Esta entrada es recomendable para profesionales o personas interesados en la investigación sobre suicidio, particularmente sobre suicidio en cuerpos policiales.
Papageno.es es una plataforma profesional de prevención del suicidio abierto y multidisciplinar. Hoy publicamos una entrada de discusión sobre las armas de fuego y el suicidio. Si quiere dejar tu comentario puedes hacerlo bajo esta entrada. Si deseas suscribirte para recibir las nuevas entradas a través del correo electrónico puedes hacerlo a través del formulario de tu derecha.
Rogelio González Weiss es Criminólogo y analista. Representante de la Asociación Unificada de Guardias Civiles. Lleva a cabo estudios epidemiológicos sobre salud laboral y conductas suicidas en el ámbito de la Guardia Civil.
Armas de fuego y suicidio
Un concepto relevante en materia de prevención está en la relación entre el acceso a las armas de fuego y su incidencia en el suicidio.
Como he señalado en otra ocasión, no todos los estudios relativos al suicidio son directamente exportables a cualquier otro grupo de población o país. Partimos de una realidad compleja, anclada en patrones y valores de cada sociedad y que se expresa de muchas formas y por diferentes “causas”. Observamos que las tasas de suicidios pueden variar entre países con un ratio 100:1. Con la misma complejidad y diversidad se expresan las tasas según edad, género o modo empleado.
Estado de la cuestión
Algunos artículos publicados en este mismo blog (Entrevista Francisco Zaragoza) o más recientemente otro sobre los riesgos de la accesibilidad a armas de fuego invitan a debatir sobre este tema.
Hay bastantes estudios, especialmente americanos, que asocian acceso a las armas con muertes violentas. Sin embargo, los métodos de obtención de datos (generalmente entrevistas a supervivientes o familiares) no siempre diferencian “aumento de la tasa de suicidio bruta” con el “aumento de la tasa de suicidio por arma de fuego”. La propia OMS cae en este error. Por ejemplo, en su informe “Prevención del suicidio, un imperativo global”.
Por otro lado, podemos encontrar publicaciones que, en vez de usar el análisis de datos, se apoyan en el razonamiento lógico.
De esta forma señalan que:
…el uso de las armas de fuego no aumenta la propensión a suicidarse. Sí aumenta las consecuencias negativas, por ser un medio más letal.
Armas de fuego y suicidio en el mundo
De hecho, el binomio armas/suicidio no cuadra bien con lo que podemos ver si comparamos los mapas de suicidios y los mapas de armas.
Japón y EEUU
Resultan paradigmáticos los casos de Japón o EEUU. El primero, uno de los países con menor número de armas de fuego disponibles (0,2%) y con elevadísimas tasas de suicidio (21 por cada 100.000 hab.). El segundo se destaca como número uno mundial en disponibilidad (42%) y en laxitud en regulación de armas. Sin embargo, expresa niveles de suicidio (12 por cada 100.000 hab.) por debajo de la media mundial. Incluso menores a países como Francia o Alemania.
Armas de fuego en España
En España el número de personas que tienen acceso a un arma es más alto de lo que tendemos a suponer. Sin alcanzar las cifras de los EEUU, la afición a la caza ha hecho que sea muy común la accesibilidad a escopetas. Estadísticamente, el 5% de la población española cuenta con una licencia de armas y éstas están presentes en el 12% de los hogares.
Armas de fuego y suicido en cuerpos policiales españoles
Según los datos de los que dispongo, aproximadamente el 85% de los suicidios consumados en la Guardia Civil y Policía Nacional, son por armas de fuego. En la población española esa proporción baja hasta un 6%. No es necesario un complejo cálculo estadístico para deducir que la accesibilidad y el conocimiento de su funcionamiento determinan cual es el modo usado para suicidarse en este colectivo.
La rotundidad de este dato sobre suicidio con armas en nuestras policías no nos aclara si, como ha llegado a afirmarse por algún responsable de las FyCSE, el hecho de disponer de un arma es “la razón” de un mayor índice de suicidios que entre aquellos que carecen de esta “accesibilidad” (en la Guardia Civil la tasa de suicidios en determinados grupos de edad triplican la tasa de su equivalente de la población española).
Frente a los estudios que avalan aquella afirmación, otros no son tan rotundos:
- «La relación entre armas y suicidios no ha sido completamente resuelta» Gun control and suicide: The impact of state firearm regulations, 1995 – 2004 de Hempstead, Katherine; Rodríguez Andrés, Antonio
- «Estados, regiones o condados con altos ratios de posesión de armas de fuego en el hogar tienen altos ratios de suicidios por armas, … pero la asociación armas/suicidio es más modesta.» The Relationship Between Firearm Availability and Suicide». National Research Council
Se debe buscar un análisis más riguroso al de la simple especulación razonada que muestre esa posible relación causa/efecto entre armas y suicidio.
Propuesta de debate
Para afrontar con garantías esa duda, veríamos dos posibles estrategias:
a) Una investigación que partiera del seguimiento de un gran número de personas con acceso a un arma y que comparta el resto de factores sociales y ambientales respecto de la población de referencia. Por ejemplo, entre cazadores o deportistas de tiro olímpico. Esta técnica epidemiológica supone contar unos medios que solo están al alcance de algunas instituciones públicas.
b) Un Plan Nacional para la Prevención del Suicidio, con un observatorio estadístico que, entre otras muchas medidas, recogiera sistemáticamente las personas en riesgo, las tentativas, una estadística fiable de este tipo de muertes y que obligara las autopsias psicológicas de los suicidios, especialmente en colectivos “de riesgo”; que reflejara las circunstancias relevantes de la persona que realiza la tentativa o la consuma: profesión o actividad, crisis personal o familiar, estado de salud, situación económica, procesado por delito, víctima de acoso o discriminación, acceso a las armas, medicamentos u otros medios letales, y un largo etcétera.
Como no parece inminente un abordaje de ese tipo me permito hacer un ejercicio estadístico, humilde pero riguroso. Con él solo se pretende comprobar si hay evidencia bastante para una afirmación que parece dictar el sentido común, que tan unánimemente se señala y de la que algunos responsables políticos y policiales españoles han hecho bandera (según creo, para justificar su inacción).
Hipótesis
Si partimos de las hipótesis de que “hay relación causa/efecto entre disponer de un arma respecto del modo elegido para consumar la intención suicida” (como ocurre con la policía en España), la serie temporal de la población española en posesión de armas de fuego, tendría que mostrar alguna correlación con aquella tasa. Asimismo, cabría esperar que, “un mayor índice en el acceso a las armas sea lo suficientemente significativo como para expresarse en una mayor tasa de suicidios” como sostiene alguna literatura científica (y el sentido común).
A nuestro favor juega:
a) El hecho de que en España al menos el 10% de su población adulta pueda tener un acceso inmediato a arma de fuego y sabe como utilizarla. Es un número suficientemente elevado, incluso para un evento de baja incidencia como es el suicidio (estadísticamente hablando, claro) y la poca variabilidad anual.
b) Si la relación de causalidad es alta, las matemáticas pueden mostrarla.
Por el método de análisis empleado y la confianza en las fuentes tan solo trataremos de valorar hasta qué punto se refleja en los datos alguna relación significativa entre “acceso a un arma de fuego” y la “tasa de suicidios”, no determinar si existe o en qué medida.
Metodología
Vamos a intentar comprobar, mediante un sencillo análisis estadístico (correlación bivariada), en qué medida las poblaciones con mayor o menor acceso a un arma expresan alguna tendencia estadística vinculada a las conductas suicidas.
Problemas metodológicos
En cuanto al método, la recopilación de datos sobre licencias de armas por regiones en España no ha sido fácil, al no disponer de series de datos homogéneas. El Ministerio del Interior si publica regularmente datos globales sobre licencias de armas, pero no muestra el dato “número de personas titulares de armas”. Los números no son coincidentes pues una misma persona puede ser cazador y aficionado al tiro deportivo, figurando en ambas licencias. Aún así se ha obtenido una serie fiable entre el año 1990 y el 2017 para los datos nacionales y dispersos y poco fiables para las CCAAs a partir del INE o sus propios boletines estadísticos.
En el caso del INE se ha observado que las tablas referidas al desglose de suicidios por CCAAs o provincias no coinciden con los totales de los resúmenes nacionales. Ocurre igual cuando usamos las series nacionales y las comparamos con los desgloses por el método empleado. En aras de esa “homogeneidad” he optado en esta ocasión por usar los datos del Ministerio de Sanidad (si bien, este organismo también divide sus resúmenes en dos periodos 1981/1998 y 1999/2017 y se detectan 2 diferentes criterios de adquisición). Hemos utilizado directamente sus tasas ya calculadas.
Los valores de tasas de suicidios y acceso a las armas de otros países, están referidos a periodos de tiempo no coincidentes y provienen de fuentes distintas, por lo que las conclusiones estadísticas deberán considerarse también con prudencia.
Las variables disponibles se han considerado a nivel Nacional, pero también se ha intentado una comparación en varias CCAAs y dentro de estas, una relación transversal referida al comportamiento medio de cada CCAA. El análisis de otros países solo ha sido posible desde este concepto transversal, considerando solo el comportamiento medio o de “foto fija” disponible y usando solo los datos referidos a Estados con estructuras administrativas fiables (Europa, USA, Canadá, etc.) cuya recogida de datos se ajustan a los estándares internacionales y se mantienen en el tiempo. Nos hemos centrado también en el caso estadounidense, al poder comparar una serie temporal larga sobre acceso a las armas, tasas de sucidios y datos sobre homicidios. Los referidos a armas se han obtenidos a partir de encuestas y suponen una mera aproximación.
Se ha optado por incluir también un cotejo referido a tasas de suicidio del género “hombre”. La intención es forzar sensibilidad del análisis concentrando respecto de esa mitad de la población que más armas tiene (20:1), más se suicida (3:1) y más frecuentemente usa las armas de fuego como método de consumación (26:1).
Para los cálculos estadísticos se ha usado la herramienta SPSS, obteniendo un análisis descriptivo, tablas de correlación bivariada, gráficas de dispersión de variables asociadas y cálculo de regresión lineal mediante una Anova. No profundizo en el análisis consciente de las limitaciones de los datos y que los resultados son difícilmente exportables.
Fuentes:
Recurriremos a las fuentes en las que es posible observar el fenómeno autolítico y la posesión de armas con carácter general: INE, Ministerio de Sanidad Consumo y Bienestar Social (Instituto de Información Sanitaria), Anuarios estadísticos del Ministerio del Interior, Boletines estadísticos de la Administraciones públicas y Anuarios de estadísticas deportivas del Ministerio de Educación Cultura y Deporte. También dispondremos de datos referidos a armas y suicidios en otros países:
Problemas metodológicos de las fuentes
- No podemos hacer un muestreo y dependemos exclusivamente de los datos que aquellos organismos han estimado oportuno publicar. No se pueden revisar, contrastar con otras fuentes o cuestionar la metodología sobre captación/elaboración de esos datos.
- No en todos los casos consideramos a las personas que, sin tener licencia de armas, pueden acceder a las de un familiar que sí las tenga y las guarde en el domicilio común. Tampoco a aquellas que disponen de un arma ilegalmente obtenida.
- Y por último, la poca disposición de las instituciones públicas para ampliar los datos y ponerlos a disposición de los investigadores. Sirva de ejemplo que, pese a haber pedido en abril a la Secretaria de Estado para la Seguridad del Ministerio del Interior el resumen del número de personas con licencias de armas por provincias y años, al día de hoy sigo sin recibir noticia.
Aproximaciones
- Comparación de las series temporales “proporción de personas en España que poseen una licencia de armas de fuego”, con “tasas de suicidio nacionales”, con “porcentaje de suicidios por arma de fuego respecto del total de los diferentes métodos empleados para consumarlo” y con “tasas de muertes por homicidio”.
- Comparación de series temporales y datos globales de las CCAAs en los conceptos de “proporción de licencias de armas de fuego”, “tasa de suicidio” y “porcentaje de uso de arma de fuego en la consumación suicida”.
- Comparación de datos globales de varios países en los conceptos de “número de licencias de armas de fuego por cada 100 habitantes”, “% de hogares con armas de fuego”, “número de propietarios de armas de fuego con licencia por cada 100 habitantes”, “tasas de suicidio nacionales” y con “tasa de suicidios por arma de fuego nacionales”.
- Comparación de las series temporales “proporción de domicilios en EEUU que poseen al menos un arma de fuego”, con “tasas de suicidio nacionales”, con “tasa de suicidios por arma de fuego” y con “tasas de muertes por homicidio”.
Resultados
El caso español
No ha sido posible encontrar ninguna correlación significativa entre variaciones anuales en el porcentaje de licencias de armas en España y su mayor incidencia en la tasa de suicidios.
No significa que se descarte totalmente la hipótesis, tan solo se acredita que, de existir, no es lo suficientemente alta como para mostrar alguna relevancia estadística en el global de los datos, bien porque ha quedado enmascarada entre la imprecisión de las fuentes, bien por otros tipos de errores. No hay elementos de estudio para identificar interacciones con otras variables o establecer relación causa/efecto.
Solo cuando se ha comparado la evolución de “licencias de armas” y la evolución de “suicidios por medio de armas” a nivel nacional se ha podido acreditar la hipótesis (pero no demostrar desde el punto de vista científico): relación estadística significativa entre un mayor acceso a las armas de fuego y la proporción de personas que terminan usando éstas como medio para suicidarse, confirmando la utilidad de la técnica estadística usada y ajustándose a la evidencia del arma como medio más empleado en Guardia Civil para las conductas autolíticas.
Se aprecia también correlación entre número de licencias y homicidios en España, lo que nos refuerza la confianza en la validez general de estos análisis (por lo que procedemos a apuntarnos un nuevo “positivo” 😉
Las tablas de correlaciones entre los datos globales “suicidios en España” y el tratamiento específico en “suicidios en hombres” no han mostrado diferencias, con lo que no se confirma la premisa (mejor dicho, la esperanza) de encontrar “más evidencia estadística” por “concentración de las muestras”.
Por comunidades autónomas
Los datos parciales referidos a Comunidades Autónomas no han mostrado ningún tipo de correlación entre licencias de armas y suicidios y poca entre armas y modo empleado para el suicidio. No ha sido posible ni en el enfoque “evolución temporal” ni en el transversal entre CCAAs. Posiblemente debido no solo por el menor número de datos de cada serie, sino también por la menor fiabilidad de los mismos, por los diferentes modos de recopilación y los heterogéneos conceptos de cada Administración Regional.
Relación suicidio armas en otros países
Como análisis previo, al intentar comparar la evolución anual de suicidios de cada país respecto de la evolución de la media de todos ellos, se comprueba que 19 de los 30 países observados se ajustan muy bien al patrón medio, entre ellos Francia, Italia o Alemania. Algunos no expresan ninguna correlación, como es el caso de España. Otros, como Polonia, Portugal o Japón expresan correlación inversa. Adjunto la tabla, aunque no encuentro interés para nuestro enfoque sobre armas ni relación con el resto de variables.
El análisis transversal sobre los distintos países expresa datos similares a los obtenidos en España. Esto ocurre especialmente en el que se refiere a “% de domicilios con armas” respecto del “método de suicidio”. Además existe un nulo reflejo accesibilidad y tasa de suicidio general. En consecuencia se confirma la consistencia de nuestra aproximación estadística.
(Más acceso a las armas no supone, aparentemente, más suicidios pero si influye en la forma en que se lleva a cabo).
El peculiar caso norteamericano
Como decíamos al inicio, USA is different. Recordemos que en casi la mitad de los domicilios en EEUU disponen de, al menos, un arma de fuego. Su propia constitución ampara ese derecho y hay pocos controles para la adquisición legal de armas. Por otro lado, la legitimación de la autodefensa parece que tiene sus consecuencias. La tasa de homicidios anual es de 7,35 por cada 100.000 habitantes. En España no se alcanza el 0,1.
Otro efecto de su “especial idiosincracia” es que el 67% de los suicidas usan un arma de fuego como método. En España, recordemos, es escasamente el 6%.
Una prueba más de que los cotejos estadísticos empleados en este artículo tienen cierta capacidad para detectar las relaciones entre disponibilidad de armas y suicidio se encuentra en los datos en EEUU.
Analizadas las series de datos (1981-2017) sobre “% de hogares con armas de fuego”, “% de suicidio con arma de fuego”, “% de homicidios” y “% de homicidios por arma de fuego” se expresa una fuerte correlación entre todas las series.
Es importante destacar que se ha observado relación leve entre la mayor proporción de domicilios con armas y tasa de suicidios. Como en las series anteriores, no podemos identificar interacciones con otras variables o establecer relación causa/efecto.
De esta última tabla podemos extraer varias consideraciones:
- Los resultados son coherentes con los estudios que señalan esa relación entre armas y sucidio para la población USA.
- El elevado número de armas y la facilidad para el acceso a ellas marcan diferencias sustanciales en su comportamiento respecto de los países de nuestro entorno cultural.
- El rango de relación entre acceso a las armas / suicidio por medio de armas / homicidios, es superior al de acceso a las armas / tasa de suicidio.
Discusión
Es razonable establecer que en España y los países desarrollados los requisitos de acceso a las armas disminuyen el riesgo inherente al acceso a un arma. Estos filtros parecen servir para aminorar algunas de las situaciones de mayor exposición: problemas mentales, adicciones, situaciones de conflicto con la ley o conductas asociales…
La clave parece estar en esos controles para la posesión de armas, no tanto en el número de ellas. Entiendo que es argumento suficiente para estimar que cualquier normativa para limitar el acceso a las armas de grupos de riesgo son efectivas y muy recomendables.
Implicaciones en cuerpos policiales
¿El fácil acceso a las armas de fuego entre miembros de cuerpos policiales explica “per se” su elevada tasa de suicidio?
En el caso de los agentes de policía en España, podemos afirmar que se trata de una población seleccionada en cuanto a salud física y mental. Sus agentes han tenido que superar un riguroso examen previo al acceso. Esto supone pruebas físicas/deportivas, un reconocimiento médico exhaustivo y otro de evaluación psicológica. Durante su vida profesional y en todos los procesos de especialización y promoción han de evidenciar encontrarse en condiciones de aptitud psicofísica adecuada. Esto puede ser propuestos por sus mandos para su evaluación cuando se observen conductas anómalas o déficit de salud.
El caso de la Guardia Civil
En la Guardia Civil, cuando se detectan indicios de afectación por enfermedad psicológica, crisis emocional, roce con la justicia, o así lo comunique el afectado (también compañeros o familiares), se adoptan medidas cautelares. Por ejumpelo, la separación del servicio, la activación de un protocolo de retirada preventiva del arma y de reconocimiento obligatorio por el Servicio de Sanidad y/o Servicio Psicológico. Este proceso puede acabar con expediente de “Pérdida de Aptitud” por un Tribunal Médico Pericial. Estas evaluaciones son rigurosas, pues conducen con frecuencia a su pérdida de condición de Guardia Civil. En muchas ocasiones puede llevar a su declaración como “apto con limitaciones” para prestar servicios sin armas. En su contra, la adopción de esas medidas preventivas se traducen en estigmatización, pérdidas retributivas y dificultades futuras para la promoción, lo que puede disuadir de la utilización del cauce “oficial” o, lo que es peor, a no pedir ayuda.
Los datos parecen concordar bien con la predilección entre los agentes para usar el arma como medio para el suicidio. Esto ocurre entre la población americana. Sin embargo, no mostramos en España los efectos perversos del acceso sin control. No hay evidencia de la influencia de las armas en una mayor tasa bruta de suicidio. Tampoco sufrimos las altísimas tasas de homicidios de aquel país. Afortunadamente también, los policías españoles parece que no expresan las tasas de homicidio que observamos entre la población norteamericana. Según las estadísticas de Defensa, en los últimos años no ha habido ningún ingreso penitenciario de agentes de la Guardia Civil para cumplir penas superiores a 12 años.
Conclusiones
En base a los resultados no es lógico concluir que este colectivo profesional tenga un comportamiento muy distinto al resto de la población española. Los controles de acceso y seguimiento, aunque mejorables, son aún mayores a los que ya existen para el resto de ciudadanos. Estos deberían por tanto compensar en mayor medida el riesgo inherente al acceso inmediato a un arma letal.
No debemos caer por tanto en la explicación simplista de que la disponibilidad de un arma sea la causa para aumentar el suicidio en España. Tampoco, como se ha llegado a afirmar para los guardia civiles, como “la principal causa de sus altas tasas de suicidio”.
Para llegar a esa conclusión será necesario otro tipo de investigaciones, con más y mejores datos que los existentes. Esto permitiría determinar cuales son los auténticos factores de riesgo para poder fijar políticas y protocolos preventivos más eficaces.