Archivo el julio 23, 2021

Etiología del suicidio en España: el prólogo español de «El Suicidio» de Durkheim

Emile Durkheim
Tiempo de lectura: 4 minutos

Etiología del suicidio en España

En el año 1928 Don Mariano Ruiz-Funes, Catedrático de Derecho penal en la Universidad de Murcia, publicó “Etiologia del suicidio en España” como capítulo preliminar del clásico libro de sociología que él mismo tradujo: “El SUICIDIO” de E. Durkheim,

Muy necesario este capítulo ya que en la obra del francés hay muy escasas referencias a lo que acontecía en este país. Esta carencia se debe a que, mientras en Europa se recogían datos desde el año 1841, en España se empezaron a recoger datos de manera especifica en 1906. Cuando el libro se publicó por vez primera en 1897, aún no había datos específicos sobre lo que aquí sucedía. Se recogían el número de suicidios pero no con todos los datos que se estableció en la Real orden de 8 de septiembre de 1906.

De hecho, el autor francés encuentra que en todos los países la mujer se suicida cuatro o cinco veces menos que el hombre excepto en España, donde es solo la mitad. Escribe en un claro pie de pagina “Aparte de que la exactitud de la estadística española nos deja escépticos, España no es comparable a las grandes naciones de la Europa central y septentrional”. Por otra parte en escritos previos Morselli sobre la misma cuestión, no apunta a nuestra chapucera estadística decimonónica sino a “una fuerte tendencia al suicidio de la mujer española, producto de la fortaleza de su carácter, que la aproxima mucho al sexo masculino”.

Cuando se publicó la traducción al castellano en la edición del 1928 ya se contaban con esos datos específicos del suicidio. Y los incluyeron.

En el capitulo preliminar se pueden leer frases que, aunque escritas hace cien años, pueden referirse a los conocimientos actuales:

-“el alcoholismo es un factor de consideración en la criminalidad y en el suicidio, pero ambos fenómenos tienen una causalidad más extensa y más compleja.”

– Cuando buscan el factor racial en el suicidio (hablamos de una Europa anterior a la segunda guerra mundial) dicen “la tendencia al suicidio es de dudosa transmisión por herencia”. En ese aspecto, con todos los avances técnico científicos, seguimos en el mismo punto.

– Sobre el tema recurrente del efecto llamada, el efecto Werther que ha hecho silenciar los suicidios durante décadas dice: “El contagio del suicidio se produce por la propaganda; y la mayor eficacia de ella se logra por la prensa. Este es un postulado cierto, y, no obstante, la experiencia no lo confirma. Francia e Inglaterra tienen mayores medios de publicidad y de difusión que Dinamarca y Sajonia, y, sin embargo, las últimas ofrecen un porcentaje más crecido de suicidios. Reafirma este hecho el carácter individual que reviste el contagio suicida y la dificultad de referirlo a factores sociales”.

 

Efecto Werther Vs Efecto papageno

Es decir, en el 1928 ponen en duda la célebre afirmación de que publicar sobre el suicidio lleva a la imitación del suicidio (señalar que el libro que produjo el efecto Werther se publicó en 1774, traducido al español en 1835).

Cien años después se sigue discutiendo sobre la idoneidad de hablar o callar sobre el suicidio. Si bien cada vez con menos fuerza para los partidarios de acallarlo y con indicaciones de la OMS sobre cómo informar del suicidio.

-Dada la actual situación económica no deja de ser interesante que señalen (el año anterior al crack de 1929): “El factor económico es transcendental … Buena copia de suicidios hallan su origen, más que en catástrofes morales, en convulsiones Industriales y mercantiles.”

– En datos la estadística de 1838 arrojaba un 1,6 de suicidios por millón de habitantes ; en 1859 12,2 por millón, y en el promedio del periodo 1883-1900 sube a 27,61 por millón. Sobre el sexenio 1906-1911 cuando ya se recogían datos específicos refiere el máximo de suicidios consumados, cometidos por varones en el año 1909, representado por la cifra de 987. Las mujeres aportan su máximum de suicidios consumados el año 1910, con la cifra de 312. Sumando ambos máximos obtendríamos 1299 muertes por suicidio en una población de 19.990.669 (1910) es decir algo menos de 65 por millón. Actualmente de la tasa es algo menor, de 77, 9 por millón.

 

Las reflexiones de D. Mariano Ruíz-Funes

Reproduciré textualmente los últimos párrafos del capitulo escrito por D. Mariano Ruiz-Funes por que algunas de las reflexiones que escribe aún hay que repetirlas a la sociedad actual. Parece que estamos siempre cegados por la novedad y nos cuesta aprender de nuestros mayores. Si bien las ideas son “modernas” (en nuestra sociedad postmoderna el pensar que la cultura cura es ingenuo), creo que merece la pena una reflexión sobre ellas.

El suicidio no es un producto de la cobardía, ni una escuela de la miseria, ni la reflexión en el mundo exterior de una tara psiquiátrica, ni un capricho oscuro de la naturaleza, que proyecta, con sus modalidades meteorológicas, el disgusto de la vida sobre la víctima. No se produce el suicidio porque la lucha por la vida imponga esfuerzos dolorosos, ni porque estén insatisfechas necesidades legítimas, sino porque ignoramos o desconocemos el límite ético de esas necesidades y no sabemos dotar de una finalidad ideal a nuestros esfuerzos, embelleciéndolos con el sólo afán de lograrlos.

Las sociedades actuales no padecen una gran miseria económica, sino una alarmante miseria moral. Esa miseria moral habrá que combatirla creando un sentido elevado del deber; educando a la voluntad; dando a la inteligencia, y a su alto y generoso esfuerzo, el valor primario que le corresponde en los pueblos civiles, creando el sentido de la responsabilidad, exaltando el sentimiento de la tolerancia y el libre y legítimo ejercicio de todas las ideas, fomentando la solidaridad humana sobre la base de la ayuda mutua y del mutuo respeto y comprendiendo que el progreso es una relación de integración entre las más varias actividades individuales, que sólo se alcanza por la libertad y por la cultura.”

 

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