Nuestro compañero Luis Fernando López nos invita a la actividad organizada por el Colegio de Psicología de Madrid dentro del ciclo «Hablemos del Suicidio» en el que pudimos participar el año pasado. En esta ocasión se celebrará el martes 13 de septiembre alrededor del Día Mundial de Prevención del Suicidio. Una cita que no te puedes perder. Un colegio profesional entregado a la prevención del suicidio y con un alto compromiso social.
Nuestro compañera Miguel guerrero, responsable de la UPII Cicerón nos invita a esta actividad que se celebrará el 10 de septiembre en el Hospital de la Costa del Sol. Una actividad hecha desde el cariño por un equipo de profesionales en intervención en suicidio que trabajan con los mayores cánones de calidad desde el Sistema Sanitario Público Andaluz.
ACTO POR EL DÍA MUNDIAL PARA LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO «LUZ PARA LA ESPERANZA» 10 SEPTIEMBRE, 20:00 HORAS. PLAZA DE LA ENCARNACIÓN (LAS SETAS DE SEVILLA) LECTURA MANIFIESTO y ENCENDIDO DE VELAS
Como ya sabéis, este año el centro de Sevilla realizará la retrasmisión en directo de la lectura del manifiesto y encendido de velas el sábado 10 de septiembre. El Acto se realizará en la emblemática Plaza de las Setas e incluye la actuación de la Cía. Danza Mobile y la Joven Orquesta Internacional de Sevilla. Para ver la emisión en directo en enlace es el siguiente (también se retrasmitirá por Facebook)
Nuestra compañera Carolina Escobar, desde Manizales, Colombia, nos invita a esta actividad de colaboración público-privada.
«En Manizales – Colombia vamos a realizar un Pacto por la Salud Mental que se Realizará en Manizales el 10 de Septiembre en conmemoración del Día Mundial de Prevención del Suicidio” con el cual se busca el compromiso interinstitucional para lograr valorar la vida como eje fundamental de desarrollo individual y colectivo. Como empresa (Servicios de Tránsito de Manizales) vamos a firmar el pacto como compromiso de implementar el plan de salud mental en el trabajo y la idea es que podamos replicar esta estrategia en muchas empresas de la ciudad. Muy agradecida con Papageno por el apoyo y la información que nos comparten».
Como nos recuerdan en su web esta asociación veterana d ela prevención del suicido es España
«Un año más la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (Red AIPIS) quiere conmemorar el día Mundial de la Prevención del Suicidio.
Este año hemos querido resaltar que la prevención es cosa de todos y por eso hemos elegido tres ámbitos importantes en los que se está trabajando en prevención: El de las emergencias, con intervenciones en curso, que requieren equipos preparados específicamente en la materia, de lo que nos hablará Sergio Tubío, bombero del equipo del Ayuntamiento de Madrid; El ámbito sanitario, como la puesta en marcha del programa PRISURE que se lleva a cabo desde el Centro de Salud Mental de Retiro (dependiente del Hospital Gregorio Marañón) y del que nos hablará Jesús Ignacio García, trabajador social y finalmente Javier Muñoz, miembro de Red AIPIS y facultativo psicólogo del Equipo de Intervención Psicosocial de la Policía Nacional.
El acto será presentado por Antonia Jiménez, psicóloga y secretaria general de Red AIPIS.
La Asociación Andaluza de Supervivientes por Suicidio de un ser Querido (UBUNTU) organiza este año la segunda edición de su marcha reivindicativa por la prevención del suicidio. UBUNTU, estrechamente relacionada con nuestra asociación ha iniciado un amplio programa de actividades entre las que se encuentra una convivencia de sus asociad@s en el Aula de Naturaleza Higuerón de Tavizna y programa ya su acto de celebración del Día Internacional del Superviviente para el mes de noviembre. Rememorando la célebre frase de la pintora mexicana Frida Kahlo: «Pies para qué los quiero si tengo alas para volar”, esta joven asociación andaluza ha venido para cubrir las necesidades de un colectivo invisibilizado que ha decidido actuar desde la esperanza transformando su dolor en amor.
Con motivo del día mundial de la Prevención del Suicidio iniciamos eta serie de entradas en el blog dando visibilidad a las diferentes actividades de otras asociaciones con las que compartimos nuestro deseo de combatir la lacra social que es el suicidio.
Psiquiatra del Ib-Salut. Profesor tutor de psicología en la UNED. Licenciado en medicina y especialista en psiquiatría. Doctor cum laude, Premio Jean Dausset a la mejor tesis doctoral 2016-17. Máster en Psicoterapia. Experto Universitario en Psiquiatría Forense. Especialista Universitario en Psicopatología.
¿Cuándo empezamos a prevenir el suicidio?
Parece ser que la prevención del suicidio va mejorando. Hay teléfonos para la gente que tiene ideas suicidas, se evita acceso a lugares donde se acumula el número de suicidios, se recomienda hacer un buen seguimiento de las personas con gesto autolítico,… Pero ¿Cuándo debería empezarse a prevenir el suicidio? ¿Después del intento? ¿Después de que aparezcan las ideas suicidas? ¿Cuándo la persona está yendo a suicidarse?
El ejemplo de las campañas de tráfico
Las campañas de tráfico (por establecer un paralelismo con una campaña que también incide en una conducta individual con repercusión social) son un gran ejemplo. Cuando el gobierno se tomó en serio la necesidad de bajar el número de muertes en carretera señalaron los puntos negros, dieron cursos a la gente que perdía todos los puntos del carnet, pusieron radares de control de velocidad y, con la vista en un futuro a largo plazo, la prevención comenzó en los colegio con clases de educación vial. También daban las cifras de muertes en carretera y decían que podrías ser tú, y mostraban, sin tapujos, las trágicas consecuencias del accidente de tráfico. Se comenzó a educar a la sociedad para respetar las normas de tráfico. Y a educar desde pequeñitos, desde el colegio con clases de educación vial.
Hubo un cambio muy marcado en el ámbito social. Lo que antes era “comodidad” (no ponerse el caso, no ponerse el cinturón) ahora es impensable. Lo que antes era normal, (emborracharse y conducir) ahora es afeado por tus compañeros de borrachera. El cambio producido con la prevención de los muertos en carretera no ha sido sólo un cambio en los conductores que se accidentaban, ha sido un cambio social.
El cambio social
Ese debería ser el objetivo de la prevención en la conducta suicida: el cambio social.
Las campañas de apoyo a quien tiene ideación suicida es una gran noticia, pero el cambio real se produce con campañas globales dirigidas a toda la ciudadanía y desde la educación primaria.
En el año 2014, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elaboró un informe con el objetivo de promover la atención de los gobiernos sobre la muerte por suicidio, afirmando categóricamente que su prevención no solo es posible sino necesaria y urgente. En nuestro país, de acuerdo con los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre defunciones por causa de muerte, el suicidio se mantiene como la principal causa externa de fallecimientos. Y aún más alarmante es el hecho de que, de acuerdo con algunas publicaciones, la discrepancia existente entre los datos aportados por el INE y los institutos de medicina legal hace pensar en una subnotificación del número de muertes. Además, estas cifras no incluyen la ideación suicida o las tentativas de suicidio que pueden ser hasta veinte veces más frecuentes que el suicidio consumado, con el subsiguiente coste social y sufrimiento personal que conlleva. Explicar las causas de esta elevada prevalencia no es fácil, ya que, como en casi todos los fenómenos complejos, no hay una única respuesta. El suicidio no es algo que ocurra en el vacío, sino que tiene lugar en un contexto específico y en unas circunstancias determinadas de la vida de una persona, en las que la desesperanza y el sufrimiento cobran especial relevancia. El suicido es fenómeno multifactorial, plural, interactivo, dinámico, cultural, contextual y existencial, lo que se traduce en que, para cada persona, existen diversas configuraciones problemáticas que pueden estar a la base de numerosos problemas o dificultades.
Intervención temprana en la prevención del suicidio
Entre las variadas y posibles explicaciones que podemos encontrar, destacarían que no existen intervenciones específicas para poblaciones de riesgo ni tenemos actualmente un plan nacional para la prevención de suicidio, a pesar de que la Estrategia en Salud Mental del Sistema Nacional de Salud lo incluye como uno de sus objetivos. Además, en el ámbito sanitario, la evaluación clínica del riesgo suicida no siempre se lleva a cabo de forma comprehensiva y, a pesar de contar con instrumentos específicos de evaluación de la conducta suicida validados en población española para adultos y adolescentes, es infrecuente realizar un cribado específico.
A pesar de estas dificultades, el suicidio es prevenible. De hecho, no enfrentamos a un problema que –por su propia naturaleza– solo puede ser abordado desde la prevención. Aun así, constituye uno de los problemas más importantes de la salud pública mundial, de tal manera que la Comisión Europea en su Pacto Europeo por la Salud Mental y el Bienestar incorpora la prevención del comportamiento suicida dentro de las cinco áreas de actuación prioritaria. También otras entidades, como la Sociedad Británica de Psicología o la Federación Europea de Asociaciones de Psicólogos señalan que la intervención temprana es fundamental para cualquier estrategia de prevención del suicidio. En todo caso, tal y como ha señalado la OMS, la prevención del suicidio requiere un enfoque innovador, integral y multisectorial, con la participación tanto del sector de la salud como de otros sectores, como por ejemplo los de la educación, el mundo laboral, la policía, la justicia, la religión, el derecho, la política y los medios de comunicación.
¿Y si empezamos por la adolescencia?
La literatura científica ha puesto de relieve la importancia de la prevención del suicidio juvenil y la trascendencia de que los adultos que forman parte de la vida de estos jóvenes conozcan las posibles señales de alarma. Asimismo, existen intervenciones preventivas basadas en la evidencia empírica que pueden llevarse a cabo en diferentes contextos para prevenir los intentos de suicidio. Recientemente, la Organización Panamericana de la Salud ha publicado una guía para promover la salud de los adolescentes que insta a la adopción de medidas a nivel estructural, ambiental, institucional, comunitario, interpersonal e individual para prevenir la muerte por en la adolescencia. No existe un camino único que lleve a un adolescente a intentar quitarse la vida o a realizar conductas que pongan en peligro su bienestar. La investigación ha determinado la existencia de numerosos factores de riesgo (ambientales, psicológicos, clínicos y biológicos) y comportamientos de riesgo relacionados (acoso escolar, prácticas sexuales de riesgo, delincuencia, abuso de sustancias, auto-agresiones, falta de actividad física, hábitos alimentarios inadecuadas, violencia familiar, etc.). Se desconoce la función que juega cada factor por separado, así como las interacciones que pueden establecerse entre ellos. Lo que sí parece claro es que el tamaño del efecto de cada factor es, en general, bajo o muy limitado. Por otro lado, los factores de protección no son sólo la ausencia o la cara inversa de los de riesgo, sino que tienen “entidad propia”. Según la Guía de Práctica Clínica de Prevención y Tratamiento de la Conducta Suicida, los factores protectores asociados a una reducción del riesgo de suicidio en la infancia y adolescencia son: 1) alta cohesión familiar y bajo nivel de conflictos; 2) habilidades de solución de problemas y estrategias de afrontamiento; 3) actitudes y valores positivos, en particular frente al suicidio; 4) sexo femenino; 5) creencias espirituales ; 6) habilidades para estructurar razones para vivir; 7) nivel educativo medio-alto, y 8) locus de control interno, adecuada autoestima y sistemas de apoyos y recursos.
Niveles de intervención
Las estrategias de prevención de suicidio propuestas por la OMS incluyen niveles de intervención en el ámbito social, comunitario, interpersonal e individual, con el objetivo de fortalecer los esfuerzos de prevención del suicidio. Este modelo estimula el uso de estrategias de prevención universales, selectivas e indicadas (las estrategias de prevención universal se dirigen a toda la población con el objetivo de mejorar la conciencia pública y los sistemas de atención de la salud, el acceso a dicho apoyo y las condiciones de vida de la sociedad en general; las estrategias de prevención selectiva se enfocan en ciertos grupos de riesgo dentro de una población, que pueden no mostrar conductas suicidas, pero tienen un mayor riesgo; y las estrategias de prevención indicadas se centran en personas que son particularmente vulnerables, ya que han mostrado signos de comportamiento suicida o intentos de suicidio). Por lo tanto, los esfuerzos de prevención del suicidio deben abordarse desde una postura multisectorial de amplio alcance. En el caso de la conducta suicida en adolescentes, la intervención en los contextos educativos es algo crucial. Varias revisiones prestigiosas han indicado que, entre otros abordajes, los programas de prevención escolar y otro tipo de intervenciones en los contextos educativos pueden ser métodos de prevención del suicidio eficaces, aunque la evidencia científica aún es limitada. Se han establecido cinco tipos de programas de prevención del suicidio en las aulas: concienciación y educación transversal del alumnado; liderazgo entre iguale; entrenamiento del personal del centro escolar; cribado de alumnos de riesgo; y entrenamiento de competencias sociales y emocionales. Sintetizando, el contexto escolar supone un excelente panorama de intervención para los psicólogos donde, además de intervenciones de carácter más asistencial y clínico, los estudiantes podrían verse beneficiados de protocolos de cribado de adolescentes en riesgo, así como del trabajo “a pie de aula” de programas bien construidos con el objetivo de reducir factores de riesgo y potenciar factores de protección de la conducta suicida, aprender a manejar situaciones de crisis, fomentar una buena salud mental, promover las redes de apoyo social, identificar situaciones de riesgo, etc. Todo ello constituye aspectos involucrados en el complejo fenómeno de la conducta suicida. También el personal de la escuela puede beneficiarse del entrenamiento en habilidades que permitan la identificación y derivación de los estudiantes hacia los recursos sociales y sanitarios disponibles.
En cualquier caso, parece necesario potenciar las estrategias de promoción de la salud mental en los adolescentes. En este sentido, numerosos autores abogan por un cambio de paradigma o añadir un enfoque complementario que no se limite al abordaje de problemas, trastornos y factores de riesgo, sino que también atienda a las fortalezas, potencialidades, capacidades y factores de protección.
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