Archivo el febrero 10, 2020

Sexting, género y suicidio desde la óptica criminológica

Tiempo de lectura: 9 minutos
La dinámica social del sexting como delito
Foto de Jesus Con S Silbada en Pexels

Belén Casas Campos, es experta en Criminología y Seguridad y Máster en Sistema Penal y Criminalidad.

 

En los últimos años, el término anglosajón Sexting ha ido adquiriendo relevancia y abriéndose paso en la actualidad social española hasta el punto de convertirse en un vocablo conocido por gran parte de la población, pero, ¿sabemos realmente en qué consiste este fenómeno?

 

¿Qué es el sexting?

El sexting consiste en la producción, envío y recepción de material digital (mensajes de texto a través de plataformas de mensajería instantánea, fotos, vídeos…) de contenido erótico y/o sexual de forma consentida y voluntaria entre dos personas mediante dispositivos tecnológicos. Dentro de esta definición, encontramos el sexting activo, que responde a la persona que produce y envía material digital erótico/sexual, y por otro lado, el sexting pasivo, que hace referencia a la persona receptora de dicho material.

Esta práctica sexual surge como consecuencia de la dinámica social en que nos vemos envueltos. Las TICS, los dispositivos tecnológicos, la mensajería instantánea junto a las redes sociales y la era del tiempo acelerado en que vivimos han promovido cambios en la manera de relacionarse, expresarse y comunicarse. Es así como la sexualidad se ha ido adaptando a este nuevo escenario digital para reinventarse y crear nuevas formas, ya habituales y normalizadas, de desarrollo sexual para todo tipo de públicos. 

Es muy importante no confundir este fenómeno, primero con la pornografía (en el caso de adultos), ya que no tiene un carácter profesional ni lucrativo, y en segundo lugar, con la conducta delictiva también llamada sexting recogida en el artículo 197.7 del Código Penal que hace referencia a los actos de difundir, revelar o ceder a terceros imágenes o grabaciones audiovisuales erótico/sexuales de una persona sin su autorización, aun habiéndolas obtenido con el consentimiento de la misma en un domicilio o lugar fuera del alcance de la vista de terceros provocando un daño grave en su intimidad personal

 

Los medios de comunicación y la distorsión del sexting

Los medios de comunicación han tenido un papel protagonista a la hora de arrojar luz sobre este fenómeno, pero su función, lejos de ser informativa, ha distorsionado la imagen y concepto de esta habitual práctica sexual, que no solo es cosa de jóvenes, hasta el punto de confundir términos (sexting como fenómeno/ sexting pornografía/ sexting como conducta delictiva) e introducir elementos de carácter moral que son totalmente innecesarios.

El sexting como fenómeno social per se, no es una práctica delictiva, por lo que no existe fundamento jurídico que justifique su criminalización. Tampoco debe ser juzgado bajo sentencia condenatoria moralista ya que la sexualidad cuenta con un amplio abanico de instrumentos y mecanismos que favorecen su desarrollo y expresión para que cada sujeto, de forma individual, voluntaria y sin perjuicio al colectivo social, escoja la que más se adapte a su persona y gustos.

Se trata de un juego erótico/sexual que con el tratamiento mediático se ha ido demonizando. Su práctica, desde el punto de vista social y sexual, no es algo negativo; lo que sí genera daño es el mal uso que muchos y muchas hacen de esta práctica al no respetar y vulnerar la intimidad de la otra persona, derivado de una alarmante escasez en educación afectivo/sexual y emocional.

 

La doble moral de la sexualidad femenina

El sexting como conducta delictiva reproduce y ejemplifica la cultura y violencia machista de nuestra sociedad. Ya son varios los casos de sexting que se han hecho mediáticos donde sus víctimas han sido mujeres (a excepción del caso de Víctor Sánchez del Amo, ex entrenador del Málaga Club de Fútbol, cuya dinámica y reacción social es notablemente diferente) empezando por Olvido Hormigos y pasando por Verónica, Tiziana y Alyssa, naturales de España, Italia y Estados Unidos, estos tres últimos, ejemplos de mujeres que decidieron suicidarse como consecuencia del daño que les fue causado. 

La sexualidad femenina se concibe, social y mediáticamente, como algo censurable, dañino y vergonzoso, encubierta por una doble moral donde la mujer, en primer lugar, debe tener relaciones sexuales, y acto seguido, es cuestionada moralmente por ello. 

De la combinación de una sociedad machista y la falta de educación sexual obtenemos una doble victimización hacia la mujer, lo cual la convierte en un sujeto muy vulnerable ante los factores de riesgo que la rodean. Esta vulnerabilidad se acentúa al banalizar y quebrantar de forma normalizada el derecho a la intimidad de la víctima.

Un ejemplo de ello son las declaraciones que un conocido torero español realiza en televisión aludiendo a la dificultad que tienen los hombres para no difundir un material erótico/sexual femenino, pidiendo, de tal forma a las mujeres, que no realicen Sexting para prevenir la victimización. 

 

La dinámica social del sexting como delito

Una de las características del sexting como conducta delictiva es la finalidad de humillar y desprestigiar a la víctima por la comisión de un acto transgresor de las normas sociales impuestas. Pero antes de que la conducta típica sea consumada por la persona que difunde el material erótico/sexual en primera instancia, en ocasiones se añade a este contexto la “sextorsión” donde el sexting como fenómeno se convierte en un elemento clave para materializar una extorsión de carácter sexual

Ya efectuado el envío del material erótico/sexual fuera del núcleo bilateral consensuado, comienza una difusión en cadena responsable de la viralización de dicho material cuyos límites son inescrutables como consecuencia del alcance de la mensajería instantánea, el poder de las redes sociales, la falta de empatía con la víctima y la alianza moral con el victimario. El primer eslabón inicia esta conducta gracias a la seguridad que le proporciona saber, si bien de forma previa, que su acción va a ser reforzada positivamente en grupos de Whatsapp y redes sociales. El reproche social no se concibe como primera reacción ante tal supuesto.

Es entonces cuando comienzan las conductas de acoso y vejaciones hacia la víctima entre su círculo más cercano, incluyendo familia, amigos, trabajo/escuela, lugar de residencia… hasta alcanzar población desconocida; aquélla, termina asumiendo la culpa y la vergüenza social que debería trasladarse al victimario. Se trata de una inversión de roles donde la sociedad muestra apoyo al victimario(s) en forma de “reenviar” y sentencia a la víctima por haber cometido una conducta sexual individual. 

Como consecuencia de ello, la atención, curiosamente se vuelca en la víctima recibiendo una mayor presión social, traducida en un intento de aleccionamiento, reprimenda y reeducación bajo la premisa de que el sexting es una conducta dañina que no debe hacerse, más aún si eres mujer. 

Lejos de criticar la postura de quien realiza sexting como conducta sexual, es necesario trasladar los esfuerzos para invertir la reacción social y desprenderse de las lecciones morales, porque, como se ha expuesto anteriormente, sextear no es un delito, sino una práctica sexual con determinados riesgos en forma de juego erótico, por lo que es importante evitar introducir la moral en intentos de educación hacia las víctimas, y trasladar el foco hacia la figura del victimario(s), quien/es debería/n protagonizar los debates sociales y mediáticos por la comisión de una figura delictiva dentro de un espacio tan reservado e íntimo como es la sexualidad.

 

Consecuencias psico-sociales y emocionales del sexting para la víctima dentro del encuadre de las ciberviolencias de género

Daños Físicos

Daños Emocionales

Otros

  • Sudoración
  • Náuseas
  • Dolor de cabeza
  • Dolor de espalda
  • Dolor de estómago
  • Dolor de riñón
  • Falta o exceso de apetito
  • Vacío en el estómago
  • Tensión corporal
  • Llanto
  • Pesadez corporal
  • Autolesión
  • Afección Nerviosa
  • Estrés
  • Angustia
  • Ira
  • Enfado
  • Depresión
  • Paranoia
  • Miedo
  • Confusión
  • Impotencia
  • Miedo a salir
  • Auto restricción de movilidad
  • Abandono de tecnologías
  • Autocensura
  • Sensación de vigilancia constante

*Tabla de contenido de elaboración propia

*Fuente: Informe de la asociación de mujeres mexicanas Luchadoras: “La violencia en línea contra las mujeres en México” (Luchadoras MX, 2017)



Daños Individuales

Daños Psicológicos: Depresión, ansiedad, miedo y pensamientos suicidas

Aislamiento Social: Restricción y/o eliminación de la vida social y menor o nulo contacto con familiares y amistades

Pérdidas Económicas: Despidos, pérdidas de ingresos y dificultad para encontrar empleo

Limitación de la Movilidad: Problemas para participar o acudir a eventos o espacios físicos y online

Autocensura: Restricción parcial o total de la actividad en redes por miedo y pérdida de confianza en la seguridad de las TICS

     *Tabla de elaboración propia

*Fuente: Informe de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones: “Online gender-based violence: A submission from the Association for Progressive Communications to the United Nations Special Rapporteur on violence against women, its causes and consequences” (APC, 2017)

Además, el informe de Amnistía Internacional publicado en 2018 bajo el nombre La situación de los derechos humanos en el mundo estima los siguientes efectos adversos centrados principalmente en la salud mental (Amnistía Internacional, 2018):

  • Estrés
  • Ansiedad
  • Ataques de pánico
  • Impotencia
  • Pérdida de confianza en sí mismas
  • Problemas para conciliar el sueño
  • Sensación de pérdida de poder
  • Miedo respecto a su integridad física
  • Disminución de la capacidad de concentración
  • Dificultad para tomar decisiones cotidianas
  • Estado de alarma
  • Angustia

 

¿El sexting es motivo de suicidio?

El suicidio responde a la conjunción de una pluralidad de factores, por lo que una única explicación no será suficiente para tratar de comprender una realidad tan compleja dentro de la esfera online.

Si bien es cierto que, dentro de la cadena de difusión del material erótico/sexual existe una responsabilidad jurídico-penal, es importante conferir la misma entidad a la responsabilidad social en estos casos. 

Dentro de los factores que rodean a la víctima en cuanto al suicidio (características psicológicas y emocionales personales de la víctima y rasgos de personalidad, infravaloración los riesgos del sexting como conducta sexual, falsa protección derivada del sentimiento de seguridad que confieren las redes sociales y la mensajería instantánea, confianza puesta en una persona ligada a una relación afectivo/sexual…) existe uno que ostenta el máximo protagonismo: la difusión del material entre terceros como responsable del tratamiento social del mismo como factor de estrés vital.

En este caso, es la repercusión social que sufre la víctima derivada del tratamiento que la sociedad efectúa sobre su sexualidad y no el singular acto de difusión lo que favorece positivamente la ideación/conducta suicida.

Según la teoría criminológica de los vínculos sociales de Hirshi, son cuatro los factores responsables de mantener dentro de la sociedad a una persona. 

  • El apego, traducido en la importancia que se confiere a la opinión que los miembros del círculo más cercano tienen sobre su comportamiento
  • El compromiso, como el esfuerzo invertido en actividades particulares que muestra sentimiento de unión a la sociedad.
  • La implicación, en forma de estar involucrado en actividades convencionales.
  • Las creencias, como la fortaleza de los valores sociales convencionales.

Por el contrario, la debilidad de estos vínculos aumenta la disposición a infringir las normas sociales y desprenderse de la sociedad.

Con la presión y condena social hacia la víctima, su apego se ve afectado como consecuencia de la opinión negativa que, desde su circulo más cercano hasta una pluralidad de desconocidos, se tiene de ella. Así, la importancia que se confiere a esas opiniones, juega como un arma de doble filo.

El compromiso y la implicación social de la víctima se ponen en riesgo. La propia sociedad la va rechazando y cerrando el círculo de actuación por lo que, a partir de ahora, le será más difícil desempeñar esas actividades (trabajo, escuela, gimnasio, asociaciones, grupos de encuentro, encuentros con amigos, cumpleaños, reuniones formales/informales…).

La creencia se va debilitando como consecuencia de haber roto y desobedecido los valores sociales convencionales, en este caso, disfrutar de una sexualidad libre para una mujer.

Aquella persona que posea estos vínculos, tendrá mucho que perder si se aleja de la sociedad, por tanto, le supone una obligación a la vez que un beneficio seguir mantenido a ella. En el caso de las víctimas de sexting, estos vínculos se han ido desgastando dentro de un corto periodo de tiempo, por lo que desde su percepción, no se sienten unidas a la sociedad, y por consiguiente, no tienen mucho o nada que perder si se desvinculan de ella.

 

Sexting y responsabilidad social

Tras el suicidio de Verónica el pasado año, la sociedad se echaba las manos a la cabeza por lo ocurrido. Era incomprensible cómo una mujer joven, madre de dos niños pequeños, con trabajo estable y con toda una vida por delante había tomado la decisión de quitarse la vida. Resulta incoherente esta alarma social si, mediante la retrospectiva, analizamos cómo esa misma sociedad fue la encargada de viralizar su sexualidad

La comunidad social actual necesita a gritos educación afectivo/sexual y concienciación sobre este asunto. Se requiere de una prevención primaria, secundaria y terciaria, encargada de crear conciencia en la sociedad, potenciales víctimas y víctimas para que:

  • Se refuerce el reproche social hacia el victimario(s) en casos de sexting como conducta delictiva
  • Se evite el acoso social hacia la víctima
  • Se disminuyan las conductas de redifusión entre terceros 
  • Se motive a denunciar en contra de la vergüenza social sufrida por parte de las víctimas

Las conductas de sexting como juego erótico aumentan conforme avanza la edad, por lo que, a pesar de los riesgos con conlleva este fenómeno, estos son asumidos (de manera más o menos madura) por una proporción considerable de jóvenes y adultos. Otra característica es un mayor predominio de la mujer adolescente y adulta responsable de producir y enviar sexts donde las razones que lo justifican son diversas, respondiendo algunas a la cosificación sexual femenina y reproduciendo la jerarquía de roles en base al género:

  • Presión por su pareja afectivo/sexual
  • Manipulación por su pareja afectivo/sexual
  • Baja autoestima y necesidad de reforzar el amor propio y el ego
  • Conseguir y/o mantener una relación afectivo/sexual
  • Dependencia afectivo/sexual
  • Sentimiento del deber de complacer sexualmente a la pareja afectivo/sexual
  • Moda social
  • Diversión
  • Aburrimiento

Por otro lado, dentro del sexting como juego erótico, hay una más sexting pasivo que activo. Ello responde a la cantidad de mensajes en forma de reenviar, fruto de la banalización de la intimidad de la víctima y a la falsa y justificada creencia de que si ese material erótico/sexual ha salido del círculo íntimo, ya pertenece al dominio público. 

Por ello, una cuestión relevante en este sentido se relaciona con los riesgos y consecuencias que deben asumir las víctimas de edad adolescente, en especial las de género femenino, cuando la propia sociedad, en este caso adulta, ha desempeñado un papel esencial en el suicidio de Verónica.

 


Belén Casas Campos

Grado en Criminología y Seguridad y Máster en Sistema Penal y Criminalidad. Formación en violencia de género. Técnica en Laboratorio Criminalístico. Experiencia en centros de internamiento de menores infractores. Alumna Becaria en el Máster en Sistema Penal y Criminalidad y prácticas en un servicio de gestión de penas.

 


MÁS INFORMACIÓN

El tratamiento del suicidio de personas famosas en los medios de comunicación: de Kurt Cobain a Avicii

Tratamiento de los medios de comunicación de las noticias sobre suicidios
Tiempo de lectura: 16 minutos

Artículo realizado por Guillermo Córdoba Santos, periodista colaborador de papageno.es

 

Introducción

El artículo analiza el tratamiento que hacen EL PAÍS y EL MUNDO del suicidio de cinco personas famosas. Comienza en el año 1994 con Kurt Cobain, y prosigue con Luis Ocaña, Tony Scott y Robin Williams para acabar en 2018 con el suicidio de Tim Bergling, más conocido como el DJ Avicii. El objetivo es conocer si el tratamiento del suicidio ha variado en los últimos 25 años.  El artículo está tomado del Trabajo Fin de Grado de Guillermo Córdoba Santos titulado ‘El tratamiento del suicidio en los medios de comunicación’.

El suicidio vive acompañado del tabú y del estigma desde hace siglos. El temor a la muerte ha sido inculcado desde siempre por el poder y la religión, que han logrado con éxito que la población viva con miedo a un final inesperado. Acciones como ver por la calle a un gato negro o tirar algo de sal en casa siguen viéndose como un mal augurio, como si no tocar madera pudiera provocar la muerte. La costumbre, siempre presente, se impone ante la racionalidad del ser humano.

La sociedad rechaza al suicida influida por la historia, de la misma forma que los medios de comunicación tratan al suicidio de una forma diferente al resto de las muertes. Lo hacen por su miedo al efecto contagio, que solo se produce cuando aportan detalles de la muerte del suicida. Lo tratan o quieren tratarlo de una forma diferente porque no quieren provocar más víctimas, pero las cifras continúan estancadas ante la pasividad de la clase política.

Para conocer cómo han tratado los medios de comunicación este tema a lo largo de la historia se ha realizado un análisis de cinco suicidios de personas famosas en los últimos 25 años. Todos ellos reúnen evidencias claras de que esas cinco personas se suicidaron. El objetivo es analizar el tratamiento que hacen EL PAÍS y EL MUNDO de estos suicidios para conocer si ha existido una evolución en su manera de informar sobre este espinoso tema.

Dicho análisis se ha realizado gracias a la hemeroteca de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Primero, se han solicitado los periódicos publicados en papel por EL PAÍS y EL MUNDO en las fechas de la muerte de los cinco famosos para realizar de forma pausada un análisis exhaustivo tanto del primer día en el que informaron de su muerte como de los seis días siguientes. Por tanto, se han analizado las piezas publicadas por ambos medios durante una semana y en un soporte de papel.

 

Suicidios seleccionados

Los cinco suicidios de personas famosas elegidos son los siguientes.

  • Kurt Cobain: 5 de abril de 1994.
  • Luis Ocaña: 19 de mayo de 1994.
  • Tony Scott: 19 de agosto de 2012.
  • Robin Williams: 11 de agosto de 2014.
  • Avicii (Tim Bergling): 20 de abril de 2018.

Estas cinco personas reúnen una serie de características, como el desarrollo de diversas profesiones. Kurt Cobain era cantante y el líder del grupo Nirvana; Luis Ocaña era un ciclista de éxito, ganador del Tour de Francia de 1973; Tony Scott era director de cine y hermano de Ridley Scott; Robin Williams era actor, ganador de un Oscar por El indomable Will Hunting; por último, Avicii (Tim Bergling) era un DJ de notable fama.

Otra característica que les diferencia fue la elección del método que usaron para morir. Solo Cobain y Ocaña comparten sistema, mientras que el resto utilizó una forma diferente para suicidarse. Además, la amplitud del análisis (25 años) hace posible comprender la evolución del papel, que ha menguado su tamaño desde la aparición de las plataformas digitales. Ahora no suele superar las 60 páginas diarias, número que sobrepasaba sin problemas a finales del siglo XX.

 

Elementos que se van a analizar:

  • Portada. Si la noticia del suicidio aparece o no en la portada del medio.
  • Espacio en el periódico. Qué lugar ocupa dentro del medio centrándose en dos elementos: su extensión y si aparece en una página par o impar.
  • Titulares de la noticia en la que informan de la muerte del famoso. Si incluyen la palabra suicidio en el titular y si informan en él del método empleado.
  • Lenguaje. En primer lugar, si revelan el método empleado por el suicida en el cuerpo del texto. En segundo lugar, qué palabras utilizan para describir la muerte (si emplean la palabra suicidio o buscan diferentes sinónimos).
  • Análisis del volumen de la información, para conocer qué se publicó sobre esa persona en la misma semana de la muerte. El objetivo es averiguar si las piezas publicadas mencionan el suicidio y cuál es el género protagonista.

Finalizado el análisis, se ha elaborado un cuadro comparativo donde aparecen todas las variables estudiadas. Este cuadro servirá como resumen del artículo, ya que reflejará de una forma más directa si ha existido o no tal evolución. El objetivo de este apartado es encontrar aquellas semejanzas y diferencias del tratamiento que EL PAÍS y EL MUNDO han hecho del suicidio en los últimos 25 años, para aportar una última perspectiva sobre la manera en la que ambos medios informaron de estos cinco suicidios de famosos. 

 

Kurt Cobain

Las portadas de EL PAÍS y EL MUNDO

Kurt Cobain se suicidó el 5 de abril de 1994. Tres días más tarde, un electricista encontró su cuerpo y llamó a la policía. Al día siguiente, tanto EL PAÍS como EL MUNDO concedieron un espacio en sus portadas al cantante de Nirvana.

 

Portada de EL MUNDO del 9 de abril de 1994 informando del suicidio de Kurt Cobain.

Portada de EL PAÍS del 9 de abril de 1994 sobre el suicidio de Cobain.

EL MUNDO dedica un protagonismo importante a la muerte de Kurt Cobain. A la imagen del cantante le acompañan un titular directo como “se suicida el líder de Nirvana” más una mención al método utilizado. Además, aportan un contexto al comentar que Cobain estuvo internado en una clínica en Roma para tratar sus problemas con las drogas. Por otro lado, EL PAÍS es más escueto en su portada. No dan detalles de su muerte, ya que solo se limitan a informar del suicidio del cantante.

Espacio en el periódico y titulares

El espacio que dedican ambos medios en el interior del periódico es idéntico. Los dos medios asignan una página completa a la muerte del cantante, situada en la página impar. Acompañan la noticia del suicidio con una columna de opinión (dos en el caso de EL PAÍS). Además, una imagen completa la página.

Respecto a los titulares, tanto EL PAÍS como EL MUNDO son muy descriptivos. Incluyen la palabra suicidio en el titular e informan del método empleado, que en el caso de Cobain fue un disparo en la cabeza con tan solo 27 años.

 

Titular empleado por EL PAÍS para informar de la muerte de Kurt Cobain.

 

Titular utilizado por EL MUNDO para informar de la muerte de Kurt Cobain.

Lenguaje

El vocabulario empleado en los titulares se corresponde con el usado líneas más tarde en el cuerpo del texto. EL PAÍS informa de la muerte con la siguiente frase: “El líder del grupo Nirvana, Kurt Cobain, de 27 años, se suicidó en su casa de Seattle (EE UU) de un disparo en la cabeza”. Por su parte, EL MUNDO emplea un estilo casi idéntico al de su competencia. “El líder del grupo estadounidense, que contaba con 27 años de edad, se suicidó disparándose un tiro en la cabeza”. En conclusión, ambos medios informan del método empleando la palabra tabú.

Volumen de información

La muerte de Kurt Cobain provocó la publicación de una gran cantidad de piezas en los días posteriores a su muerte. Desde la perspectiva de los géneros, ambos medios combinaron la publicación de noticias con varias columnas de opinión, y estos fueron acompañados por reportajes más elaborados.

Entre las piezas destacadas sobresale la inclusión de una imagen del cuerpo del cantante siendo examinado por la policía de Seattle. El 10 de abril EL PAÍS y EL MUNDO publicaron esa fotografía en la que se ve a Cobain tirado en el suelo con la policía al lado de su cuerpo. Por un motivo de conciencia y respeto he decidido no incluir esa fotografía en este trabajo.

Titular de la noticia publicada por EL MUNDO el 13 de abril de 1994.

Otra noticia destacada es la publicada por EL MUNDO el 13 de abril, donde sale a relucir ese efecto imitación (efecto Werther) tan temido por el periodismo. Menos de una semana después del suicidio del cantante, un admirador siguió sus pasos y se suicidó con el mismo método que su ídolo.

El 15 de abril, el suplemento Tentaciones de EL PAÍS publicó una entrevista con el cantante de Nirvana, la última que concedió antes de suicidarse. El titular, algo siniestro, decía lo siguiente. “Me gustan las armas. Tengo un M-16 y me encanta dispararlo”. Teniendo en cuenta que Cobain se suicidó con una escopeta el titular no parece el adecuado. Pero 25 años después de su muerte, nada ha cambiado.

 

Titular del reportaje publicado por ICON (EL PAÍS) el 9 de abril de 2019.

El tiempo pasa, las costumbres permanecen. El titular de ese reportaje publicado por ICON con motivo del 25 aniversario del suicidio del cantante refleja que con la llegada de las nuevas tecnologías nada ha cambiado. EL MUNDO publicó días antes un reportaje desde la misma perspectiva sensacionalista.

 

Titular del reportaje publicado por LOC (EL MUNDO) el 5 de abril de 2019.

Tres años antes de este triste aniversario, EL PAÍS publicó varias imágenes del arma utilizada por Cobain para suicidarse. La noticia también contenía la imagen en la que se ve al cantante tirado en el suelo en la escena de su suicidio.

 

Noticia publicada por EL PAÍS el 18 de marzo de 2016.

 

Luis Ocaña

Las portadas de EL PAÍS y EL MUNDO

Luis Ocaña se suicidó el 19 de mayo de 1994. Al día siguiente, tanto EL PAÍS como EL MUNDO concedieron un espacio en sus portadas al ciclista español.

 

Portada de EL PAÍS del 20 de mayo de 1994.

Portada de EL MUNDO del 20 de mayo de 1994.

EL PAÍS (izquierda) aporta algunos detalles de la muerte de Ocaña, pero no menciona la palabra suicidio. Sustituye esta por muerte tanto en el titular como en el breve párrafo que lo acompaña. El método de la muerte sí que aparece en dos ocasiones. Por otro lado, EL MUNDO (derecha) sí emplea la palabra suicidio e informa del método utilizado por el ciclista. Un detalle curioso es que ambos medios utilizan la misma fotografía para ilustrar su muerte.

El espacio que dedican ambos medios en el interior del periódico es idéntico. Los dos medios asignan dos páginas completas a la muerte del ciclista, pero difieren ligeramente en su ubicación. EL PAÍS le dedica dos páginas impares, mientras que EL MUNDO le dedica una página doble con par e impar. Ambos acompañan la noticia del suicidio con varios artículos de opinión (donde destacan las figuras del periodista José María García y del ex ciclista José Miguel Echávarri), además de otras noticias que complementan la información sobre la muerte.

Respecto a los titulares, tanto EL PAÍS como EL MUNDO mencionan la palabra suicidio en el titular. Sin embargo, mientras que el primero informa del método en el subtítulo, el segundo lo hace en el propio titular.

 

Titular empleado por EL PAÍS para informar de la muerte de Luis Ocaña.

Titular utilizado por EL MUNDO para informar de la muerte de Luis Ocaña.

Lenguaje

Tanto EL PAÍS como EL MUNDO describen con detalle la muerte de Ocaña en el cuerpo de la noticia. EL PAÍS informa así de su muerte. “Luis Ocaña, una gloria del ciclismo español, se suicidó ayer en el cobertizo de su finca, en la localidad francesa de Caupenne de Armagnac, a los 48 años”. Varias frases más tarde, el periodista describe el método. “Ocaña, vencedor del Tour de 1973 y de la Vuelta a España en 1970, se disparó en la cabeza con un arma de fuego”. Por su parte, EL MUNDO es más directo y menciona el método empleado pero no la palabra tabú. “Ocaña murió ayer después de haberse pegado un tiro en la cabeza”.

Volumen de información

Breve publicado por EL PAÍS el 25 de mayo de 1994.

Los dos medios analizados publican numerosas piezas sobre el ciclista la misma semana de su muerte. En el apartado de géneros, destacan por encima del resto la noticia y los artículos de opinión. En ambas se describen sus duelos con Eddy Merckx y las reacciones de compañeros de profesión como Miguel Induráin o Pedro Delgado. Además, informan de los motivos que podrían haberle llevado a la muerte, como los problemas familiares o económicos.

Las noticias y columnas de opinión se completan con los breves, que son noticias más escuetas. Estas pequeñas noticias, como la que vemos a la derecha sobre el entierro de Ocaña, tienen el objetivo de informar al lector de algo concreto de lo que no se necesita una amplia información. El breve es más habitual en el diario EL PAÍS.

 

Tony Scott

Las portadas de EL PAÍS y EL MUNDO

Tony Scott se suicidó el 19 de agosto de 2012. Al día siguiente, las plataformas digitales de EL PAÍS y de EL MUNDO ya recogían esta información, pero no fue hasta el 21 de agosto cuando la noticia fue publicada en el diario de papel.

El suicidio de este director de cine no aparece en las portadas de EL PAÍS y EL MUNDO, que centran sus titulares en otras noticias. Scott, menos protagonista para el gran público que su hermano Ridley Scott, queda relegado a las páginas interiores de estos dos grandes medios.

Espacio en el periódico y titulares

El espacio que dedican ambos medios en el interior del periódico es diferente en una pequeña parte. EL PAÍS le asigna una página entera en forma del tradicional obituario, mientras que EL MUNDO, además de un obituario de media página, le concede otra página en la sección de cine. Coinciden en ubicar los obituarios en una página impar, mientras que la noticia de la sección de cine en EL MUNDO está ubicada en página par. A las tres piezas las acompaña una imagen de Scott.

Respecto a los titulares, EL PAÍS y EL MUNDO difieren en su forma de informar de la muerte del director. Mientras que EL PAÍS centra su atención en su carrera sin mencionar su muerte, EL MUNDO prefiere hacerlo sobre el último día de su vida. Ninguno de ellos utiliza la palabra suicidio en el titular, pero EL MUNDO sí que utiliza el tradicional sinónimo de “quitarse la vida” en el subtítulo, además de informar del método de la muerte en este mismo espacio del periódico.

Titular empleado por EL PAÍS para informar de la muerte de Tony Scott.

Titular utilizado por EL MUNDO para informar de la muerte de Tony Scott.

Lenguaje

El vocabulario empleado en el cuerpo del texto de los dos obituarios destaca por la ausencia de la palabra suicidio para informar sobre su muerte. Así lo hace EL PAÍS: “Scott falleció el domingo a los 68 años en Los Ángeles (residía en Beverly Hills), tras tirarse desde un puente a las aguas de su puerto”. EL MUNDO sigue la misma línea, sin mencionar la palabra tabú y describiendo su muerte. “Cuando se haga pública la causa que el pasado domingo Ilevó a Tony Scott a quitarse la vida arrojándose a las aguas del puerto de Los Ángeles, a buen seguro que esta no será el fracaso profesional”.

La diferencia la encontramos en la noticia que publica EL MUNDO en su sección de cine. Lo hace, ya de paso, describiendo con detalle sus últimos momentos de vida. “A plena luz de un día glorioso de sol y playa para una inmensa mayoría de angelinos, el director aparcó su coche, caminó por uno de los puentes colgantes más empinados de Estados Unidos, se saltó la valla de protección para suicidas y se lanzó al vacío sin pensárselo ni un segundo, poniendo punto y final a su aventura con 68 años”. La forma de explicar los últimos momentos de la vida de Scott está lejos de esa necesaria función de prevención tan demandada.

Parte de la tribuna publicada por EL MUNDO el 27 de agosto de 2012.

Volumen de información

El escaso conocimiento que el gran público tenía de la trayectoria de Tony Scott hizo que EL PAÍS y EL MUNDO no le dedicasen ninguna pieza informativa en la semana posterior a su muerte. Solo EL MUNDO dedica un breve espacio el 27 de agosto en una tribuna escrita por el juez y abogado Javier Gómez de Liaño. El autor reflexiona en estas líneas sobre el problema del suicidio, dando datos sobre este problema y poniendo el ejemplo cercano de un juez amigo suyo que decidió suicidarse. Más allá de esas líneas, ninguno de los dos medios vuelve a mencionar el suicidio del director en la semana posterior a su muerte.

 

Robin Williams

Las portadas de EL PAÍS y EL MUNDO

Robin Williams se suicidó el 11 de agosto de 2014. Al día siguiente, EL MUNDO le dedicó un espacio preferencial en su portada. Este medio incluye la causa de la muerte y el método, en este caso un suicidio por asfixia.

Portada de EL MUNDO del 12 de agosto de 2014 informando del suicidio de Robin Williams.

Por otro lado, EL PAÍS no incluye el suicidio de Williams en su portada.

Espacio en el periódico y titulares

El espacio que dedican los dos medios en el interior del periódico es totalmente diferente. EL PAÍS le asigna una página entera impar, donde queda recogida una filmografía básica del actor además de un repaso a su carrera y a las reacciones provocadas por su muerte. Por otro lado, EL MUNDO se inclina por un pequeño espacio en su sección de La Otra Crónica (LOC) en una página impar. A ambas piezas les acompaña una imagen del actor estadounidense.

Respecto a los titulares, ninguno incluye la palabra suicidio ni informa del método empleado por Williams. De hecho, encontramos una similitud entre el subtítulo que utiliza EL PAÍS (“el actor es hallado muerto”) con el titular empleado por EL MUNDO (“encuentran muerto en su casa”). En esta forma influye que cuando los dos medios publicaron esta información no estaba clara cómo murió Williams.

 

Titular empleado por EL PAÍS para informar de la muerte de Robin Williams.

Titular utilizado por EL MUNDO para informar de la muerte de Robin Williams.

Lenguaje

Los dos medios coinciden en el cuerpo del texto en la no oficialidad de la causa de la muerte del actor. EL PAÍS menciona la causa y el método empleado por el estadounidense sin entrar en los detalles que se conocerían al día siguiente. “El parte oficial que hizo público la Oficina del Sheriff del condado de Marin apunta al suicidio por asfixia como probable causa de su fallecimiento”. Por su parte, EL MUNDO no alude al método. “Aunque aún se desconocen las causas exactas de su muerte, las autoridades del Condado de Marin, en el norte de California, han asegurado que todo apunta a un posible suicidio”.

Volumen de información

Los dos medios analizados publican numerosas piezas sobre la muerte del actor en la semana de su muerte. En el apartado de géneros, predominan los artículos de opinión y las noticias por encima del reportaje. En estos dos últimos aparece el método empleado por Williams, algo que no se conocía oficialmente el primer día después de su muerte (12 de agosto). Describen su muerte con todo tipo de detalles, como en un reportaje de EL MUNDO. “Un asistente personal le encontró en el dormitorio con un cinturón en el cuello y una muñeca cortada”.

Portada de EL PAÍS del 13 de agosto de 2014 con Robin Williams como protagonista.

Dos días después su muerte, EL PAÍS le dedicó parte de su portada y un amplio reportaje en el que se recopilaba su vida como actor. En dicho artículo destaca su subtítulo por emplear un extraño sinónimo para anunciar la muerte del actor.

Reportaje publicado por EL PAÍS el 13 de agosto de 2014.

Avicii

Las portadas de EL PAÍS y EL MUNDO

Tim Bergling, más conocido por el nombre de Avicii, se suicidó el 20 de abril de 2018. EL PAÍS y EL MUNDO no informaron de su muerte hasta dos días después y cuando todavía no se conocía la causa del fallecimiento. Sin embargo, no será hasta el 1 de mayo cuando la revista TMZ anuncie que el DJ se suicidó. Ese día Avicii no ocupa las portadas de los dos medios analizados.

Espacio en el periódico y titulares

El espacio que dedican los dos medios en el interior del periódico es totalmente diferente. EL PAÍS le asigna media página impar acompañada de una fotografía del DJ y hace un pequeño repaso de su vida. Respecto al titular, emplea los dos factores analizados: la palabra suicidio y el método empleado.

 

Titular de la noticia publicada por EL PAÍS el 2 de mayo de 2018.

Por otro lado, la noticia del suicidio del sueco no aparece en la edición de papel de EL MUNDO, por lo que el análisis no puede llevarse a cabo. En la versión en Internet sí publican una noticia con el mismo titular que EL PAÍS.

Lenguaje

EL PAÍS, el único medio analizado en este apartado, utiliza la palabra suicidio en el cuerpo del texto y el método empleado por el DJ. Lo hace así: “Tim Bergling, más conocido como Avicii, se suicidó. Así lo publicó ayer la web estadounidense TMZ. Varias fuentes cercanas al caso aseguraron que el dj y productor sueco utilizó el cristal de una botella rota para quitarse la vida. Dos fuentes señalan que se cortó el cuello, mientras otra lo niega y apunta que la estrella de la música dance electrónica se hirió en la muñeca”. Aunque no es recomendable revelar el método empleado por el suicida, EL PAÍS lo hace en tres ocasiones.

Volumen de información

En este caso, va a analizarse la información publicada después de confirmarse el suicidio del DJ. Sin embargo, las piezas publicadas son escasas, ya que solo se publican dos artículos de opinión, uno en cada medio analizado.

 

Cuadro comparativo

En el siguiente cuadro se muestran, a modo de resumen, las diferentes variables analizadas.

 

Cuadro comparativo sobre el tratamiento del suicidio en los últimos 25 años.

 


Guillermo Córdoba Santos

Guillermo Córdoba Santos

Graduado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Autor de un Trabajo Fin de Grado sobre el tratamiento del suicidio en los medios de comunicación. A partir del curso 2019/2020 forma a los estudiantes de cuarto de Periodismo de la UCM en el buen tratamiento del suicidio.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies