Francisco Zaragoza: «No es de recibo que se nos eche la culpa del suicidio por disponer de armas»

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General Strike Madrid 14N
Photo by: Montecruz Foto (Flickr)
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Como bien se ha venido informando y recordando a través de Papageno, el suicidio es complejo, multicausal y prevenible. La solución del mismo requiere una iniciativa y disposición global donde todos los actores cuentan. Esta vez, desde Asociación de Cuerpos y Fuerzas Seguridad del Estado Víctimas del Terrorismo (ACFSEVT), su presidente, Francisco Zaragoza se sienta a hablar sobre esta lacra que afecta a muchos de los que velan por la seguridad ciudadana y el cumplimiento de los derechos del Estado de Bienestar.

– ACFSEVT integra a militares, policías y guardias civiles, etc… Si hablar de suicidio ya es difícil en la sociedad en sí, tratar el tema en grupos con una cultura propia y de valores tan arraigados, ¿encuentra todavía más trabas?

– Es un tema del que no se habla mucho dentro del Cuerpo. Siempre ha habido compañeros fallecidos por suicidio, lo que me sorprende ahora es el número tan elevado de personas que llegan a esa situación. No sé si es por la facilidad de trasladar la información a las redes sociales pero, como con la violencia de género, cuanto más se habla del tema más fácil se le pone a la persona que quiere hacerlo. Pero a la vez, hay que hablar de ello y hacerlo público para que ese problema sea eliminado de raíz.

Hay muchas personas que por problemas familiares, económicos o laborales llegan a una situación de presión que no pueden soportar y deciden poner punto y final a su vida. No puedo entenderlo, pero de alguna manera comprendo esas situaciones porque las estamos viviendo dentro de los cuerpos de Policía Nacional, Guardia Civil, y en el Ejército. Son cuerpos que sufren una presión constante, y hay quien puede soportarlo y estar más capacitado mentalmente y quien no, pero en general no es de recibo que se nos eche la culpa del suicidio por tener al alcance nuestras armas. Permítanme que discrepe sobre esa afirmación, ya que entonces sería una circunstancia eximente que los políticos le meten mano a la caja del dinero público porque las tienen al lado.

–La presión de la que habla no sólo derivará de enfrentamientos a situaciones hostiles, convivir con delincuentes día a día, etc. Al final y al cabo supongo que tendréis unas presiones laborales que otros trabajadores no tienen…

–Sí, la presión de tener que responder en milésimas de segundo a una situación que no te esperas y en la que tu manera de reaccionar puede ser adecuada o no. Con el condicionante de que si te equivocas al tomar esa decisión corre peligro tu integridad física o laboral, por ejemplo. Esa presión existirá siempre, pero no creo que ese sea el único motivo de los suicidios, el motivo es otro, no sabemos cuál. Cada persona tiene unas cosas en su mente y sabe lo que ocurre en cada cabeza.

–¿Cómo definirías el programa psicológico y de ayuda que se pone a disposición de los agentes de las FFCCSS, de los que sí cuentan con este dispositivo?

– Eso es lo que nos sorprende que todavía haya cuerpos como la Policía Nacional que no disponen de él. El problema de los suicidios tanto en en la Policía como en Guardia Civil durante los años de plomo del País Vasco era bastante elevado, el problema psicológico que presentaron las personas que estuvieron allí de servicio continúa. Se hizo un estudio hace 20 o 30 años sobre el tema, al ver la cantidad de personas que estaban afectadas por el Síndrome del Norte cerraron el estudio, nunca se publicó ni se tomó ninguna actuación para obtener resultados positivos para eliminar esta lacra.

– En España vamos por detrás en la lista de países que prestan servicios psicológicos a sus veteranos de guerra, excombatientes, etc.

– Es envidiable, echamos de menos esa atención del Estado hacia sus responsables de seguridad. En España nos han abandonado a nuestra suerte, en aquel entonces y ahora. Las pocas unidades de prevención que hay en activo no sirven prácticamente para nada. Hacen más las asociaciones privadas y externas a los cuerpos de seguridad que los que tiene el propio Ministerio de Interior y de Defensa.

– Cuando se habla del suicidio es común fijar la vista en la persona que ha decidido quitarse la vida y se aparta un poco la atención de los supervivientes, que al fin y al cabo son lo que tienen que lidiar con esa muerte… ¿Crees que la Administración y las instituciones correspondientes hacen algo al respecto? 

– No, tajantemente no. Las instituciones se olvidan totalmente de las personas que han servido a sus órdenes y cuando se te retira del cuerpo correspondiente ya no perteneces a ese Cuerpo para nada, si tienes algún problema te buscas la vida por tu cuenta.

¿Y en cuanto a los supervivientes, es decir, a los familiares que tienen que enfrentarse al duelo de haber perdido a alguien por suicidio?

– El suicidio dentro de la Policía y Guardia Civil es un tema tabú y se trata de olvidar lo más pronto posible. Hay muchas viudas que se quedan en la miseria sin ningún tipo de ayuda, sólo la pensión de jubilación que le corresponda.

–¿Cómo os organizáis desde ACFSEVT para tratar el tema del suicidio? ¿Qué mecanismos ofrecéis de vuestros afiliados?

–No tenemos tantos medios como nos gustaría. Desde que conocimos a Daniel J. López Vega hemos empezado a establecer más relación con algún grupo de prevención de suicidio. Hasta el momento, lo que hacíamos cuando teníamos noticias de algún compañero que pudiera padecer conducta suicida consistía en reunirnos con él para establecer una comunicación directa y tratar de reconducirle. Así como ponerles en contacto con psicólogos de nuestra confianza.

No son tantos los avisos que nos llegan pero cuando recibimos alguno, nos volcamos en él. Es más normal estar al tanto de que un compañero se ha suicidado que conocer la situación de un compañero que puede estar en peligro.

–La Policía Nacional está trabajando en un protocolo de prevención de la conducta suicida. Otros cuerpos como la Guardia Civil ya lo tienen, ¿consideras que es efectivo?

–En la Guardia Civil no creo que se trate el tema de la manera más efectiva y razonable, hay algunos que anteponen las estrellas que llevan como distintivo de su cargo antes que atender a una persona con problemas.

–¿Con qué criterios podríamos hablar de eficacia entonces? 

– Que la atención psicológica no recayese en mandos o jefes, y evidentemente contar con personal cualificado y bien entrenado para esas situaciones.

– Cada vez más, los medios hablan con asiduidad de este tema, pero la Administración sigue sin tener un plan nacional vigente de prevención y actuación… ¿Qué cree que hace falta para que empiecen desde la Administración a movilizarse?

– No lo sé, siempre se establecen soluciones después de haber acontecido un gran problema. La idea sería no tener que esperar a que se suiciden 200.000 personas al año para que el Estado ponga remedio.

– En su asociación ha trabajado de cerca con víctimas del terrorismo, y personas que han padecido conducta suicida… ¿Afecta la manera en que los medios de información comunican ese tipo de sucesos? ¿Qué recomendaciones propone? 

– Parece que sacar a la luz tantas noticias sobre el tema puede ser contraproducente, pero a la vez es necesario hacer público este problema. No seré yo quien dicte la manera más adecuada de tratar el tema sino los especialistas pertinentes con más experiencia y formación de la que yo tengo.

– Quizás la publicación de datos y estadísticas ayudarían a desdibujar mejorar la realidad del problema…

– Nosotros desde la creación de la asociación llevamos luchando para que la Administración del Estado hiciese pública la cantidad de personas supervivientes de atentados terroristas, estadística que no existe como tampoco la de suicidios dentro de las Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado.

Hace dos semanas se publicó el libro ‘Heridos y olvidados’ de la Fundación Víctimas del Terrorismo que ofrece una cifra, no totalmente exacta, pero sí con la que poder sacar a la luz los datos de heridos supervivientes, la que contabiliza el Ministerio de Interior. Pero hay un número muy elevado de guardias y policías que después de haber sufrido un atentado terrorista, al no tener lesiones físicas evidentes, eran obligados a continuar con el servicio y no han tenido ni atención médica ni de ningún tipo de reconocimiento. Nosotros calculamos entre 9000 y 15000 personas y la estadística habla de 5000. Conseguir todo esto nos ha costado 14 años, por tanto, lograr que se lleve a cabo una estadística que contemple el suicidio, cuando no se tiene en cuenta ni siquiera a esas personas, va a ser una tarea muy difícil.

–¿Cree que el suicidio podría considerarse un riesgo laboral dentro de la profesión de las FFCCSS?

– Como riesgo laboral, no.

– Pongamos un ejemplo: alguien que ha sufrido un atentado terrorista sufre una serie de secuelas físicas y psíquicas y estas derivan de su presencia y actuación en muchos casos en un acto de servicio…

– Esas secuelas, que se pueden cronificar y llegar a constituir un motivo de suicidio, no son atendidas ni tenidas en cuenta por los jefes. Por eso decía antes no entiendo pero de alguna manera comprendo a esas personas, porque también me he visto en esa situación personalmente.

Además, se juntan una serie de motivos, que sea un riesgo laboral sí que tendría que ser tenido en cuenta para que de alguna manera  los expertos que ponga el Ministerio de Interior tengan en consideración esa “facilidad” de los agentes al cometer suicidios por la presión derivada del trabajo, de los mandos, de los horarios alternos y nocturnos, de tener que doblar un servicio, de tener que cambiar de ubicación en media hora para realizar una acción totalmente distinta, en fin, de un montón de cosas…

– Después de todos estos cambios laborales e imprevisibles de los que habla y que afectan considerablemente al día a día del individuo, ¿los policías estáis expuestos a evaluaciones psicológicas anuales?

– No, y habría que preguntar y reclamárselo a los directores generales de los cuerpos, que son los responsables políticos, porque los jefes y los mandos están a sus ordenes. El responsable político es el último responsable y además es el que se interesa de que sus subordinados estén bien atendidos y tengan los medios adecuados. No sería normal que un trabajador de la construcción fuera sin casco, lo mismo un agente en la calle sin chaleco antibalas.

– ¿Entre compañeros se habla abiertamente de suicidio?

– Se habla del suicidio una vez consumado el acto y de la metodología, pero de la personas que tienen un problema en el presente no se suele hablar. Y no se toca el tema porque no estás atento a las acciones que puede tener tu propio compañero y que pueden derivar en situaciones que podrían evitarse y prevenirse.

– ¿Se recibe algún tipo de formación en la academia sobre el suicidio, ya no en compañeros, sino con personas civiles, para asistirlos, por ejemplo?

– No, yo al menos no la recibí y no tengo constancia de que se imparta en la actualidad, si hay alguna ruego que se me disculpe pero yo no tengo conocimiento.

Brezo Criado Santos, periodista.

 

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