suma un lugar para expresar el miedo, las preocupaciones y el dolor de forma confidencial.

Trabajo en red

La labor de las asociaciones de supervivientes pues nos parece incomensurable. Por ello AFASIB y PAPAGENO.ES unen sus esfuerzos para seguir luchando contra el estigma y para evitar la segunda victimización que en muchos casos sufren aquellas personas que viven de cerca el suicidio de un ser querido.

Contactar:

Ángeles de Azul y Verde se adhiere a la iniciativa de www.papageno.es

Tiempo de lectura: 2 minutos

Ángeles y Azul y Verde se adhiere a la iniciativa promovida por www.papageno.es que colaborará con esta organización en la formación, sensibilización y asesoramiento de su equipo, reforzando los puntos comunes de sus razones sociales y uniendo su esfuerzo por aumentar el bienestar psicológico y disminuir los riesgos psicosociales dentro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FFCCSE).

Ángeles de Azul y Verde es un proyecto independiente, nacido en septiembre de 2015, que está formado por una red de voluntarios (19 psicólogos y 49 voluntarios miembros de la Policía Nacional y Guardia Civil), cuyo objetivo es detectar y orientar a todo miembro de estos cuerpos en situación de riesgo que lo necesiten.

El proyecto ha atendiendo en este tiempo a más de 140 personas, 40 de forma continuada y está en continuo crecimiento. Entre sus fines se encuentran el promover y colaborar con las administraciones públicas para impulsar acciones de promoción del bienestar psicológico dentro de las FFCCSSE y el fomento del estudio y difusión de avances científicos de la psicología en temas relacionados con el desarrollo personal y social, estableciendo una red en las distintas provincias para poder orientar e informar sobre el acceso a los servicios públicos y privados ante la demanda de ayuda.

Convencidos de que las redes profesionales y de voluntarios tienen mucho que decir en la mejora de calidad de vida de estos colectivos, ambas organizaciones unen sus esfuerzos para mejorar la consecución de sus objetivos.

Si necesita ayuda de Ángeles de Azul y Verde, puedes contactar a través de:

Los silencios terapéuticos

Tiempo de lectura: 3 minutos

Cuando pienso en el día en el que falleció mi hermano por suicidio, todo lo que recuerdo son imágenes. Imágenes de quienes estuvieron a mi lado, no recuerdo sus palabras. En los momentos en que vivimos experiencias traumáticas, todo parece ir a otro ritmo, la cabeza no acaba de entender lo que está pasando, pasas de la incredulidad a la rabia, de la rabia al llanto, del llanto a la confusión y de la confusión a la incredulidad. Seguro que más de una persona me habló en ese momento, ese día, pero yo solo podía ver pasar imágenes. Y las imágenes se quedan grabadas. De ahí la importancia de la presencia y el silencio en los momentos difíciles.

Las convenciones sociales han hecho que veamos el silencio como una circunstancia asociada a la idea de soledad y aislamiento. Cuando estamos con más gente, el silencio se convierte en algo incómodo, porque parece vacío de contenido. Siempre tenemos que tener algo que decir cuando estamos con los demás.

Sin embargo, cuando una familia pierde a alguien por suicidio, el silencio del entorno más cercano es, después de la pérdida, una de las experiencias más dolorosas. Estos silencios vienen de la mano de la ausencia, y parecen intentar borrar el recuerdo de la persona que hemos perdido. Estos silencios dolorosos vienen, en la mayoría de los casos, del miedo a herir y de la incomodidad de no saber qué decir.

Como profesional de la psicología y como superviviente en un grupo de ayuda mutua, he aprendido que el silencio, desde la presencia, por sí mismo, ya tiene contenido. El silencio en este contexto significa mucho: “Estoy aquí por ti”, “si me necesitas, aquí me tienes”, “sé que estás sufriendo, y quiero estar contigo”, “no estás sola”, “me importas”, “quiero ayudarte”, “si quieres decir algo, te escucho”. El silencio atento y presente invita a hablar, porque alguien te escucha.

En los grupos de ayuda de familiares supervivientes se puede ver esa incomodidad silenciosa en ocasiones, pero en otras, basta con conectar la mirada para que invada la sensación de empatía, comprensión y confianza. Curiosamente, ese silencio presente es el que hace que algunas veces broten las palabras de las personas que más lo necesitan.

Gracias a los que estuvisteis y seguís estando a mi lado, en silencio. Y, por supuesto, gracias a todos los profesionales de la psicología que me acompañaron en el proceso de recuperación (ellos sí que saben manejar bien los silencios!).

 

Xisca Morell García

Psicóloga, superviviente por suicidio y presidenta de AFASIB

 


 

Afasib, Familiars i Amics Supervivents per suïcidi de les Illes BalearsAFASIB

 

App para móviles de prevención de la conducta suicida

Tiempo de lectura: 2 minutos

La telefonía móvil y los móviles inteligentes han llegado a nuestras vida para quedarse. Han ido invadiendo poco a poco nuestro día a día y cada vez permiten más funciones que mejoran su utilidad.

Frente a los malos usos de los móviles que provocan dependencia, hoy nos centraremos en alguna de las app que existen para la prevención del suicidio. Un buen complemento para los profesionales que nos dedicamos al tema y un apoyo para las personas que sufren ideación suicida.

En particular describiremos brevemente, CALMA, PREVENSUIC y MY3APP (las tres son de carácter gratuito).

«Calma» es una app disponible en Google Play, que puede utilizarse de dos modos diferentes. Durante los momentos de crisis utiliza un modelo denominado «Terapia Dialéctico Comportamental» (DBT) y fuera de períodos de crisis puede utilizarse para evitar que éstas sucedan.

«Prevensuic» es la app de prevención creada por la  Fundación Salud Mental España para la prevención de los trastornos mentales y el suicidio.  Está disponible en Apple Store y Google Play. La aplicación móvil tiene múltiples funcionalidades:

  • Para las personas con conducta suicida: Plan de Seguridad, señales de alerta, álbum con fotos de vida o razones para vivir.
  • Para familiares y allegados: Plan de seguridad y recomendaciones a todos los niveles.
  • Para profesionales sanitarios:  Información específica según al servicio al que pertenezcan, recomendaciones de evaluación, medidas de seguridad hospitalaria y pautas prácticas.

Por último, nos encontramos con MY3APP la app creada en sociedad con la Autoridad de Servicios de Salud Mental de California y disponible en App Store y Google Play. En esta aplicación puedes definir tu red social de ayuda (elegir tres contactos de su entorno social) para contactar con otras personas cuando tengas pensamientos suicidas y tu plan para mantenerte a salvo, .

Te aconsejamos que te las descargues y experimentes con ellas. Si tienes alguna duda, puedes consultarnos en prevencion@papageno.es

Recuerda que las app, la telefonía móvil e Internet no deben sustituir el contacto humano. Sin embargo, pueden ser un apoyo para afrontar adecuadamente la ideación suicida. En caso de necesitar ayuda elige siempre hablarlo con personas de tu confianza y con profesionales adecuadamente formados.

PARA SABER MÁS

Francisco Zaragoza: «No es de recibo que se nos eche la culpa del suicidio por disponer de armas»

Tiempo de lectura: 7 minutos
General Strike Madrid 14N
Photo by: Montecruz Foto (Flickr)
Licencia

Como bien se ha venido informando y recordando a través de Papageno, el suicidio es complejo, multicausal y prevenible. La solución del mismo requiere una iniciativa y disposición global donde todos los actores cuentan. Esta vez, desde Asociación de Cuerpos y Fuerzas Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo (ACFSEVT), su presidente, Francisco Zaragoza se sienta a hablar sobre esta lacra que afecta a muchos de los que velan por la seguridad ciudadana y el cumplimiento de los derechos del Estado de Bienestar.

– ACFSEVT integra a militares, policías y guardias civiles, etc… Si hablar de suicidio ya es difícil en la sociedad en sí, tratar el tema en grupos con una cultura propia y de valores tan arraigados, ¿encuentra todavía más trabas?

– Es un tema del que no se habla mucho dentro del Cuerpo. Siempre ha habido compañeros fallecidos por suicidio, lo que me sorprende ahora es el número tan elevado de personas que llegan a esa situación. No sé si es por la facilidad de trasladar la información a las redes sociales pero, como con la violencia de género, cuanto más se habla del tema más fácil se le pone a la persona que quiere hacerlo. Pero a la vez, hay que hablar de ello y hacerlo público para que ese problema sea eliminado de raíz.

Hay muchas personas que por problemas familiares, económicos o laborales llegan a una situación de presión que no pueden soportar y deciden poner punto y final a su vida. No puedo entenderlo, pero de alguna manera comprendo esas situaciones porque las estamos viviendo dentro de los cuerpos de Policía Nacional, Guardia Civil, y en el Ejército. Son cuerpos que sufren una presión constante, y hay quien puede soportarlo y estar más capacitado mentalmente y quien no, pero en general no es de recibo que se nos eche la culpa del suicidio por tener al alcance nuestras armas. Permítanme que discrepe sobre esa afirmación, ya que entonces sería una circunstancia eximente que los políticos le meten mano a la caja del dinero público porque las tienen al lado.

–La presión de la que habla no sólo derivará de enfrentamientos a situaciones hostiles, convivir con delincuentes día a día, etc. Al final y al cabo supongo que tendréis unas presiones laborales que otros trabajadores no tienen…

–Sí, la presión de tener que responder en milésimas de segundo a una situación que no te esperas y en la que tu manera de reaccionar puede ser adecuada o no. Con el condicionante de que si te equivocas al tomar esa decisión corre peligro tu integridad física o laboral, por ejemplo. Esa presión existirá siempre, pero no creo que ese sea el único motivo de los suicidios, el motivo es otro, no sabemos cuál. Cada persona tiene unas cosas en su mente y sabe lo que ocurre en cada cabeza.

–¿Cómo definirías el programa psicológico y de ayuda que se pone a disposición de los agentes de las FFCCSS, de los que sí cuentan con este dispositivo?

– Eso es lo que nos sorprende que todavía haya cuerpos como la Policía Nacional que no disponen de él. El problema de los suicidios tanto en en la Policía como en Guardia Civil durante los años de plomo del País Vasco era bastante elevado, el problema psicológico que presentaron las personas que estuvieron allí de servicio continúa. Se hizo un estudio hace 20 o 30 años sobre el tema, al ver la cantidad de personas que estaban afectadas por el Síndrome del Norte cerraron el estudio, nunca se publicó ni se tomó ninguna actuación para obtener resultados positivos para eliminar esta lacra.

– En España vamos por detrás en la lista de países que prestan servicios psicológicos a sus veteranos de guerra, excombatientes, etc.

– Es envidiable, echamos de menos esa atención del Estado hacia sus responsables de seguridad. En España nos han abandonado a nuestra suerte, en aquel entonces y ahora. Las pocas unidades de prevención que hay en activo no sirven prácticamente para nada. Hacen más las asociaciones privadas y externas a los cuerpos de seguridad que los que tiene el propio Ministerio de Interior y de Defensa.

– Cuando se habla del suicidio es común fijar la vista en la persona que ha decidido quitarse la vida y se aparta un poco la atención de los supervivientes, que al fin y al cabo son lo que tienen que lidiar con esa muerte… ¿Crees que la Administración y las instituciones correspondientes hacen algo al respecto? 

– No, tajantemente no. Las instituciones se olvidan totalmente de las personas que han servido a sus órdenes y cuando se te retira del cuerpo correspondiente ya no perteneces a ese Cuerpo para nada, si tienes algún problema te buscas la vida por tu cuenta.

¿Y en cuanto a los supervivientes, es decir, a los familiares que tienen que enfrentarse al duelo de haber perdido a alguien por suicidio?

– El suicidio dentro de la Policía y Guardia Civil es un tema tabú y se trata de olvidar lo más pronto posible. Hay muchas viudas que se quedan en la miseria sin ningún tipo de ayuda, sólo la pensión de jubilación que le corresponda.

–¿Cómo os organizáis desde ACFSEVT para tratar el tema del suicidio? ¿Qué mecanismos ofrecéis de vuestros afiliados?

–No tenemos tantos medios como nos gustaría. Desde que conocimos a Daniel J. López Vega hemos empezado a establecer más relación con algún grupo de prevención de suicidio. Hasta el momento, lo que hacíamos cuando teníamos noticias de algún compañero que pudiera padecer conducta suicida consistía en reunirnos con él para establecer una comunicación directa y tratar de reconducirle. Así como ponerles en contacto con psicólogos de nuestra confianza.

No son tantos los avisos que nos llegan pero cuando recibimos alguno, nos volcamos en él. Es más normal estar al tanto de que un compañero se ha suicidado que conocer la situación de un compañero que puede estar en peligro.

–La Policía Nacional está trabajando en un protocolo de prevención de la conducta suicida. Otros cuerpos como la Guardia Civil ya lo tienen, ¿consideras que es efectivo?

–En la Guardia Civil no creo que se trate el tema de la manera más efectiva y razonable, hay algunos que anteponen las estrellas que llevan como distintivo de su cargo antes que atender a una persona con problemas.

–¿Con qué criterios podríamos hablar de eficacia entonces? 

– Que la atención psicológica no recayese en mandos o jefes, y evidentemente contar con personal cualificado y bien entrenado para esas situaciones.

– Cada vez más, los medios hablan con asiduidad de este tema, pero la Administración sigue sin tener un plan nacional vigente de prevención y actuación… ¿Qué cree que hace falta para que empiecen desde la Administración a movilizarse?

– No lo sé, siempre se establecen soluciones después de haber acontecido un gran problema. La idea sería no tener que esperar a que se suiciden 200.000 personas al año para que el Estado ponga remedio.

– En su asociación ha trabajado de cerca con víctimas del terrorismo, y personas que han padecido conducta suicida… ¿Afecta la manera en que los medios de información comunican ese tipo de sucesos? ¿Qué recomendaciones propone? 

– Parece que sacar a la luz tantas noticias sobre el tema puede ser contraproducente, pero a la vez es necesario hacer público este problema. No seré yo quien dicte la manera más adecuada de tratar el tema sino los especialistas pertinentes con más experiencia y formación de la que yo tengo.

– Quizás la publicación de datos y estadísticas ayudarían a desdibujar mejorar la realidad del problema…

– Nosotros desde la creación de la asociación llevamos luchando para que la Administración del Estado hiciese pública la cantidad de personas supervivientes de atentados terroristas, estadística que no existe como tampoco la de suicidios dentro de las Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

Hace dos semanas se publicó el libro ‘Heridos y olvidados’ de la Fundación Víctimas del Terrorismo que ofrece una cifra, no totalmente exacta, pero sí con la que poder sacar a la luz los datos de heridos supervivientes, la que contabiliza el Ministerio de Interior. Pero hay un número muy elevado de guardias y policías que después de haber sufrido un atentado terrorista, al no tener lesiones físicas evidentes, eran obligados a continuar con el servicio y no han tenido ni atención médica ni de ningún tipo de reconocimiento. Nosotros calculamos entre 9000 y 15000 personas y la estadística habla de 5000. Conseguir todo esto nos ha costado 14 años, por tanto, lograr que se lleve a cabo una estadística que contemple el suicidio, cuando no se tiene en cuenta ni siquiera a esas personas, va a ser una tarea muy difícil.

–¿Cree que el suicidio podría considerarse un riesgo laboral dentro de la profesión de las FFCCSS?

– Como riesgo laboral, no.

– Pongamos un ejemplo: alguien que ha sufrido un atentado terrorista sufre una serie de secuelas físicas y psíquicas y estas derivan de su presencia y actuación en muchos casos en un acto de servicio…

– Esas secuelas, que se pueden cronificar y llegar a constituir un motivo de suicidio, no son atendidas ni tenidas en cuenta por los jefes. Por eso decía antes no entiendo pero de alguna manera comprendo a esas personas, porque también me he visto en esa situación personalmente.

Además, se juntan una serie de motivos, que sea un riesgo laboral sí que tendría que ser tenido en cuenta para que de alguna manera  los expertos que ponga el Ministerio de Interior tengan en consideración esa “facilidad” de los agentes al cometer suicidios por la presión derivada del trabajo, de los mandos, de los horarios alternos y nocturnos, de tener que doblar un servicio, de tener que cambiar de ubicación en media hora para realizar una acción totalmente distinta, en fin, de un montón de cosas…

– Después de todos estos cambios laborales e imprevisibles de los que habla y que afectan considerablemente al día a día del individuo, ¿los policías estáis expuestos a evaluaciones psicológicas anuales?

– No, y habría que preguntar y reclamárselo a los directores generales de los cuerpos, que son los responsables políticos, porque los jefes y los mandos están a sus ordenes. El responsable político es el último responsable y además es el que se interesa de que sus subordinados estén bien atendidos y tengan los medios adecuados. No sería normal que un trabajador de la construcción fuera sin casco, lo mismo un agente en la calle sin chaleco antibalas.

– ¿Entre compañeros se habla abiertamente de suicidio?

– Se habla del suicidio una vez consumado el acto y de la metodología, pero de la personas que tienen un problema en el presente no se suele hablar. Y no se toca el tema porque no estás atento a las acciones que puede tener tu propio compañero y que pueden derivar en situaciones que podrían evitarse y prevenirse.

– ¿Se recibe algún tipo de formación en la academia sobre el suicidio, ya no en compañeros, sino con personas civiles, para asistirlos, por ejemplo?

– No, yo al menos no la recibí y no tengo constancia de que se imparta en la actualidad, si hay alguna ruego que se me disculpe pero yo no tengo conocimiento.

Brezo Criado Santos, periodista.

 

Acabar con el estigma alrededor de la conducta suicida

Tiempo de lectura: 2 minutos

El estigma es un concepto acuñado en 1963 por Erving Goffman que define un elemento que hace que quien lo porte sea incluido socialmente en un grupo cuyos miembros merecen una respuesta negativa por ser inaceptables o inferiores.

En ese sentido, las personas que mueren por suicidio afrontan un estigma que no se presenta en la muerte por otras enfermedades. Pero vivir el suicidio como una especie de falta, defecto o debilidad de la persona fallecida o de su familia no deja de ser un juicio moral que nos aleja de la comprensión de este problema de salud pública que fue la causa de más de 3.600 muertes en España durante 2017. La conducta suicida en compleja y multicausal y entenderla supone comprender el entramado de variables que interrelacionan para su aparición, muchas de carácter social.

Las consecuencias de este estigma no sólo son para las víctimas, sino que también son afrontadas por los familiares. Éstos unen al dolor de la pérdida los sentimientos de vergüenza y culpa que convierten un duelo ya de por sí doloroso en algo traumático. Además el estigma está detrás de las dificultades para pedir ayuda cuando se presentan las ideas suicidas y es la causa de un mayor riesgo y vulnerabilidad. 

Por tanto, debemos alejarnos de juicios morales y abordar el suicidio como un problema de salud pública, catalogado por la OMS como la mayor amenaza a la que nos enfrentamos. Combatir el estigma es uno de los puntos esenciales de las estrategias preventivas.

Más información

 

El Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social creará un teléfono público contra el suicidio

Tiempo de lectura: < 1 minuto

La Ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, en una jornada organizada por la Confederación Salud Mental España, ha declarado sobre cómo hablando del suicidio se podría ayudar a eliminar los estigmas de la enfermedad mental y acabar con el problema oculto.

Para ello desde su Ministerio están trabajando para crear un teléfono de atención a personas en riesgo con un funcionamiento similar a otras líneas y que esperan empiece a funcionar alrededor de los dos próximos meses.

Las líneas de atención son un buen empiece y esperamos que esta noticia sea la primera de una larga lista de soluciones en este sentido que las asociaciones de supervivientes y de profesionales llevan reclamando desde hace mucho tiempo. Lejos de soluciones puntuales, la atención de este problema de salud pública requiere de la planificación de protocolos a nivel nacional que permitan afrontarlo de forma integral. 

Parece que los tiempos están cambiando. Nuestra sociedad está madurando y no está dispuesta a continuar con el estigma y el tabú que se asocia tradicionalmente al suicidio y que lo ha mantenido oculto con el correspondiente sufrimiento aparejado.

Más información: 

Otras noticias relacionadas:

Otros materiales:

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies