Archivo el noviembre 20, 2019

El autoconocimiento: el apasionante viaje hacia dentro de uno mismo

Tiempo de lectura: 2 minutos

En esta entrada en papageno.es reflexionaremos sobre la necesidad de autoconocimiento para acercarnos a una vida plena. El proceso de instrospección o la habilidad de reflexionar sobre nuestros pensamientos, emociones, estados de ánimo, actitudes, conductas… nos permite una mejor adaptación a nuestra realidad desde un conocimiento de nuestras fortalezas y debilidades.

El autoconocimiento es una «habilidad para la vida», la segunda que exponemos en nuestro blog (la anterior fue la empatía). Estas habilidades están dentro de las teorías postuladas por la Organización Mundial de la Salud y según este organismo son esenciales en la educación de nuestros niños y adolescentes.

 

«Conócete a ti mismo»  en griego «gnōthi seauton» es una de las frases filosóficas más famosas de la filosofía que parece haber estado escrita en el pronaos del templo que veneraba a Apolo en Delfos. Esta frase fue utilizada por los filósofos y especialmente por Sócrates para señalar la necesidad de conocerse a sí mismo, antes de emprender la respuesta a otras preguntas filosóficas.

 

Esta capacidad describe la habilidad que tenemos para evaluar de forma realista el conocimiento que tenemos sobre nosotros mismos. Aunque nuestra percepción pueda ser diferente, parece que podría ser que no nos conocemos tanto como imaginamos. 

Para entender este fenómeno,  Joseph Luft y Harry Ingham crearon «La ventana de JoHari» acrónimo de los nombres de ambos investigadores. Este modelo de la comunicación y análisis de las relaciones interpersonales, 
reflexiona sobre el flujo de información de como somos cada uno. Según esta teoría el conocimiento de uno mismo puede englobarse en cuatro zonas diferentes (abierta, oculta, ciega y desconocida). La información abierta es aquella que es conocida tanto por uno mismo, como por los demás y está formada por cosas evidentes u obvias que no nos cuesta transmitir. La oculta contiene asuntos de uno mismo que nosotros conocemos pero que nos reservamos y no comunicamos conscientemente y por lo tanto los demás no conocen. La zona ciega está compuesta por lo que los demás ven de nosotros, pero nosotros desconocemos y la desconocida por lo que no conocemos ni nosotros ni los demás.

Autoconocerse pasa por ampliar el área abierta hasta que sea nuestra parte dominante, aumentando la honestidad y mejorando las relaciones interpersonales.

Nuria Escarré destaca entre los beneficios del autoconocimiento la ayuda a tomar decisiones más acertadas, la obtención de información para orientarse a nivel profesional y una guía para entender nuestro interior en periodos de cambios. Además, según la autora, el autoconocimiento ayuda a descubrir las motivaciones, conductas y sentimientos y cómo mejorarlos, a obtener una hoja de ruta para alcanzar la mejor versión de uno mismo, a mejorar la autoestima, a conocer cómo nos ven los demás y a poder disfrutar de ser uno mismo.


PARA SABER MÁS

 

Cómo afrontar una adicción (I)

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Las adicciones son un importante factor de riesgo para las conductas suicidas. Con esta infografía, en papageno.es iniciamos una serie de 3 trabajos gráficos para asesorar a las personas que pueden sufrir una adicción a a sus familiares y amigos para afrontar adecuadamente los primeros pasos a la hora de encontrar ayuda para solucionar el problema. 

En este primer trabajo nos centramos en conceptos básicos en adicciones como la definición, los tipos de adicción, la descripción de las diferentes etapas hasta llegar a la adicción y consejos dirigidos a la adolescencia que pueden ayudar a padres y madres a prevenir las adicciones en sus hijos.


Más información

El suicidio en las prisiones españolas

Tiempo de lectura: < 1 minuto

Con esta infografía, iniciamos una serie de entradas con datos gráficos que resumen la realidad del suicidio en diferentes aspectos y entornos. 

El de hoy se dedica a la situación de la conducta suicida en centros penitenciarios españoles, una realidad que muchas veces pasa desapercibida y que necesita de medidas preventivas de urgencia.

El nivel democrático de un país también se mide a través del termómetro de la situación de sus centros penitenciarios y la calidad de vida de las personas privadas de libertad.

 

«Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán
orientadas hacia la reeducación y reinserción social…»
Constitución Española Artículo 25.2

Abre el primer grupo de apoyo al duelo para familiares y allegados de personas fallecidas por suicidio en la provincia de Cádiz

Tiempo de lectura: < 1 minuto

El próximo viernes 8 de noviembre a las 17:00 h dará inicio el primer grupo de apoyo al duelo para familiares y allegados que han perdido a alguien por suicidio. El grupo se desarrollará en la Fundación Municipal de la Mujer en la Plaza del Palillero de Cádiz y será dinamizado por profesionales voluntarios de papageno.es

La actividad, que cuenta con el apoyo del Plan Local de Salud de Cádiz, tiene como objetivo ofrecer un apoyo a las personas que sufren esta situación tanto a la hora de expresar emociones de forma libre y segura, como de encontrar recursos conjunto para afrontar la pérdida.

La OMS describe los Grupos de Ayuda Mutua como un instrumento útil para enfrentarse a este drama, que es la primera causa de mortalidad externa en España y supone una importante amenaza a la salud pública en nuestra provincia. 

El estigma produce en muchas ocasiones una doble victimización hacia los supervivientes que provoca una mayor dificultad para pasar esta dolorosa etapa caracterizada por una fuerte carga emocional. Los grupos contribuyen a la gestión emocional y ofrecen un apoyo importante para abordar este problema.

Para participar en el grupo se necesita solicitarlo previamente a través de nuestro WhatsApp: 633 169 129, por correo electrónico: prevención@papageno.es o a través de las redes sociales (Facebook: @papageno.es y Twitter: @EsPapageno).

 

 

La empatía como base de una vida adulta sana

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Con esta nueva entrada en nuestro blog iniciamos un ciclo para señalar aquellas capacidades englobadas en lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) denominó «Habilidades para la Vida». Este modelo integró competencias relacionadas con una mejor adaptación a la vida social adulta. Dentro de los programas en los colegios y las escuelas dedicados a formar a nuestros niños, adolescentes y jóvenes estaría indicado el aprendizaje de estas habilidades para prevenir problemas posteriores relacionados por ejemplo con el consumo de drogas, o en el caso que nos ocupa, las autolesiones o suicidios.

Hoy nos gustaría reflexionar sobre la empatía. Un concepto de moda que, sin embargo, no carece de dificultad en su definición. Un término del que todos hablamos, pero difícil de poner en práctica.

El término empatía proviene del término griego empátheia que puede ser traducido como «sentir dentro o emocionado» y define la competencia que engloba aspectos de nuestro pensamiento y nuestras emociones para llegar a comprender el universo emocional de otra persona. 

 

Ser empático es ver el mundo a través de los ojos del otro y no ver nuestro mundo reflejado en sus ojos

Carl Rogers

 

Edward Titchener, fundador junto a Wundt de la psicología estructuralista, fue el primer autor en utilizar este término como factor determinante en el campo del análisis psicológico. Observó en sus investigaciones que la falta de esta capacidad interfería de forma importante en su trabajo, sobre todo con el trato automatizado y exento de emociones que se solía tener con las personas que participaban en los estudios. Con el descubrimiento neurobiológico de las «neuronas espejo», que según los científicos permiten la conexión emocional entre personas, el término encontró su correlato neurológico.

La empatía es tan importante en la relación entre profesionales y personas tratadas, como en las relaciones humanas en general, permitiendo un entendimiento de las circunstancias de vidas ajenas. En nuestra vida, un nivel adecuado de comunicación empática nos beneficia tanto en las relaciones de pareja y familiares como en el entorno escolar y laboral, previene agresiones, nos acerca a otros y en general, tiene efectos positivos sobre la calidad de vida y la salud.

La persona con ideas suicidas entre otros sesgos de pensamiento valora inadecuadamente el impacto emocional de sus actos en otras personas. Frecuentemente se siente poco útil y prescindible y piensa que su acto será comprendido por las personas de su alrededor. Un grado adecuado de empatía les ayudaría a entender el sufrimiento que provocaría su pérdida. No solo que no se soluciona la situación, sino que se complica para el resto de personas que tendrán que lidiar con un duelo de lo más doloroso. 

A su vez, la empatía ayuda a las personas que acompañan a familiares o allegados con ideación suicida a entender su sufrimiento y a trabajar la ambivalencia que le mantienen en su decisión de morir o seguir viendo.

Por último. cabe destacar que la empatía también se aprende. Aunque hay persona que de forma innata puedan mostrar mayores capacidades, la empatía es entrenable con las debidas competencias de comunicación y habilidades sociales.


 PARA SABER MÁS

 

Locura ≠ violencia ≠ suicidio: La raíz del estigma

Tiempo de lectura: 5 minutos
Suicidio y estigma
Suicidio y estigma

 

Empiezo a escribir estas líneas pensando que seré incapaz de hilar varias experiencias que no vienen al caso y que me han mantenido cavilando sobre el poder que tiene el lenguaje para hacernos absolutamente infelices (o no).

 

Muchas veces no es tanto lo que nos pasa sino el cómo lo elabora nuestro pensamiento y cómo acabamos narrándolo a los demás y de las palabras que utilizamos para hacerlo. Esta reflexión trata sobre el uso de etiquetas para definirnos y su potencialidad en nuestra estigmatización como personas.

 

Hace poco, tuve la suerte de ser invitado a participar en un programa de radio con el nombre ‘Levántese de día, poniente de noche’  con motivo de informar sobre el inicio en el mes de noviembre de los grupos que papageno.es hará en Cádiz para familiares y allegados de personas fallecidas por suicidio (supervivientes). 

El programa de radio está desarrollado como una actividad de la Asociación de Familiares, Allegados y Personas con Enfermedad Mental (FAEM Cádiz) y allí tuve la suerte de conocer a Roberto Ferrer y a su equipo del que a pesar del poco tiempo que compartimos pude aprender mucho (sobre profesionalidad). Más o menos todo fue de forma hasta que el locutor me pilló desprevenido y me preguntó sobre qué pensaba sobre la locura. Debo confesar que improvisé… Siempre he tenido la capacidad congénita de meter la pata en mis intervenciones públicas y no era plan de que nadie se sintiera ofendido por mis palabras….

Así que este artículo se lo dedico a ellos y ellas…. Su gestación empezó ese día y soy un hombre de honor que siempre paga sus deudas (o no)…

 
Habla positivo, vive feliz

El lenguaje que usamos tiene un poder inmenso para construir nuestra vivencia que no siempre se ajusta a la realidad externa o que al menos no nos ayuda a aceptarla tal como es. Depende de las palabras que usemos o usen para definir nuestras experiencias así acabaremos sintiéndonos o haciendo sentir a los demás. 

Por ejemplo, en un programa de radio español de una cadena importante, el locutor narra una noticia sobre un presunto homicidio y finaliza la noticia con un lapidario: «Se especula con que el presunto parricida pueda sufrir una enfermedad mental». Más allá de la veracidad del hecho o especulación, este tipo de comentarios no sólo no añade nada a la noticia sino que contribuye profundamente al estigma que relaciona la enfermedad mental con la violencia y la delincuencia. Y es que el cerebro humano construye relaciones de causalidad simple para intentar entender lo que ocurre. Dos expresiones en una frase: «Parricidio» y «Enfermedad mental» y nuestro cerebro coloca automáticamente una como causa y otra como consecuencia independientemente de las intenciones del locutor. Y luego a generalizar…

Lo mismo pasa con el suicidio y con otros muchos términos estigmatizados que toman un sentido peyorativo y acaban siendo utilizados más que para definir una situación concreta, para «lanzarlos» rayando el insulto. La gente autodenominada «normal» prefiere atribuir estas «deformidades» a colectivos concretos para evitar afrontar que el «mal» puede también ser consecuencia de algo que todas las personas podemos llegar a hacer y que no es monopolio de nadie en concreto.

Observe, por ejemplo, la perversidad de una expresión que han hecho célebres algunos libros de autoayuda: Gente Tóxica. Por mi trabajo como psicólogo he visto un interés creciente de las personas a las que acompaño en su proceso de aprendizaje en detectar gente tóxica en su entorno para atribuirle la causalidad de lo malo que ocurre en su vida. Por el contrario nunca encontré a nadie que se autodefiniera como tóxica. Como si esa enigmática gente tóxica fuera de otra especie y nunca consultara con profesionales de la psicología o viviera en las alcantarillas de nuestras ciudades. Usted también puedes ser tóxico a veces (yo, seguro).

 

Los criterios diagnósticos definen trastornos, no personas

No somos diabéticos, suicidas, esquizofrénicos, amputados, discapacitados, locos, bipolares, límites, drogadictas, alcohólicos, ludópatas, depresivas, neuróticas, histéricas, down,… Somos personas. Si tienes la mala suerte de sufrir un trastorno, recuerda siempre que la etiqueta del trastorno define un conjunto de síntomas al que se le ha impuesto un nombre arbitrario. Esos términos no te definen a ti. No son tu nombre de pila, ni siquiera tu apellido.

Siente orgullo por ser lo que eres, no asumas ninguna etiqueta. Si lo deseas, tienes capacidad para cambiar lo malo que hay en ti y ser mejor. Acepta también tu parte negativa y vive siempre en la mejor versión de ti mismo.

 
Tu lenguaje te hace daño

Si asume una de esas etiquetas como leitmotiv en su vida, allá usted con las consecuencias. Mi trabajo como psicólogo me permitió conocer gente que a pesar de su sufrimiento no deja de ser maravillosa. Conozco historias de cientos de personas que en algún momento de mi carrera me confiaron parte de sus secretos y experiencias. Yo mismo he contado mi historia a otros profesionales cuando lo he necesitado (con bastante frecuencia por cierto). Este crisol de vivencias han condicionado en cierta forma el quién y cómo soy. Acabo cautivado por cada historia. Sin embargo hay algo, solo algo, que no me gusta oir.

Frecuentemente me encuentro con gente que vive obstinada en cumplir de forma exhaustiva con su etiqueta que han asumido como si pudiera predecir su futuro. Le atribuyen un poder de invencibilidad que las deja sumidas en la apatía y en la indefensión aprendida. Son personas que se autodefinen como feas, torpes, estorbos, inútiles o cosas aún peores. Como si en este mundo solo tuvieran cabida los que pretenden no serlo. Todos somos mortales. Bienvenidos al mundo real… Yo a veces, me siento feo, torpe, estorbo o inútil  otras veces útil, hábil e incluso guapo. Probablemente no sea ni una cosa ni la otra… o todo en conjunto.

 

La mal llamada «normalidad» es un espejismo de nuestro cerebro para alejar sus fantasmas. Créanme si les digo que en toda mi vida nunca encontré una sola persona «normal». Si bien todos tenían mucho en común, cada uno se caracterizó especialmente por sus diferencias.

Si usted se siente seguro dentro de su espejismo de normalidad, siga ahí…, pero yo he aprendido que la locura, la violencia, el suicidio no son patrimonio de nadie. Yo no soy normal, yo también debo estar loco. Quizás sea paradójico pero si se considera normal, a lo mejor es usted quien necesita ayuda profesional… Míreselo…

 

Hábleme bien de usted

Así que hágame un favor. Si un día tiene la buena o mala suerte de cruzarse conmigo y siente la necesidad de contarme su historia para que le acompañe en un tramo, no se le olvide hablarme también de lo bueno que tiene. Y cuando vea que se tiene que enfrentar a algo complicado, no me diga: «No puedo» (como mucho acepto un «no quiero»), ni tampoco que lo intentará, dígame que lo logrará.  No me diga que no vale nada, dígame lo que puede y desea aportarme…

 

Nosotros también le necesitamos. La vida sería mucho peor si usted nunca hubiera existido.

 



Daniel J. López Vega

Coordinador de www.papageno.es

Psicólogo General Sanitario. Máster en Intervención Psicológica en Contextos de Riesgo. Autor de «¿Todo por la Patria?». Experto Universitario de Estadística Aplicada a las Ciencias de la Salud (UNED). Responsable del Grupo de Conducta Suicida del Colegio de Psicología de Andalucía Occidental.

 

 

 

 

 

 

 

 

Variaciones estacionales de la conducta suicida en España.

Tiempo de lectura: 5 minutos
Variaciones estacionales del suicidio en España

Después de analizar durante años datos estadísticos sobre suicidios, llegué a algunas conclusiones que comparto con ustedes:

  1. Las entidades que publican esas estadísticas en España (INE, Sanidad y pocas más) son fuentes poco seguras para el análisis del suicidio.
  2. Cuanto más profundizo en los números, más complejo se vuelve el tema.
  3. Es cada vez más evidente que la complejidad del comportamiento humano junto con la multifactorialidad del fenómeno suicida hace casi imposible deducir los factores detonantes de forma aislada a partir de los grandes números.
  4. Los estudios estadísticos realizados en otros países no son directamente extrapolables a la población española.
  5. Las conclusiones extraídas a partir de los datos sobre muertes son mucho menos interesantes que las que podrían obtenerse de las inexistentes estadísticas sobre tentativas.

Aún así, no me desanimo y sigo rastreando los datos a modo de “estudio de la cábala”, en la confianza de que algún día me descubran la «piedra filosofal» que me ayude a entender esta parte de la naturaleza humana (sin estudiar psicología).

Ironías aparte, tras la lectura de algunas publicaciones que señalaban ciertas tendencias o ritmos estacionales en las muertes autoinfligidas y que encontraban explicación a las mismas por las horas de luz y su influencia en la producción de serotonina, me animé (una vez más) a refrendar las cifras para el caso español.

Si bien he acumulado datos estadísticos desde la década de los 70 en España, desglosado por Comunidades Autonómicas y he profundizado en el análisis de las series temporales (tendencias, correlaciones, desviaciones, etc.), aplicado a variables del tipo climatológico (horas de sol, temperaturas o precipitaciones), no creo necesario exponerlos en detalle, pues distraen del objetivo del presente artículo.

Entiendo que la visualización de los datos mediante gráficas puede resultar más interesante para quienes, desde diferentes profesiones, nos preocupamos en el estudio de las conductas suicidas. Hubiera sido provechoso haber dispuesto del desglose mensual por edades o por Comunidades Autónomas en todo el periodo 1980/2017, o datos referidos a medios empleados y meses pero, como tantos otros, no están disponibles en ninguna fuente que yo conozca.

Para los fanáticos del método, quiero especificar que he usado las series que proporciona el INE relativas a fallecimientos por causa de la muerte y de población residente en España, deduciendo las tasas de suicidio consumado a partir de ellas. Para presentar las variaciones estacionales he optado por deducir los coeficientes mensuales desde las medias de cada periodo/grupo y presentarlas en las clásicas gráficas de líneas sobre ejes cartesianos. Abcisas para los meses, ordenadas para el % de variación respecto de la media anual.

En cuanto a los elementos de comparación, he preferido centrarme en el comportamiento por género y las variaciones globales por décadas, desde los años 80 hasta nuestros días, así como una muestra del comportamiento por grupos de edad y las CCAAs con mayor población y/o suicidios.

La ventaja de exponer los resultados visualmente de forma más didáctica, frente a un enfoque más riguroso, es que nos permitirá interpretar los datos sin necesidad de conocimientos matemáticos y extraer conclusiones propias fácilmente.

Conclusiones

La primera y más rotunda es que existe un patrón estacional, que es significativo dada la magnitud de la muestra o su nivel de correlación y (aunque no pretendemos demostrarlo en este artículo) que es específico de cada grupo poblacional (háblese de zonas geográficas o de cualquier otra variable que podamos plantear).

La segunda es que, pese a las grandes diferencias del comportamiento suicida en base al género (tasas de tentativas, tasas de consumación o métodos empleados), las variaciones estacionales son claramente coincidentes entre hombres y mujeres en España.

 

La tercera, y no menos sorprendente, es que el comportamiento estacional es bastante fiel en el tiempo, observándose pocas diferencias entre lo que ocurría en la década de los 80 y la actualidad. Tanto es así, que hay mayores índices de correlación entre diferentes periodos temporales que, por ejemplo, entre diferentes grupos de edad o entre distintas regiones españolas.

 

La cuarta es que parecen confirmarse los estudios previos que señalaban que la llegada de los días largos eleva significativamente la tasa de suicidios: más del 10% por encima de la media en los meses de mayo, junio o julio y el fenómeno inverso para noviembre, diciembre o febrero. Si el factor desencadenante fuera la mayor tasa de serotonina, como señalan esos estudios, se da la aparente contradicción de que el alivio de los síntomas depresivos coincidiría con mayor prevalencia de conductas autolíticas. Un resultado que refuerza aquellas prevenciones del personal sanitario sobre el riesgo de suicidio en las personas que inician un tratamiento antidepresivo, posiblemente asociado a la disminución de inhibidores de la conducta como resultado de la medicación.

Quinta: El enfoque dado a los datos nos proporcionan tan solo una imagen de conjunto pero no ayuda a entender sus causas con fines preventivos. Se trata por tanto de un simple ejercicio indagatorio ante un fenómeno que, siendo la primera causa externa de muerte en España, resulta poco conocido por la población y que despierta aún menos interés en las autoridades sanitarias o a nuestros políticos en general.

 


Rogelio González Weiss

Criminólogo y analista. Representante de la Asociación Unificada de Guardias Civiles. Lleva a cabo estudios epidemiológicos sobre salud laboral y conductas suicidas en el ámbito de la Guardia Civil y general, para alertar del problema y para la adopción de políticas activas de prevención.

¿Tienes 40 segundos?

Tiempo de lectura: 2 minutos

 

Cada 40 segundos muere una persona en el mundo por suicidio, 800.000 muertes anuales que tú puedes contribuir a disminuir.

 

El suicidio no es un problema exclusivo de personas con problemas de salud mental, ni de grupos concretos. Si bien existen grupos de mayor vulnerabilidad, la conducta suicida nos afecta a todos y todas. Más de 10 personas mueren en España cada día por esta causa, siendo la principal causa de muerte externa en nuestro país. Se calcula que hay un número de 10 a 20 veces superior de intentos y que cada muerte afecta emocionalmente a 6 familiares o allegados.

Pero hay una buena noticia. En muchos casos el suicidio es prevenible. Comparte estos cuarenta segundos con nosotros aprendiendo los signos y señales de riesgo que pueden ayudarte a detectar personas en riesgo. Y sí eres tú la persona en riesgo, ¡Pide ayuda!.

 

¡Ayúdanos a difundirlo a través de las redes…!

 

SEÑALES VERBALES

  • Comentarios negativos sobre uno mismo: «Soy una molestia», «Nadie me echará de menos si me muero»

  • Comentarios negativos hacia el entorno: «No tengo a nadie», «Nadie me hace ningún caso», «No me puedo fiar de nadie»

  • Comentarios negativos hacia el futuro: «Esto nunca va acabar», «Cada vez estoy peor», «No hay remedio»

  • Hablar continuamente de la muerte: «Sólo quiero desaparecer y descansar»

  • Explicitar algo relativo al suicidio: De forma difusa, nombrando un método de suicidio específico, hablando de un plan concreto, o hablando de terceras personas que se suicidaron sin que venga al caso.

  • Despedirse de una manera poco habitual verbalmente o por escrito: «Gracias, me has ayudado mucho, pero no ha podido ser» 

 

SEÑALES NO VERBALES

  • Aislamiento. Ausencia de comunicación.

  • Consumo excesivo de alcohol o de drogas.

  • Conductas de riesgo en la conducción de vehículo o de otro tipo.

  • Repartir posesiones personales.

  • Arreglar temas relativos a la muerte: herencia, seguros de vida…

  • Cambios bruscos en el estado emocional y de conducta (irascibilidad, culpa, vergüenza, odio hacía sí mismo, DESESPERANZA).

  • Descuido de la higiene o del autocuidado.

  • Aparente tranquilidad después de una crisis depresiva: a veces cuando la persona se está recuperando de una crisis depresiva puede aumentar la posibilidad de aparición de conductas suicidas. La tranquilidad sería explicable porque la persona cree haber encontrado respuesta a su sufrimiento. 

  • Marca o heridas de dudosos origen que puedan ser provocadas por autolesiones.

PARA SABER MÁS

Guía de Prevención del Suicidio Comunidad de Madrid

Guía Valencia

Guía Andalucía

Suicidio en cuerpos policiales: el caso de la Guardia Civil

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ACCESO A LA NOTICIA Nº 243 de ctxt de fecha 16 de octubre de 2019

La periodista Brezo Criado ha publicado en el nº 243 de la Revista Contextos – «ctxt» un amplio e interesante artículo sobre el fenómeno del suicidio entre guardias civiles.

En él entrevista a afectados y afectadas, a responsables de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) y a otros profesionales para intentar profundizar entre las causas que provoca que este colectivo sea un grupo de riesgo.

Un artículo serio y documentado sobre una realidad, en muchos casos desconocida, que afecta a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y por el que la sociedad, los políticos y los medios de comunicación han mostrado en los últimos años un interés creciente.

Aún queda mucho camino por andar, solo la presión ejercida hacia el tema dejará de mantener el suicidio entre policías, militares y guardias civiles oculto en el terreno de lo moral para convertirlo en el problema de salud pública que es. 

ACCESO A LA NOTICIA COMPLETA

 

Comprueba cuánto sabes sobre el suicidio y sus mitos

Tiempo de lectura: < 1 minuto

 

TEST DE CONOCIMIENTOS SOBRE EL SUICIDIO Y SUS MITOS

Contesta al test para comprobar cuánto sabes sobre la conducta suicida y sus mitos y envía el test a dos contactos para sensibilizar sobre el suicidio como problema de salud pública. Si participas, podrás descargar gratuitamente el libro «¿Todo por la patria? Cultura organizacional, clima laboral y conducta suicida en la Guardia Civil»

 


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